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Desde las Sombras por Ariisa

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Notas del capitulo:

¡Gracias por sus bellos comentarios! Me animaron a escribir algo más para este AU. En sí este capítulo es bastante distinto del anterior en cuanto a atmósfera. Es más relajado y cómico, por lo que no sigue la línea del primero capítulo. Y no aprenderemos muchas cosas nuevas, pero tómenlo más bien como un intermedio o un “extra” de la historia. Espero poder escribir algo más sustancial como capítulo dos eventualmente.

 

PRIMER INTERLUDIO

 

 

1.

 

— Yuuuuuuuri…. ¡Yuuri!

 

Yuuri abre los ojos rápidamente, obligando a su cuerpo y mente a salir del letargo inducido por el sueño. Se encuentra completamente desorientado, por lo que repasa instintivamente las cuestiones más básicas: estado de su cuerpo, amenaza inmediata, localización, objetos cercanos y último recuerdo.

 

No logra percibir peligro inminente y su cuerpo se encuentra en perfectas condiciones si se deja de lado el hecho de que acaba de despertar sobresaltado y su corazón palpita demasiado rápido. Determinar su ubicación no requiere mayor esfuerzo pues su viejo sillón es imposible de confundir y, por lo mismo, conoce los objetos a su alrededor. Está en la sala de su departamento. Junto a esa realización inmediatamente su cerebro decide recrear para él los últimos acontecimientos en 4K[1] y sonido a 320 kbps[2].

 

Viktor. Viktor Nikiforov. Viktor Nikiforov en Japón. Viktor Nikiforov en su departamento en Japón. ¡¡Viktor Nikiforov acostándose en su cama en su departamento en Japón!!

 

Oh, Dioses. Oh Dioses, oh Dioses, oh Dioses, oh Dioses…

 

Sólo entonces su mente hace la conexión, al mismo tiempo que la voz del asesino ruso vuelve a llegar a él, clara y firme. ¿Y como si se estuviese haciendo un puchero?

 

— ¡Yuuuuri! Despierta, llegaremos tarde.

 

¿Tarde? ¿Tarde a qué? ¿Qué hora es? 06:23 a.m. Oh, por qué, es demasiado temprano para él… Enfócate Yuuri, ah, sí, ¿De qué diablos habla Viktor?

 

Yuuri no tiene mucha experiencia tratando con Viktor y realmente no sabe cómo clasificar su actitud. Digamos que es la primera vez que un asesino profesional de fama internacional se acerca a su puerta, la cual no debiera haber sido capaz de hallar en primer lugar, sólo para declarar que quiere que “trabajen juntos”. Y a continuación entrar a su casa, hablarle como si Yuuri fuese su amigo de toda la vida y no un hombre entrenado que lo dejó drogado la última vez que se vieron, y simplemente ser tan… distinto.

 

De todas sus experiencias de vida Yuuri no logra recordar nada que lo haya preparado para esto. Ayer mismo estaba resignado a quedar en las manos del hombre de cabello platinado, resignado a padecer por sus acciones con su cuerpo, con dolor y sangre. Y, en cambio, ¿Viktor está jugando una especie de juego mental? ¿Pero qué-…?

 

— ¡Yuuri! – Viktor, al parecer cansado de ser ignorado, se acerca al sillón donde el dueño de casa aún está estirado con una precaria manta cubriéndolo. Se deja caer dramáticamente sobre el poco espacio libre, o más bien sobre Yuuri, y le reclama con ojos tristes y una mueca infantil – Si no nos apresuramos, llegaremos muy tarde.
— ¿Tarde a qué? –es todo lo que sale de su boca, en lugar de lo que realmente debiera preguntar: ¿Qué haces todavía aquí? ¿Por qué no me mataste durante la noche? ¿Qué estás planeando?
— ¡Debemos ir al aeropuerto, Yuuri! –Viktor tiene una fijación con decir su nombre, concluye el japonés, pues intenta decirlo en cada frase que sale de su boca. Y Yuuri no puede evitar un pequeño escalofrío cada vez que oye su nombre, el real, pronunciado con ese acento exquisito y tono de voz tan único.
— …al aeropuerto –repite, como un loro. Sólo entonces su cerebro decide realizar algún tipo de proceso cognitivo nuevamente.- ¿Qué, por qué?
— ¡Alguien importante viene, Yuuri!

