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Ojos Cerrados por Kuromiyano

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En esos momentos contener la respiración era uno de sus menores problemas, la ley en el gremio era irrefutable, tenía que aguantar eso y más si lo que deseaba era reconocimiento y una buena posición en ese mundo donde el más fuerte se llevaba lo mejor. Reconocía que sus músculos no aguantarían tanto impacto, la estrategia del nombrado “Orel” era gastarlo hasta que él mismo se rindiera. Le molestaba que lo tomara a la ligera, fue él quien lo retó y estaba siendo lentamente humillado, siendo machacado a gusto por uno de los miembros más temibles, era una vergüenza.

Un golpe a la boca del estómago lo derribo obligándolo a arrodillarse, miraba con ojos abiertos a “Orel”, su alta figura se quedaba frente a él sin moverse. El ya no podía hacer movimiento, era como si todos sus músculos se endurecieran y luego sin previo aviso se enmudecieran dejándolo anquilosado en la tierra.

. -¿Quién eres? –preguntó su oponente con una voz profunda e indolente con algo de extrañeza en ella.

Definitivamente…era la peor humillación que alguna vez se pudo haber dado él mismo.

. –Mal…dito… -

El recuerdo le vino en un flashback al ver sentado tan tranquilamente a Benjamín dentro de su inmaculado traje con esa postura siempre elegante y relajada.

. –Entonces...Gael, ¿Quieres misiones de mayor rango? –inquirió Benjamín sonriendo leve mientras miraba a uno de sus miembros más problemáticos revolviéndose incomodo en su asiento por su penetrante mirada.

. -¡Sé que soy capaz de completarlas! ¡Tengo las habilidades! –agarraba con fuerza el mango de la silla, hablando con cierta reserva al saber ante quien estaba.

. –Sabes cuál es la política muchacho. –recordó. –No nos sirves muerto, pero si tanto insistes podría hacer un arreglo para ti.  –

Sus ojos castaños brillaron expectantes, Benjamín amplió su sonrisa divertido por la situación. Ante él, tenía a un niño incompetente que trataba de tragar más de lo que podía, pero en todos sus años de experiencia, había reconocido que hasta el más pequeño renacuajo tenía una función útil e importante, su diversión consistía en preparar el material.

En ese momento la puerta se abrió dejando pasar a un hombre ataviado de ropas gruesas, pesadas de invierno y una enorme mochila amarrada a una tienda de acampar encima. El hombre era alto, muy fornido, rapado, botas altas, tenía pinta de haber regresado de alguna campaña militar.

. –Bienvenido Javier. –saludó Benjamín. -¿Qué tal la misión?

Javier resoplo por la nariz haciendo un sonido semejante al de un caballo, tiró un rollo de papeles al escritorio de Benjamín y luego se dejó caer en el sillón dejando sus cosas a un lado.

. –¡Los países árabes son un martirio! ¡Bendita su obsesión por las bombas Dios mío! –

A Gael le impresionó la fuerte y ronca voz de Javier,  lo miraba como si de un ovni se tratara, algún extraterrestre que Benjamín había encontrado y subyugado para sus fines.

. –Gael, te presento a Javier. Tu nuevo compañero de trabajo. –

Rápidamente giro la cabeza mirando a su jefe y luego al gigante Goliat.

. -¿Cómo? –

. –Me pediste misiones de mayor dificultad. –se levantó de su asiento yendo hacia un archivero empezando a revolverlo. –Sería una irresponsabilidad mía mandarte así nada mas. Así que… -regresó dejando un folder encima de su escritorio empujándolo hacia Gael y mirando directamente la cara desubicada de Javier. –Javier será tu guía y maestro hasta que yo decida tu emancipación. –

. –¡Para el carro! –Javier se caminó hacia Benjamín apoyando sus dos manos en el escritorio, se inclinó lento entrecerrando los ojos e ignorando a Gael. -¿me estas colocando de niñera? –la pregunta era un reproche, tenía ganas y saliva para replicar, pero la luz de seriedad en los ojos de Benjamín lo callaron.

. –Lo harás bien, puedes usar al joven Gael como desees siempre y cuando no lo mates con tus ideas. –

Gael abrió sus ojos ante tales palabras, miró a Javier nuevamente y luego a Benjamín. Si entendió bien las palabras de la máxima autoridad en ese cuarto, ese acuerdo tal vez no lo dejara en una pieza.

