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FALSAS ESPERANZAS por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Joseph se ve sorprendido

Bajó del andén.

 

Frente a él estaba la abarrotada estación central con gente corriendo de un lado a otro, algunos turistas tomando fotos y pesados ciudadanos con cara de sueño.

 

Eran las 8,15 a m.

 

Llamó a la puerta del apartamento y al momento le abrieron.

 

¡Buenos días!—dijo algo cohibido. Megan era ahora la compañera de apartamento de Yue, pues era mejor para cubrir los gastos y tener ganancias compartir el apartamento. Megan era china, pese a su nombre, era un nombre inventado para su trabajo. El mismo que Yue, que se hacía llamar Ellen.

 

Ellen no está—le dijo simplemente ella que quizás lo confundió con un cliente o algo así.

 

Yo soy un amigo de Yue, ella y yo quedamos de vernos hoy, yo vivía aquí también antes—exclamó él.

 

La otra lo miró un momento como estudiándolo o tratando de hacer memoria, el uso del nombre real de Yue era indicativo de que era un conocido personal y no de trabajo.

 

Pues me viene bien que hayas venido—dijo ella entrando al apartamento sin cerrar del todo la puerta. Él entró despacio admirando después de tanto tiempo el lugar y susurrando un “con permiso” como todo japonés.

 

Mientras admiraba las nuevas cortinas sintió pasos tras de si y pensó que era Yue que se acercaba y volteando se halló con la vista sorprendente de la compañera de esta con un chaval de unos 3 años y una valija de mano. Ella caminó directamente a él y le colocó la valija en una mano y la mano del chaval en la otra.

 

¿Qué es esto?—preguntó él sorprendido.

 

Esto es el hijo de esa idiota—dijo Megan.

 

Lo sé pero…--trató de preguntar él.

 

Ella la ha liado feo—le reveló Megan.

 

¿Liado?—preguntó aturdido Joey.

 

Parece que alguien le ha golpeado anoche, la ha dejado irreconocible—dijo la mujer.

 

¿Qué?—preguntó él.

 

Al parecer sigue viva pero está internada en el Hospital Central y yo no puedo cuidar a un crío. Tú conoces a su familia. ¡Llévaselo! Que lo cuiden y si pasa lo peor pues que se encarguen de él que yo tengo que trabajar—dijo ella mientras aprovechaba para empujarlo por la puerta medio abierta y por inercia se llevaba al niño con él.

 

¿…y la policía?—preguntó.

 

¿Qué crees? ¿Qué a la pasma le va a interesar lo que le sucede a una prostituta y china?—preguntó ella a su vez lo que era sensato. En esa ciudad los policías no se inmiscuían en asuntos de otras etnias y tampoco les interesaba lo que le pasara a las que se dedicaban a semejante profesión.

 

Pero…--fue todo lo que dijo el sorprendido rubio antes de que la puerta se le cerrara en las narices.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Miró a la ventana del apartamento desde la calle antes de decidir emprender camino hacia la casa de los Xichens, la familia de Yue, después iría a visitar a su amiga.

 

Miró al niño a su lado, un pequeño pelirrojo de ojos azules. Era fácil decir que su padre no era chino. Estaba incómodo y algo asustado de visitar la familia de Yue que pese a recibir mes a mes el dinero de ella no la apreciaban por su trabajo pues lo consideraban indigno aunque no le prohibieron nunca hacerlo. Una hipocresía escalofriante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Ni lo piense!—fue la pronta respuesta de la madre de Yue—No recibiré a ese impuro en mi casa—

 

Era difícil de ver y fácil de notar el odio que el nieto mestizo le provocaba a la señora de mediana edad que deseaba que no fuera evidente la profesión de su hija de la que muchos ya chismeaban en la vecindad. Tener al niño con ellos sería una prueba irrefutable de su vergüenza y eso no era algo que iba a permitir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Es así como terminó frente a la ventana de la sala de “Cuidados intensivos”. Su bella amiga tenía la cara amoratada y unos caños entraban en su nariz para proporcionarle oxígeno y varios cables monitoreaban sus signos vitales. Verla así cerró la garganta de su amigo y humedeció sus ojos.

 

El pequeño a su lado estaba mirando muy impresionado a su madre dormida y con algunos vendajes en la cara y los brazos.

 

Joey quisiera haber podido dejar al niño en algún lugar pero la situación no lo había permitido. Era cruel obligarlo a ver semejante espectáculo.

 

Joseph se quedó un rato viendo a su amiga, llevaba un grueso abrigo marrón y mocasines negros, el chico llevaba un anorak azul, pantalones grises de abrigo y mitones pues estaban en invierno y la nieve lo cubría todo aunque afuera por suerte brillaba el pálido sol. Quien los hubiera mirado sin conocerlos hubiera creído que eran un joven padre y su hijo, ansiosos por la enfermedad de su esposa y madre.

Notas finales:

Espero les guste este cap

ja ne

n.n


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