Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Porque ahora lo sé: Todos los Caminos llevan a Ti por StarlightRain

[Reviews - 56]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

N/A: Quiero agradecer a mi beta Caia por su ayuda con este capítulo ¡Ella es la mejor!

 

También quiero responder a uno de los “review anónimos” que alguien me dejó.

 

N/T: Bien debo decir que estaba en el limbo de la felicidad (pase un lindo fin de semana con mi pareja) y se me olvidó por completo que me tocaba actualizar ¿Me disculpan? Bien primero que nada les quiero comentar que fue el cumpleaños de Anzu  no hace mucho, el 7 de septiembre para ser precisos, así que desde acá nuevamente ¡Felicidades!

 

Segundo, quiero agradecer a todos esos reviews anónimos que no he podido contestar por mensaje y que son todos tan lindos y agradecidos tanto por a Anzu como para mí, sepan que nos da mucho gusto verlos todos XD. No los contesto por éste medio porque, se supone, que no debemos hacerlo y lo último que quiero es que anden borrando la historia  y esas cosas, pero bueno que sepan que si son leídos y agradecidos. Sin más los dejó con el capítulo.

 

Salut!

Capítulo 6

 

El país de la Piedra era uno de los más pequeños en el continente, especialmente comparado con sus dos principales vecinos. En tres días Naruto y Sasuke cruzaron de la frontera este a la frontera oeste, fue entonces que decidieron rodear toda la frontera que dividía a la Piedra del país del Viento.

 

El paisaje era incluso más estéril que antes, un sólido muro de rocas y piedra marcaba la separación entre ambas naciones. El clima también se tornaba más extremo debido a la proximidad con el desierto; las noches eran más frías y los días terriblemente calientes. Al mediodía, cuando el sol alcanzaba su punto más alto en el cielo, se hacía insoportable el caminar. Naruto y Sasuke lo manejaron caminando lo más cercano al acantilado, caminando justo bajo su sombra.

 

Sus provisiones se estaban terminando rápidamente también, sabían que muy pronto necesitarían adquirir más, lo que les dejó con sólo dos opciones: podían aventurarse en la aldea oculta, con todos los peligros que implicaba ó podían regresar a al País de la Tierra y buscar un poblado pequeño cerca de la frontera donde pudieran abastecerse de agua y provisiones. Sin embargo, como aún no habían visto ninguna señal de Itachi, ambos dudaban de tomar alguna decisión y arriesgarse a perderlo si es que se mostraba, lo que les dejaba estancados.

 

A pesar de todo esto, Naruto y Sasuke mantenían un buen humor.  El árido clima, la falta de provisiones y lo incierto de su futuro cercano les trajo recuerdos de las misiones que había realizado cuando niños durante su corto periodo como parte del “equipo 7”, cuando su amistad crecía sin dificultad, y ambos sentían como si nada se interpusiera en su camino mientras siguieran volviéndose fuertes.

 

Ellos eran fuertes ahora, potencialmente, los shinobis con vida más fuertes que había, aunque el sentimiento de invencibilidad se había ido, junto la inocencia de su niñez.

 

–¿Sabes qué es lo primero que deberíamos hacer después de encontrar a tu hermano?– preguntó Naruto desinteresadamente, caminando junto a Sasuke.

 

–¿Quieres decir además de largarnos de este árido país del infierno?

 

–¡Claro!– asintió. Obviamente–. Deberíamos ir a un Onsen. Uno localizado en las montañas. Uno que sea frío y rodeado de nieve ¡Uno en dónde sirvan ramen!

 

Sasuke resopló–. Ni siquiera te gusta la nieve. No parabas de quejarte cuando fuimos a esa misión en las Montañas del Viento. Y pescaste un resfriado.

 

–No es cierto– protestó Naruto. Él recordaba esa misión; el frío, la nieve y el maldito hielo cubriéndolo todo. Habían rumores de que un peligroso fugitivo se había refugiado en la cima de una montaña y habían tenido que escalar todo el camino para atraparlo. Sin embargo, una vez hubieron llegado ahí, resultó obvio que lo más peligroso en esos lares era una familia de osos polares que le habían tomado un particular desagrado a Naruto–. Además, es irrelevante. Dame unos días más con este maldito clima y besaré la nieve la próxima vez que la vea.

 

–Traeremos a Itachi con nosotros entonces. Temblaba como pollo cuando las temperaturas bajaban de cero.

