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Sólo una vez más por Mazeni

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Con cada beso que se daban más intenso era, el peli plata estaba consciente que si esto continuaba no iba a terminar nada bien, estaba para ellos moralmente mal, sabía que estaba prohibido ese tipo de besos, sabía que no lo tenían que hacer, ellos como ángeles demostraban la gran pureza que se supone que tienen, pero tal vez ellos eran diferentes porque cuando se encontraban, tanto su corazón como su alma pedían a gritos la presencia del otro. 
 
-Cariño, espera, no podemos. – a Viktor le costaba respirar por ese beso tan desesperado por parte del menor, por eso cuando le trato de detener en vez de una advertencia había sonado como una súplica. 
 
-Viktor… Viktor… - era lo único que podía decir el menor, estaba tan concentrado en decir su nombre que no se daba cuenta de la expresión del mencionado. 
 
“No debo hacerlo, es incorrecto.”
 
Ese era el principal pensamiento del mayor, sabía lo que iba a pasar si accedía, lo había presenciado varias veces, no quería que terminara así, él no le preocupaba en absoluto, su mayor preocupación estaba en Yuuri, si por su culpa le pasaba algo nunca se lo perdonaría. 
 
No negaba que en bastantes ocasiones esos besos eran así o más intensos que antes y él como arconte no podía evitar sentir una molestia en todo su cuerpo cuando decidían parar, desde que los besos comenzaron a subir de tono en aspecto de un poco más de caricias entre ambos el peli plata había imaginado en más de una ocasión el cuerpo de Yuuri debajo suyo con una expresión muy diferente a la que conocía, una expresión llena de excitación. 
 
-Yuuri, basta. – Tal vez usando un poco más de fuerza de la debida apartó al menor bruscamente, no pensaba en las consecuencias, lo único que pensaba en esos momentos era detenerlo. 
 
-Viktor, ¿Por qué? – Sintiendo el claro rechazo del mayor sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas sin derramar. 
 
-No Yuuri, no llores. – tratando de acercarse a él intento consolarlo, pero lo había rechazado de manera cruel, así que antes de tomarlo en brazos el pelinegro se apartó de él. 
 
-Sé lo que pasara si hacemos esto, lo sé, pero desde hace un tiempo siento esta necesidad Viktor, mi cuerpo ya no solo se conforma de besos y caricias entre los dos, mi cuerpo te necesita. – era vergonzoso decir ese tipo de cosas, y más al arconte que tenía frente a él. – pensé que te sentías de la misma manera, perdón por eso. 
 
Más avergonzado que nunca Yuuri dejo caer su cuerpo en el césped, porque a pesar que estaban dentro de una cueva el suelo estaba lleno de vegetación. 
 
“¿Qué estaba intentando hacer?, soy tan idiota” 
 
Ahora entendía lo grave que fue su imprudencia, pero no podía hacer nada más, tan solo besar esos dulces labios de aquel arconte su cuerpo reaccionaba de manera inmediata, ya no eran suficiente, su cuerpo entero pedía más. 
 
-Lo siento Viktor. – esta vez lo decía muy enserio, era un tonto por dejarse guiar por sus instintos de humano, él no era un humano, era un ángel, lo más puro que puede haber. 
 
-No lo sientas, porque ahora mismo me siento de la misma manera que tú.
 
-¿Eh? 
 
Antes de preguntar algo más Yuuri fue tomado de las muñecas por el arconte haciendo que recostara su cuerpo en el suelo, Viktor tenía una mirada tan intensa que por un momento al pelinegro se le olvido de como respirar. 
 
-No sabes lo que provocas en mí, sé que está mal, sé cuáles son las consecuencias y sé que si accedo jamás te volvería a ver, pero te deseo, te necesito, no, mi cuerpo y mi alma te necesita. 
 
-No, no Viktor, espera. – ahora era él quien entendía cual grave era ese asunto, estaban cometiendo un tabú. 
 
-Yuuri, mi Yuuri, mi alma y mi corazón te pertenecen solamente a ti, pero quiero pertenecerte completamente, quiero que mi cuerpo sepa que es tuyo y que tu cuerpo me reconozca. – no lo miraba a los ojos, habló escondiendo su rostro en el cuello del peli negro. 
 
-Viktor, esto puede estar mal. – sabía que estaba mal, pero no podía negar que es lo mismo que sentía por él, le quería, quería pertenecerle completamente a ese hermoso arconte de larga cabellera plateada. 
 
