Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cuando Solo Falta Uno por DanyNeko

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Sí, ya se que no tengo perdón de Ra por la tardanza

Disculpenme, expensenme... y si piensan en matarme, recuerden que enotonces nunca conocerían el final de esta historia )?

Luego de unos minutos, donde Ryou fue capaz de calmar a Bakura lo suficiente como para que atendiera a sus palabras, los hikaris decidieron apresurarse en alistarse para su salida con sus amigos.

Yugi le ofreció a Malik que se fuera con él y Yami a su casa, para que Ryou pudiera seguir lidiando con el pequeño momento de debilidad de su pareja, y el albino menor se los agradeció en silencio. Sabía que ya bastante mortificado se sentía su novio por haberse permitido ‘tal desliz’ frente a otras personas.

— ¿Crees que Ryou y Bakura sí nos alcancen? —preguntó Malik, con genuino desconcierto, sentado al estilo indio sobre la cama de Yugi. Yami estaba tumbado a su lado, ya con ropa informal y los brazos tras la nunca, en obvia relajación.

Yugi estaba frente a su espejo, acomodando su cinturón doble —No lo dudo, Ryou fue quien escogió el lugar, de ninguna manera va a dejar de ir —afirmó el oji-amatista.

Malik iba a añadir algo cuando Yami se irguió de golpe, sentándose a la par del moreno con su usual porte elegante —además, Bakura no es alguien que vaya a esconderse después de lo que pasó —añadió el ex-faraón, cruzándose de brazos —para él, sería lo mismo que dejar que piensen que es débil, y eso no es algo que él se permitiría —concluyó, cerrando los ojos. Yugi lo miró a través del espejo, proyectando esa aura aristocrática que lo caracterizaba.

El oji-amatista trató de ahogar una risa. Luego Yami y Bakura aparentaban no soportarse el uno al otro, pero en realidad se consideraban rivales y se conocían bastante bien el carácter del otro.

El oji-vino miró curioso a su compañero, Malik sin embargo parecía haber compartido el pensamiento del menor y también ahogó una risilla.

Yami frunció el ceño en confusión.

Yugi negó con la cabeza ligeramente, con una pequeña sonrisa en sus labios, y se volvió hacia el tocador de su habitación para buscar algún accesorio que ponerse. El oji-vino se levantó en el acto. Echó una mirada rápida y tomó una cinta azul oscuro la cual anudó en el cuello de su pareja, libre de su usual gargantilla, tomó también un par de brazaletes plateados y los deslizó por la mano izquierda de Yugi, finalmente le ató una manilla tejida con los colores de la bandera de El Cairo, en la muñeca derecha.

Malik observó como Yugi se dejaba hacer por las manos de Yami, como si fuera un muñequito, y no pudo evitar sonreír. 
Para un faraón, decorar a su amante con accesorios -en su caso, joyas- era una demostración de afecto, de que estaba orgulloso de su pareja y la presumiría sin recato. 

Malik no sabía si el sonrojo en las mejillas de su amigo se debía al conocimiento de esto último, o si era su reacción natural a ser mimado y atendido por su pareja… decidió preguntárselo en privado más tarde y, si era el caso, hacerle saber a Yugi cuanto significaban esas pequeñas acciones para el oji-vino.

—Listo —musitó el tricolor egipcio, depositando un tierno beso en la frente de su hikari.

— ¿Nos vamos? —el menor desvió la mirada a Malik, con una pequeña sonrisa apenada.

El pelicenizo simplemente asintió, correspondiendo la sonrisa, y salió de la cama de su amigo para ir con ellos.

Platicaron amenamente mientras se dirigían a la estación. Aún faltaban cuarenta y cinco minutos para la hora acordada con el resto de la pandilla, pero Yugi y Ryou habían acordado irse temprano para evitar que ninguno de sus amigos los alcanzara y viera a Malik antes de tiempo.

Se formaron en la línea que los llevaría al centro comercial y Yugi estuvo a punto de llamar a Ryou para avisarle, cuando lo vio caminando hacia ellos, prendido del brazo derecho de Bakura.

El yami albino caminaba como si nada, con expresión neutral en su rostro y su mano libre dentro del bolsillo de su pantalón de mezclilla azul oscuro; proyectaba esa sinigual aura oscura y de chico malo que haría a cualquiera pensárselo dos veces antes de acercarse, en especial con la playera negra cuyo estampado en carmín oscuro simulaba una herida sangrante. Y Ryou, totalmente ajeno a eso, llevaba una dulce sonrisa en sus labios y caminaba a la par de su pareja, con la cabeza reclinada cómodamente en el hombro del más alto.

A Malik se le ocurrió, mientras los veía a acercarse, que no había visto a Yugi ni siquiera tomarse de la mano con el faraón mientras venían de camino, y eso que el yami tricolor parecía más abierto a exteriorizar sus sentimientos que el albino. 

Le pareció curioso.

—Parece que llegamos a tiempo —mencionó Ryou al llegar junto a sus amigos, notando que justo estaba llegando el autobús que tomarían y sin dar señales de soltar el brazo de Bakura.

El mayor parecía no tener intenciones de decir ni una palabra. Cortésmente, Yami no le dio más que una mirada rápida y nadie le dijo nada, así abordaron el transporte y ocuparon los asientos del fondo. Malik iba sentado en medio de Ryou y Yugi, con sus respectivas parejas al lado contrario, junto a las ventanillas laterales.