 

–¿En serio?– Naruto lo miró con interés.

 

–De verdad. Odiaba el frío. Cuándo tenía como tres o cuatro, mi padre fue a un viaje de negocios al Pueblo de las Aves y nos llevó con él. Era invierno y todo estaba cubierto con nieve. Recuerdo haber pensado que nunca había visto tanto blanco. Me gustó estar ahí. Las peleas de nieve, los trineos… Nunca había tenido tanta diversión. Lloré cuando nos fuimos. Pero Itachi se rehusó a salir de la casa desde el primer día. Lo recuerdo viendo a través de la ventana con una mueca de infelicidad, mejillas muy rojas y una manta alrededor de sus hombros.

 

Naruto sonrió ante esa imagen. Era muy difícil imaginar a Itachi, quien siempre se comportaba severo y altivo, como a un pequeño niño con cero tolerancia al frío, mirando tristemente como su pequeño hermano tenía diversión con sus nuevos amigos e incapaz de unírsele.

 

–Entonces definitivamente tenemos que llevarlo ahí algún día. Y poner algo de nieve en sus pantalones ya que le disgusta tanto– dijo, compartiendo una sonrisa maliciosa con Sasuke–. Aunque sería mejor si esperamos hasta que nos veamos un poco mayores de doce antes de ir. Ni siquiera estoy seguro si nos dejaran entrar, luciendo como unos chiquillos.

 

–¿Por qué te molesta tanto de todos modos?– preguntó Sasuke, en un arranque de curiosa honestidad.

 

–¿Qué a ti no te molesta?– Naruto detuvo su andar por un momento para observar a Sasuke; la incredulidad era palpable en su voz.

 

Sasuke se encogió de hombros, deteniéndose también. Alcanzó su mochila y tomó su botella de agua, dando dos largos tragos. Luego le ofreció a Naruto.

 

–No realmente. Creo que me molestaría si tuviésemos que actuar como niños– explicó mientras Naruto bebía un poco del agua–. O si tuviéramos que rendirle cuentas a alguien. Pero hacemos lo que queremos. Somos independientes. No importa que luzcamos como niños. Lo que me molesta es que este cuerpo es más débil, y que tenemos que entrenar los reflejos automáticos y el taijutsu elemental, otra vez.

 

–Aún así, no es lo mismo– se quejó Naruto, regresando la botella a Sasuke y esperando a que la pusiera de regreso en la mochila antes de retomar la marcha–. Hay un montón de cosas que no podemos hacer como niños…

 

–¿Cómo qué?– indagó Sasuke francamente, pero sin mostrar un interés particular en la respuesta.

 

Naruto se detuvo otra vez, volteando a Sasuke hacia él en un esfuerzo para obligarlo a mirarle a los ojos. El bastardo disfrutaba gastar juegos mentales con él, y a pesar de la honestidad en su voz, aún no estaba convencido si estaba siendo completamente serio al respecto y no tratando de hacerlo ver como a un tonto.

 

Sasuke levantó una ceja y soportó el escrutinio por unos breves segundos, para después deshacer el agarre con un movimiento ágil de su cuerpo y retomar su camino. Naruto frunció el ceño disgustado, y corrió unos pocos pasos hasta que estuvo delante otra vez.

 

–Hay muchas cosas que podemos hacer como adultos que ahora, como niños, no podemos– insistió una vez estuvo cara a cara con Sasuke.

 

Naruto sabía que Sasuke no se detendría una segunda vez, menos por una rabieta infantil como esa, así que optó por caminar hacia atrás, esforzándose por mantener el paso de su amigo.

 

–Nombra una– demandó el Uchiha, impertérrito.

 

–Bueno… no lo sé– era un poquito difícil pensar cuando la mitad de su cerebro estaba concentrada en la dirección del camino que no podía ver–. Podríamos ir a un Onsen-solo-para-adultos, por decir una. Y podríamos comprar suministros en cualquier lugar sin levantar sospechas.

 

–Aún podemos hacer eso. Se llama Jutsu de Transformación, dobe– respondió Sasuke luciendo terriblemente presumido, como si antes a Naruto no se le hubiera ocurrido una idea así de simple.

 

Lo estaba provocando. Naruto se dió cuenta. Sasuke sabía exactamente qué botones presionar y cómo hacerlo, para hacerle perder el autocontrol. Lo peor del caso era que funcionaba siempre, cada maldita vez.

