45-El incendio
Verá que sus tratos con nosotros Mr. Kaiba serán muy fructíferos—dijo el director de planeamiento de una de las más importantes compañías de Estados Unidos al castaño mientras este miraba distraído por la ventanilla de la limosina que lo había ido a buscar al aeropuerto.
Pasaron por la compañía para las consabidas presentaciones y firma de contratos donde esa compañía se responsabilizaba de la distribución y venta de los productos de KC y de usar sus programas en varios nuevos dispositivos que se lanzarían al mercado prontamente.
Ha sido un placer conocerle Mr. Kaiba. Espero nos acompañe esta noche en la recepción que daremos para conmemorar nuestro negocio.
El otro solo asintió como si de una formalidad más se tratara.
Esa noche camino a la recepción pasaron por un edificio incendiándose. La limosina se enlenteció por los agentes de tránsito que limitaban este.
Ambos en la parte de atrás miraron con atención la calle con la gente yendo y viniendo enloquecida.
Joseph salió del espectáculo y se dirigió al camerino. Allí encontró al niño dormido y a un visitante.
Veo que sigues trayéndolo a los espectáculos—dijo el visitante.
No es que pueda encontrar una niñera decente en esta ciudad—dijo el rubio pasando yendo hasta el tocador con espejo donde el visitante había apoyado su trasero, sin sentarse, con las piernas algo cruzadas.
El visitante tendría treinta y pocos con cabello castaño claro y ojos verdes y un aspecto algo serio y de negocios.
Este lugar no te va—dijo el otro mirándolo de lado mientras el muchacho se quitaba la corbata pues había hecho una presentación de traje. Tenía que cambiarse pronto pues tenía otra presentación pero esta vez vestido de chica. Cuando tenía la corbata medio aflojada las manos del mayor tomaron el nudo sobre las manos del melado y su boca se acercó al oído de este para susurrarle—Yo puedo quitártelo—se refería al traje completo.
Te dije que con el niño presente no—contestó el ojos mieles saliendo de su lado y mirando a otro lado.
Lo siento, lo olvidé—dijo este con voz grave nuevamente junto a su oído pero esta vez acercándose por detrás—Es que hace días que no te puedo tocar libremente. Empiezo a odiar la idea de que tengas un niño a cargo—
¿Acaso estás celoso?—preguntó Joseph algo molesto con el otro.
Como un zopenco—contestó el otro de forma que sacó una sonrisa de los labios del rubio que vio reflejada en el espejo que tenían en frente. Él también sonrió pues le gustaba verlo así--¿Cuándo podré verte de forma que pueda acariciarte como quiero?—preguntó el otro susurrando en su oído nuevamente.
Wheeler volteó rodeado por sus brazos como estaba y atacó sus labios despacio mientras el otro después de un momento los tomó por asalto.
Estaba en medio del show cuando alguien empezó a gritar y se empezó a sentir el olor a humo. La gente entró en pánico prontamente y en la cabeza de Joseph solo había una preocupación, el niño dormido en su camerino. Se abrió paso entre la multitud que corría trastabillando por un empujón y cayendo al suelo se lastimó el tobillo, se arrastró un poco mientras sus manos eran pisoteadas hasta que pudo agarrando la ropa de alguien levantarse para no ser pisado y caminar entre el alboroto hacia la parte del staff lo que no fue tarea fácil gracias a que era ir en contra de la corriente.