 

La confusión es evidente en el rostro del hombre que se encuentra apresado entre un sillón barato comprado en liquidación y la leyenda viviente de los asesinos a sueldo. Viktor lo sabe, mas sólo sonríe y se levanta con una gracia que los atletas artísticos desearían tener.

 

 — Podemos comprar algo para desayunar en el camino. ¡Pero debemos apresurarnos y salir antes de las 06:40!

 

Juego mental. No hay otra explicación.

 

 

 

 

 

Están llegando al aeropuerto en un auto que, al parecer, Viktor arrendó. Eso espera, a menos que lo haya robado, en cuyo caso ni siquiera quiere enterarse. Yuuri sólo conduce siguiendo las normas del tráfico y esperando que ningún oficial de policía los detenga porque lo ha identificado como un vehículo robado.

 

Para entonces su mente ha sacado más de 10 variantes en las que el recién llegado es una de las víctimas de los daños colaterales que ha causado Void y quien ha patrocinado el viaje de Viktor en su búsqueda. Y aunque ayer mismo Yuuri estaba resignado a morir, hoy su mente trabaja ágilmente buscando alternativas de escape.

 

A pesar de su acelerada actividad mental, Yuuri se ve una vez más sorprendido cuando en lugar de dirigirse a la puerta de desembarque de los vuelos internacionales se dirigen a una oficina externa del edificio.

 

Viktor se acerca al mesón con una sonrisa tan radiante que la señorita a cargo suspira audiblemente mientras observa al hombre con ensoñación. Yuuri entiende completamente el sentimiento, pero al mismo tiempo no deja de sorprenderse de ver el carisma del ruso en acción. Su actitud hasta parece real.

 

Yuuri comete el error de perderse en sus pensamientos los segundos suficientes para perderse el comentario del otro hombre, en inglés. Se distrae observando el local, ¿que parece ser una agencia de encomiendas?

 

No pasa mucho tiempo cuando la encargada vuelve con un… un perro. Un poodle estándar de color chocolate que no para de mover la cola y observar con sus grandes y redondos ojos café a Viktor.

 

 — ¡Makkachin! –exclama dicho hombre, emocionado.

 

La joven que trajo al can suelta la correa desprevenida en cuanto el perro se decide a correr hasta Viktor, quien lo recibe con brazos abiertos y le abraza como si se tratase de los más valioso del mundo. Luego, Makkachin gira la cabeza y observa directamente a Yuuri. Entonces se decide a abalanzarse esta vez sobre él.

 

¿Es un perro de caza? ¿Está entrenado para torturar a los enemigos de su dueño? ¿Se trata de un experimen-?

 

El poodle es mucho más ágil y pesado de lo que aparenta, por lo que termina derribando a Yuuri fácilmente. Y luego atacándolo… a lengüetazos. Probablemente no es un perro asesino entonces.

 

 — Makkachin, no, deja a Yuuri –dice Viktor, apenas aguantando la risa y haciendo lo mínimo por quitar los 31 kilos de perro de encima del japonés.

 

 

—  Bien, ya conociste a Makkachin y le agradas, por lo que con su aprobación ya podemos oficialmente empezar a planificar nuestra convivencia. Lo primero es cambiar de locación, porque aunque la austeridad japonesa puede ser muy interesante en un inicio, necesitamos más re-
— Cuando dijiste que vendríamos a buscar a alguien importante, ¿te referías… a Makkachin? –es una pregunta estúpida. Ya están en el auto, de regreso a Ōmura, dejando atrás el aeropuerto de Nagasaki.
— ¡Por supuesto! No podemos establecer ningún tipo de relación oficial si Makkachin no muestra su aprobación por ti. Aunque si hubiese llegado a ser necesario, un par de galletas podrían haberle convencido. ¡Pero ahora todo está bien! Claramente ha desarrollado un apego hacia ti –no es difícil apreciar la veracidad de sus palabras, pues en ese preciso momento Makkachin lleva su cabeza entre los dos asientos delanteros y está atacando la oreja de Yuuri con su lengua.

 

Juego mental.

 

 

 

 

2.