 

–¡Teme! No es lo mismo, eso es trampa– protestó– además, cualquier ninja podría ver a través de él.

 

–Lo bueno es que en los pueblos normales no hay ninjas ¿oh si?

 

Estaba sonriendo. Ese arrogante obstinado se estaba riendo de él, retándole a moler su linda cara con sus puños. Naruto gruñó. Estúpido, estúpido, arrogante y atractivo bastardo. Esa apariencia de superioridad en su cara lo hacía parecer aún más atractivo de lo usual, lo que no era para nada justo. En lugar de usar sus puños, hubiera querido borrar esa sonrisa burlona con una larga, apasionada y violenta sesión de besos. Podría morder sus labios hasta que estuvieran rojos e hinchados. Apostaba que el bastardo no luciría así de presumido si así fuera el caso…

 

Pero esos eran malos pensamientos, se recordó a sí mismo. Malos y peligrosos pensamientos. No sólo porque Sasuke fuera Sasuke, sino porque actualmente parecía un niño de doce años, y sólo los pervertidos fantaseaban con niños. Y él no era un pervertido. Pajearse ocasionalmente en la regadera pensando en el cuerpo adulto de Sasuke era una cosa, estaba seguro que todo mundo en Konoha lo había hecho al menos una vez. Incluso los aldeanos que lo odiaban.

 

Pero esto era diferente. Ésta era la razón por la que evadía este tipo de disputas con Sasuke. Discutir con su mejor amigo siempre le arrancaba su poco control emocional. Y siempre terminaba de la misma manera, ya fuera queriendo golpearlo hasta volverlo pulpa o queriendo follárselo como si no hubiera un mañana; y más a menudo que nada había querido hacer ambas cosas de una buena vez. Lo que, nuevamente, eran horriblemente malos pensamientos.

 

Él no debía de…

 

–¡Ten cuidado idiota!

 

La advertencia de sasuke llegó demasiado tarde.

 

Demasiado absorto en sus pensamientos para prestar la suficiente atención al camino, Naruto falló al esquivar la piedra a su paso, lo que le provocó trastabillar y caer pesadamente de nalgas. Dolió. Mucho.

 

Sasuke se rió de él–. Eso sucede cuando insistes en caminar de la forma equivocada, usuratonkachi.

 

–¡Argh! Eres un bastardo–. Naruto le acusó severamente, aunque sus palabras carecieron de fuerza ya que estaba demasiado ocupado sobando su adolorido trasero. Nada como un poco de dolor para traerlo de vuelta del maravilloso mundo de las fantasías.

 

–No es mi culpa que seas tan torpe– respondió Sasuke sintiéndose para nada culpable. Aún así se había detenido para darle un momento a Naruto de recuperarse. Naruto frunció el ceño, aún adolorido, y avergonzado retomo la marcha, aún caminando hacia atrás. Ahora era cuestión de orgullo– Aun sigues sin darme una buena razón de porqué parecer unos niños sea tan malo– le recordó.

 

A este punto, Naruto estaba demasiado molesto y exasperado para censurar sus pensamientos.

 

–Bueno ¿qué tal si quiero un revolcón? ¿Eh?– prácticamente gritó–. Ningún adulto en sus facultades mentales se follaría a un niño y si alguien estuviera dispuesto a hacerlo le mandaría a la mierda. Estoy severamente jodido hasta que tenga por lo menos quince.

 

Estaba esperando una respuesta igual de efusiva de Sasuke, pero después de unos segundos de silencio, Naruto tuvo que parpadear dos veces para asegurarse que sus ojos no le engañaban. Sasuke estaba… No. No podía creerlo. Pero estaba pasando. De verdad. ¡Sasuke estaba sonrojado! Sus pálidas mejillas se habían vuelto de un profundo carmín, había roto el contacto visual con él, y sobre todo, parecía increíblemente avergonzado.

 

–¡Sasuke! ¡Te estás sonrojando!– gritó Naruto en un mezcla de incredulidad y asombro.

 

–¡Cállate!– contestó Sasuke bruscamente. Sus gestos se tornaron rápidamente de la vergüenza a la ira.

