Linterna verde antes de desintegrar la esfera de luz verde sonríe para el hombre que tiene frente.
— No soy una persona de rodeos así que iré al grano, sería tonto que no te preguntaras si ya tenías pareja antes de lo sucedido...
El dueño de la mansión lo mira con algo de preocupación, el héroe esmeralda nota esa mirada, quita la sonrisa de su rostro.
— Vaya... claro que si te lo has preguntado...
Se rasca la cabeza pensando que no debió de decirle nada de eso, el mayordomo le da una mirada inquisitiva advirtiéndole que no se meta en los asuntos de los Wayne.
Bueno creo me iré antes de que tu segundo padre quiera romperme la cara.
*
*
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¿Por qué surge ese deseo de hablar con el héroe de Metrópolis? Las preguntas de días anteriores que mantenía a raya por lo ocupado que se encontraba en el instituto de beneficencia, se activan con mayor fuerza después del comentario de Linterna Verde.
— No soy una persona de rodeos así que iré al grano, sería tonto que no te preguntaras si ya tenías pareja antes de lo sucedido.
Es así como se siente, porque al inicio cuando Alfred y su hija lo encontraron entre las ruinas con vida y sin ninguna herida jamás se le vino a la cabeza pensar que tenía alguna relación antes del incidente, pero cuando vio a Superman en la habitación, durmiendo plácidamente con la confianza que se tienen las personas cercanas, fue cuando comprendió que quizá había alguien más que siempre lo acompaño.
Y las preguntas comenzaron:
— ¿Qué tan amigos somos?
¿Por qué alguien como él vendría a la mansión?
¿Por qué duerme con esa confianza?
Pero ante todo...
¿Por qué me mira con esa tristeza?
... Tristeza.
Se había dado un baño, ese día le pareció de lo más raro, conocer a la Liga de la Justicia y parte de los fundadores de ella, que vinieran hacerle preguntas extrañas, que estuvieran contentos de verlo con bien cuando solo es un ciudadano común, fue algo que le hizo preguntarse por más cosas, los niños del instituto son fieles a sus héroes, entre ellos Batman es el que recientemente murió defendiendo la ciudad y a diario pasaban videos donde se miraba al guardián nocturno, videos escasos donde podían grabarlo en sus peleas contra el crimen, videos donde la Liga de la Justicia peleaba para defender la Tierra y los más apegados como un dúo de oro eran Superman y Batman.
Bruce se observa desnudo en el espejo que tiene en el baño, recién salió de la ducha, las gotas de agua se deslizan en cada parte de su piel blanca, observa con detalle, un héroe común sin poderes como los de Flash, sin un artilugio como el de Linterna Verde o sangre de dioses, alguien sin ningún poder tendría cicatrices por las batallas diarias contra el crimen, sonríe por la idea descabellada de imaginar que tal vez fue uno de ellos, en especial el recién héroe caído. Tampoco entendía como sobrevivió a esa noche fatídica cuando el Joker ataco la ciudad, fue una de las víctimas, pero, su cuerpo no lleva ninguna cicatriz de lo sucedido. Toma una toalla para secarse e inspeccionarse, recuerda la caricia de Julie, ese breve toque en su espalda y el comentario que hizo.
— No puedo creer que no tengas ninguna de tus heridas... tu piel... esta impoluta
Abruptamente se había quedado callada por el comentario, aquella vez solo sonrío, Bruce no comprendió esas palabras, no comprendió aquel gesto de ella de besar con adoración su espalda, le pareció el inicio de algo agradable, ahora trataba de entender lo que significaba, quizá hablaba de las heridas hechas por el ataque a la ciudad, quizá no fue tan grave lo que le sucedió, no recuerda mucho. Pennyworth le contó todo, al menos eso cree y la relación que lleva con la señorita Madison, le parece increíble, como si la conociera de años, a veces cree que esa felicidad es un sueño que no le corresponde porque siente que no es su lugar.
Se mira nuevamente al espejo reconociendo a ese hombre que ve, recién se cortó el vello facial luciendo una mandíbula limpia al igual el costado de sus mejillas, un hombre atractivo de facciones duras que se han suavizado sin esa carga del manto de héroe. En su cama se encuentra la ropa de dormir de color gris obscuro, toma el pantalón para ponérselo, deslizándolo en sus piernas hasta la cintura. Su estabilidad emocional es importante, no siente que le deba nada a nadie, pero hay algo que comienza a inquietarlo, porque, aunque parezca que está en las nubes, pegado a los niños del instituto como si fuera el padre de todos ellos, siente que lo que sucedió en Gotham fue su responsabilidad.
Algo lo llama como el canto de una sirena y juega con lo que tiene ahora, tranquilidad.
Se dirige a tomar la camisa, escucha ruido en el ventanal que da a su cama, desliza la cortina. No pensó que escuchara su llamado, en dado caso concluye que Superman está atento a lo que le suceda, quizá, debería pensarse bien por qué el hombre más fuerte del mundo está tan atento a él, le causa cierta curiosidad y más preguntas le surgen al sentir como es observado con devoción y anhelo.
— No pensé que regresarías...
Abre la ventana, el aire frío se cuela provocándole un escalofrío en toda su piel, la camisa que lleva en sus manos prosigue a ponérsela, deslizándola por uno de sus brazos, el campeón del mundo levita sin aproximarse más, no dice nada, solo lo mira con suma atención, un silencio largo se planta mientras abotona el pijama, comienza a sentir ese escrutinio descarado que tiene el héroe hacia su persona.
