Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Agridulce por Lunatico

[Reviews - 22]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Holi, sé que tardé un pokiz pero es que aksbsksjsbs he estado escribiendo la segunda temporada de Agridulce, :v también he hecho dibujos. He mejorado, bastante.

Cambié mucho este cap, borré completamente el momento y lo volví a escribir, la versión anterior estuvo muy apresurada y trate de hacerla un poco más suave y fantasiosa, más dulce sin caer en lo cursi, si les soy sincero ya no tolero lo cursi. Es ugh xD

En fin, espero les guste y les agradecería bastante si lo recomiendan, nee Gracias a los que comentan :) me anima mucho eso.
El miércoles pasó rápido, y cuando me di cuenta ya era de noche. Romeo me había visitado un día anterior, pero en la tarde me había llamado para decirme que no podría venir a mi casa, que su mamá lo había regañado por no avisar a dónde iba el día anterior. Su voz sonaba como a decepción pero no quise tomarle mucha importancia, tenía tarea que hacer y ya era tarde como para ponerme a pensar en especulaciones mías.

Mi mamá llegó a las 10 de la noche junto con mis hermanas, mi papá seguía de viaje así que esa noche no estaría para cenar con nosotros. Mi mamá siempre había odiado la cocina, a mi me gustaba pero no se me daba bien, mi hermana Gretel no la creía necesaria, solía aguantarse el hambre hasta que alguien le hiciera de comer y mi hermana Anel era una experta. Habían traído comida de fuera, así que nos sentamos a comer, hacía un poco de frío ya que no hacía mucho que se había quitado la lluvia, estábamos comiendo y platicando de cómo había estado el día de cada uno, a Anel le gustaba hablar demasiado, y yo era igual, a Gretel le gustaba más reservarse sus cosas y mi mamá era muy conservadora, así que aunque estuviéramos en familia no nos sentíamos en confianza de expresarnos o conversar a cerca de nuestros problemas, cada uno trataba de mantenerse al margen de las situaciones de los demás, yo me llevaba muy bien con Gretel, desde que Anel se había ido a otra ciudad por trabajo, ella y yo nos habíamos acercado bastante, ella era reservada pero siempre estaba ahí para mí, me escuchaba cuando no podía contarle las cosas a mi Mamá, incluso si quería salir sin permiso y no tenía dinero ella me daba para divertirme, no querían que pasará por las restricciones que ellas pasaron.

-Mamá- hablé- mañana tengo una salida, ya habías firmado el permiso, sólo quiero que me des más dinero.

-¿Ah?- la tomé por sorpresa.

-¿A dónde vas a ir?- preguntó Anel.

-Al colegio Italia, nos van a llevar a un círculo de lectura.

-Y ¿Por qué estas pidiendo más dinero?- dijo Anel con un tono de voz molesto.

-Pues, porque, creo yo que la comida va a estar más cara, es un colegio.

-Déjalo ya Anel- dijo Gretel.

-¿Cuánto quieres?- pregunto mi mamá.

-Quería ver si me podías dar 100 pesos más- dije yo con la cabeza agachada.

-¿100 pesos?- dijo Anel- mejor lleva comida de la casa.

-Como si hubiera- dijo Gretel.

-Hay para hacer- se defendió Anel.

-Y ¿quién me va a hacer el desayuno?- dije desafiante.

-¡Ya!- dijo mi mamá- no pues no me acordaba que saldrías mañana así que no retire del cajero, Gretel, ¿no me puedes prestar 100 pesos y te los pago ahora que retire?

-Sí- sacó de su bolsa su cartera y me dio el dinero a mí- úsalo bien.

-Sí, sólo compraré comida- sonreí.

-Bien pues dicho esto, ya hay que dormir, yo trabajé mucho hoy, tenemos una campaña grandiosa- Mamá era publicista- y ustedes también tienen que trabajar mañana.

-No, yo no- dijo Gretel- yo mañana descanso- genial pensé, me gustaba estar con Gret.