 

Nunca había sido capaz de manejar las burlas amigables. No cuando él era el objeto de esas burlas. Y este rasgo había empeorado por el hecho de que muy pocos se atrevían a hacerlo. ¿Odiarlo?, bueno sí. ¿Dudar de su lealtad? Todo el tiempo. Maldiciecir su apellido, más que seguido. ¿Pero burlarse de él? Sólo dos personas se había atrevido a hacerlo alguna vez.

 

Naruto amaba ser uno de esos dos.

 

–¿Qué? ¿No te gustan las palabras revolcarse?– se rió por lo bajo. Su trasero aún le dolía, y ahora era momento de la revancha–. ¿Qué te parece “coger”? ¿”echar un palo”? ¿O la vieja confiable “Follar”?

 

–Eso no es asunto tuyo– detuvo su andar para amenazar a Naruto–. Cierra la boca, Dobe.

 

Ahora Naruto se estaba enojando también. Solo lo estaba molestando un poco. No necesitaba lanzarle amenazas. ¿Qué demonios? Si él se había burlado cuando su trasero término en la tierra y Naruto no le dijo nada ¿Y ahora no podía aguantar un poco de carrilla amistosa?

 

Entrecerró los ojos y se detuvo también, a unos pocos pasos de Sasuke. Encarándose el uno con el otro.

 

–¿O qué, teme?

 

–O te gol...–dejó la frase incompleta. El primer segundo Naruto pestañeó. Le extrañó la apariencia aterrada que adornaba el rostro de Sasuke. Al siguiente segundo, Sasuke gritó–. ¡Amaterasu!

 

Durante un tercer segundo, un largo y abrumador segundo, Naruto esperó a que emergieran las llamas negras sobre su cuerpo, acompañado de la agonía de ser quemado en vida. Momentos después de eso, se dió cuenta cuán estúpido era ese miedo. Sasuke nunca, jamás, le haría eso. Aunque durante aquel breve segundo lo creyó. No fue hace mucho cuando activamente, Sasuke había querido matarlo. Que dudara de Sasuke, aunque fuera por un segundo, le mostró a Naruto que aún no le había perdonado su anterior traición. No del todo.

 

Ya después se sentiría culpable por ello. Ahora mismo no había tiempo.

 

Siguió la mirada de su mejor amigo, una vez que entendió que Sasuke no había querido -ni podría- atacarlo. Estaba fija en algo que colgaba sobre su cabeza. Era una piedra. O lo que quedaba de ella. Una roca había caído de la cima, y se dirigía directo a donde Naruto estaba. Seguramente había sido enorme al principio, pero las flamas negras ya habían consumido la mayor parte de su masa.

 

¿Cómo es que había sido tan estúpido para no darse cuenta que una roca gigante estaba cayendo directo hacia  él? Naruto no lo supo. Había peleado con los más fuertes y poderosos adversarios en el mundo shinobi, y siempre había terminado victorioso. ¿Cómo es que no había podido sentir su propia muerte aproximándose? La respuesta le rebasaba y le asustaba. Aunque de una cosa sí estaba seguro. Esa roca le habría aplastado completamente, y matado, de no haber sido por Sasuke.

 

Su amigo le había salvado la vida. Otra vez. No bien hubo terminado de darse cuenta de ello, Sasuke gritó.

 

–¡Aghhh!– cayó sobre sus rodillas, con su manos presionando su ojo derecho. Sangraba profusamente.

 

–¡Sasuke!– Naruto saltó en su ayuda.

 

Sentía el terror atravesando por sus venas. Se suponía que los ojos de Sasuke no debía sangrar nunca más. Incluso había usado el Rinnegan durante el entrenamiento, y aunque le dejaba exhausto, no le había provocado ningún daño. Le asustaba no saber qué era lo que estaba mal con su amigo.

–¡No!– le detuvo Sasuke, intentando levantarse–. Esa roca… Alguien la empujó.

 

–¿Qué?– Naruto no quería creer que se le había pasado por alto algo tan obvio otra vez, aunque tampoco descartaría la advertencia de Sasuke.

 

Se concentró, expandiendo su chakra, e inmediatamente se dió cuenta de la extraña presencia que estaba cerca localizando la señal de su chakra. Quien quiera que fuera, se escondía en la cima del acantilado, justo sobre sus cabezas. Sólo era una persona y su chakra era fuerte. Más que la mayoría. Pero había algo extraño en su chakra, algo casi… familiar.

 

–Sasuke, no– exclamó justo cuando Sasuke se preparaba para atacar–. No es un enemigo.