-Lo sé, sé que estoy mal, pero si por probar un poco de ti mi castigo es ir al mismo infierno, lo aceptare gustoso, ya que al menos yo si podré presumir que he conocido el paraíso, y el paraíso será, al menos para mí, el estar contigo aunque sea por un momento. 
 
-Pero yo no quiero vivir sin ti, en ese caso, yo iré contigo, te seguiré hasta el infierno, no iras solo, porque incluso así te seguiría amando. 
 
-Mi Yuuri. – “No dejaría que me siguieras, no te dejaría hacer eso” , al menos era lo que realmente quería decir, pero su pensamiento no fue dicho. – Quiero hacerte mío.
 
Es lo único que pudo decir antes de invadir esa boca que ya conocía demasiado bien, se habían dado tantos besos con anterioridad que ninguno era inexperto. 
 
Buscando la lengua del menor desesperadamente comenzó a tomar una pierna del pelinegro, Viktor no se sentía avergonzado, deseaba hacer gemir a ese hermoso ángel custodio, y a pesar que sabían que después de eso tal vez se arrepentirían no iban a evitar entregarse a lo que una vez odio, la lujuria, no, eso no era lujuria, era amor. 
 
Era la primera vez que experimentaba ese sentimiento de querer poseer algo, y por alguna extraña razón no era desagradable. 
 
Yuuri al sentir esa lengua dentro de su boca no pudo evitar soltar un leve gemido, era la primera vez que lo hacía, pero se sentía exquisito. 
 
-Yuuri mi amor, no quiero que me detengas, no quiero que me digas que es suficiente, porque no te hare caso, solo dime que te haga gemir más y eso te lo concederé. 
 
-Viktor, apresúrate, yo también te deseo. 
 
Sin decir nada más el mayor le fue quitando esa delicada prenda que tenía el menor, primero bajó los tirantes besando sus hombros para después desprenderse de toda su ropa, al mirarlo no pudo evitar sentirse tan conmovido por lo que veía. 
 
-Eres hermoso. – dijo en un susurro mientras dejaba unas cuantas mordidas leves en aquel cuello que tanto adoraba y ansiaba besar. 
 
-No es justo que yo solamente este desnudo, quiero verte también. 
 
-Entonces quítame mis ropas, no te detendré.- al decir aquello el pelinegro se sonrojo más de lo debido, pero no quería perder contra su amado, así que sin darle tiempo de nada se abalanzó sobre él y trato de quitarle ese traje que tanto le gustaba, era inútil. 
 
-No puedo Viktor. – realmente era difícil encontrar como se quitaba semejante armadura. 
 
-Entonces no me queda nada más que hacerlo por mí mismo, que lastima – llevando sus manos atrás de su cuello se oyó un “clic” haciendo que el traje se aflojara. 
 
Yuuri aprovecho eso para quitarle el traje, al menos en la parte de arriba, ya que faltaba la de abajo. 
 
--Vamos pequeño, si tanto quieres verme desnudo haz un esfuerzo. 
 
“¿De dónde sacas toda esa confianza?, se supone que eres virgen al igual que yo” pensó el menor. 
 
Yuuri en vez de molestarse rio un poco ante tal provocación, esto era nuevo para él, era completamente nuevo, por eso cuando le quito lentamente lo demás no pudo evitar sentarse arriba del regazo del mayor, tenía sus piernas abiertas dejando al mayor en medio de estas y sus caderas se rozaban ligeramente. 
 
-Yuuri, eres un travieso. – mordiendo el lóbulo de su oreja izquierda susurro con una voz grave. 
 
-Viktor, tu eres el que me provoca, es tu culpa. 
 
-Entonces déjame hacerme responsable. 
 
Tomando con ambas manos la cintura del pelinegro lo acercó más a su cuerpo y sin dudarlo dos veces comenzó a besarlo, con una mano lo tomaba de la cintura mientras que con la otra tomaba ese trasero que por tanto tiempo fantaseo tocarlo, apretándolo y masajeándolo simultáneamente provocando que el menor dejara salir su voz. 
 
-Ah… Vik-tor 
 
-¿Si Yuuri? – contesto en un tono inocente. 
 
-Vik-tor, para, para por favor.
 
-No cariño, me es imposible parar, lo sabes perfectamente. 
 
Yuuri tomó el cabello del mayor jalándolo suavemente hasta que sus ojos se encontraron, unos estaban un poco llorosos por lo desesperado que estaba mientras que en los otros solo se podía ver deseo puro. 
 