-Yo me voy a quedar a ver la tele un rato- dijo Anel- suban a dormir yo como quiero mañana sólo tengo que ir en la tarde a checar unas cuantas cosas de un caso- Anel era abogada.

-Yo me voy a dormir también-dijo Gretel. Ella y mi mamá subieron a su cuarto. Una vez que me quede solo con Anel me atreví a pedirle lo que tenía pensado.

-Amm, Ane, ¿me podrías cortar el pelo?- mencione las palabras que nunca debí haber dicho. A Anel le encantaba cortar el pelo, en general todo lo que abarcara cuidado facial, peinados y maquillaje.

-Claro que sí- dijo con una sonrisa que daba miedo- déjame ir por mis cosas.

-Espera, sólo quiero que me lo cortes con tijera- premedité lo siguiente- quiero que me lo degrafiles- por suerte mi mamá ya se había ido, ella era demasiado estricta y escuchar que me cortaría el pelo de una manera que regularmente es usada por las mujeres la enfurecería.

-Ok, bueno, iré por las tijeras y por la manta para cubrirte, ¿ya te bañaste?

-Nop, estaba esperando a que me cortaras el pelo- sonreí.

-Wow que seguro estabas de que te diría que sí- le guiñe el ojo. Ella subió a su habitación, yo me quede viendo en un espejo que teníamos en la sala, vi mi pelo largo y sin forma, lo único que me gustaba de este era el color y la facilidad con la que se alborotaba. Después de haber visto la serie musical de la cual me había vuelto adicto, me enamoré del personaje del que Romeo me había dicho que me parecía, tenía el pelo como yo, sólo que castaño, del mismo lacio extremo y se hacía un fleco del lado derecho, según mi mamá mi fleco debería ir hacia el lado izquierdo pero realmente eso no me importaba, quería verme bien por primera vez en mi vida, Romeo me había dicho que me cortara el pelo degrafilado y le haría caso, quería verme bien porque pensaba que así cuadraría mejor con él.

Mi hermana llego de su cuarto y me sentó en una silla alta que teníamos en la cocina, de ese tipo de sillas que usas para comer en una barra. Empezamos a platicar de cosas sin sentido, hace mucho que no platicaba así con ella, me contó que estaba al mando de un caso de divorcio en el cual la pareja se había casado por bienes mancomunados y que ahora se peleaban porque no querían repartir sus pertenencias. Escuchar esas cosas era algo deprimente y a la vez bueno, ya que gracias a eso decidí que si en un futuro llegara a casarme lo haría por bienes separados, por alguna razón al pensar en matrimonio la imagen de Romeo se me vino a la cabeza. Cuando mi hermana estaba a punto de cortarme el copete, le dije que me hiciera un fleco, que no estuviera demasiado largo. Y así lo hizo me llegaba a las cejas. Después de esto mi hermana se fue a bañar para limpiarse el cabello y yo hice lo mismo, cada uno tenía su propio baño así que no había problema.

Me di un baño reconfortante, ya que tenía bañera la prepare, antes me lave el pelo con champú y me puse acondicionador para dejarlo actuar el tiempo en el que estuviera en la tina, prepare una mezcla de baño que había comprado mi mamá e insistía en que la usáramos, era de rosas, tenía que acabármelos de una vez ya que tenía como 15 que mi mamá había comprado y no los usaba así que se acumulaban.

Fue el baño más relajante que me había dado, la espuma me cubría completo. Me percaté de que ya era tarde cuando me di cuenta de que me había convertido en una pasa, me enjuague el jabón y salí a cambiarme, olía demasiado a rosas, lo cual me perturbaba, me puse la playera de Romeo ya que estaba calentita y me quedé en bóxers, me arropé en la cama y me hice un ovillo, programe mi celular para que sonara a las 5:30 y caí rendido.