Javier se enderezo y por primera vez volteo hacia Gael mirándolo penetrantemente como si quisiera traspasarlo. Lo examinó de arriba, abajo haciéndolo sentir incomodo, tenía el presentimiento de que pronto viviría el punto más álgido de su vida.

. –Tal vez sirva. –susurró para sí mismo Javier. Su rostro era neutro, pero mostraba una ferocidad propia de un hombre bruto, sus facciones eran duras, toscas y podía ver en sus ojos un brillo animal casi primitivo. Ante él tenía una versión moderna de un guerrero vikingo de la historia nórdica.

. –Si tienes alguna objeción entonces tendrás que conformarte con seguir en donde estas. –advierte Benjamín al ver la preocupación reflejada en las expresión de Gael.

En eso, de repente la estruendosa risa de Javier inunda los oídos de Gael sorprendiéndolo y sacándolo de su impresión.

. –Muy bien…-Javier da media vuelta mirado a Benjamín con una abierta sonrisa depredadora. –Me quedare al renacuajo. –agarra a Gael del brazo para levantarlo de su asiento. Antes de que Gael pudiera reaccionar, se siente alzado sobre los hombros de Javier. –Manda a otro renacuajo para que recoja mis cosas. –recoge el archivo en donde estaría su misión. –Nos vamos ahora. –

. -¡Espera! ¡No he dicho nada! ¡Detente! –

Javier ignoró las protestas de Gael saliendo de la oficina dejando a Benjamín solo con la mirada clavada en la puerta con aire pensativo.

Gael Vientich, un muchacho que llego a él hace tres años totalmente arruinado y con tres cruces mafiosos en la espalda por sus impertinencias juveniles y su personalidad orgullosa, soberbia y ególatra. Destacaba por haberse metido en una pelea con uno de sus mejores hombres: Neil, el “Orel”. Fue un impulso procaz de su parte retar a alguien como Neil, el mismo joven se había dado cuenta de su estupidez al quedar en evidencia ante todos.  Javier en cambio, tenía la misma cantidad de tiempo que Daniel y Neil con él.

Su organización, el llamado “gremio” por muchos sin un nombre en especial, se concentraba en ir por diferentes regiones, realizando distintas misiones de diversas áreas –política, civil, guerras, encubierto, asesinato, servicio – cosas muy exotéricas para ellos, y muy repudiables para otros. Claramente como cualquier organización, se dividían en diferentes rangos, y al novato de Gael tuvo la mala suerte de toparse con Neil que tenía el más alto rango en el gremio. Los requisitos para subir de rango eran pocos, pero muy imposibles para la mayoría de seres humanos, por ello, solo 7 personas en su equipo formaban parte del rango conocido entre los aspirantes como “ Ispolin”, la traducción búlgara para “nephilim” –del hebreo “caer” o “los que hacen caer”-.

Era un título muy ostentoso en su opinión.

Gael probablemente apuntaba ese lugar y por ello de sus insistencias en adquirir misiones de mayor importancia.

Su risa, suave y lánguida resonó profunda y agradable. Consideraba el deseo de Gael demasiado inútil. Primero que nada para lograr ser considerado uno de sus hombres más importantes, debían de cumplir con una cantidad de misiones suicidas incontables, el segundo requisito venia de la mano del primero, sobrevivir el tiempo necesario y tercero…despojarse de sus raíces.  Una cosa que caracterizaba a sus 7 mejores hombres, era que todos ellos habían borrado completamente su existencia del mundo o más bien, nunca llegaron a existir. No existía un registro de ellos en ninguna parte, eran invisibles ante la sociedad, con habilidades excepcionales fuera niveles normales del ser humano, capaces de muchas cosas, cada quien especializado en su área, personalidades únicas, y un record de misiones cumplidas limpio sin ninguna falla.

Pocas condiciones, enorme dificultad…

…….

Las cosas iban bien, tenía controlado el manejo de las herramientas y su conocimiento en la floricultura y otras plantas habían subido. En ese momento se encontraba en un enorme jardín de una de las bases de la compañía en un lugar en el campo, tenía que encargarse del lugar antes del día de la convención de proyectos arquitectónicos. Muchas empresas irían a la convención, era la oportunidad perfecta para mezclarse y buscar información relevante para algún momento en la misión. Neil llegaría el mero día de la exposición como un joven maestro de la universidad de Houston  en busca de material, consiguió el empleo temporal gracias a su jefe.