 

— ¿Conociste ya al novio de Yuuri-kun?
— ¿Qué? No, no supe nada de eso –responde impresionada Arakawa-san, mirando a sus amigas Fukui-san y Doi-san, mientras toman té verde en la casa de la última.
— Alguien tendrá también que decirle a Sasaki-san, quien planeaba presentarle su nieta a Yuuri-kun.
— Hmn, pues ya es muy tarde, lleva una semana viviendo con un guapo y agradable hombre extranjero.
— ¿Y cómo es que están seguras que es su novio? Puede ser que Yuuri-kun sólo esté alojando a uno de sus clientes. La hospitalidad es parte de los negocios –insiste Arakawa-san, negándose a ser la última en enterarse de esta noticia.
— Han venido a comprar a mi tienda un par de veces. Sé que tenemos la impresión de que los extranjeros son más… cariñosos, por decirlo de algún modo, pero la manera en que ese hombre mira a Yuuri-kun es transversal a toda cultura.
— Ah, y yo que esperaba ver a Yuuri-kun casado con algún afortunado o afortunada jovencita local.
— Pues tiene sentido. Pasa tanto tiempo fuera que tuvo más posibilidades de conocer gente extranjera que de su propia ciudad.
— ¿Y cómo es este extranjero? ¿Se merece a nuestro Yuuri-kun?
— No hemos llegado a conversar mucho, ¡pero es un hombre tan agradable! Y muy entusiasta. Sus personalidades contrastan perfectamente.
— Oh, me llamaba la atención haber visto tan seguido a Yuuri-kun últimamente. ¿Es este amante quien lo está obligando a salir más seguido?
— Estoy segura que sí, Arakawa-san. Y aún viene lo mejor, ¡ya adoptaron un perro!

 

 

3.

 

— ¿Es… es ése Viktor Nikiforov? –pregunta Minako, con el rostro pálido y el ojo derecho tiritándole. Observa a su protegido, quien ni siquiera se atreve a mirarle a la cara.
— Pues…
— ¡Yuuuuuuuriii, Fukui-san me regaló unos obanyaki! –grita el ruso, con una sonrisa radiante en forma de corazón, mientras saluda desde la puerta con Makkachin siguiéndole.
— Es demasiado descuidado para tratarse de un asesino profesional.
— ¡Lo mismo digo! –se queja Yuuri, enterrando su cara en las palmas de sus manos.

 

 

 

4.

 

Phichit es el tipo de persona que hace múltiples tareas a la vez. Como un agente que se dedica a vender información, la red que ha construido es amplia y diversa, y se encuentra activa las 24 horas del día. Phichit duerme poco, pero intenta mantener su buen humor a pesar de las largas jornadas. De vez en cuando se toma descansos, pero a menudo no se trata más que de tardes o mañanas libres. Con el tiempo, la emoción de trabajar entre mafiosos y asesinos se ha extinguido. No hay muchas situaciones que no haya vivido ya o personas que lo sorprendan. Aunque existen excpciones, como Yuuri.

 

Cuando Phichit recién comenzaba a tener presencia, llegó hasta él un hombre buscando información sobre Viktor Nikiforov. Nada nuevo, a decir verdad, ya que el asesino en cuestión es uno de los jugadores más peligrosos. Lo extraño fue que el cliente no preguntaba por quién era la próxima víctima de Viktor o su posición. Sólo preguntaba si estaba vivo y una idea muy general respecto a qué se estaba dedicando. Fue dinero fácil ya que las respuestas las tenía sin tener siquiera que confirmar con otros.

Phichit rápidamente olvidó esa interacción, pero cuando se transformó en un patrón que cada tres meses recibiera una llamada solicitando información sobre Nikiforov, su interés aumentó. Tras una investigación que se extendió por tres meses y le costó unos cuantos favores más la ayuda de un viejo aliado hacker, Phichit dio con su interlocutor. Y desde entonces al menos existe alguien que siempre termina haciendo su vida más entretenida. Alguien a quien puede considerar un amigo.

 

Dicho amigo lleva alrededor de 6 semanas desaparecido, sin medio alguno para contactarse con él, y aunque el tailandés intenta no preocuparse a segundos son los peores escenarios los que se presenta en su mente. Esa es la razón por la que al oir la voz de Yuuri al otro lado de la línea el día número 39 desde la última vez que hablaron, Phichit prácticamente grita.