Pese a que Bakura no pronunció una sola palabra a lo largo del viaje, el ambiente no se sentía incómodo ni tenso; mientras los otros cuatro hablaban amenamente, el albino mayor miraba por la ventana con expresión neutral, incluso adormilada, y mantenía un brazo por sobre los hombros de Ryou, cuya mano peinaba distraídamente los sedosos cabellos de su luz.

Tardaron cerca de veinticinco minutos en llegar a su parada.

—Wow —fue lo primero que pudo pronunciar Malik, cuando los cinco llegaron frente al enorme edificio.

Yugi se rascó la mejilla derecha con el índice —no exageraban los anuncios, sí que es grande.

Ryou miró a Malik, como si de repente se le hubiera ocurrido algo, y se inclinó hacia su oído —lo siento, no lo pensé antes, pero espero que no te incomode estar en un sitio lleno de gente —lo miró, genuinamente preocupado y culpable.

Malik se mordió el labio inferior, comprendiendo en el proceso que había hecho una mueca inconsciente al ver entrar y salir a varias personas por las grandes puertas automáticas. Aun así, le dedicó una pequeña pero tranquilizante sonrisa a su amigo —descuida… estaré bien con ustedes.

La afirmación del egipcio pareció hacer feliz a Ryou, quien se soltó por completo del toque, ya flojo, de Bakura y tomó a Malik de las muñecas para tirar de él por los ocho escalones que daban a las puertas del centro comercial —en ese caso ¡Vamos! —exclamó riendo.

Al peli-cenizo lo tomó por sorpresa, pero la risa de Ryou era contagiosa. Ni siquiera tomó en cuenta las miradas sorprendidas o reprochantes de la gente que se paraba a verlos, mientras dejaba que su amigo lo arrastrara dentro, recibiendo un agradable y sutil escalofrío por el aire continuamente fresco del aire acondicionado que se esparcía por todo el edificio comercial.

Yugi no pudo evitar tomarles algunas fotos, riendo también por el arrebato del albino.
Realmente el ánimo de Ryou, y su soltura para ser expresivo, al no compartir su misma educación de crianza japonesa, era refrescante y, de alguna manera, lo invitaba a comportarse de forma similar. A olvidar que desde niños se les enseñaba minimizar el contacto físico con los demás, a ser formal hasta que hubiera suficiente confianza con otras personas y mantener un perfil bajo, así como una actitud tranquila en público.

Mientras Bakura soltaba un bufido, interrumpido por un bostezo, e iba tras ellos, Yugi se detuvo un momento para mirar hacia abajo, a la mano de Yami que estaba a tan solo cinco centímetros de la suya.

De repente, esa pequeña y minúscula voz dentro de él que le decía que mandara al demonio todo lo que “se suponía que no debía hacer” y tomara la mano de Yami, se aferrara a su brazo o le pidiera que le abrace por los hombros al caminar, se hizo más y más fuerte. 

Gracias Ryou” pensó internamente antes de deslizar su mano dentro de la de Yami, que era apenas más grande que la propia, y agradablemente tibia.

 El oji-vino se tensó por una fracción de segundo, ante el inesperado pero bienvenido contacto. Miró a su compañero, pero este tenía la cabeza gacha, aunque Yami pudo detectar una tímida sonrisa en sus labios y quizás, solo quizás, un sutil sonrojo sobre sus mejillas.

Sonrío sin poder evitarlo y separó los dedos para que estos encajaran con los de Yugi, permitiéndose caminar más cerca de él mientras seguían a su pequeño grupo dentro del centro comercial.

 ~∆~

 Le tocó el turno a Ryou de ahogarse silenciosamente de ternura cuando, luego de recorrer un rato el primer piso del centro comercial y decidir hacer una parada para conseguir algo de tomar, Yugi eligió compartir un solo batido grande con Yami.

Y entonces, una exclamación aguda rompió el momento agradable.

 Siguiendo el sonido rompe-tímpanos, dieron con la aspirante a bailarina y el duelista de la suerte mirándolos con ojos como platos, en especial a Malik. Duke y Tristán, un poco más atrás de ellos, también lucían sorprendidos.

 Yugi solo atinó a preguntar, aún con el vaso de su bebida en manos, que tenía levantada hacia Yami, si no habían acordado al final de verse por el salón de juegos.

Como explicación muda, Duke levantó su celular, enseñando la foto que Ryou acababa de publicar, dónde se veían él y Yugi con sus bebidas, y detrás Bakura apuntaba a alguien o algo con una galleta de avena, presuntamente diciendo algo, si sus labios entreabiertos eran un indicativo.

El albino menor simplemente se encogió de hombros. Yugi suspiró —bueno… momento de explicaciones.

 Tras una explicación, no tan larga como se esperaba, el resto de la pandilla original le dio a Malik una más calmada y agradable bienvenida que avergonzó al egipcio con abrazos, brazos alrededor del cuello y manos revolviendo sus cabellos.

Así que, una vez los recién llegados obtuvieron sus propias bebidas, todos se encaminaron por fin a la zona de juegos.

 Los ojos de Malik literalmente brillaron. 

De primeras, el egipcio se dejó a arrastrar por Joey hacia una máquina, donde el rubio empujó una especie de martillo con cabeza de plástico en sus manos y le indicó vagamente que golpeara a las criaturas marrones que salían de agujeros a la mayor velocidad que pudiera.

