30-Cada vez que nos tocamos
¡Oye, te estoy hablando! ¿A dónde me llevas idiota?—dijo el rubio golpeando la cabeza del que iba delante parando la circulación de su brazo. Por alguna razón Kaiba parecía más fúrico de lo normal y eso le inquietaba pero al recordar lo de su reproductor fue más su furia—¡Rompiste mi reproductor! ¡Idiota! ¿Sabes lo que cuesta?—preguntó esta vez mientras seguían bajando escaleras y a Joey se le empezó a ocurrir la idea de que lo llevaba a un lugar oculto para darle una paliza. ¿Pero por qué?
Seto estaba de mal humor y en esos casos se volvía poco comunicativo pero esta fue una pequeña excepción—Lo arreglaré de nuevo y ya—dijo como si tal cosa y eso le cerró la boca al otro por un rato mientras seguían bajando.
¿De nuevo? ¿Eso quería decir… ¿Pero por qué Kaiba…
En eso llegaron al vestidor y Joey no lo vio venir hasta que estuvieron dentro. Impactado no acabó de reaccionar como tampoco los tres chicos dentro. Eran horas de clase y los de la clase de educación física estaban cambiándose a esas horas como era perfectamente comprensible. Mientras Joey pensaba en cómo habían llegado allí, Kaiba habló a los chicos.
Les daré mil dólares a cada uno si salen ahora y no dejan que nadie entre—
Los chicos sabían muy bien quien era Seto Kaiba y que era muy capaz de hacerlo. Después de un momento salieron disparados pensando que el castaño buscaba un lugar donde dar una soberana paliza sin ser molestado.
Tú… ¿Arreglaste mi reproductor?—preguntó el rubio mientras era soltado y trataba de pensar--¿Y por qué me traes aquí si…?—un frío corrió por la espina de Joey.
Seto se dio la vuelta y sus ojos se clavaron en los melados. Se acercó lentamente, como un gato al acecho y luego…
…sus labios sabían igual, una mano presionó su nalga mientras la otra se inmiscuía entre su camisa y su piel, sus dedos largos y fríos hicieron temblar su ser como unas noches antes, de pronto su cuerpo fue arrimado a los casilleros como entonces y la otra mano se deslizó sobre el pecho del rubio mientras era volteado y los labios ahora rozaban la piel de su cuello lastimándolo un poco.
Espera…--escapó de los labios del melado con la cordura en un hilo.
¿Por qué?—preguntó el otro con su mano penetrando en el pantalón de Joey—Unas noches antes me pedías que te hiciera mío sin saber quien era—añadió y Joey sintió su corazón estremecerse pues era cierto—Hace días me dijiste que no te gustaban los hombres pero el otro día querías hacerlo con uno que no conocías y hoy te besabas con el bastardo ese de Valon, después de actuar como novios por días—mientras decía eso, su erección presionaba sus pantalones y el ojos mieles podía sentirla apoyada en su trasero como días antes. Su cabeza estaba toda confundida y presionada por una angustia no conocida antes pues en su interior sabía ahora que no era por cualquiera… estaba atraído por él pues con Valon no tuvo ni por asomo las mismas sensaciones.
No es cierto—dijo el rubio—Es por ti—dijo volteando su cara un poco para ver la cara del otro, los ojos azules eran más intensos que antes, era difícil adivinar si estaba enojado o atento—A mi… me gustaban las chicas pero… tu cambiaste eso… Valon me besó pero… no fue lo mismo… él… no me gustó—no pudo decir más, sus labios fueron apresados por otros más ansiosos.
Te quiero mío—dijo de pronto el castaño.
Pero no aquí—dijo el melado como implorando.
No, si sales de aquí escaparás—declaró el ojos azules.
Joseph respondió—No lo haré. Yo…(beso, separación) pedí ser tuyo. ¿Recuerdas?—
Seto lo miró unos instantes antes de dar la vuelta y caminar decidido tirando de su brazo para salir de ahí con un rumbo definido.