 

–Tiró una maldita y gigantesca roca para aplastarte– retrucó el Uchiha, la incredulidad y el enojo llenaban su voz. Si naruto pensó que se veía enojado antes, no era nada comparado con cómo se veía ahora. Incluso su aura se había tornado oscura–. Lo mataré.

 

Era por él, Naruto comprendió. Suke estaba protegiéndole. Si fuese a morir algún día, Sasuke se volvería loco de ira y desesperación. Justo como lo hizo cuando murió Itachi. Justo como Naruto lo haría, si él perdía a Sasuke. Ese descubrimiento debía asustarle. Ese nivel de dependencia no era saludable en absoluto. Pero en su lugar esa certeza cautivó su corazón. Maldición, justo ahora quería reír, así de feliz es que se sentía.

 

Finalmente se percató de la identidad del desconocido que había intentado matarlo también, lo que contribuyó a amplificar su momento de felicidad. Ese chakra sólo podía pertenecer a una persona. Naruto podía apostar su vida en ello.

 

–Él sabía que me empujarías fuera del camino– explicó Naruto–. Pero apuesto que no se esperaba el Amaterasu. ¿Es correcto, Jiraya?– dirigió su pregunta al cielo, pero unos cuantos segundos después una oscura figura saltó desde la punta del precipicio y aterrizó a un cuantos pasos de ellos.

 

El hombre asintió–. Admito que fue un buen truco, niño. Aunque parece que le paso una gran factura a tu amigo...– dijo, sin molestarse en formalidades cómo presentarse.

 

El cuerpo de Sasuke se tensó, menospreciado por el velado insulto. Estaba listo para el encuentro. A pesar de esto, Naruto sabía que Sasuke ya había reconocido a su viejo maestro, aunque solo se hubieran visto una o dos veces en persona.

 

Su viejo maestro. Naruto recordaba con perfecta claridad la agonía de su corazón hecho pedazos después de recibir la noticia de su muerte. La furia, el dolor y la pena que le habían sobrecogido con su pérdida.

 

Se recuperó con el tiempo. Esa furia decreció poco después de haber presenciado el sincero arrepentimiento de Nagato. En su corazón, Naruto sabía dónde estaba su Sensei, se había reunido con su antiguo estudiante y había encontrado la paz en su presencia. Podía imaginarlos a ambos animándolo todo el camino durante la guerra.

El peso de su pérdida nunca se fué por completo y sin embargo, con el tiempo, se dió cuenta que ya no estaba afligido por su viejo Sensei, sino por sí mismo. Por qué Naruto extrañaba tenerlo en su vida.

 

Y ahora Jiraya estaba ahí.

 

–Sasuke por favor–suplicó, sin importarle para nada su orgullo. No podría soportar una pelea entre ellos; no ahora, cuando Sasuke estaba de su lado y Jiraya estaba con vida. Sorprendentemente Sasuke le escuchó esta vez, abandonando la postura ofensiva y regresando un par de pasos solo un par de pulgadas detrás de Naruto.

 

Se hizo a un lado, ofreciéndole a Naruto completa autoridad para dirigir la conversación, y al mismo tiempo se preparó para vigilar el flanco de su mejor amigo en contra de cualquier posible ataque que pudiera presentarse. Naruto no creía que esa acción fuera necesaria, aún así se sintió terriblemente agradecido.

 

–Ya veo–Jiraya miró de un chico al otro–Así que son un verdadero equipo, después de todo. ¿Cómo sabes mi nombre mocoso?

 

–¿Estas de broma? ¡Eres famoso!–respondió Naruto ansioso–Mi maestro en Konoha es un gran admirador tuyo, el mismo es un gran Ninja.

 

–Eh ¿En serio?–él estaba realmente complacido con eso.

 

–Por su puesto–Naruto continuó seriamente–Eres el mejor escritor de porno en las cinco grandes Naciones Ninja, es lo que él dijo. Ni si quiera me dejó tomar prestados alguno de sus libros Icha Icha Paradise. Y tenía cientos de ellos. Él seguramente es mucho más pervertido que tu ¡y eso que tu escribiste los libros!