 Malik pasó de juego en juego, con cada uno de sus amigos enseñándole su favorito y explicándole la mecánica del mismo.

El pelicenizo tuvo que admitir que desarrolló cierto agrado en el tiró de básquetbol, cuando Tristán y Duke lo hicieron jugar con ellos; también le pareció estimulante destruir, lo que Joey había llamado 'aliens’, en una máquina equipada con réplicas de ¿ametralladoras? O algún tipo de armas de fuego.  

Le costó un poco, pero con las indicaciones de Ryou logró algunas rondas en el Guitar Hero, sinceramente no entraría en su top. Eso sí, al pequeño albino le costó lo suyo hacer que él y Bakura soltaran la máquina de Mortal Kombat, aún luego de tres enfrentamientos seguidos. 

— ¿Te estás divirtiendo, Malik? —preguntó Ryou, sosteniendo una bolsa de galletas que había comprado en la pequeña cafetería adjunta a la zona de premios.

 Malik se preguntó, en algún momento, cómo era que Ryou mantenía su figura delgada y grácil con lo mucho le gustaban los dulces — ¿Soy tan poco expresivo? —cuestionó de vuelta, tomando agua de una botella transparente.

 Yugi negó con la cabeza, sonriendo —sólo por asegurarnos —contestó con tono ligero y bromista.

 Malik se rio suavemente y pronto los tres estaban compartiendo una risita, solo para que luego unas​ gotitas resbalaran por sus sienes cuando vieron a Yami y Bakura, encarnizados en una batalla campal de Air-Hockey. 

 — ¿Qué vamos a hacer con ellos? —suspiró Ryou, en una queja divertida.

 — ¿Ustedes dos? Amarlos ¿qué otra cosa? —se burló Malik, divertido al ver cómo el rubor se extendió por las mejillas de sus amigos —ouch, solo dije la verdad —se quejó risueño, cuando los más pequeños le dieron un codazo cada uno.

 Yugi y Ryou bufaron en respuesta, antes de tomar una galleta cada uno de la bolsa de Ryou, quien también le ofreció a Malik.

Los tres volvieron la vista al frente, de golpe, cuando escucharon el gritito chillón de Tea y alcanzaron a ver cómo la castaña se agachaba rápidamente para evitar el disco de hockey que salió disparado fuera de la mesa por un fuerte golpe mal colocado.

 Malik se apresuró a usar su magia para frenar el vuelo que llevaba el pequeño disco negro, y atraparlo con una mano para que nadie más se diera cuenta de su repentina ingravidez.

Ryou, por su parte, tenía una disculpa en la punta de la lengua para su compañera de salón, por la que muy probablemente había sido una inconsciencia de su pareja; sin embargo, nadie se esperó que, al enderezarse, Tea le chillara al otro ex-espiritu.

 — ¡Atem! —se quejó la única chica del grupo, con los ojos empequeñecidos por el repentino susto. 

El tricolor de ojos vinos se veía realmente apenado por su desliz, mientras que el de ojos violetas se debatía entre quedarse boquiabierto y la risa que se atoraba en su pecho.
Yami, con las cejas arqueadas y las mejillas ligeramente encendidas en vergüenza, estaba a punto de ofrecerle una disculpa a su amiga cuando unas carcajadas estallaron. Y no, no fueron las que Yugi estaba conteniendo, sino que fue Bakura el que soltó una risa realmente divertida -y solo un poco maliciosa-. 

Para continuar con la sorpresa de todos, Yugi terminó por rendirse a la risa y acompañó a Bakura en sus carcajadas, sosteniendo su estómago con ambas manos, cosa que provocó que tanto Yami, como Ryou y Malik lo miraran casi atónitos y que Tea resoplara con irritación; pero pronto Joey se unió a las risas, y con él Tristán y Duke.

 La aspirante a bailarina frunció los labios en un mohín antes de darse la vuelta y dirigirse a zancadas hacia la máquina DDR, decidida a distraerse y relajarse con algunas rondas de baile.

Duke fue tras ella, y Joey también.

 — ¿Aibou? —Yami y Bakura dejaron olvidada su partida, que justamente iba en empate con cuatro puntos para cada uno, y se acercó a su pareja que intentaba dejar de reír. 

—Ja~ Yami jajaja —se cubrió la boca una la mano derecha unos instantes —tienes que tener jaja más cuidado con esos juegos —pero aún se le escapaban algunas risillas en medio de las palabras.

 

En lugar de estar de acuerdo, Yami miró con diversión, cuando Yugi volvió a cubrirse la boca.

 — ¿Por qué tu no me 'regañas' así? —se burló Bakura, con Ryou, apuntando al menor de los tricolores con evidente diversión. 

Ryou simplemente puso los ojos en blanco, ignorando el comentario —Yugi, amigo, respira ¿sí? 

El tricolor aludido agitó suavemente su cabeza y se descubrió la boca para respirar profundo, antes de agarrar la botella de agua que Malik le ofreció y tomar un sorbo, por fin tranquilo.

 

—Lo siento —carraspeó un poco, para evitar los resquicios de la risa —no sé porque me hizo tanta gracia —se mordió los labios, con una pequeña y adorable sonrisa.

 —No, no —desestimó Bakura, con su sonrisa ladina y pasando un brazo por sobre los hombros de Yugi —es una grata sorpresa que en realidad sepas reírte de los buenos momentos de la vida, Chibi —dijo con ligera malicia.