-Viktor, eres un gran tonto. 
 
-Lo siento cariño, en un momento te atenderé como se debe. – Aunque quería sonar seguro de si mismo en su interior era un lio. 
 
Con un poco de preocupación y nerviosismo el peli plata bajó una mano en la zona tan íntima de su compañero tocando un miembro completamente duro. No sabía exactamente qué hacer, pero se imaginaba que tenía que estimularlo, parecía que doliera. 
 
El mayor sólo tomo un profundo suspiro al ver en ese estado a su Yuuri, aunque era la primera vez que experimentaba todo aquello su instinto le decía lo que tenía que hacer.
 
Comenzó a masajear el glande del menor haciendo que éste como una reacción dejara salir unos pequeños gemidos de placer, adoraba ver tan vulnerable a su Yuuri. 
 
El menor comenzó a reaccionar de manera inmediata moviendo sus caderas tratando de hacer fricción con el miembro ya erecto de su compañero, sin pensarlo dos veces imitó a su amado llevando una mano a esa parte tan íntima y al igual que él, comenzó a estimularlo, eso sí con torpeza. 
 
-Yuuri… mi amor… espera- en cada palabra había un suspiro de por medio, en vez de esperar su estimulación fue acelerando hasta hacer que el arconte cerrara con fuerza sus ojos. 
 
-No Viktor, no quiero esper… Ah… - antes de terminar la frase Viktor había tomado nuevamente su trasero y lo había apretado, dejando una leve marca de sus dedos en este. 
 
-No juegues así conmigo, mi amor, no sabes lo que me haces sentir. – susurrando esas palabras de forma tan seductora no hacia otra cosa más que estremecer al menor. 
 
-No juego contigo, solo quiero escucharte, al igual que tú. 
 
Ninguno de los dos cedió en ese movimiento de manos entre cada miembro, que ambos se tocaran de esa forma era un sentimiento exquisito, nunca pensaron que ser tocado de esa manera por alguien más se sentiría tan bien. 
 
Para Viktor no era suficiente esos toques, él deseaba desesperadamente estar dentro del pelinegro, escucharlo gemir tan fuerte haciendo que se aferrara a él de tanto placer. 
 
“Esa es la palabra correcta, placer, estamos sintiendo placer el uno por el otro” –Pensó el mayor. 
 
El peliplata llevo dos dedos en la boca de Yuuri tomándolo por sorpresa, al momento dudó y se preguntó ¿Qué era lo que tramaba su compañero?, pero con una sola mirada lo entendió, sin decir nada tomo aquellos dedos en su boca saboreándolos dulcemente,    cerrando los ojos el menor pensó mil maneras de ser utilizados esos dos dedos. 
 
Por otra parte el mayor observaba con atención y excitación lo que hacía el pelinegro, su lengua la movía alrededor de ellos tratando de humedecerlos los más posiblemente, instintivamente el menor comenzó a mover sus caderas haciendo que ambos miembros más hinchados que antes se encontraran haciendo una fricción entre ellos.
 
Para el peli plata era doloroso, pero no quería apresurar las cosas, probablemente esa iba a ser la única vez que probara esa sensación tan dulce, por eso ponía atención en todas las expresiones de Yuuri, memorizándolas y descubriendo sus puntos más sensibles. 
 
Viktor siempre supo que Yuuri era sensible y que tenía una piel preciosa, en ese momento se preguntó ¿Cómo reaccionaría si lamiera esos pequeños botones rosas ya erguidos?, no lo pensó dos veces, tomándolo por la cintura con la mano libre lo acercó más a él y succiono uno de ellos. La reacción era mucho mejor de la esperada.
 
Yuuri impulsivamente arqueo su espalda tratando de escapar de la boca de aquel arconte, pero este por el contrario no se lo permitió, al contrario lo tomo con más fuerza. La excitación que sentí el pelinegro era indescriptible y Viktor lo sabía, había descubierto la sensibilidad del menor. 
 
-Vik-tor, basta – olvidando que tenía aun aquellos dedos en su boca apenas pudo articular palabra. 
 
-No mi amor, quiero saborearte completo.
 
Sin decir nada más continúo con su acto, disfrutando cada parte de su Yuuri, descifrando todos los secretos que ese cuerpo escondía y que por curiosidad y disfrute para el mayor estaba descubriendo poco a poco. 
 
Al sentir los dedos tan humectados comenzó a levantar un poco al menor. 
-Levanta las caderas un poco más. –demandó con una voz profunda el mayor. 
 