A otro día me levanté no de muy buena gana, puse a cargar mi celular y me di otro baño como el de la noche anterior. Me mire en el espejo y me sequé el pelo con una secadora que había tomado del cuarto de mi hermana, ya que no me gustaba tener el pelo mojado, me pasé el peine por la cabeza y me encanto peinarme el fleco nuevo en mi cabeza, por alguna razón mi aspecto me importaba demasiado esa mañana.

Eran las 6:40 y yo estaba esperando a que llegara Romeo, nunca se lo había presentado a mi mamá así que no sabía si subiría a mi casa o me llamaría. Escuché un chiflido que venía de la calle y por alguna razón salí a ver. Era Romeo, me estaba esperando enfrente de mi casa, le grité que subiera pero me dijo que me esperaría. Al bajar estaba sentado en la banqueta del otro lado de la calle.

Crucé la calle para encontrarme con él y lo detallé detenidamente, estaba radiante, con su sonrisa de comercial de televisión y su mirada penetrante, agito la mano saludándome.

-Buenos días- me dijo con una sonrisa demasiado deslumbrante.

-B-buenos días- conteste apenado- dijiste que pasarías a las 6:30, son las 6:45- hice un puchero.

-Qué lindo puchero- me dijo- nunca me habías hecho uno, oye- hizo una cara como si hubiera reaccionado ante algo- ¿A qué hueles?- dije acercándose a mi cuello- ¿Rosas?- aspiró mi piel, mi cara ardía- y mira, te cortaste el pelo y cambiaste tu peinado- dijo mientras me acariciaba la cabeza- si no tuviéramos que irnos ya, te comería aquí mismo.- mi corazón latió con fuerza y mi cara ardió a un más.

-N-no d-digas es-sas c-cosas- bajó a la altura de mi cuello y lo lamió. Mis piernas se derritieron y el lo notó lo cual me causó una gran vergüenza- m-mej-jor va-vamonos y-ya.

-Sólo porque me lo dices de esa manera no te haré nada- empezamos a caminar hacia el lugar que habíamos acordado sería nuestro punto de encuentro con los demás. En el camino me iba preguntando el porqué de mi cambio de imagen, yo sólo le conteste; que ya era tiempo de algo nuevo.

Al llegar, todos se nos quedaban viendo raro, pensé que era por el hecho de haber llegado juntos pero entonces le pregunté a Romeo quien había arrugado el entrecejo, me había dicho que era por mi cambio, y me había regañado por haberme cambiado el look ese día que nos veríamos las caras con el urbanero morboso.

-Wow Ángel - me dijo Selena- te ves, te ves realmente bien- me sonrojé y estaba feliz en mi interior, Selena me había dicho que me veía bien.

-Ángel , hoy si te bañaste- me dijo Beto un poco sonrojado. Reí internamente- te queda bien tu corte- Romeo se tensó y me paso un brazo por los hombros.

-Nada del otro mundo Beto, sólo me corte el pelo, lo hago todo el tiempo.

-Hoy te ves, no sé, adorable- dijo Beto- niña- Romeo me apretó más.

-Lo arruinaste con lo último imbécil.

-Pues yo no tengo la culpa, sólo las mujeres son adorables.

-Pues pudiste decir algo como "guapo".

-¿Tú? ¿Guapo? Jajajajajaja, no me hagas reír Ángel , guapos los hombres, como tu macho, ese que me está viendo feo por estar platicando con su mujer.

-Deja de decir tonterías Beto.

-¿Tonterías? Pero si es cierto, míralo me está matando con la mirada- Beto no hablaba con rodeos.

-Ya dejen de pelear por quien cela a quien- dijo la maestra trayéndonos a todos a la realidad- ya súbanse al camión que si no se nos va a hacer tarde.

Me quedé pensando sobre lo que había dicho Beto; de que Romeo estaba celoso y quise comprobarlo. Al subir Romeo me dijo que me sentara con el pero yo le dije que me quería sentar con Beto, el tronó la lengua y miró feo a Beto, después me dijo que si el Urbanero me hacía algo no sería su culpa, me dio la espalda y se sentó hasta atrás. Me moría de las ganas por ver más reacciones como esas, me gustaba pensar que estaba celoso.