 Yugi se encogió en el semi-abrazo de Bakura, aunque sin perder la sonrisa.

 —Bakura… —se quejó Ryou, en un tono más de resignación que de reclamo, y suspiró. 

Yami resopló, y se apresuró en alejar a su compañero del abrazo de Bakura, murmurando un 'suéltalo'. Ryou y Malik ahogaron unas risitas antes de que el peli-cenizo se distrajera con algo en particular que lo hizo caminar en la misma dirección que había tomado el resto de la pandilla, hacía unos momentos.

 Yugi y Ryou fueron los primeros en seguirlo, y más atrás sus yamis. 

Pudieron ver cómo Duke había subido junto con Tea en la máquina de baile y ambos estaban compitiendo a ver quién erraba menos en una canción bastante rápida; Malik, sin embargo, apenas si los miró al pasar, dirigiéndose un poco más allá, dónde había una tarima de madera negra que se extendía unos seis metros hasta una de las paredes. Encima, había una línea de pequeños reflectores de colores, cortinas recogidas y algunos altoparlantes estratégicamente colocados; había una mesa de mezclas pegada a la pared, así como una batería y un piano eléctrico.

Había una chica sentada al filo de la tarima, al parecer hablando a través de un micrófono inalámbrico con audífono al lado derecho de su rostro, y algunos adolescentes que estaban en el salón empezaban a aglomerarse lentamente alrededor.

  ¿Qué pasa ahí? —le preguntó Malik a Ryou, cuando el albino llegó a su derecha. 

 —No estoy seguro —Ryou se dio cuenta de que había gente entrando al salón de juegos para acercarse de inmediato a la tarima —parece algún tipo de presentadora —mencionó al reparar en la chica, no mucho mayor que ellos, quien ocupaba un vestido blanco con una falda color celeste de tela escarchada y un cinturón de falsos diamantes, una chamarra corta de mezclilla clara y unas medias largas con motivo de arcoíris que combinaban con su pelo -que muy posiblemente era una peluca multicolor- además de unas bailarinas plateadas y un adorable sombrerito de copa color celeste con encaje blanco en lo alto de su pelo recogido en dos coletas bajas que caían hasta la cintura.

Un silbido a su izquierda les hizo notar que Joey también les había alcanzado, junto con Yugi y Yami —sí que está linda —dijo, mirando a la chica. La verdad era que sus grandes ojos color cian y su cara redondeada, de piel suavemente trigueña, merecían el halago —Duke mencionó que entre días de semana hacen aquí pequeños eventos o concursos, para motivar a que la gente venga no solo los fines de semana.

 —Ohhh~ —corearon Yugi y Ryou, en entendimiento.

 —Bueno, ahora tengo más curiosidad —sonrió Malik.

 —Esperemos a ver qué ocurre —opinó Yami, quien estaba de pie tras su hikari, y lo mantenía en un abrazo por la cintura.

 Bakura simplemente espetó un 'hmm' pero se quedó al lado de su respectiva luz, recargando la cabeza sobre su hombro, al notar que este también parecía interesado.

 De repente, la chica subió sus pies sobre la tarima, agazapándose en su lugar, le dedicó un guiño a un grupo de chicos e hizo una voltereta hacia atrás, digna de una gimnasta, para luego ponerse de pie, levantando las manos y hacer una reverencia exagerada; los aplausos llovieron mientras la chica soltaba una tierna risita.

 —Woah, vaya vuelta —comentó Ryou. 

—Parece que ya comienza —añadió Yugi.

 Empezaron a sonar unas campanadas, en intervalos de tres segundos; la de pelo multicolor colocó sus brazos en jarra y contoneó las caderas al ritmo de las campanadas, con una sonrisa en sus labios.

Cuando las diez campanadas terminaron, la chica se llevó una mano a los lados de su rostro, dónde estaba el micrófono inalámbrico.

 — ¡Hola a todos, chicos y chicas! ¡¿La están pasando bien?!  —la voz de la chica -afortunadamente poco chillona y más bien tolerable- se esparció a un volumen moderado por el salón. En respuesta algunas personas exclamaron entusiasmados —uh, creo que la acústica no es muy buena. Una vez más ¡¿Se divierten?! —la respuesta esta vez fue más audible, la chica fingió luchar contra una corriente de aire —vaya, eso está mejor, sí, sí —aplaudió risueña —me da mucho gusto ver a tanta gente aquí, divirtiéndose hoy —tomó su sombrero e hizo una nueva reverencia —mi nombre en Yukina y los acompañaré en los mini-shows de hoy ¿está bien? 

 Muchos aplaudieron a la carismática muchacha.

 —Bueno, sabe cómo cautivar al público, eso desde luego —mencionó Ryou.

 —Es bonita y tiene carisma, supongo —aportó Yugi, solo para notar como Yami apretaba ligeramente su abrazo.

 — ¿Su pelo es así? —tuvo que preguntar Malik. 

Joey se rió —quién sabe, viejo.

 —Vamos entonces con unos retos musicales ¿Les parece? —la gente aplaudió. Un proyector que estaba bien camuflado entre los reflectores fue encendido, apuntando a la pared de atrás y mostrando lo que parecía la pantalla de inicio de alguna versión de Just Dance —muy bien, empecemos con… ¡Ajá! —la chica vaciló su mirada por el público, hasta algo pareció llamar su atención más atrás — ¡Nena! La castaña de ojos claros que está bailando por allá —Tea y Duke se detuvieron bruscamente cuando un reflector rosa los apuntó desde el techo sobre la tarima — ¿a ti y a tu novio les interesa un juego?

