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Sólo una vez más por Mazeni

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Cada vez sus encuentros eran más frecuentes, se podía decir que eran a casi a diario ya que a pesar del cortejo del mayor el pelinegro casi nunca cedía a sus encantos, había pasado ya un tiempo y en cada encuentro el peli negro llegaba con un regalo para el menor, algunas veces eran rosas que nunca se secaban, otras veces era fragancias tan dulces y ligeras que su olor era más exquisito de lo que normalmente era.

Un día en uno de sus muchos encuentros el arconte llego con un pequeño regalo especial para el menor.

-Hola cariño, ¿Cómo estás? – pregunto el peli plata besando la mejilla de su compañero.

-Hola – es lo único que pudo articular el menor ante ese saludo tan familiar que ya se había vuelto costumbre.

-Hoy te traigo un regalo increíble  amor mío – dijo el mayor tomando su mano y sentándose a su lado.

-Me das muchas cosas.

-Me gusta consentirte – se defendió el mayor – si lo tengo quiero darte lo que sea.

-Si, pero yo no puedo darte muchas cosas. – al mismo tiempo el pelinegro se sintió mal ante esa verdad.

-No necesito que me des nada, con tu compañía es más que suficiente.

-Pero…

-Ahora, mira esto. – interrumpió el mayor. – esto es lo más genial que he encontrado.

El arconte saco de su traje un pequeño frasco y en este había algo brillante y hermoso.

-¿Qué es eso? – pregunto el menor admirando lo que estaba en el pequeño frasco.

-Es un diamante puro, no son muy comunes entre nosotros, pero incluso aquí se encuentran unos cuantos, aunque es difícil encontrarlos.

-Es precioso.

El arconte saco el diamante del frasco, no era pequeño pero tampoco era muy grande.

-Toma cariño, ponlo a contra luz.

Sin dudarlo el menor lo tomó e hizo lo que su compañero le indicaba, al hacerlo unos destellos de colores invadieron sus pupilas, era la luz del sol reflejado en esa hermosa y brillante piedra.

-Es bellísimo. – Dijo el menor admirado - ¿Dónde lo conseguiste?

-Esas son las ventajas de ser uno de los arcontes reconocidos en la jerarquía, que a veces tienes ciertos lujos. – con orgullo contestó el peli plata acercándose más a el ángel menor.

-Pues es increíble. – dijo entregándole el diamante al mayor.

-No cariño, lo traje no para que nada más lo vieras, te lo regalo. – al tiempo que contestaba el mayor rechazaba el diamante.

-¿Me lo regalas? – Aun no podía creerlo – pero es muy valioso y preciado para ti.

-Pero si ya te entregue mi alma y corazón esto es insignificante.

-¿De verdad me lo regalas? – aun no podía creerlo.

-Si de verdad.

-¡Muchas gracias!

Fue tanta la emoción del menor que sin dudarlo se abalanzo a los brazos de su compañero y sin previo aviso le dio un beso en esos labios que desde hace poco deseaba probar, fue un beso diferente, uno lleno de amor y emoción al mismo tiempo.

Estaba decidido y después de tanto tiempo de posponer lo que sentía no tenía duda de que el amor que sentía por ese peli plata era real, y al fin lo entendía.

Al darse cuenta de lo que estaba haciendo el menor se separó bruscamente del mayor, no porque le desagradara sino más bien por pena.

Al ver los ojos abiertos y el rostro sorprendido del arconte no dudó en irse lejos de ahí, pero incluso antes de que se levantara el mayor lo tomo del brazo y lo sentó en su regazo.

-Amor mío – dijo el arconte mordiendo un poco el lóbulo de la oreja del menor haciendo que el pendiente que tenía rozara con sus dientes. - ¿Qué significó eso?

-Suéltame – el menor no se atrevía a mirarlo, lo único que podía hacer era taparse el rostro con ambas manos.

-Cariño mírame – dijo en una suave voz que hizo estremecer al menor.

-No.

-Vamos amor, mírame – cada vez esa voz era más dulce y cercana.

-…-

El arconte al ver que su pequeño ángel no iba a ceder tan fácilmente a lo que estaba pidiendo no tuvo opción más que quitar sus manos de su rostro al instante que tomaba su barbilla dándole un beso profundo.

Ese beso no era uno dulce, era todo lo contrario.

Sin pensarlo el ángel menor se acercó más al cuerpo del mayor y lo abrazó rodeándole el cuello, sus ojos estaban cerrados pero no quería ver a su compañero.

Por otra parte el arconte lamia el labio inferior de su compañero, pidiendo permiso para profundizar más el beso.  Y en cada acto el menor solo emitía leves sonidos sin abrir esa boca tan dulce que era la causante de su debilidad.

-Cariño abre la boca – dijo en tono suplicante el arconte.

El menor no pudo resistirse ante la petición del mayor, y poco a poco abrió su boca, pero al hacerlo sintió algo húmedo entrar, era la lengua del mayor, provocando que el menor profundizara el abrazo que tenía con el peli plata, torpemente los dos buscaban la lengua ajena tratando de explorar las cavidades contrarias alrededor de esta, y solo se separaban cuando el aire les faltaba.

Los dos eran inexpertos en lo que podía referirse al amor, no sabían nada y solamente se dejaban guiar por sus instintos. Porque si, en ese momento parecían más humanos que ángeles, y no es que sea ofensivo pero para ellos ese tipo de beso era como un tabú.

-Bas-ta… – en un jadeo el menor trato de apartar al mayor pero este solo buscaba los labios ajenos dando pequeños mordiscos en el labio inferior del pelinegro.

-No – dijo susurrante – he esperado mucho para esto, déjame disfrutarlo un poco más.

