Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sólo una vez más por Mazeni

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Arconte como son llamados los ángeles guerreros del deidad son muy justos y a pesar de ser amables con los demás entre ellos no lo son tanto, pero nunca se interesan demasiado con un ángel de otro tipo, ni con los de la primera jerarquía ni de los de la tercera jerarquía, no era orgullo ni mucho menos soberbia, simplemente ellos eran los más parecidos al deidad An, no en su aspecto físico, pero si en su carácter, y casi nunca mostraba sus verdaderos sentimientos a los demás. Los arcontes eran iguales que él.

Entre ellos había incluso los mejores que hacían su trabajo,  personas muy destacadas, uno de ellos tenía una cabellera rubia y ojos verdes, y el otro tenía su cabellera plateada y ojos color zafiro.

-Oye viejo, te tardaste en hacer tu ronda ¿Qué demonios estabas haciendo? – el pequeño rubio llegó junto al peli plata para mirarlo con enojo.

Aunque no era nada soberbio su mirada reflejaba otra cosa, algunos lo malinterpretaban como una persona cruel, pero lo que no sabían era que el rubio no lo era en absoluto, se preocupaba de los demás y solo quería hacer bien su trabajo, solo no era bueno expresando sus emociones.

-Tienes que calmarte, me tarde por una buena razón.

Al parecer él arconte de ojos color zafiro lo entendía, pues había ayudado unas cuantas veces al rubio y a pesar de ser un ángel muy extraño no lo había odiado por su mal carácter.

-¿Buena razón? ¡JA! ¿No me digas que hiciste un nuevo amigo? – lo dijo en tono de burla, pero al ver que el peli plata se quedaba callado lo hizo sentir curioso.

-Un amigo, tal vez no es la palabra correcta, un conocido, quizá.

Llevando una mano a su barbilla él también se preguntaba que podía ser ese pequeño ángel de ojos tiernos, le daba curiosidad porque lo consideraba tan simpático.

-¡OYE! ¡TE ESTOY HABLANDO!

Sacándolo de sus pensamientos miró al rubio con curiosidad, no sabía que era lo que le pasaba, él no era así, prefería no mezclarse mucho con los demás ángeles, pero con ese ángel de blanca piel era diferente, se veía tan indefenso.

-Lo lamento, ¿Qué decías? – aunque le preguntara una vez más sabia que no le pondría atención al rubio

-te estaba diciendo que el deidad ha preparado una celebración para su amante, por eso nosotros como arcones tenemos la obligación de….

-¿Sabes una cosa?, si sigues con esa actitud tan aburrida no harás amigos - tomando las mejillas de su compañero las apretó hasta que quedaron completamente rojas

-Eres un mal…

-No, no, no, no tienes permitido maldecir, ¿Por qué lo haces cuando eres el ser más puro y   brillante de todos?

-Brillante es tu calvicie, eso sí es brillante, se puede ver hasta la tierra y te aseguro que los humanos lo confunden con el sol.

En eso se había pasado el ángel rubio, una cosa era hacerle bromas y otra muy diferente era herir su orgullo.

-No estoy de humor para tus bromas pequeño ángel.

-Bueno, yo tampoco, por eso tenemos que asistir a ese banquete.

-Es nuestro deber como ángeles y guardianes.

Aunque nunca había visto al deidad An, si habían visto a su pareja, al principio pensaron que iba a ser igual que su dios, pero se sorprendieron lo opuesto que era a él, el dios Ki era demasiado amable y muchas veces conocieron a sus acompañantes, como por ejemplo al dios vida y muerte, que eran los que entraban muy seguido a hablar con los deidades, nunca les habían visto el rostro, pues ellos siempre usaban algo que los cubría, pero siempre eran amables con ellos.

-No queda opción, tendremos que ir – aunque el peli plata suspiro con cansancio, era muy difícil ese tipo de eventos, ya que los ángeles de primera jerarquía eran muy empalagosos, tiernos y demasiado dulces, aunque muchos los consideraban los más hermosos que existen, el peli plata pensaba lo contrario, algunos se veían muy rosas y sus voces eran un tanto chillonas, no le agradaba estar cerca de ellos, porque al ser tiernos y dulces, según ellos, se lanzaban a cualquiera que estuviera en frente, los besaban e inclusive hacían que los cargaran. 

La ceremonia estaba prevista dentro de dos días, así que tendría tiempo de buscar a su pequeño ángel.

-viejo, enserio tienes que descansar, últimamente has trabajado mucho y para el banquete tienes que estar al cien

-Estoy bien, pero si tomaré mis días de descanso antes del banquete, solo para estar al cien, como dices tú.

Sabía que descansar solo era una excusa, pero quería pasar tiempo con el pequeño ángel pelinegro que había encontrado. No dudaría ni un momento en ir por él, es raro pero esos ojos color miel mostraban una tristeza que el arconte quería borrar.

-Bien, está decidido, mañana lo buscare.

-¿Buscaras qué? ¿Tu cabello?, no creo que lo encuentres.