 — ¡Él/Ella no es mi novio/novia! —se quejaron Tea y Duke al unísono, señalando al otro con pena de​ irritación; cosa que se ganó las risas del resto de la pandilla, y de buena parte del público.

 —Bueno, pero ya tengo su atención, que era lo importante —se rió entre dientes, también la presentadora —así que ¿Qué les parece a ustedes dos subir aquí, a un verdadero reto de baile? —ofreció —el ganador podrá elegir una cosa de la zona de premios gratis —explicó, mientras retorcía con un dedo algunos mechones rojo y amarillo de una de sus coletas. Duke no pudo evitar ruborizarse ligeramente ante esa inocente exposición de coquetería.

 Tea balbuceó un poco, sonrojada por el ser el centro de atención, antes de intercambiar miradas interrogantes con el pelinegro a su lado.

 —Vamos Tea ¡Sube! —Joey gritó en aliento de su amiga. 

— ¡Adelante Duke, hazlo! —ayudó Ryou también, con tono divertido.

 — ¡Sí, ustedes pueden! —aclamó también Yugi. 

—Parece que necesitan un poco de motivación —se rió suavemente Yukina — ¡Vengan esas palmas! 

 La gente comenzó a aplaudir al unísono, mientras Joey, Tristán, Ryou y Yugi exclamaban sus nombres en aliento.

Duke colocó una mano en el hombro de Tea y le dedicó un encogimiento de hombros junto con una alerta sonrisa antes de bajar del DDR para dirigirse a la plataforma. La castaña suspiró, pero sonrió de igual modo, yendo tras él.

 Yukina aplaudió cuando sus dos primeros participantes se acercaron, le indicó a Tea de qué lado estaban las escalerillas a la plataforma; Duke por otro lado llegó hasta el frente con la intención de subir de un impulso, pero fue sorprendido por Joey y Tristán, quienes lo levantaron con facilidad antes de dedicarle un guiño de ojos en silencioso ánimo.

La de pelo multicolor le entregó un mando pequeño a cada uno, mientras en la proyección pasaban rápidamente un largo listado de canciones. Finalmente se detuvo en una, que sería la canción con la que Tea y Duke competirían.

 — ¿Es en serio? —bufó Ryou. Atrayendo la atención de la pandilla.

 Malik lo miró con curiosidad — ¿Qué pasa?  

—La canción está bien, pero… —empezó Yugi.

 —El vídeo musical es el peor construido que yo he visto en la vida —concluyó Ryou, poniendo los ojos en blanco. Joey pareció pensárselo un momento antes de reírse.

 —No estoy entendiendo —se quejó Tristán.

 —En la canción hablan de Afrodita, una diosa griega —empezó a explicar Yugi —pero mira el diseño del vídeo —apuntó a la pared donde se proyectaba —la cantante está representando a Cleopatra y la época en que fue reina-faraona en Egipto —ante estas últimas palabras, Yami lo miró con curiosidad, pero Yugi calló ahí.

 Ryou rodó los ojos —los que diseñaron ese vídeo, no tenían muy en claro las clases de historia —comentó, cruzándose de brazos.

 Joey se rió más fuerte —ustedes dos los que tienen es una debilidad por las cosas egipcias —cabeceó sutilmente hacia los yamis. Tristán se unió a su risa.

 Yugi y Ryou se ruborizaron hasta la raíz del cabello — ¡N-no es eso! —se quejaron a coro, ganándose también una risita de Malik.

 Bakura se rió entre dientes, mientras que Yami miró a su novio con ternura, pero antes de que alguno de los dos pudiera decir nada, la colorida presentadora volvió hablar.

 —Muy bien, nuestros primeros dos participantes están listos, al igual que la canción —dio dos palmadas —producción, si son tan amables ¡Que inicie la fiesta!

 La música comenzó a sonar y los personajes, que Duke y Tea debían imitar, a moverse con los pasos establecidos. En el público algunas personas intentaron imitarlos también, otros solo seguían la letra de la canción.

 —Make me your Aphrodite —Malik se dio cuenta de que Ryou, a pesar de haberse cruzado de brazos y hacer una mueca inconforme, estaba cantando en voz baja, con esa maravillosa facilidad de quién creció hablando inglés —Make me your one and only.

 Bakura hociqueó suave su cabeza en el cuello de su adorable luz mientras lo escuchaba —But don't make me your enemy, your enemy, your enemy —entonó a su oído, en voz baja.

 El menor se ruborizó cuando lo escuchó, sintiendo el cosquilleo de su aliento —So you wanna play with magic —Ryou tomó las manos de Bakura, que reposaban en su cadera, y las movió de tal modo que lo rodeara por completo en un abrazo. Cuando el mayor ladeó la cabeza para mirarlo, Ryou le ofreció una sonrisa coqueta —Boy, you should know whatcha falling for.

 Aunque Malik no podía entender el significado de la canción, realmente se sentía feliz de estar ahí con sus amigos, compartiendo ese momento.

Yugi, comprendiendo su confusión, se inclinó hacia el peli-cenizo para traducirle más o menos la canción, mientras miraban a sus amigos tratar de seguir los pasos.