-¿Eh? – al principio no entendía la demanda del peliplata y hasta cierto modo lo miro con duda, pero esas dudas fueron disipadas cuando Viktor lo tomo de la mano asegurándole que confiara en él. Y así lo hizo.
 
-Tal vez te duela amor mío.  
 
No tenía que ser experto para saberlo, pues iba a invadir una zona que jamás había sido tocada, excepto por él. 
 
-Confío plenamente en ti, amor. – enredando sus brazos en su cuello en forma de un abrazo hizo lo que el arconte le indico, acariciando su suave cabellera y escondiendo su rostro en uno de los hombros de su compañero. 
 
Con sumo cuidado Viktor introdujo un dedo en la cavidad del menor, tratando de poner cuidado de no lastimarlo. Comenzó a moverlo suavemente estimulando y cuando pensó que estaba preparado introdujo un segundo, hasta después de un tiempo tuvo la confianza para introducir un tercero. 
 
Para Yuuri esa sensación era extraña, podía sentir claramente esos dedos de su arconte moviéndose dentro de él. 
 
“Esto se siente tan extraño, pero me gusta”, esos pensamientos no iban a ser dichos en voz alta, aun tenia vergüenza para expresar algo como eso, solo podía ahogar sus exclamaciones de placer en el hombro del peli plata. 
 
-Yuuri, voy a entrar. 
 
Aunque Viktor sabía como se tenía sexo, lo sabía por los humanos, así que en su mente solamente seguía esos pasos que alguna vez había visto. 
 
Tomándolo con las dos manos de la cintura lo recostó en el suave césped, observando lo más hermoso que había visto en toda su vida, Yuuri tenía los labios hinchados y sus ojos llorosos, sin mencionar  el fuerte sonrojo de sus mejillas. 
 
Lentamente tomo cada una de sus piernas abriéndolas para dejar expuesto a su amado, esté al tal acto su sonrojo fue más evidente. 
 
Lentamente colocó su miembro en la entrada del pelinegro y con un suave movimiento entró en él, Yuuri sin pensarlo dos veces se aferró al arconte enterrando sus dedos en la espalda de esté.
 
-Vik-tor… duele… duele… mucho… - se quejó el menor, su respiración se ahogó y se quebró en un quejido de dolor, pero todo eso lo valía. 
 
-Mi amor, pasará en un momento. – o al menos eso esperaba, no quería causarle dolor a su ser amado, pero estar dentro de él y que sus cavidades apretaran tan fuertemente el miembro de esté era la sensación más dulce que podría imaginar. 
 
Viktor comenzó a moverse lentamente, pero al ver que su Yuuri solo hacia una mueca de dolor no dudo en apartarse de él.
 
-No, Viktor, no lo hagas. – tomándolo de los brazos se aferró al peli plata. – estoy bien, por favor sigue. 
 
Con un poco de duda siguió con su acto hasta que poco a poco el cuerpo de Yuuri se relajó.
 
Yuuri se sentía completo y había descubierto que era muy sensible, pues los largos cabellos de Viktor caían como una suave cortina, haciendo rozar por todo su cuerpo, cada vez que lo hacían sólo se estremecia ante esos suaves toques. 
 
Como era la primera vez para ambos su aguante no fue mucho y como era lógico los dos eyacularon en un corto tiempo.
 
Cuando lo hicieron cada uno miro el rostro del otro memorizando aquello, ya no eran seres puros, se habían entregado al placer y a sus propios deseos cometiendo un enorme tabú para ellos, los dos lo sabían, sabían que su cordura había sido olvidada por sus instintos, y no pensaron claramente de lo sucedido.
 
Cuando se miraron solo había una frase que los tranquilizaba. “Estaré a tu lado toda la eternidad”, o al menos eso creían.
 
Notas finales:


  • a34;a34;a34;a34;a34;a34;
    Bien, será al última actualización al menos por esta semana, empezaré con exámenes y tal vez publiqué una más hasta el próximo sábado o domingo, pero la verdad estaba inspirada y éste capítulo me gustó escribirlo. 
     
    Nota: aunque los dos eran inexpertos sabían lo que hacían, Viktor observaba a los humanos por curiosidad y por eso sabía lo que tenía que hacer, mientras que Yuuri siendo un custodio había visto tener sexo a los humanos muchas veces, por eso supieron que hacer. 
    Bien, eso es todo, gracias por seguir el fic.
    Nos leemos después. 
     


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