 

Jiraya arrugó el entrecejo un poco mostrando un poco de decepción en sus facciones. Pero Naruto no pudo parar de picarle. Él había sido lo más cercano a un padre que había tenido, a pesar de que el en realidad sólo hizo el rol de abuelo y mentor, verlo aquí, vivo, después de pasar más de 4 años extrañandolo y lamentando su muerte. Ese sentimiento iba más allá de cualquier descripción.

 

Además, era altamente probable que estuviera todavía un poco sorprendido.

 

–Bien, para tu información, mocoso, te diré que soy mucho más que un escritor. Soy un famoso shinobi, uno de los más grandiosos. Incluso le enseñé al mismísimo cuarto Hokage.

 

Naruto le miró asombrado–¿En serio?

 

–Desde luego–el hombre asintió orgullosamente–La mitad de sus mejores técnicas las aprendió de mi. Así de maravilloso soy.

 

–Entonces debes ser realmente fuerte. Incluso más que Kakashi

 

–Oh si. Tu maestro es fuerte, pero yo estoy en un nivel superior–se regodeó. Fijó su mirada en Naruto, pensativo–Sabes incluso tu me recuerdas un poco al Yondaime. Mmmm...–mordió su pulgar, aparentemente llegando a una conclusión.–¿Sabes qué? He estado buscando por un digno estudiante por un buen rato. Podría entrenarte si quisieras venir conmigo.

 

Naruto sintió fluir la familiar decepción calandole hasta los huesos. Sabía que era injusto juzgar las acciones de “su” Jiraya basado en las acciones de “éste” Jiraya. “Este” Jiraya apenas y lo conocía. No habían pasado años juntos, aprendiendo a conocerse y entenderse el uno al otro; no habían pasado las noches en vela escapando de una turba de mujeres ofendidas, no habìa peleado batallas como compañeros. “Este” Jiraya no había tenido la oportunidad de amarlo aún, y en la mente de Naruto no había duda que “su” Jiraya lo había amada tanto como él había amado al viejo pervertido. Pero, todos esos recuerdos pertenecían a un futuro que no sucedería esta vez.

 

En el presente estaba de más recordar que este hombre que había sido una parte tan importante en la vida de su padre, solo vino a él cuando ganaba algo de por medio al hacerlo. Cuando Naruto era un bebé  que sólo podía tomar y dar a cambio no podía ofrecer nada sino amor incondicional, durante el tiempo de su vida que había necesitado a alguien a quien amar, nadie había venido. Había crecido sólo.

 

Fueron los errores y el egoísmo de las viejas generaciones las que forzaron a Naruto y a Sasuke a viajar al pasado como su única forma de encontrar paz. Este conocimiento le dió a Naruto la fuerza para calmar su corazón y enfrentar a su amado maestro.

 

–¿El Hokage te mandó por nosotros?–inquirió muy seriamente.

 

–¿Te diste cuenta de eso verdad?– Jiraya lo miró nuevamente con lo que parecía mucho respeto-a regañadientes–Eres mucho más brillante de lo que la gente cree. Si, el Hokage me envió–admitió–Pero no creas que fue falso lo que he dicho en cómo te pareces a mi antiguo estudiante. Con mi ayuda, podrías volverte tan grande como el Yondaime, algún día.

 

Sasuke resopló a sus espaldas.

 

Naruto sonrió tristemente. Admitía que tal halago hubiera funcionado con él en su juventud. Afortunadamente para él, no era más ese niño desesperado por ser reconocido por los demás. El sabía su valor como persona, y tenía muy poco que ver con su relación con el Yondaime.

 

–Supongo que no es tan extraño que te recuerde a él–declaró con calma–muchos niños tienden a parecerse a sus padres. Y la gente dice que los dos lucimos particularmente igual.

 

Los ojos de Jiraya se abrieron con sorpresa.

 

–¿Lo sabes?–eso no se lo había esperado–¿Quién te lo dijo?

 

Naruto negó con la cabeza.

 

–Eso no importa. Esa información es irrelevante ahora–respondió, antes de ir directo al grano–Lo que importa es que no regresaré a Konoha, al menos no por ahora. Y tampoco voy a entregar contigo, antes de que lo ofrezcas–aclaró–Es grandioso que hayas sido el maestro de mi padre, y en verdad quiero llegar a conocerte algún día–lo dijo en serio–Pero Sasuke y yo tenemos algo que debemos hacer ahora. Y tenemos que hacerlo solos.

 

–¿Y después?

 

Naruto se encogió de hombros, ni siquiera él lo sabía.