Joder con la suerte del cabrón.

En lo que está podando un muro de arbustos, para unos un momento agudizando el oído al creer escuchar un gemido de dolor de alguna parte.  Se acerca poco a poco al origen del quejido y llega al otro lado del muro encontrando al niño de la vez pasada sentado en el suelo mirándose un raspón en la rodilla.

. –Vaya…mocoso, estas en todas partes por lo que veo. –

El niño lo mira al escucharle y Daniel nota enseguida el brillo en sus ojos al reconocerle.

. –¡Señor! –

Daniel chasquea la lengua haciendo una mueca de disconformidad, no le agradaban los niños, eran demasiado frágiles y no los entendía.

. –¡Ale! ¡No grites enano! –amonesta arrodillándose para ver la herida. -¿Cómo coño te hiciste esto? –

El niño baja el rostro avergonzado haciendo alzar una ceja a Daniel por el gesto. –Me tropecé con una piedra y al tratar de no caer raspe con el suelo. –

Estaba avergonzado porque sabía lo ridículo que sonaba, no quería que Daniel pensara que era un torpe, las lágrimas se arremolinaban en sus ojos tratando de no caer.

. –Patético. –dice sacando un bote de agua, una tela limpia y una venda. –No llegaras a ser un hombre si sigues así. ¿Cuál es tu nombre enano? –

. –John. –  responde inseguro mirando como el mayor atiende su herida.

. –El mío es Daniel….ya está. –se levanta al terminar con la raspadura y levanta al niño seguidamente. –Ahora…¿Dónde leches se han metido tus padres? ¿O te escapaste estúpidamente? –

John se encogió en su lugar, Daniel le imponía y tenía al presentimiento de que lo molestaba, pero por alguna razón no podía evitar sentir cierta confianza con él.

. –Papa está hablando cosas de adultos. –

. -¿Y tú qué? –

. –Quería…jugar. –

La respuesta ocasionó un resoplido en Daniel.

. –Si te alejas de tus padres, un degenerado podría venir y llevarte. –lo dijo para meterle miedo y lo logró, John abrió sus ojos sorprendido por la advertencia y su expresión se volvió preocupada e impaciente.

Daniel bufó riéndose un poco por la expresión del menor, disfrutaba infantilmente de provocar el disgusto en las personas.

. –Ya, no te cagues chaval. Ven conmigo… -

Se dio media vuelta sin voltear a ver si el pequeño lo seguía, regresó a donde había dejado sus herramientas. John observaba curioso como Daniel sacaba unas tijeras grandes de podar y un sombrero de jardín para taparse del sol, el sombrero se lo lanza a Jean y las tijeras se las queda él.

. –Póntelo, el sol esta abrasador hoy. –

John le hace caso y se acerca a él obedeciendo la seña de mano de Daniel para que se acercara, lo coloca enfrente mostrándole una pequeña rosa en la enredadera de rosas, saca una extraña navaja de filo en curva y se lo da.

. –Quítale las espinas con cuidado a las rosas. –

. –¿Cómo? –preguntó al no entender las instrucciones, Daniel dejo salir aire de la nariz sonoramente reuniendo su poca paciencia. Le quito la navaja al niño y le dio una demostración para que entendiera.

. –¿Entendiste? – le volvió a dar la navaja. –Hazlo…

John inseguro imito el movimiento del mayor con las parte de espinas del tallo, en el primer intento miró a Daniel buscando aprobación. –¿Así?... –

. –Sí, así. –confirmó. –ahora haz lo mismo con las demás, y sígueme el paso. –

En la mente de Daniel tener a Jean ahí podía resultar de dos formas: podía ser un estorbo, o algo útil. Siguió su trabajo tranquilo, para su sorpresa el niño no abrió la boca en ningún momento, cuando lo vio, le hizo gracia la cara de concentración que tenía al tratar de quitar las espinas como él le había enseñado. Al final se acostumbró a tener a John ahí y cuando el niño empezó a hablarle, no le molestaron sus preguntas y lo trataba con un poco más de amabilidad. Terminan haciéndose cargo de toda el área que tenía que adecentar Daniel rápidamente, Daniel se aseguró de enseñarle a John todo lo que quería que hiciera, lo ayudaba de vez en cuando y le hablaba sobre las flores que veía el pequeño, debes en cuando le lanzaba un pequeño regaño.