 

— ¡YUURI!
— ¡Phichit! -responde la voz, en un tono liviano, lo que le devuelve al menos tres años de vida al informante.
— Oh, Yuuri, no esperaba tu llamada. Bueno, esperaba tu llamada, con ansias, pero no creía que la recibiera pronto… ¿¡Dónde estás!? ¿Qué estás haciendo? ¿Estás solo? ¡Viktor me-…!
— Lamento no haberte llamado antes; al inicio era por seguridad y luego… bueno…
— Yuuri, ¡necesito que me cuentes todo!
— …
— Ah, ¡no! No voy a vender información sobre ti, Yuuri.
— ¡No! No es eso lo que quería implicar. Es sólo que… umn, ¿Viktor está aquí?
— ¿¡ESTÁ CONTIGO!? ¿Allí mismo? ¿A tu lado, ahora ya?
— Uh, no, es decir, está cerca, pero…— tras unos segundos de silencio, el informante decide que no se puede perder esta oportunidad.
— ¿Estás llamando desde una línea segura, en una locación apropiada?
— Sí, ¿a menos que Viktor haya cableado el departamento sin que me diera cuenta?
— ¿Lo dices en serio o es todo una broma? —pregunta Phichit, incrédulo.
— A estas alturas no lo sé, la verdad es que no entiendo a Viktor. Es una de las razones por las que quería conversar contigo.
— Dame un segundo.

 

Phichit es receloso de cuidar sus fuentes y de implementar los mejores sistemas de seguridad para que sus datos no sean robados. Proteger a sus contactos es más importante que protegerse a sí mismo, por ello no hay medidas innecesarias a la hora de cuidas sus conexiones. Pero con Yuuri siempre ha sido doble o triplemente cauteloso. Tras asegurarse de la seguridad de la línea, procede.

 

— Ok, no, empecemos en orden cronológico. Después de que terminamos nuestra llamada.
— Hice parte del recorrido por tierra, parte por aire y finalmente llegué a casa –recapitula Yuuri.
— ¿En qué minuto apareció Viktor?
— …hace una semana, aproximadamente.
— ¿¡¡Una semana!? ¿¡Lleva allí una semana!?
— Sí, eh-… ¿Sólo apareció? Es decir, asumo que no le fue tan fácil conseguir información sobre mí, pero tampoco da la impresión de que le haya costado mucho.
— Viktor es una persona que genera muchas impresiones erróneas, Yuuri. ¿Está allí contigo?
— Salió a la tienda de conveniencia, con Makkachin.
— ¿…Quién demonios es Makkachin?
— Su poodle.
— Su… poodle —repite, escéptico. Un 90% de él está tan emocionado por toda esta nueva información que se encuentra literalmente al borde de la silla, vibrando. El otro 10% se lamenta que no podrá compartir esta experiencia con nadie.
— Orden cronológico, Phichit.
— Sí, claro. ¿Entonces lleva una semana contigo?
— Sí. No me preguntes por qué. En un inicio asumí que me interrogaría, que obtendría algo de mí antes de descartarme. Sería lo lógico. Pero no ha hecho nada— ambos guardan silencio, sopesando posibilidades.
— Viktor me contactó al segundo día desde que desaparecieras —comenta Phichit.
— Uh, está bien. Yo mismo te dije que te mantuvieras seguro y que le dijeras sobre mí, si era necesario.
— Ya, pero no lo hice. Hizo varias preguntas y la única que respondí fue una confirmación de que había tenido contacto con Void alguna vez. El punto es que a los dos días Emil, uno de mis aliados más importantes, me llama para pedirme que hable con Nikiforov. Cómo llegó Viktor hasta él, no tengo idea. Mucho menos en dos días. También desconozco qué usó para presionar a Emil.
— Viktor lleva mucho tiempo en esto, no me extraña que sepa moverse. ¿Volviste a hablar con él? —pregunta Yuuri.

 

Es esencial que entre ambos logren reconstruir la escena. No le pueden dar a Viktor la ventaja. Aunque a estas alturas Phichit tiene serias sospechas que el asesino ruso sólo está buscando algun tipo de recompensa de carácter muy personal y no está trabajando con otros.

 

— Sí. Me hizo seis preguntas y me ofreció una suma, bueno, importante por las respuestas. Lo cual fue innecesario, pues prácticamente me estaba obligando a responder. Aún así, sólo respondí tres.
— ¿Cuáles fueron?
— Confirmé que la persona que lo salvó de Gavrel fue Void, que Void es un único individuo y que no fue contratado por nadie para intervenir aquella noche.
— Pues… esa no es mucha información.
— Lo sé. En el gran esquema de las cosas apenas confirmé sus sospechas y le di una pista. Pero fue suficiente, no me volvió a contactar. Por eso te digo que, aunque parezca que haya llegado a ti fácilmente, se tardó un mes. Y no fue por falta de motivación.