 

–Ya veremos

 

Jiraya suspiró con pesar. Su apariencia usualmente animada parecía ahora triste y cansada. Era un hombre viejo que había luchado y sobrevivido dos grandes guerras. Mirando al hijo de su estudiante, sintió el peso de cada uno de esos años. A pesar de que él sabía, mejor que nadie, que habían cosas que los shinobi debían hacer, aunque prefirieran no hacerlo.

 

–No puedo dejarte ir, Naruto. Necesito traerte conmigo a Konoha. Por tu propia seguridad. No importa cuan fuerte creas que eres, hay peligros en este mundo más allá de lo que te podrías imaginar. Y vendrán por ti. Y matarán a tu amigo también, tratando de atraparte–dijo creyendo cada palabra.

 

–¡Ja! Pueden intentarlo–Sasuke dio un paso adelante.

 

–¡Sasuke!–Naruto levanto una manto, deteniéndole.

 

–¿Piensas que puedes derrotarme, muchacho?–Jiraya parecía divertido. Naruto no estaba seguro que resultaría de una batalla. Aun en su nivel actual, Sasuke y él podrían contra Jiraya juntos. Eran un equipo invencible. Cada una de las destrezas de Naruto compensaban las debilidades de Sasuke, y viceversa. Si Sasuke peleara sólo había la posibilidad de que perdiera contra Jiraya, pero aun así sería una batalla larga y dolorosa, para ambos. O tal vez Sasuke ganaría, si usaba el factor sorpresa y atacaba a Jiraya con su Rinnegan antes de que el Sannin tuviera oportunidad de realiza.

 

Pero el resultado poco le importaba, Naruto no tenía deseos de averiguar el resultado de esa batalla.

 

–Alto.–les ordenó a ambos–Tú no vas a pelear–le dijo a Sasuke–Y tú, nos vas a dejar ir–le dijo a Jiraya.

 

El viejo hombre levantó una ceja.

 

–Luces muy seguro de eso. Pero olvidas que tengo ordenes del Hokage para llevarte de regreso. Y aunque no lo creas, no tengo intenciones de dejar al hijo de Minato morir, incluso si es un pedazo de idiota que cree que él y su amigo pueden sobrevivir por sí mismos.

 

Naruto sonrió suavemente–Es bueno saber que te importa. Pero no necesitas preocuparte, no moriré. Nadie lo hará.

 

–¿Ah sí?–Jiraya lo observó, analizando cuidadosamente la postura de Naruto y su chakra y, por primera vez, casi creyó en sus palabras.–Aunque aún no has contestado a mi primer pregunta. ¿Qué es lo que te hace pensar que los dejaré ir sin pelear?

 

Naruto cerró sus ojos por un segundo, y respiró profundamente. Cuando abrió los ojos nuevamente, sus brillantes ojos azules, tan parecidos a los de Minato, miraban directo a Jiraya. No había miedo en esos ojos, ni duda. Los ojos de Naruto estaban llenos de resolución, entendimiento y amor, y rebasaban en sabiduría a sus años.

 

–Me dejarás ir porque me lo debes–declaró sin una pizca de duda en su voz–Me lo debes a mi, y se lo debes a mi padre. Sé que él te nombró mi padrino y que contaba contigo para cuidarme si un día le pasaba algo. Le diste tu palabra de ver por mi si ese día llegaba a pasar. Pero no lo hiciste. Crecí solo, odiado y miserable; todas las cosas que mi padre no hubiera querido para mi.

 

En este punto Jiraya no pudo sostenerle la mirada, bajando sus ojos al piso con vergüenza.

 

–Todo está bien–le aseguró Naruto–Creo que ahora puedo entenderlo, él porque todos hicieron lo que hicieron–le había tomado muchos años, pero al fin estaba en paz con su niñez.–Y te perdono por tu rol en eso. Pero aún tienes esa deuda con mi padre. Y si quieres ser capaz de verlo a los ojos la siguiente vez que lo veas, me dejarás ir ahora.

 

Un largo minuto de silencio siguió a su petición. Ni siquiera Sasuke dijo una palabra. Finalmente Jiraya reunió el suficiente coraje para ver al chico a los ojos nuevamente.

 

–Tu padre dió su vida por proteger la aldea. El hubiera querido que te quedarás en Konoha–argumentó.

