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Un único deseo por Amelia_Badguy

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— ¿De verdad crees que con esa ropa no te van a reconocer? — La pregunta brotó de los labios de un pequeño niño, que no tendría más de seis años en realidad, que estaba sentado en la mesa de su casa, con su cabecita sujeta de su mano, mirando a quién era su hermano mayor, que vestía con un traje que en su opinión era ridículo, pero su hermano se veía feliz con él.

Aquel pequeño niño tenía el cabello de un color negruzco, como la noche, además de tenerlo en punta, como lo tenía su padre, siendo que únicamente miró a su hermano, moviendo su cola de allá para acá, jugando con un lápiz. Su hermano siempre iba a casa a enseñarle a leer y a escribir, después de todo su padre siempre decía que tenía que aprender esas cosas para no ser tan bobo como su papá.

— ¡Pues claro que no, es un disfraz! — Le dijo como si fuera lógico a aquel pequeño niño que sólo lo miraba con cierta curiosidad por lo del disfraz.

— No entiendo por qué usarás un disfraz si quieres participar en el torneo, Gohan — Dejó el lápiz en la mesa, para mirar a su hermano, que estaba vestido, según le había dicho, del Gran Saiyaman o algo así, no le había prestado demasiada atención en realidad.

— ¡Porque si ven lo fuerte que soy en la escuela me trataran raro, Amarant, ya te lo he dicho! — Intentó explicarle a su hermanito que únicamente se levantó de la silla para ir al refrigerador y sacar un poco de leche para beber, mientras lo observaba, como si aún no estuviera demasiado convencido de lo que le decía Gohan.

— Bueno mis papás y yo también iremos al torneo, padre dice que me hará bien entrenar con alguien más que no sean ellos — Comentó como si nada observando cómo su hermano se sorprendía un poco — Además de que padre quiere ganar el dinero del premio, así que presiento que irá con todo a luchar, aunque será divertido, irán Krillin, Piccolo, tú, no serán sólo luchas aburridas.

Bebió de su leche, observando cómo su hermano lucía bastante sorprendido en realidad por lo que estaba diciendo, es decir, él mismo les había dicho del torneo, era normal que sus padres fueran a participar, por lo que no veía lo raro de la situación.

— Vaya, deberé entrenar más si esta Vegeta y papá — Dijo mientras rascaba su mejilla, pero únicamente oprimió el botón para quitarse su traje, quedando con su ropa de instituto para sentarse en la silla — Sigamos con la lección, Amarant

— Sí, Gohan

— Vamos Vegeta, no hay que entrenar tanto para el torneo, el final quedara entre alguno de los dos — Le comentó sentado en el suelo viendo como el hombre que era su omega estaba viendo que podía pescar.

Los años juntos habían pasado, siendo que habían tenido al pequeño Amarant, que la mayoría del tiempo entrenaba con ellos, cuando Gohan no le dejaba deberes o algo así. La verdad era que Vegeta se preocupaba mucho del pequeño niño de ambos, ese pequeño niño que había resultado ser un beta.

Sabía que Vegeta se había tranquilizado con aquello, con que su niño fuera simplemente un beta, debido a que no tendría que sufrir de sus ciclos de celos y no tener a nadie con quién unirse, debido a que no habían más alfas saiyajin en el universo.

A él le gustaba pasar tiempo con su pequeño niño, era realmente agradable estar con él, siendo que sin notarlo estaba siendo mejor padre que lo que había sido con Gohan, quizás era porque también Vegeta le servía como una guía en aquello, que le explicaba las cosas y las necesidades del pequeño, con quién podía jugar horas, hasta que tenían que ir a cenar o ir a bañarse.

— Quiero demostrar que te puedo ganar, Kakarotto — Comentó como si nada mirando al hombre que estaba ahí sentado como si nada. Ese idiota alfa, pensó, ese alfa con quién había unido su vida y había tenido un bebé.

El hecho de que quedara embarazado en realidad costo un poco, después de todo paso la mayor parte de su vida consumiendo supresores para sus celos, que había afectado la posibilidad de concebir un hijo, aunque eso nunca se lo había mencionado al alfa, que en realidad era tan idiota que ni siquiera había esperado volver a su padre nuevamente.

Esos nueve de embarazo fueron algo realmente atroz para él, por el hecho de no poder entrenar y por ver a aquel tonto alfa que intentaba complacerlo en todo, cómo si él no pudiera valerse por sí mismo en realidad —aunque su lógica siempre le había dicho que era normal que un alfa reaccionara así al tener a su pareja unida esperando una cría—.

— Pero no podemos pelear enserio ahí y lo sabes, Vegeta — Le comentó como si fuera lo más normal en realidad, pero únicamente le sonrió al hombre que había terminado por pescar un pez en realidad grande.

— Sólo cállate y ayúdame a llevar la comida a casa, Kakarotto, Amarant espera — Sabía bien que nunca podrían volver a pelear en serio por ese cariño que se tenían, por esa relación y ese enlace que compartían.

