Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un único deseo por Amelia_Badguy

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Un suspiro brotó de sus labios, mientras lentamente se levantaba de aquella tina que había sido su refugió en los últimos días, por decirlo de alguna forma. Desde que ese tonto alfa lo había dejado en aquella habitación, para que pasara su celo en soledad, habían pasado cuatro días.

Bueno al menos cuatro días para él, pues el saiyajin de cabello negro no tenía ni la más remota idea de que el tiempo pasaba de una manera distinta ahí, en aquella habitación, donde el primer día había sido simplemente horrible.

Sólo se había encerrado ahí, sin saber que podía esperar, claro que el hecho de que la temperatura bajara tanto en la noche fue algo bueno para su cuerpo, pues necesitaba aquello frío, aunque claro, había pasado la mayor parte del tiempo dentro de aquella tina, con agua demasiado helada, buscando que la temperatura de su cuerpo simplemente descendiera. Se decía que no necesitaba de un maldito alfa para pasar ese calor que lo agobió en demasía.

La gravedad no lo había afectado demasiado en realidad, era sólo -según sus cálculos- diez veces más que en la Tierra, por lo cual no tenía problema alguno en moverse.

Ese podía ser un buen lugar para entrenar, pero también había servido para pasar su maldito celo, pensó, pasando una mano por su cabello, que aun se sentía algo húmedo, pero era porque simplemente se había dado una ducha para sacar lo último de sudor y de aquel maldito lubricante que su cuerpo producía de una manera natural durante ese período de tiempo.

Se colocó sus pantalones, esos que había lavado cuando su celo había terminado, después de todo las malditas cosas estaban pegajosas y no iba a ponerse algo que olía de aquella forma, por eso se había tardado un día más en decidirse salir de aquel lugar, esperando que la maldita humana tuviera listo sus supresores.

.-.-.-.-.-.-.

Habían pasado apenas unos veinte minutos desde que Vegeta había ingresado a la habitación del tiempo, esa habitación donde un día equivalía a un año para aquel que estuviera dentro, por lo cual tres días era un periodo demasiado corto de tiempo para quienes estaban afuera de la habitación, siendo en este caso Goku, que miraba con curiosidad la puerta de madera, con Piccolo a su lado, que había buscado comprender la situación.

Tenían demasiado poca información sobre lo que era la raza de los saiyajin, salvó que era una raza guerrera y lo que les había comentado Vegeta cuando les explicó su condición, pero ninguno entendía del todo que era un omega, después de todo ese había sido el secreto de aquella raza que había visto su extinción casi total hace tantos años atrás.

Aunque el namekusei tenía una idea en su mente. Los saiyajin eran más animales en ese aspecto, por lo que él había podido apreciar en la misma naturaleza del planeta Tierra, se podía apreciar que un omega entraba en ese estado para reproducirse, con un alfa, como lo era Goku, pero Vegeta se negaba, por su orgullo, a aceptar esa condición, lo cual hablaba de lo terco que el hombre podía ser hasta con su propio cuerpo.

El sonido de la puerta al abrirse llamó la atención de los dos guerreros, que pudieron ver como el saiyajin más bajo salía con ese gesto serio que poseía, con la ropa que había entrado más arreglada.

— ¿Han esperado aquí cuatro días? — Preguntó simplemente, con su ceño fruncido, no quería mostrarse débil ni nada, pero aquella pregunta había aflorado de sus labios, que ese tonto alfa siguiera ahí, esperando por él.

— Para nosotros han pasado sólo unos veinte minutos, Vegeta — Le contestó aquel alfa que había sorprendido al omega, que había esperado que en su condición le hubiera saltado encima como si nada, marcando su piel, mordiendo donde estaba aquella glándula que hacía que sus hormonas y todo se alborotaran cada cuatro meses, pero no lo había hecho.

— Como sea, iré a ver que esa mujer terminara mis malditas pastillas — El omega no era un ser que agradecía las cosas, nunca lo había sido. Nunca había agradecido que Nappa lo cuidara o que bien le explicara su condición, era su deber después de todo, se decía, por lo cual no agradeció en esa ocasión, donde sin más comenzó a caminar para salir de ese lugar e ir con esa mujer tan vulgar.