Le dije a Beto que nos sentáramos juntos, el accedió y nos sentamos en los asientos que estaban adelante del de Romeo, Ginny iba sentada con Gloria y Selena con Rob. Me senté y al momento en el que el camión empezó a andar un sueño invadió mi cuerpo, así que me recargue en el hombro de Beto, este chisteo pero no me dijo nada más, nadie nos miraba raro ya que yo siempre decía que Beto era mi hermano, volteé a ver a Romeo y tenía el seño fruncido viéndonos, cuando nuestras miradas se toparon tronó la boca y volteo la cara. Sonreí con malicia.

Para mi desgracia no pude dormir. En todo el camino Beto iba burlándose de todos, y todo lo que veía de afuera, así que yo no podía parar de reír. De vez en cuando volteaba a ver a Romeo quien sólo se mantenía mirando a través de la ventana. El sol que apenas comenzaba a salir era tenue y le daba directo en la cara lo que provocaba que sus facciones resaltaran, su pelo se veía más negro, sus pestañas más largas y su cara se veía más atractiva, no pude evitar sonrojarme y él lo notó y sólo sonrió.

Al llegar al colegio Italia, Romeo me jaló del cuello de la camisa y me hizo esperar a que todos se adelantaran para irnos juntos.

La escuela era impresionante, tenía 4 edificios que formaban un cuadrado, en medio de ellos había una cancha, detrás de los edificios estaba la cafetería que tenía murales con las imágenes de varíos artistas.

El auditorio estaba en la azotea de uno de los edificios, las sillas eran acolchonadas y el aire acondicionado estaba demasiado alto. Al llegar nos sentamos en las última dos filas, en mi fila estaban Gloria, Ginny, Beto, Romeo y Yo, y otras personas que no conocía, en la fila de atrás estaban los demás.

El evento comenzó como todos los demás, empezaron con una introducción, después de esto siguió el nombramiento de las personas con altos rangos en el gobierno y la sociedad que no puede faltar en un evento.

Una mujer, gordita, de baja estatura y con una falda a juego con un saco negro comenzó a hablar, su voz sonaba a alguien que consigue subir adulando a los demás. Primero nos contó la historia de una maestra de preescolar que enseñaba a los niños a leer desde sus tres años contándoles cuentos de hadas y cosas por el estilo, lo peculiar de esta maestra, recalcó la presentadora, es que formaba grupos de cuentistas, les enseñaba a sus alumnos a darle una correcta entonación a sus cuentos, incluso, los vestía como a los personajes de ellos.

La mujer llamó a otra mujer al escenario. La nueva mujer era corpulenta, venía con un vestido azul con cola y holanes en ella, con una peluca blanca y peinada hacía arriba, que me hizo recordar a las mujeres de la época del barroco que hace poco habíamos visto en la clase de español, por delante llevaba corsé afín al vestido azul satinado, no se le veían los pies pero apostaba que traía tacones, usaba guantes del mismo color que el vestido y en la mano derecha tenía un antifaz de color dorado con plumas y lentejuelas.

-¡LADY GAGA!- dije en voz baja. Fue lo primero que se me vino a la mente.

-Jajajaja-río Romeo.

-Jajajaja estas pendejo- dijo Beto.

-No mam, jajaja te pasas Angi- dijo Ginny.

-La envidia que no te aguantas- dijo Gloria.

-Se parece a ti Gloria- dijo Beto.

-Jodete Beto, déjame en paz por una vez en tu vida.

-Sí pues Beto, tu siempre estas molestando a Gloria, no será que te gusta- Ginny salió en defensa de su mejor amiga.

-Siempre tienen que salir con sus mamadas- dijo Beto molesto.

-Tú fuiste quien empezó, ahora aguántate Alberto- Grave error, Beto había hecho enojar a Ginny.

-Pero tú te metiste en la conversación Ginny- dije yo en voz baja.