Sonrió con suavidad sin poder evitarlo mientras veía a sus amigos reunidos. Se habían puesto de acuerdo, gracias a Gohan, de ir al torneo de las artes marciales, debido a que Videl —la mejor amiga de aquel saiyajin— le había comentado que participaría y que él debía hacerlo también, además serviría para una distracción para todos.

Aquello le recordaba los torneos en que habían participado en antaño, donde sus amigos luchaban de una manera espectacular, aunque donde en más de una ocasión se habían visto envueltos en líos, como con Piccolo por ejemplo o cuando Goku se transformo en un mono gigante.

Ahora la historia era de cierta forma distinta, pues Gohan andaba con aquel disfraz que ella le había hecho, Krillin reía de una manera boba con su pequeña hija y con su esposa —la cual también había resultado ser una luchadora realmente fuerte y que iba por el premio, después de todo era realmente algo tentador, aunque como ella era dueña de la corporación Capsula aquello no le importaba demasiado— y Goku... bueno Goku andaba en la feria que se realizaba, jugando con el pequeño Amarant, siendo seguidos siempre por Vegeta, que veía que ambos estuvieran bien.

Sí le hubieran dicho cuando conoció a Vegeta que el hombre terminaría teniendo un bebé de su mejor amigo y además formando una familia con él, los hubiera tachado de locos en realidad, pero aunque muchos no lo vieran o encontraran aún algo extraña aquella situación, ella podía ver qué era lo que los unía.

Los últimos de su clase y especie en realidad, dos almas que amaban luchar y su libertad más que nada, estando juntos realmente se sentían confiados entre sí, realmente nada podía separarlos.

— ¿Estás listo para luchar? — Le preguntó con suavidad a su pequeño hijo mientras le amarraba el cinturón de su traje de batalla, que era similar al de Kakarotto en realidad, siendo que miró a su hijo con atención. El niño estaba más aterrado de ver tanta gente junta más que de las batallas y lo comprendía, pues después de crecer en las montañas viendo a pocas personas a su alrededor, estar frente a una multitud tan grande lo hacía ponerse nervioso, aunque el pequeño tenía su ceño fruncido.

— Sí padre, lo haré bien — Le comentó con una pequeña sonrisa. Había sido una sorpresa para ellos que el pequeño no pudiera participar en la sección de adultos, después de todo Kakarotto había participado ahí siendo un niño también, pero al parecer habían cambiado las reglas o alguna estupidez así.

— Recuerda no golpear demasiado fuerte, Amarant — Kakarotto también se puso a la altura de su hijo, sonriendo, mientras le daba un pequeño beso en la frente al niño, que sintió sus mejillas sonrojarse ante el trato que le estaban dando sus padres en aquel momento.

— ¡L-Lo haré bien! — Dijo avergonzado, pero únicamente les sonrió a ambos. — ¿Después podemos seguir en la feria del torneo? estaba divertido

— Claro que sí — Dijo el alfa con una sonrisa, para ver como su niño daba un pequeño brinquito alegre, para despedirse de ellos e ir cuando escuchó su nombre.

— Ganará demasiado fácil — Comentó el omega, tomando sus cosas para ir a guardarlas, debían ir a la clasificación de los adultos, una prueba realmente tonta en realidad, por lo que simplemente camino siendo seguido por el alfa, que movía su cola de allá para acá.

Con el tiempo juntos y después de haber formado su unión como un alfa y un omega, a ambos le habían crecido sus colas nuevamente, algo que había sido beneficioso para sus poderes y además para otras actividades que tenían.

— Pero al menos se ha divertido en la feria — Le dijo con una sonrisa mientras caminaba al lado de su omega. A veces sus colas se entrelazaban sin siquiera notarlo y la gente los solía mirar por aquello, pero no era algo que les importara.

Ellos no eran hombres de palabras, sino de gestos, de contacto físico, siempre estaban juntos, siempre se apoyaban el uno en el otro sin siquiera notarlo en realidad, una relación que se había dado por lo bien que se sentían juntos y de verdad se veía algo difícil de eliminar.

Es verdad que él había ido a la Tierra, teniendo en su mente su deseo, un único deseo, pero había logrado mucho más que aquello. Se había vuelto lo más fuerte que cualquiera se pudiera imaginar, había formado una unión y tenía un pequeño niño que eran sus ojos en realidad.

No había obtenido lo que había deseado, pero había ganado mucho más realmente, pensó mientras estaba ahí parado al lado de su alfa, apoyado en él sin siquiera notarlo, escuchando como el alfa hablaba con sus amigos sobre la clasificación y como no usarían demasiada fuerza para no llamar la atención, aunque no era algo que le importara, pensó con los brazos cruzados sobre su pecho, con su cola entrelazada con la del alfa.

Después de todo el era el príncipe de los saiyajin y no ocultaría su poder a unos idiotas.


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