 Ryou y Bakura, por su lado, estaban realmente ensimismados el uno en el otro.

 —Are you ready for, ready for —Ryou se meció suavemente en su lugar, obligando a Bakura a balancearse con él al ritmo de la música —A perfect storm, a perfect storm?

 Bakura le sonrió con malicia —Cause once you're mine, once you're mine… There's no going back —concluyó con un beso en los labios.

 Con todo eso, Ryou no pudo evitar soltar una risilla tonta, ni que el calor le subiera a las mejillas —I love you, my soulmate —susurró dulcemente, cargado de amor y frotando tiernamente su nariz contra la ajena.

 A Bakura también se le calentaron ligeramente las mejillas, cosa que hizo saltar el corazón de Ryou —I love u too, my bunny —lo abrazó más fuertemente contra su cuerpo, y le robó un beso más largo.

 Finalmente, luego de unos intensos tres minutos y medio de baile, el juego dio su veredicto, declarando a Duke como el ganador, por una diferencia mínima del puntaje total.

 Tea no pudo evitar chillar al ver eso, mientras recuperaba el aliento —lo siento Tea —Duke le sonrió dulcemente —tú eres una gran bailarina, pero yo tengo más experiencia con videojuegos.

 Después de un resoplido de la chica, ambos compañeros de clase y amigos compartieron un abrazo, que se ganó los aplausos del público y de la presentadora.

 —A eso llamó un buen espíritu competitivo —alabó la multicolor, mientras sacaba un papelito de su bolsillo —aquí tienes, chico lindo, puedes acercarte por allá para reclamar tu premio —le entregó el papel, junto con un beso fugaz en la mejilla. 

 Sin embargo, la sorprendida fue ella cuando, en lugar de ruborizarse o apenarse, Duke le guiñó un ojo antes de bajarse de la tarima, hacia la caseta de premios —thank u —alcanzó a decir con voz suave.

 Yukina meneó la cabeza, cuando el pelinegro se alejó, antes de volver a su actuación del día —muy bien, para el siguiente juego no voy a elegir participantes al azar —se escucharon murmullos confusos, y algunos cuantos empezaron a levantar la mano —verán, voy a colocar una canción, sin embargo la letra estará al revés —empezó a explicar —si alguien puede reconocerla y cantarla como es, se llevará el siguiente premio ¿todo claro? —el público exclamó en confirmación — ¡Muy bien, producción, que suene la música! —la chica hizo una graciosa mímica, como si estuviera haciendo un redoble de tambores, hasta que la melodía inició.

 El agradable rasgar de cuerdas fue lo primero que se oyó, una guitarra acústica en solo, seguida quizás de un piano muy de fondo. Los grupos y parejas en el público intercambiaron miradas, a ver si alguien reconocía la canción.

Cuando la batería entró a sonar, también lo hizo la voz del cantante. Era una voz masculina, adulta, grave y romántica, dio de inmediato la impresión de una canción de amor.

 — ¿No te suena? —preguntó Yugi a Ryou, en voz baja.

 El albino asintió —sí, pero no alcanzó a entender nada —frunció los labios, atento a la música. Bakura se divirtió viendo cómo se arrugaba suavemente su nariz en un gesto de concentración.

 —A mí me suena la voz del cantante, pero no la canción como tal —comentó Tea, quien ya se había reunido con la pandilla. Joey asintió.

 Un par o más personas empezaron a lanzar títulos de canciones en voz alta, pero Yukina seguía en silencio; también lanzaron nombres de cantantes. Yugi se dio cuenta de que la presentadora sonrió de lado, cuando una chica cerca de ellos dijo un nombre, y Tea exclamó "¡Ese!" Ryou también lo notó, mientras lo que parecía ser el coro empezaba, y los dos hikaris exclamaron a la vez, un verso de la canción que casualmente era el título de la misma. 

¿Qué gano olvidándote?

 Yukina dio una palmada en el acto, y la música bajó en volumen —cielos, ya me estaba preocupando —bromeó, acercándose al borde de la tarima, hacia donde estaba la pandilla —tenemos a un par de muchachitos aquí que acertaron —Yugi y Ryou se miraron entre sí con una risita apenada, no había sido su intención dar la respuesta en voz alta. Yukina notó esas miradas, en cuclillas, lo más cerca que pudo —oh ¿se conocen? 

 —Somos muy buenos amigos —respondió Ryou, separándose sutilmente del abrazo de Bakura cuando muchas miradas empezaron a caer sobre ellos.

 —Bueno, eso lo hace más fácil. Suban aquí conmigo —hizo un gesto de invitación con el brazo, intencionalmente exagerado, mientras se ponía en pie nuevamente.

 Yugi y Ryou intercambiaron otra mirada de resignación y suspiros, pero antes de poder rodear la tarima hasta las escalerillas, sus respectivas parejas los impulsaron suavemente para subirlos a la tarima, provocándoles ligeros sonrojos.

 —Eso es, muy bien —aplaudió la chica, antes de ir a tomar dos micrófonos inalámbricos —ahora que este par de encantadores chicos adivinaron la canción —le entregó un micro a cada uno —para completar el juego, deberán cantarla.

 — ¿Toda la canción? —gimió Ryou, antes de encender su micrófono. Yugi también hizo una mueca de preocupación.