-A ti nadie te hablo, deja de meterte en lo que no te importa, les gusta hacer pero no les gusta que les hagan, son unos pendejos que no sirven de nada.

-¿Perdón? - dijo Beto- eso lo serás tú.

A Ginny esto no pareció gustarle así que le dio una cachetada a Beto, Gloria sólo sonrío, yo me moría del coraje porque el problema había sido con Gloria, Ginny no tenía porque meterse, Beto se levanto del lugar y nos pidió que nos recorriéramos para separarnos de las dos, y así hicimos.

-No le tomes importancia-me dijo Romeo un momento después.

-Si no te preocupes ya estoy acostumbrado a este tipo de situaciones, pero me da coraje como Ginny se siente con derecho de tratarnos mal y pegarnos sólo por ser mujer.

-Pues que se le va a hacer-Bostecé- ¿Tienes sueño?

-Sí, ayer me dormí tarde y hoy me levante más temprano de lo normal, además el aire acondicionado está muy alto y me está dando frio.

Romeo levanto el descansa brazos que dividía nuestras sillas y me pasó el hombro por la espalda atrayéndome más hacia él.

-Mira así ya arreglamos un poco el problema del frío ¿no crees?- me sonrío, yo por mi parte me sonrojé y asentí.

El resto de la mañana fue aburrida, no tenía la intención de prestar atención a lo que hacían o decían los que estaban en el escenario. Estaba recargado en el hombro de Romeo y el tenía su cabeza recargada en la mía. La presentadora había anunciado que tendríamos un intermedio para ir a comer, ante esto di brincos de felicidad en mi interior, quería estirarme un poco.

Al llegar a la cafetería vimos que había una cola inmensa en una cabina donde te daban fichas para pedir tu comida en una caja. Me forme en la fila y Romeo se paró a mi lado.

-Yo quiero una hamburguesa- le dije a la persona que estaba dentro de la cabina, no sabía si era hombre o mujer ya que la cabina estaba cubierta por un espejo y solo estaba un espacio lo suficientemente grande para meter el dinero. La persona me cobró 30 pesos- ¿tú no vas a comer nada Romeo?- esté se sonrojó.

-No, yo no traigo mucho dinero- me respondió con la cabeza agachada y sentí un poco de lástima por él.

-Mejor que sean dos- Saqué mi billete y se lo pase a la persona por la rendija para el dinero. En sí el haberle pedido más dinero a mi mamá era porque presentía que Romeo no llevaría el suficiente y no quería que se quedara con hambre.

-No tienes porque hacerlo- me dijo Romeo todo rojo.

-Sólo acéptalo, como pago por soportarme una noche en la que actué como un verdadero cobarde- me sonrojé al recordar esa noche en la que Romeo se quedo a dormir conmigo.

-Pero eso yo lo hice de todo corazón.

-Acéptalo- le dije con tono autoritario.

-Ok- dijo resignado.

Después de pedir las fichas pasamos a recoger las hamburguesas. Estas estaban realmente grandes e incluían papas fritas. Compre una malteada de fresa y pedí dos popotes, le pregunte a Romeo si le importaba compartir popote conmigo, el me dijo que no.

Fuimos a la azotea donde estaba el auditorio y comimos de tras de este.

-Gracias por el almuerzo- no paraba de decirlo desde que salimos de la cafetería, ya me tenía harto- en serio, te juro que te lo pagaré- arqueé una ceja.

-¿Te estoy cobrando algo? Yo nunca te pedí que me lo pagaras, yo te lo invite de buen corazón.

-No tenías por que hacerlo.

-Eres mi amigo.-le sonreí. El me abrazó.

-Gracias, por considerarme un amigo, y gracias por estar conmigo- me miró con ternura.

-Cállate y come- le corte.

-Que malo eres conmigo Angi- hizo un puchero.

-Romeo te ves lindo cuando haces pucheros- me maldije mentalmente por decirlo en voz alta- ¿lo dije en voz alta?- pregunté demasiado sonrojado, le di un trago a la malteada para ignorar el momento.