-Bien, tú te lo buscaste.

Tomándolo de la cintura cargó al rubio con un brazo y lo puso de cabeza en los aires.

-¡VIEJO! ¡BAJAME DE UNA JODIDA VEZ!

-No deberías maldecir. – aunque su voz sonaba sería, hacía un esfuerzo para no reírse de su compañero.

-¡CIERRA LA BOCA, SUELTAME!

-Está bien, pero deja de hacer comentarios sobre mi cabello.

Esos días eran lo que animaban al ángel mayor, sin preocupaciones y solamente diversión con su compañero, en esos días ninguno de los dos hubiera pensado que en un futuro no muy lejano se enamorarían de alguien que cambiaría sus vidas para siempre.

 

Al día siguiente el arconte de ojos color zafiro se dedicó a buscar al ángel pelinegro, como le había dicho que era un ángel custodio, así que lo más seguro era que estuviera vigilando a los humanos, cuando se acercó al lugar de la tercera jerarquía se sorprendió de que el lugar fuera tan hermoso, estaba en un salón enorme, en el techo  estaba reflejado las constelaciones y las estrellas y el suelo parecía que en cualquier momento se iba a caer, a pesar de ser todo blanco en las esquinas de aquel bello salón había Pilates de cristal y en medio de este se encontraba una fuente enorme con el agua más cristalina que jamás hubiera visto. Ese lugar era precioso.

Sin dudarlo dos veces entró con decisión al gran salón, llamó mucho la atención, como era de esperarse, porque a pesar de ser su día libre eso no le aseguraba nada, siempre tenía que estar alerta y con su armadura puesta, al caminar recorrió a cada ángel con la mirada y ninguno era su pelinegro, hasta que en un rincón muy apartado de los demás lo encontró, estaba recostado en un pedazo de ese suelo, y con la mirada perdida estaba observando a los humanos, pero algo había de diferente en él, eso era la sonrisa y el brillo de sus ojos.

Sin pensarlo dos veces el oji azul camino hacia el pelinegro y se detuvo a su lado, al ver que no se había dado cuenta de su presencia dejo caer su peso en una de sus rodillas y la dejo caer suavemente en el suelo, mirando su hermosa sonrisa y su leve sonrojo hacia los humanos.

-Parece que te diviertes mucho – apenas lo dijo en un susurro pero eso basto para que el pelinegro alzara la vista y lo mirara.

-¡TU! – no entendía porque un arconte como él estuviera aquí y sin pensarlo mucho lo señalo, al ver la falta de respeto que estaba haciendo bajo la mirada – lo lamento mucho, solo que no pensé que te pudiera ver otra vez.

-Pero que dices pequeño, te dije que quería volver a verte ¿no?

Ante aquel comentario por parte del mayor el ángel menor no pudo evitar sonrojarse, por alguna extraña razón se sentía a gusto con ese arconte a su lado y aunque no  lo demostrará podía asegurar que este lo notaba.

Con un poco de timidez y de temor en sus ojos, el pelinegro levantó lentamente la mirada para solo encontrar a su compañero sonriéndole con una amabilidad que muchas personas le negaban.

-¿Así que, estas libre? – sin dejar de sonreír el peli plata preguntó sin apartar la vista de alguien como él.

-Si, lo estoy

-Entonces vamos

Tomando la delicada mano del menor el arconte lo levantó sin ningún esfuerzo, y con sumo cuidado lo dirigió hacia la salida.

Por otra parte el pequeño ángel fingía  todas las miradas estaban en él, no le gustaba ser el centro de atención, pero gracias a la belleza de la persona que estaba a su lado no lo podía evitar, solo estaba un poco temeroso de las burlas de sus compañeros cuando regresara.

-¿Dónde vamos? – pregunto el pelinegro una vez que estuvieron fuera de aquel enorme salón.

-Quiero llevarte a mi lugar especial, nadie lo conoce pero puedes ver a todos los ángeles desde ese lugar, es muy relajante ya que usualmente es silencioso y tranquilo. – Sin previo aviso extendió sus alas – vamos pequeño, hazlo tú también, para llegar hasta ahí tenemos que volar.

Sin dudarlo dos veces el menor extendió sus alas y junto al arconte como su guía volaron hasta ese lugar, al llegar el menor no pudo evitar soltar un suspiro ante la belleza de aquel sitio.

-es precioso – y vaya que el lugar lo era, a pesar de que estaba un poco más arriba de lo que usualmente solía volar, valía la pena, el suelo estaba más verde y al parecer nadie los podía ver en ese lugar, tenía vegetación y todo tipo de rosas, el espacio era pequeño y a lo mucho podían estar tres personas, pero eso no importaba porque estaba cubierto de matorrales y arbustos que ayudaban a ocultar su presencia, nadie conocía de ese lugar, y lo más hermoso es que a pesar de ver lo que hacían los demás ángeles no había ruido.

-¿verdad que si?, usualmente vengo cuando estoy cansado o quiero relajarme un poco, aunque estar solo es muy aburrido.