— Am... esto se está tornando incomodo...
Superman reacciona al escucharlo, comprende que hizo mal no disimular esa forma en que lo miraba, sonríe con nervios acercándose con lentitud hasta el ventanal.
— Lo... lo siento señor Wayne, no fue mi intención incomodarlo...
Sin miramientos el dueño de la mansión pregunta:
— ¿Qué es lo que te causa curiosidad? ¿Por qué me miras así?
El Kryptoniano sonríe por ese ataque de preguntas, había entrado, sigue flotando aun dudando si hizo bien en entrar a la habitación, pero sabe que debe de dar una respuesta.
— La verdad... no fue mi intención hacerlo sentir así... yo... yo solo...
La mirada de Bruce por un segundo es la de su amor, serio, frío, arrogante y eso le duele, porque esa mirada ya no existe y cambia a la de un hombre tranquilo, limpio de toda la maldad que lo corrompía.
— La verdad lo siento... descanse señor Wayne...
Se da la vuelta para salir lo más rápido posible de esa habitación, sabe que hizo mal al ir al llamado de su compañero, se sintió feliz que deseara hablar con él. Pero todo se acabó, el hombre que existe no es su Bruce, al menos no el que recuerda, debe dejarlo en paz, que realice su vida tal y como tiene que ser.
— Superman... Clark...
Sintió el tirón de su capa, lo había tomado de ella, sujetándolo, lo escucho tan claro como el agua, solo que al emprender el vuelo por una fracción de nada se detuvo, pero su fuerza sobre humana hizo que Bruce fuera arrastrado, cayera de la ventana por la velocidad en la que emprendió el vuelo y el freno brusco que hizo, logro atraparlo antes de que se golpeara en el suelo.
Asustado el Superhombre lo lleva cargado en brazos hasta la habitación.
— ¡¡Señor Wayne le suplicaría que por favor no haga eso!! Es muy peligroso por la velocidad en la que me muevo... Casi lo mato...
Bruce por alguna razón no se asusta, lo escucha y se pierde al estar en sus brazos, el frío que sintió al caer es olvidado por la calidez del cuerpo del Superhombre, un calor agradable que lo abriga y que al ser depositado en la cama para que tome asiento, con ese cuidado que tiene el héroe con su persona, es cuando nota que su piel quiere ese calor que lo deja.
La mirada gris celeste, perdido en esos ojos turquesa, toda una vida se fue al olvido, quisa para bien, pero la memoria de su piel, el contacto de ambos, no siempre está hundido en los deberes del instituto y desde que encontró a Superman en la cama a querido hacer todas esas preguntas, no lo a podido sacar de su cabeza y por alguna razón a dicho un nombre que le resulta ajeno.
— Señor Wayne... ¿Quién es Clark?
Pregunta Superman quien lo observa con algo de esperanza.
— No lo sé... pero me resulta familiar...
Responde el dueño de la mansión con algo de duda, el héroe suspira desilusionado, con amabilidad le dice:
— No vuelva hacer eso por favor...
Bruce lo mira con algo de reproche.
— Entonces no huyas y responde mis preguntas... ¿Por qué me mirabas así? ¿Acaso fuimos cercanos?
El héroe de Metrópolis sonríe con nervios por lo directo que es.
— Lo siento... es solo que observe que tu piel es muy blanca e impoluta...
Por reacción, Wayne alza una ceja y se cruza de brazos disgustado, como diciendo que esa respuesta es peor y se escucha como un acosador. El Kryptoniano se torna nervioso.
— Ok suena extraño... pero no es mi intensión... pero... pero... No me lo tome a mal señor Wayne...
Los ojos grises celeste se fijan en él, traga saliva, fue mala idea estar solo con su amor, es más tortuoso, no solo observo que esas cicatrices no existen, sino que noto que esa piel se antoja suave y a pesar de que no mantiene el entrenamiento arduo, esos músculos siguen fuertes y fibrosos. Suspira agotado, flotando más bajo hasta tocar el suelo.
— Solo Bruce... llámame Bruce...
Se pone de pie para dirigirse al héroe que tiene en frente, atormentado en sus propios pensamientos, triste al querer darle respuestas que solo mide, le oculta algo, no por nada vio como Pennyworth hablaba con él. Y quiere saber cómo alguien como él agacha su cabeza ocultando el dolor, como alguien tan poderoso que puede destruir un planeta, se desmorona y titubea sin dar una respuesta coherente a un mortal.
Superman no tiene las fuerzas suficientes para envalentonarse y decirle todo, no puede arrebatarle la felicidad que se a ganado aquel hombre que toda su vida camino en la oscuridad. Lo quiere, lo ama y por ello mismo lo dejara libre... es lo correcto.
Todo se viene abajo, las manos de Bruce lo toman del rostro alzando esa mirada turquesa con la celeste, observan sus almas expuestas bajo la luz de la luna, nunca a sido bueno mintiendo, aun cuando sabe que su carrera es la de ser reportero, nunca a mentido y menos al único ser que ama no solo físicamente sino con todo su ser.
— Puedes llamarme Clark...
Y como balde de agua fría Superman reacciona tarde ante su respuesta, le ha dicho su identidad sin más ni menos, una ráfaga de viento sale de la habitación y esta vez Bruce se a quedado con las manos vacías, con el único vestigio de ese calor corporal que poco a poco la noche fría disipa. Pero Clark es el nombre real del hombre de acero e inconscientemente lo sabía y ahora más que nunca esta seguro que son más que unos simples conocidos.
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... Continuara...