Nos concentramos en devorar las hamburguesas, cuando ya no quedaba rastro de estas tomamos de la malteada como si no hubiera mañana, pero no nos la acabamos. Al final nos fuimos a recargar al barandal que daba seguridad a la azotea.

-Sabes, empiezo a creer que la comida es el gran amor de mi vida- Dije rompiendo el silencio.

-También el mío, podría comer todo el día si no vomitara.

-Eres un tragón.

-Y tú estas bonito- me quedé callado.

Romeo volteo a ver hacia adelante, me le quede viendo embelesado, era hermosamente guapo, me encantaban sus pestañas, eran realmente grandes, sus ojos, todo el, era digno de admirar, jamás había visto a alguien tan guapo.

Entonces se dio cuenta de que lo miraba, me sonrió, y se acercó lentamente hacia mí. Lo único que pude hacer fue cerrar los ojos fuertemente.

Sus labios tocaron los míos, por un instante fue como si nos transportaramos a otro mundo, a un mundo en el que sólo estabamos él y yo. Nadie ni nada importaba ya. Este era el momento. Era sólo un roce pero me sentí flotar, como si en este nuevo mundo no existiera gravedad, mis vellos se erizaron y mis sentidos se intensificarón, podía sentir su aroma penetrando todos los poros de mi piel, sus manos aferrándose fuerte a mi cintura, pude sentir el sabor de sus labios, a malteada de fresa y el aire golpear suavemente mi rostros.

Sentí como sonreía sobre mis labios y se alejaba un poco, pero yo seguía en nuestro mundo. Abrí los ojos y me topé con los suyos, cómplices, pude ver fuego en su mirada y yo, que solía ser impulso antes que cerebro, me lancé a sus labios de nuevo.

Tuve que ponerme de puntitas pero eso no importaba, me abracé su cuello y sin palabra alguna y mirándolo a los ojos le pedí que me besara de nuevo, el lo entendió perfectamente, me abrazó de la cintura y me acercó a él juntando nuevamente nuestros labios.

El beso anterior había sido lindo, hermoso y suave, pero ya había esperado demasiado por esto, mi inconsciente me lo dijo y entonces entendí todo justo al sentir los labios de Romeo enseñarle a los míos como moverse y cuando su lengua toco la mía fue como probar un dulce por primera vez, mis piernas se derritieron y sólo atiné a aferrarme más fuerte a él, supe que sólo bastaba eso para que todo estuviera bien.

-E-espera- me separé de el recobrndo un poco la cordura.

-Ya no puedo esperar- su voz era seductora y me provoco un sonrojo mayor. Su mirada brillaba y me dominaba.

-N-nos v-van a ver.

Así era Romeo, siempre hacía lo que quería y más tratándose de mí, actuaba como si le perteneciera, aunque para este punto y sintiendo todo lo que sentía en ese momento, no me importaba en lo absoluto. Sus labios volvían a estar sobre los míos y ahí quería que se quedaran.

-Ro-Romeo- me miró preocupado, no pensé en que cara debí estar haciendo para que me mirara como lo estaba haciendo- pa-para, me estoy mareando- rió un poco y me cargó hasta quedar sentados en el piso recargados en la pared del auditorio.

-¿Te sientes mejor?- tomó mis manos y las besó. Sólo asentí y le di un sorbo a la malteda.

-Deberíamos dejar de hacer estas cosas-dije apenado recordando la situación

-Me gusta hacerte perder la razón, pero tienes razón, deberíamos dejar de hacer estas cosas, porque si sigo besándote no me podré controlar- besó mi frente y se acomodó al lado mió tomando mi mano y pregunto- ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Claro.

-¿Fue tu primer beso?

-S-sí- me sonrojé y agaché la cabeza.

-Me alegra- me acerco a él y me dio un suave beso en los labios.

-¿Qué fue lo que pasó hace un momento?-El sólo hecho de recordarlo me hacía sonrojar.