-No pensé que un lugar así existiera en este lugar

-Pues ya ves que si

Sin previo aviso el arconte se sentó en el suelo y por primera vez  desde que salieron de aquel salón el menor se dio cuenta que todo este tiempo estaban tomados de las manos, sin dudarlo quiso retirar su mano, pero su compañero no se lo permitió.

-No tengas miedo, vamos siéntate.

Dudando un poco hizo lo que le indicaba su compañero, se sentó a su lado y solo inundaba un silencio incomodo, al atreverse ver al peli plata pudo observar su semblante sereno y tranquilo, era un poco inusual verlo de ese modo, ya que cuando lo ayudo su semblante parecía más tenso y su sonrisa un poco fingida.

-Si me miras de esa manera me sonrojare – contestó el peli plata aun sin abrir los ojos.

-Lo lamento, no era mi intención.

-No te preocupes, yo también lo hice cuando observabas a los humanos, tenías unas facciones tan diferentes a las que usualmente tienes.

-Ah, ¿lo hago?

-Lo haces. – Afirmo el mayor – no me molesta pero si me da curiosidad que es lo que te llama la atención de ellos.

Él como arconte y guardián no entendía mucho a los humanos, no comprendía como aquellos seres iban a interesarle a su pequeño ángel. Para él los humanos no eran menos que ellos, ya que ellos se dejaban guiar por sus instintos. 

-Todo.

-¿Perdona? – no alcanzo a escuchar bien al pelinegro por estar sumergido en sus pensamientos.

-Me interesa todo de ellos.

-¿Por qué?

-Porque ellos son libres, no tienen a nadie que les diga que hacer y si quieren pueden cambiar su trabajo, su lugar donde viven, conocer a personas nuevas y todos son tan diferentes en cualquier aspecto. – al hablar el ángel menor lo hacía como si aquellos seres fueran lo más hermoso que haya visto.

-Pero son egoístas, se preocupan por ellos mismos, no pueden vivir sin un nombre porque no saben quiénes son, lo necesitan para no sentirse desolados, indefensos y perdidos,  sobre todo se dejan llevar por sus instintos, muy pocos utilizan la razón y los que la ocupan son juzgados por idiotas.

-Pero ellos son libres de amar sin problema, pueden entregarse a cualquier persona sin decir que es impropio.

-Pero…

-Además – trató de sonar seguro el menor al ver que el oji azul iba a reclamar – ellos tienen un alma destinada, fueron creados por una sola y divididos al momento de la creación, así que si no se encuentran en una vida lo harán en la siguiente y se buscaran en la eternidad.

En ese argumento el mayor no pudo objetar, es verdad que los humanos tenían más suerte en el amor que ellos, porque los únicos que sabían cómo habían sido creados eran los deidades, pero casi nadie los conocía y aunque los hiciera nadie les había dicho si los ángeles también tenían un alma destinada.

-Los humanos tienen nombre no porque se sientan indefensos o inmunes, no es que no puedan vivir sin un nombre, pero ellos lo utilizan para diferenciarse de todos los demás. – continuo el menor ante el silencio de su compañero.

-Pero muchos de ellos tienen el mismo nombre.

-Lo tienen, pero no los mismos apellidos, no los mismos rasgos y cuando conocen a su pareja le entregan su nombre, porque con solo pensar en el nombre de su persona amada la puede diferenciar de muchas personas que haya conocido y pueden estar seguros que le pertenecen solo a ellos. Por eso tienen un nombre, no para sentirse alguien, lo usan para poder conocer a alguien y que ese alguien la diferencie entre miles de personas.

-pero…

El mayor no pudo reclamar nada, no tenía argumento suficiente para reclamarle al menor, ya que mientras él veía a los humanos como seres egoístas, el menor los veía como seres afortunados.

-Además – continuo el ángel pelinegro – solo fíjate en las parejas           que nos rodean, aunque su amor es el más puro que existe ¿Cómo pueden llamar a su pareja?, no puedes preguntarle a otro ángel por él, ya que como no tenemos nombre es como si no le perteneciéramos a la persona amada, solo la puedes encontrar por los rasgos físicos y nada más. Eso es muy triste.

- Yo…

Listo, el ángel más joven le había ganado al mayor, aunque su experiencia en la vida era mucha, ante los argumentos de su compañero el arconte se sentía idiota.

Durante un momento se quedaron en silencio, el soldado pensando en las palabras del menor, y el menor observando a lo lejos a un arconte de rubia cabellera y ojos verdosos, con mirada profunda y ceño fruncido, aunque el menor deseo con todo su corazón que algún día fuera notado por ese ángel de mayor jerarquía no se dio cuenta que cada vez se sonrojaba más y sus ojos adquirían un brillo especial que cada vez era más notorio.

El ángel oji azul que tenía sosteniendo hasta ese momento la mano  del pelinegro se dio cuenta en lo que su conocido amigo provocaba en el menor, y solo por un momento deseo  ser la persona que robara esos sonrojos tan adorables en él.  


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).