. –¡John! –

Los dos escucharon el llamado, de la esquina de una pared salió un hombre con cara de desesperación, cabello negro, más bajo que Daniel.

. –¡Papa! –el niño gritó emocionado soltando la navaja saliendo disparado hacia el que era su padre. El hombre tomo al niño en brazos cargándolo y asegurándose de que estuviera bien, cuando vio la venda en su rodilla se alarmo.

. –¿Que te paso aquí dios mío? –

. –Me lastime jugando pero Daniel me ha curado. –

. –¿Quién? –pregunta volteando a todos lados esperando ver a una persona que se había ido del lugar antes de que se diera cuenta de su presencia.

…..

Las luces de los faros resplandecían fuertemente, había un ambiente inquietante en el aire y no estaba seguro de si era por el mal trago de estar en ese país o un sexto sentido que salía de vez en cuando. Había dos cosas que odiaba con toda su alma, la primera era la multitud y la segunda…estar perdido, imploraba a Dios para que ese viaje de mala muerte como él le llamaba acabase de una vez por todas para que pudiera regresar a su hogar en Londres con una taza de té en su mansión.

Jean estaba en el hotel que su tonto primo había escogido para ellos temporalmente, luego irían cada quien a sus departamentos fijos para vivir un tiempo en esa ciudad…ese era su martirio.

Era de noche, las calles estaban solitarias y él era el único idiota caminando con un traje de tres piezas de diseñador y su gabardina traída de Alemania. Gritaba “asáltenme” por todos lados, lo sabía y se repetía constantemente lo tarado que podía ser por su necedad, se arrepentía de no hacerle caso a Jean y llevarse el celular, lo más tonto que pudiera haber hecho por su simple pensamiento de “solo una vuelta”. Ahí no tenía un mayordomo servicial para que lo acompañara a todas partes y se hiciera cargo de cosas que él consideraba fútiles.

Detuvo sus sonoros pasos para mirar a su alrededor, la calle no le era ni remotamente conocida pero en al recodo de la siguiente esquina las luces de lo que parecía una tienda estaban encendidas, se dirigió ahí con la intención de preguntar a alguno de los empleados por un teléfono y de paso por el número de algún taxista. Cuando entro al lugar se dio cuenta que no era ninguna tienda, sino una biblioteca muy amplia de diseño rustico transportándolo a las bibliotecas antiguas de su casa familiar, el problema era…que el lugar parecía vacío.

Sin embargo las puertas estaban abiertas, por lo tanto, a menos que el dueño fuera un completo inconsciente, alguien tenía que estar ahí a cargo en algún lugar. Se aventuró por la biblioteca prestando atención al detalle de las luces que refulgían tímidamente alumbrando lo suficiente más no fúlgidamente,  los estantes, las mesas, sillas, escaleras…todo era de madera, le sorprendió lo bien cuidadas y lustradas que estaban. La cantidad de libros fue otro detalle que pudo apreciar, sobre todo la calidad y los orígenes, había unos ejemplares bien difíciles de conseguir, muchos los había deseado. También habían decoraciones sobrias y pinturas famosas, que supuso eran réplicas-sorprendentemente muy exactas-

Quien fuera el dueño, no era cualquier persona.

Escucho un ruido en el tercer piso y suspiro aliviado, al fin podía pedir algo de ayuda. El borde de las escaleras, tenían un bordado curioso en ellas, no rechinaban y tampoco tenían indicios de desgaste, se preguntaba el tipo de mantenimiento que le daban al lugar. Llegó a un área de descanso con sillones sencillos alrededor de una mesa baja a un lado de la ventana, pero ahí no había nadie.

. -¿Puedo ayudarle en algo? –preguntó una voz baja, tranquila y profunda a sus espaldas sorprendiéndolo y haciéndolo voltear sobre sus pies.

Notas finales:

Hey espero que les haya gustado,

 

soy abierto a leer opiniones-reviews- y criticas. Los comentarios de la gente puden ser muy constructivos para la historia.

 

 

 

 

 

 

 

Gracias por leer!!!


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