 —Desde luego —Yukina chasqueó los dedos y él proyector, que antes presentó el Just Dance, ahora mostraba contra la pared la versión karaoke de la canción que Yugi y Ryou habían adivinado —toda suya —les dio un suave apretón en los hombros y se retiró un poco.

 Al par de luces les bajaron gotitas por la sien — ¿por qué tuvimos que contestar? —se quejó Yugi en voz baja.

 —Al menos vamos a hacerlo juntos —mencionó Ryou en consuelo —me moriría de vergüenza aquí arriba yo solo.

 Yugi le contestó con una sonrisa, mientras la música volvía a empezar. Le hizo un gesto a su amigo, señalándose para darle a entender que él comenzaría

 —Lo intenté y fallé.

No está en mi olvidarte.

 Malik miró de reojo a Yami, volviendo a pescar en su rostro esa expresión de admiración pura e inconmensurable; no obstante, simplemente sonrió para sí antes de volver la vista a los dos menores. Sus voces, y la letra de la canción, lo atraparon de inmediato.

 —Te siento aquí… abrazándome —al empezar a cantar​, Ryou parecía no saber dónde fijar sus ojos, pero finalmente el par de esmeraldas quedaron atrapadas en los ojos de Bakura.

 —Respirándome, temblando sobre mí, es así —ambos estudiantes se sonrojaron ligeramente al cantar esa parte —Aunque te fuiste no me suelto de ti —Malik distinguió fácilmente, en el tono de ambos, que la canción no solo estaba tocándolo a él, sino que también estaba removiendo viejos dolores en los otros dos hikaris.

 Yugi continúo —Yo quiero que sigas en mi vida

Y Ryou le siguió —Yo quiero que vivas en mi piel

Si amarte es tan fuerte todavía —al juntar sus voces de nuevo, cantaron un poco más fuerte — ¿Qué gano olvidándote?

 —No quiero cerrar estas heridas —Ryou se llevó una mano al pecho, justo donde estaban las casi invisibles cicatrices de los dijes de su sortija. Bakura se encogió en su lugar.

 —No quiero curarme del ayer —Yugi apretó ligeramente la cadena de tu rompecabezas. Por alguna razón, a Yami le pasó por la cabeza una noche en el hospital, después de que Yugi hubiera re-armado el rompecabezas en tiempo récord, dentro de aquel almacén en llamas.

 —Prefiero llorarte de alegría. Soñando que piensas en volver —sus ojos realmente se humedecieron, pequeñas lágrimas se formaron, pero no bajaron, ni se les quebró la voz. Con esa canción estaban sacando el dolor que habían sufrido por meses, uno que ya había curado el amor, pero que en su momento encerraron dentro de ellos en lugar de enfrentarlo.

 Dudoso, Malik colocó lentamente una mano en el hombro de Yami, a modo de consuelo. El tricolor lo miró confundido, pero la pequeña y dulce sonrisa del hikari egipcio fue lo suficiente para que dejara escapar la tensión que acumuló inconscientemente en un suspiro. 

"...Estoy en paz, te di mi amor y más…"

Luego miró a Bakura, quien apretaba los puños y miraba a Ryou cantar sin expresión alguna en su rostro; Malik empujó gentilmente su hombro contra el del yami albino, rezando mentalmente para no recibir una mala respuesta. Bakura lo miró con cierto desdén, pero no dijo ni hizo nada más que volver la vista a Ryou, sin embargo, sus hombros seguían en contacto.

 —Porque un día serás mío otra vez —fue bastante intencional el cambio de 'mía' a 'mío' en la letra, y no les importó. Sonrieron a sus respectivos novios, a sabiendas de que su pequeño momento de debilidad emotiva los había preocupado y/o afligido. 

Con eso solventado, Malik no pudo contener a sus pensamientos que se llenaron de su último sueño, de Marik, mientras aún escuchaba a sus amigos cantar el resto de la canción.

 La mayoría de los versos parecían flechas clavándose en él. 

Sí, había intentado olvidarlo al principio. Sus hermanos le habían dicho que así sería mejor, que aprendiera de sus errores y olvidara esa "pequeña laguna oscura" en su vida… pero no había manera. El dolor de la pérdida, la añoranza y demás sentimientos fueron cavando un hueco en su corazón que al final se volvió insoportable… pero ahora lo sabía con certeza.

 Amaba a su yami, a su Marik, y lo quería de vuelta.

 —Si amarte es tan fuerte todavía ¿Qué gano olvidándote? —mientras Yugi y Ryou acababan suavemente la canción, antes de bajar los micrófonos e inclinarse un poco ante el público, Malik supo que necesitaba decírselos… había tomado una decisión.

 — ¿Malik? —el aludido parpadeó rápidamente para salir de sus pensamientos y volver su atención a la realidad. Se dio cuenta de que Bakura lo miraba de reojo, y de que el tricolor lo había llamado, quién era el que ahora tenía una mano en su hombro — ¿Todo bien?

 —Ehhh —Malik sacudió ligeramente la cabeza —sí, desde luego, Faraón.

 El oji-vino le dio una pequeña sonrisa —dime solo Atem ¿Sí, Malik? 

Malik se ruborizó ligeramente —oh, amm, de acuerdo, sí. 

