4-¿Kaiba?
Su lengua arañaba el paladar de su boca sensualmente provocando un dulce estremecimiento por todo el cuerpo de Joey, sus brazos estaban presionados por los brazos del otro, mas fuertes mientras que su espalda estaba presionada contra la pared mientras que sus piernas estaban separadas por la pierna del otro y de pronto una mano furtiva bajó la parte trasera de sus pantalones.
Empujó al otro para liberar sus labios del abrasivo beso y exclamar—No se puede. Yo soy un chico, no una chica—
Eso lo sé—dijo el otro con tono presuroso—Igual que yo—añadió sin más volviendo a sus labios mientras su mano introdujo un dedo en su expuesta entrada mientras la otra mano bajaba y empezaba a obligar a su bajo vientre a refregarse contra su muslo de la misma manera en que su mano entraba y salía de su entrada con frenesí.
Joey con sus manos liberadas no pudo hacer nada pues sus fuerzas menguaron por las sensaciones mientras su cabeza se hacía un embrollo. Sus caderas se movían al compás que el otro imponía.
La cabeza de Joseph Wheeler iba y venía llevada por el rítmico movimiento de las olas de placer en que su cuerpo estaba inmerso. Cada vez más rápido y fuerte. Cada vez más y más potente.
Hasta que por fin sucedió.
¿Qué? ¿Ya te viniste Wheeler? Y yo ni siquiera empezaba…--fue lo que sintió en su oído mientras desfallecía en sus brazos.
Entonces abrió los ojos. ¿Qué maldito sueño había sido ese? No recordaba haber visto la cara del tipo pero de alguna manera esa voz le hacía familiar pensaba Joey mientras con su antebrazo derecho cubría sus ojos del sol de la mañana que entraba por sus raídos boíles. Lanzó un suspiro exasperado después de esperar un rato a que esas imágenes desaparecieran en el fondo de su mente.
Sabía que todo eso podía traerle problemas desde el inicio pero no intentaba volverse gay. ¿Cómo era que había terminado teniendo un sueño húmedo con un hombre? ¿Debería dejar de cantar en ese club? Pero la paga era buena y él la necesitaba para el colegio y su comida. Su padre a gatas pagaba las expensas y ni que decir que no se preocupaba para nada de su preciado hijo.
Trataba de pensar que todo era un mal sueño cuando al sacarse el pantalón del pijama para irse a bañar descubrió la mancha en este.
En realidad se había venido como en el sueño pensó y con cara angustiada cerró sus manos sobre su rostro.
6 horas después.
¿Quieres venir con nosotros al karaoke?—preguntó la chica amigable de la clase.
Él la miró con cara de “¿Hablasenserio?” y después de ver que ella no acusaba recibo le contestó—No, gracias—y se fue con cara de hastío.
Entonces la mejor amiga de la chica dijo para consolar a su amiga--¿Quién se cree que es? Está todo el día con esos odiosos auriculares en los oídos y ahora se hace el interesante. ¿Quién lo necesita? Vayamos las dos juntas—
¡Oigan, chicas, yo voy también!—dijo un chico con corte de cepillo.
¿Lo ves? ¡No necesitamos a Wheeler!—dijo la amiga sonriente.
Pero él antes…--dijo la chica, que obviamente conocía de otro tiempo al ojos mieles de antes, luego se interrumpió.
Pero quien sabe porque peregrina razón los ojos de Seto se iban tras lo ocurrido, el mismo se reprendía mentalmente por tan innecesaria distracción pero su mente le jugaba esas malas pasadas. Pero al oír la referencia a un tiempo anterior y a Wheeler cantando cierto interés salió a relucir.
Joseph caminaba a su casa por sus cosas mientras oía como siempre la canción elegida para el siguiente día. Tendría que practicarla en casa pero eso no sería difícil ya que el día siguiente era sábado, día en que estrenaba show.
Kaiba pasó junto a él en su auto Mercedes SS negro sin mirar por la ventanilla.
Joey caminaba mirando el suelo y ni bien pasó el auto, que no vio, se detuvo en seco con los ojos como platos pues una cara y una voz se le vino a la mente.
El del sueño… ¿Había sido Kaiba?