Al ver como el omega iba a irse nuevamente, sin pensarlo Goku iba a ir tras él, pero fue la mano del namekusei que lo detuvo, observando por donde iba Vegeta sin más, buscando aquellas pastillas que tanto mencionaba, las cuales seguramente le quitaban ese estado en el cual entraba.

— Sí vas con él, pegado de aquella forma, sólo lograras que se enfade más — Le comentó, al ver la mirada curiosa de Goku, que de verdad no notaba las cosas. Piccolo suponía que el nombrado golpe que se había dado aquel bobo cuando niño le había quitado más de un instinto, menos el de querer ver si el omega se encontraba de buena manera. — Espera un poco antes de ir con Bulma.

Por primera vez Goku simplemente asintió, mirando por donde el omega, que ya tenía un olor más normal, se había ido.

.-.-.-.-.-.-.

— ¡¿Qué mierda significa eso?! — Gritó con fuerza, sin importarle lo mal que lo mirase aquella mujer. Estaba nuevamente en aquel maldito laboratorio, donde él había salido huyendo hace cuatro días para él, pero para esa humana simplemente habían pasado unas cuantas horas y ya, siendo que ya estaban arreglando el techo del lugar con gran rapidez.

— Significa que aunque puedo ver todos los ingredientes, hay algunos que en la Tierra simplemente no existen, Vegeta — Le comentó como si nada. No sabía aun para que eran aquellas pastillas, pero por la reacción que había tenido el hombre hace unas horas atrás suponía que de verdad eran algo importante, que ella, a pesar de ser un genio, simplemente no podía reproducir, pues no tenía esos elementos que hacían falta, algunos que nunca habían estado presentes en la naturaleza terrestre.

— Todo esto es tu maldita culpa — Le gruñó, queriendo atacar a esa maldita mujer entrometida que había arruinado al menos las pastillas que le servían para más de dos años, pero que ahora eran nada, sólo dos miserables pastillas que no le servirían para retrasar su celo ni nada de aquello.

Pero claro, atacar a esa maldita entrometida era difícil cuando el olor del alfa inundo la habitación, pues se había aparecido ahí como si nada con su maldita técnica, donde lo podría encontrar de manera tan fácil, cosa que hacía que gruñera cada vez más, enojado por toda la maldita situación.

— Vegeta, no deberías desquitarte con Bulma por esas cosas que pasan — Esa sonrisa tan despreocupada que el alfa tenía se instaló en su rostro, viendo a aquel omega que cada vez tenía una vena más marcada en su frente. — Además si eso te vuelve a ocurrir, hable con Kami-sama y puedes pasar ese tiempo en la habitación del tiempo, no les es problema.

Goku había tenido que hablar con Kami-sama, más que nada había hablado Piccolo, comentando que era necesario tener al omega en la habitación durante esos periodos de tiempo, siendo que la razón era porque no sabían que podía ocurrir si alguno de los saiyajin estaba expuesto al otro durante ese tiempo, al menos durante los tres días que al parecer duraba todo.

— Eso es sólo una solución mediocre, no es de mi maldito agrado entrar en ese estado — Le gruñó con fuerza, mirando a aquel alfa, aunque su lógica le decía que era una buena idea, quedarse en esa habitación para pasar ese maldito periodo de su vida no sonaba tan mal, pero claro, no le gustaba pedir ayuda ni nada, aunque por esa vez incluso su orgullo le decía que debía aceptar.

Gruñendo simplemente se fue a la habitación que aquella humana le había dado en aquella casa, buscando cambiarse de ropa de una vez por todas, para irse a entrenar a la nave que estaba en el patio de aquella propiedad para descargar su enojo.

— ¿De qué estado habla? — Le preguntó curiosa Bulma a Goku una vez que se quedaron solos en el laboratorio, pero el alfa simplemente se encogió de hombros, como si nada, dando esa sonrisa boba que tenía cuando mentía o bien cuando no quería dar toda la información que tenía, porque después de todo aun no sabía mentir bien.

— Sólo son cosa de él — Contestó restando importancia. Debía volver a su casa, siendo que pensó en ofrecerle a Vegeta la casa en la montaña Pao. Pues al menos ahí no tendría a quien dañar y Bulma no tendría que cargar con el mal genio del saiyajin.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).