Con delicadeza el arconte succionaba los labios del menor haciendo que se hincharan y se pusieran rojos, lo cual al peli plata le encantaba.

Cuando ya no pudieron aguantar ese beso se separaron, el pequeño ángel temblaba y sus ojos estaban más cristalinos de lo que normalmente estaban, mientras que el mayor no podía  creer la felicidad ante lo que acababa de pasar.

-Yo… - sin decir mucho el ángel peli negro miró por fin al mayor, y lo que vio hizo querer volver a besar a su arconte, porque desde este momento ese ser le pertenecía.

-Si hubiera sabido que regalarte uno de esos iba a hacer que me besaras, desde hace mucho lo hubiera hecho. – tomando el pequeño diamante que ahora estaba en el suelo lo miró y lo beso.

-No digas tonterías. – se defendió el pequeño ángel.

-Bueno, te regalare más cosas para que me des muchos besos.

Aunque los dos tenían las mejillas de un rojo vivo ninguno se arrepentía de lo que acababa de pasar, ese beso no era uno de los muchos que acostumbraban ver  en las demás parejas, era un beso diferente.

-te amo – dijo el menor acercándose más al mayor, ya que estaba sobre su regazo debía aprovechar cualquier oportunidad para estar más cerca de él.

-¿Qué? – al parecer no se esperaba esa declaración.

-He dicho que te amo, te amo.

Antes de decir algo más nuevamente se fundieron en un beso profundo y dulce.

Al separarse los labios del menor estaban más hinchados y rojos que antes, pero a ninguno les preocupaba, ya que esas eran las consecuencias de aquel beso.

-Quiero entregarte algo yo también. – dijo el pelinegro con un sonrojo. – es algo muy importante para mí también.

En un acto llevo una mano a su oreja y se quitó un pendiente.

-Amor. – dijo el arconte poniendo toda su atención a su compañero.

-Estos pendientes significan lo mismo que con tus anillos, tú me diste tu corazón y tu alma mucho antes, ahora me toca a mí dártelos.

-Mi amor, ¿me das tu pendiente? – pregunto el arconte emocionado.

-Si.

Antes de darse cuenta el arconte lo cargó por un breve momento haciendo que quedara entre las piernas del menor, el arconte se encontraba sentado en ese fino césped y el menor arriba de él haciendo que sus rodillas quedaran a los extremos del peli plata.  

-Ponme el pendiente. – pidió en tono decidido al tiempo que levantaba un poco su rostro para encontrar esos ojos color chocolate que tanto le fascinaban.

Apartándose la cabellera para dejar su oreja expuesta acerco su rostro al menor indicándole lo que deseaba.

-No es necesario que te lo pongas, solo con que lo guardes es más que suficiente.

-Quiero ponérmelo.

-pero te dolerá. – el menor cada vez estaba más angustiado.

-Lo soportaré – aseguró el peli plata – quiero que me pongas ese pendiente.

El pequeño ángel llevo una mano hacia el lóbulo de su compañero y suavemente deposito un beso en este.

-Está bien, solo aguanta un poco ¿si?

-Cualquier cosa que me hagas está bien para mí.

Las manos del ángel pelinegro temblaban del miedo, no quería lastimar a ese arconte, pero sabía que aunque se negara, el mayor tarde o temprano le iba a hacer cambiar de opinión.

Con cuidado coloco el pendiente en su lóbulo y poco a poco fue presionando hasta hacer un pequeño orificio, al sentir tal acto el peli plata hizo una mueca de dolor, pero no se quejó, cuando por fin estaba perforado el lóbulo de su compañero el menor rápidamente lo soltó y abrazo a su arconte.

-¿Te duele? – pregunto preocupado-

-Solo un poco, pero vale la pena – contesto correspondiendo a su abrazo.

-Eres un tonto – dijo con lágrimas que con todas sus fuerzas trataba de contener, el dolor que sentía su compañero era el mismo dolor que sentía ya que habían hecho un lazo muy fuerte, más que cualquier otro.

El alma de cada uno fue correspondida, no importaba si los humanos tenían almas destinadas porque ellos tenían algo mucho más grande que ellos, y se podían representar en esos dos objetos que llevaban cada uno.

-Con esto puedo al fin decir con seguridad que yo te pertenezco y tú me perteneces. – tomándole las manos al menor las besó de una manera tan dulce.

-mm.. – el menor solo frunció el ceño para ver a su ahora pareja.

-Cierto, no te gusta que te hablen así – contestó el mayor – bueno, para decirlo mejor, quiero estar una eternidad  a tu lado, nunca me cansare de ti y cuando te sientas inseguro yo te daré confianza, cuando te sientas intimidado yo te protegeré, no dejare que te hagan daño.

-Yo puedo protegerte a mi manera y no dudes que lo hare, quiero estar una eternidad contigo y cuando te sientas triste yo secare tus lágrimas, no quiero que corras con alguien más, yo quiero ser quien te quite tus penas. – el menor no tuvo que pensar en esas palabras, porque es lo que realmente deseaba para el mayor.

-Prometo amarte. – dijo el peli plata.

-Prometo amarte por siempre. – recalcó el pelinegro.

Sin decir nada más entrelazaron sus dedos mutuamente y solo se sonreían disfrutando de su actual felicidad.

Ese era el comienzo de su destino, su cruel y triste destino. 

Notas finales:

Hey linduras ¿còmo estan? 

Espero que esten leyendo mi fic, la verdad es que tengo mucha esperanza en este proyecto, bueno, hoy hay actualizaciòn, nuevamente gracias por leerlo. 

Nos leemos en la proxima. 


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