 

–Si–de su breve tiempo juntos, Naruto sabía que Jiraya estaba diciendo la verdad.–Pero él también respetaría mi decisión. El querría que encontrara mi propio camino, esperando que un día ese camino me llevase de vuelta a Konoha.

 

¡Por mil diablos! El chico tenía razón. Eso exactamente es lo que su viejo pupilo hubiera dicho. Jiraya fácilmente pudo imaginar a Minato usando esas mismas palabras. No pudo ni por su vida figurarse cómo es que ese niño había obtenido tan profundo y preciso conocimiento de los pensamientos y creencias de su padre. Aun así, Jiraya había sido vencido en su propio juego.

 

Pensó que mencionar el parecido del chico con Minato sería la llave para traerlo de regreso voluntariamente. Y al final, fue en el nombre del Cuarto que se vió forzado a dejar ir a Naruto. Porque tenía razón. No había podido cumplir la última voluntad de Minato y, como tal, era consciente de que se lo debía. Lo que nunca esperó es que su deuda con Minato fuese cobrada tan pronto y menos por su propio hijo.

 

–¿No hay nada que pueda hacer para hacerte cambiar de opinión?

 

Naruto negó con su cabeza–Lo siento Ero-sennin–

 

El hombre sonrió nostálgico por el sobrenombre. Era como Kushina solía decirle. Él niño -no- Naruto. Naruto era un digno hijo de sus padres.

 

–Entonces que los dioses sean mis testigos de que mi deuda con Minato alfin ha sido pagada–juró solemnemente.

 

—Gracias—dijo Naruto sintiéndolo—Espero que nuestros caminos se crucen nuevamente.

 

Jiraya asintió una vez—También lo espero chico—su mirada se deslizó hacia Sasuke por un momento, regresando a Naruto casi inmediatamente.—Cuando la noticia de tu paradero llegue a ellos, esos que usan capas negras con nubes rojas en ellas, vendrán por ti. Algunos pueden ser incluso más fuertes que yo. Necesitarás tantos aliados, dignos de confianza, como puedas si es que planeas sobrevivir a ellos.—Naruto asintió, agradecido por la advertencia. Jiraya lo vió una última vez, al hijo de su más querido estudiante, antes de regresar su mirada al acantilado por el que había llegado—Cuidate mucho Naruto—y con estas palabras, saltó y desapareció de su vista, dejando a los dos chicos atrás.

Notas finales:

Notas de la Autora: Eso es todo. ¿Qué es lo que piensan? Espero que hayan disfrutado el capítulo. Sé que muchos de ustedes querían que Itachi hiciera su primera aparición, pero me temo que tendrán que esperar hasta el siguiente capítulo para eso. Spoilers, Spoilers… XD.

 

Pienso que es algo lógico que el Hokage jugará hasta la última carta antes de aceptar el ultimátum de Sasuke, y Jiraya era su mejor apuesta para traer de regreso a Naruto. Sin embargo parece que subestimó el lazo entre nuestros dos ninjas favoritos.

 

¿Les gustó la polémica entre Sasuke y Naruto antes de que llegara el Sannin? Si se dieron cuenta, de vez en cuando Naruto está pensando en sexo o en cosas relacionadas al sexo. ¡Pero es un adolescente! ¿rondarà los 18 o 19 años? A esa edad, muchos de los chicos que yo conozco siempre están pensando en sexo. Y creo que encontró la manera de molestar a Sasuke haciéndolo sonrojar.

 

Bueno, me encanta la disputa/flirteo, así que regresaremos a ello mucho muy pronto. Realmente espero que hayan disfrutado de éste capítulo así que, por favor, haganme saber sus opiniones al respecto. Le que mas les gustó y lo que no…

 

Me llevará poco tiempo hacer el siguiente capítulo. Y diría que está casi listo, pero lo he re-hecho una y otra vez, y no me satisface. Así que ya saben si lo quieren listo para la próxima semana dejenme un review. Cada vez que recibo uno, me entran las ganas de escribir nuevamente, por un rato ;-)

 

Notas del Traductor: No terminaré de agradecerle a Enigmatek quien me está apoyando con las revisiones finales antes de traducir, de cualquier forma si alguien encuentra un detalle hágamelo saber. Por favor. Por otro lado ¿Que les parece? Espero que llegados a este punto estén disfrutando de la historia tanto como yo lo he hecho. Nos vemos a la próxima.

 

Matta ne!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).