 

Vuelven a quedarse en silencio. Phichit tiene varias teorías respecto de cómo dieron con él y luego con Emil, si es que Nikiforov trabajó con un equipo la primera semana.

 

— Oh, eso me recuerda. Viktor desapareció para el resto del mundo.
— ¿Qué?
— No lo puedo asegurar, pero creo que estuvo trabajando con algunos de los miembros del círculo de Feltsman durante las primeras semanas. E intuyo que luego simplemente siguió por su cuenta, por lo que apostaría que nadie excepto él sabe sobre ti aún. Se rumorea que Yakov estaba indignado con él cuando decidió irse sin dejar rastro.
— ¿Pero por qué haría eso? No es seguro para él.
— Aún no lo comprendo. De todos modos, ¿Makkachin?
— Oh, sí. Es su poodle... Phichit, Viktor tiene un poodle. Es adorable. —El tono de Yuuri le hace pensar que su amigo se encuentra en una especie de trance.

 

Esto es lo más interesante que le ha pasado a Phichit en meses y pretende estrujar a su amigo por información.

 

Sonríe maliciosamente.

 

 

 

 

 

5.

 

Las noches en el pequeño departamento son calurosas. Viktor se encuentra en la estrecha cama de una plaza y media, observando el techo blanco de la habitación, intentando reconciliar el sueño a pesar de la temperatura. Makkachin no está con él, pero no se preocupa, pues la apuesta más segura es que su amado compañero está durmiendo con Yuuri en el incómodo sillón de la sala.

 

El giro que ha tomado su vida es inesperado. Durante las últimas semanas, en noches como esta, Viktor imaginaba el reencuentro con el joven que hubiese aparecido tan repentinamente para remecer su vida desde los cimientos. Yuuri. Viktor disfruta pensar y decir su nombre. No es extraño, considerando que tomó una cantidad impresionante de tiempo, dedicación y dinero sólo conseguir ese nombre. Yuuri.

 

El asesino ruso imaginó gran cantidad de acontecimientos durante esas noches, deliberando las posibles reacciones de Void, su respuesta, sus expresiones, su actuar.

En la mejor de sus suposiciones, Void sonreiría confiado y diría algo como “Para ser el mejor asesino del mundo, tardaste una eternidad, Viktor”, en tanto deja la puerta abierta en una clara invitación para adentrarse en su hogar. Y su vida.

En el peor de los escenarios Void se encontraría molesto y no tardaría en intentar atacarlo, sólo para que ambos terminaran rodando por el suelo. Besándose, claro. Bueno, no es un mal escenario, pero es que nadie realmente disfruta plantearse escenas en las que su objetivo no se cumple.

 

La realidad es bastante más desalentadora. Quizás no es esa la palabra. Es simplemente distinto. Yuuri es distinto.

 

Es como si Void, la máscara, fuera Eros. Y Yuuri, la persona, Agape.

 

Es conflictivo y una parte importante de Viktor se siente estafada, como si este francotirador fantasma está jugando con él, haciéndole creer en algo que no existe. Pero luego observa como Yuuri, distraído y sin darse cuenta de la presencia de Viktor, acaricia a Makkachin con tal adoración que es evidente que ama a los perros. O a los poodle en particular tal vez. Y luego Yuuri sale a la calle y gente mayor lo saluda con cariño, a lo que el hombre se pone rígido y rojo, como si el contacto humano realmente fuera algo desconocido para él.

 

Yuuri ni siquiera lo ha echado de su departamento ni de su habitación, viéndose obligado a dormir en el pequeño sofá de la sala, a pesar de que Viktor insiste en que duerman juntos.

 

Yuuri es todo aquello que Viktor no esperaría encontrar en Void, el fantasma que amenaza con acabar con todos desde las sombras.

 

Y aún así, Yuuri es un misterio que Viktor desea como nada nunca antes en su vida resolver. Un misterio increíblemente hermoso.

 

[1] 4K: resolución de imagen mejorada, cuadruplica la resolución HD o High-Definition.

[2] 320 kbps: Básicamente audio en alta calidad.

 
Notas finales:

Soy "thisisariisa" en tumblr, ¿en caso de que a alguien le interese...? ¯_(k8;′◡r45;k8;)_/¯


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