Los tres volvieron la atención a la tarima cuando la presentadora regresó junto a Yugi y Ryou, aplaudiendo —y yo pensando que tendríamos que subir el volumen para oírlos ¡Me siento estafada! ¡Ustedes dos cantan bien bonito! —exclamó la chica —pero ya que no esperábamos dos ganadores para un solo juego, les tengo una propuesta —los dos adolescentes se miraron, con una pequeña mueca fugaz —si adivinan una segunda canción, una pequeñita —se apresuró en explicar —y la cantan bien, les daremos un premio a cada uno ¿Qué dicen? 

Yugi se encogió de hombros cuando intercambiaron miradas —lo intentaremos —contestó Ryou. 

— ¡Así se habla! —felicitó Yukina —seguro que la conocen, hasta les doy una pista —motivó, mientras el proyector se ponía en negro —es de Disney.

 Yugi y Ryou se rieron al oírla. Lo tenían ganado, prácticamente. 

La música empezó a sonar, y esta vez se distinguían campanillas e instrumentos de vientos.
Muchos en el público se vieron confundidos, pero los adolescentes más grandes estaban sonriendo al reconocer la melodía. 

—Eso es de La Sirenita —dijo Ryou. 

—Parte de él —especificó Yugi. 

— ¡Tenemos dooooos ganadores en esta ronda! —vitoreó la chica —claro, si pueden cantarla.

 — ¡Sin problema! —accedieron a coro, mientras el proyector mostraba la escena en la playa, luego de que la sirena de pelo rojo, salvara al príncipe. 

Quiero que sepas,
Qué bien estarás.
Quisiera poder…
Quedarme a tu lado.
Me gustaría tanto…
Verte feliz.
Y disfrutar, bajo el sol
Tú compañía sin condición.
Yo volveré
Ya lo verás.
Por ti vendré… 

Esta vez, ambos cantaron la canción completa y se inclinaron una vez más ante los aplausos de sus amigos y el público. 

—Muy bien, pueden seguir a por sus premios… y saliendo deberían buscar un contrato con una discográfica, ustedes están privando a Japón de un par de lindos y talentosos cantantes —bromeó la chica, mientras les daba un par de papelitos, como a Duke.

 Ambos se sonrojaron, mientras bajaban de la tarima, por los bromistas cumplidos de la chica. 

Soltaron suspiros de alivio y una risilla en lo que se dirigían al puesto de premios, Malik los alcanzó antes incluso que Yami o Bakura y le pasó a cada uno un brazo sobre los hombros, en un amistoso abrazo

 —Estuvieron asombrosos los dos, amigos —los felicitó con una gran sonrisa, los dos más pequeños correspondieron la sonrisa y el abrazo —y la primera canción… vaya. 

—Sí, también nos golpeó un poquito —confesó Yugi en voz baja, a lo que Ryou asintió.

 En el puesto de premios, Yugi escogió un peluche de Kuriboh que le sacó un "Awww" apenas lo vio; Yami rió de ternura cuando los alcanzó y Yugi le enseñó el monstruito de peluche.

Ryou tuvo un momento de debilidad cuando Yugi le dejó sostener su premio y se dio cuenta de lo suave y esponjoso que era, así que pidió uno parecido, pero de color blanco y, además, con los tickets que él mismo o Bakura habían ganado, pidió un poster de Necrotemor Oscuro, que estaba olvidado bien atrás entre los premios.

En acuerdo, ambos hikaris consiguieron también un tercer Kuriboh, el de color lila, y se lo obsequiaron a Malik.

 El egipcio se sonrojó ligeramente, abrazando al peluche —chicos… no tenían que… ¡Muchas gracias! —Ryou no resistió la tentación de tomarle una foto a Malik, mientras este abrazaba su regalo contra su rostro ¡Se veía muy tierno!

 Ryou y Yugi se sorprendieron a sí mismos pensando que a Marik le encantaría ver esa foto cuando regresara y no si regresaba, sin embargo, parecía cada vez más claro que Malik había llegado a una decisión sólida. 

 Yami, muy sigilosamente, sacó del mazo de Yugi la carta de los hermanos Kuriboh, mientras los tres hikaris estaban distraídos y, después de un sutil codazo que le valió una mirada desdeñosa, se la enseñó a Bakura.

El yami albino lo miró de reojo, renunciando a una media sonrisa cuando entendió la idea del tricolor y asintió quedadamente.

 El par de ex-espíritus compartieron un poco de su magia con la carta y con los tres peluches, de modo que en cuestión de segundos las tres bolitas de pelo estaban acurrucándose en los brazos de su respectivo dueño y chillando en voz baja, según las silenciosas órdenes de sus invocadores.

Esto les valió un coro de "awww" de parte de los tres chicos, que achucharon con más ganas a su respectivo Kuriboh.

 —Eres increíble —Bakura y Yami recibieron un beso en la mejilla de sus novios, mientras que Malik simplemente disfrutó del suave pelaje del Kuriboh lila contra su mejilla.

  

Continuará...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¡Por fin! ¡Chingue su madre! 

Sentí este capítulo laaaaarguisimo, primero me pilló un maldito bloqueo de escritora y después no veía el fin, se los juro.

Pero bueno, al final me terminó gustando el capítulo y por fin podré pasar con la última parte de este fic que se me hizo más largo de lo que pensé en un primer momento, pero estoy muy emocionada de compartir con ustedes la próxima idea que usaré aquí, habrá un cambio de escenario que nunca he usado y ya quiero ponerme a escribirlo.

 

No siendo más, saludos a todos, espero sus estrellitas y comentarios. Los amo montones, mis bombones de chocolate (?

Nos leemos la próxima.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).