54-Tono perturbador
Intentó irse pero el ojos azules lo detuvo, sus ojos se encontraron de nuevo a través de los cristales.
Todo lo dicho antes no tuvo importancia en ese momento, todo olvidado, las bocas se encontraron en un beso apasionado. El cuerpo de Seto atrapó al melado junto a su pecho en un estrecho abrazo. Junto a la puerta, espalda en la pared el rubio exhalaba pequeños gemidos dentro de su boca sin poder contenerlos.
Deten-te—intentó Joey.
Pero Seto no se detuvo, sus labios y sus manos siguieron recorriendo sin tregua su cuerpo. Habían pasado 8 años. ¿Cómo era posible que pasado todo ese tiempo el cuerpo recordara cada sensación sin necesidad de buscarla?
Trató de recomponerse y empujar pero el otro con su fuerza superior lo azotó fuerte contra la pared y con sus labios selló de nuevo sus protestas. Su pierna rozando su entrepierna, elevando los gemidos dentro de su boca.
Una voz sonó detrás del otro lado de la puerta--¿Está bien, señor Wheeler?—
Joey hincó sus dientes por un minuto después de alejar su boca de la del otro mientras este atacaba apasionadamente su cuello esta vez.
La pregunta volvió a sonar un poco más nerviosa--¿Está bien, señor Wheeler?—
La pierna de Seto apretó con ansias la entrepierna del atrapado melado que solo con un hilo de consciencia contestó, pues sabía que de no hacerlo el otro asumiría algo malo y derribaría la puerta—Todo está bien—dijo con un hilo de voz apenas alto.
Del otro lado de la puerta Johan apenas se quedó conforme pero decidió pasar esa sensación de que algo estaba mal y creer en su respuesta.
Su hermana y su amiga están ya en sus casas—informó—Buenas noches—añadió antes de irse.
Los ojos azules lo miraban atentos desde la penumbra, la quietud de Seto ahora, era más inquietante que toda su actividad anterior, tomó con poderosa mano la corbata del otro jalándola hasta tener su cara a milímetros de la suya--¿Por qué no le dijiste?—preguntó.
Ambos sabían la respuesta.
Lo besó mientras con su mano diestra empezó a tirar del nudo de la corbata para deshacerse del lazo y luego mientras le llevaba a la cama, sin abandonar sus labios, le fue quitando prenda a prenda toda su ropa mientras que también se sacaba la suya y así fue que ambas vestimentas quedaron desperdigadas por el alfombrado suelo de la suite del hotel.
Hicieron el amor, pero lo que más disgustó al castaño fue que el rubio parecía haber adquirido mucha experiencia desde su último encuentro y una resistencia asombrosamente más alta que la propia.
Así fue que despertó en medio de la noche y escuchó su voz hablando del otro lado de la cama por el teléfono de la habitación.
…de acuerdo. Mañana fijaré los detalles y volveré para rendir mi informe… …no, no quiero cenar de D´moines contigo… …porque eres un dolor de cabeza, por eso… …si, llevaré a Joey al Disney de Tokyo… …no, no te rías… …eres un idiota… …no, yo no te extraño ni un poco, deja ya de…--
Joseph dejó de hablar cuando escuchó el bip bip que indicaba la línea cortada, a su lado vio una mano sobre el sensor del teléfono, una mano que había cortado la llamada, sus ojos se dirigieron por sobre el hombro hacia la persona tras él, reposando sobre su almohada con ojos de gato furioso.
Hablando con tu otro amante mientras aun estas en la cama conmigo—dijo simplemente Seto Kaiba pero con un tono perturbador.