-Fue el mejor beso que he dado, corrección, el mejor beso del mundo- besó mi mano y me sonrió de una manera tan hermosa.

-Pero... ¿por qué lo hiciste?

-Porque a veces es bueno perder un poco el control y no me arrepiento, me siento el chico más feliz del mundo.

-¿Por?

-Nunca había sentido esto, Ángel, besar a alguien nunca se sintió tan bien, como si hubiera nacido para este momento- me sentía muy feliz de que mi primer beso significara tanto para él, porque yo marcaría este día en todos los calendarios de mi vida.

-Besas muy bien Romeo, bueno, nunca antes había besado a alguien pero- agaché mi cabeza- no quiero besar a nadie más.- a punto estuvimos de besarnos de nuevo pero una voz nos trajo a la realidad.

-¡Ángel!- era la voz de Beto.

-Tch- chistó Romeo.

-Es Beto- dije asustado. Me reincorporé.

-Sí, ya me di cuenta.

Beto apareció en la esquina de la pared donde estábamos Romeo y Yo, Yo disimulé lo que había estado haciendo momentos atrás tomando de la malteada que ya estaba al tiempo y sabía mal.

-¿Así qué aquí estabas? ¿Qué estaban haciendo?- nos miraba como si fuera un investigador que estuviera examinando la escena del crimen atento a cualquier indicio que fuera útil para resolver un caso. Romeo lo miraba iracundo.

-Nada, estábamos platicando- contesté un poco nervioso.

-Y ¿De qué platicaban?- Beto se acerco y se sentó a mi lado, quedando yo en medio de él y Romeo.

-De las personas a las que le gusta interrumpir a las demás- dijo Romeo haciendo demasiada obvia la indirecta.

-Hay ¿verdad que sí? Como odio a esas personas- Dijo Beto sarcástico, provocando que el seño de Romeo se frunciera más, yo reía internamente. Beto me pasó un brazo por los hombros y me atrajo hacia él, parecía como si quisiera hacer enfurecer a Romeo. La idea de que Romeo se ponía celoso cuando Beto estaba cerca de mí cada vez era menos increíble.

-La verdad, son irritantes- dije queriendo hacer enojar a Romeo. Este me pasó el brazo por detrás atrayéndome hacia él.

-Tranquila mujer- le dijo Beto a Romeo- no te voy a quitar a tu hombre, al menos no hoy, jajajajajaja- Romeo enrojeció.

-Chingate Alberto- dijo Romeo.

-No le digas así a "mí" Beto.

-¿Tu Beto?- dijo Romeo con cara de sorpresa.

-Sí y el es mi Angi- Beto me dio un besito en el cachete. Romeo se levantó y se fue.

-Jajajajajajaja, que niña- había muerto de la risa al ver la actitud tan infantil de Romeo.

-Mira quién habla.

-Yo no soy así.

-No, eres peor.

-Oye, ¿Cuándo te he hecho un tango?

-Mejor no me hagas hablar y dime qué estaban haciendo.

-Nada- me sonrojé al recordar.

-¿Ves cómo eres? ¿No soy yo tu mejor amigo?

-No sé, ¿lo eres?- que bien se sentía la venganza- dices que yo soy el que se la pasa diciendo que eres mi mejor amigo, tu nunca lo has aceptado- reí internamente.

-Da igual cuéntame, pedazo de basura- lo mire enojado.

-No pasó nada, estábamos platicando de las cosas que te gusta contarme para hacerme reír y de él antes de venirse a vivir aquí, o más bien allá, porque estamos en el centro y... bueno tu me entiendes- Puso los ojos en blanco.

-¿Crees que te voy a creer eso?

-No tienes porque creer otra cosa.

-Ok te creeré- se estiro- acompáñame, quiero una maña, ándale y te compro algo.

-No se diga más, vamos- me levante y estiré las piernas, agarre el vaso de unicel donde estaba el licuado y lo tire en un cesto de basura.
Notas finales:

???


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).