I
Fue hace una semana cuando las clases de regularización fueron en su casa, abrió sus ojos negros, miro el techo. ¿Por qué Naruto era tan torpe? Se fue la luz y el idiota se tropezó, aun había suficiente luz de día como para distinguir los objetos de la casa. ¿Cómo es que alguien tan torpe podía ser un excelente centro (función de un jugador de baloncesto)? Ese tipo de cosas se deberían de considerar un misterio.
Se giro sobre el colchón y miro lo que la pantalla de su laptop le mostraba.
Usuratonkachi.
Al final había accedido a ver Star Wars. Pero sólo lo había hecho para que un Naruto con fiebre y con pucheros se callará. Se llevo una mano a la frente al recordar a su queridísimo compañero de equipo recostado sobre su sofá, sin playera, a la luz de las velas con una compresa de agua fría sobre su frente.
Su rival, la persona que causaba estragos en sus emociones estaba tumbada en el sofá de su casa. No era que le estuviera dado una atención especial, pero su madre le había enseñado a ser hospitalario, Sasuke opto por serlo cuando de verdad la situación lo ameritaba. ¿Qué podía hacer por él? Lo dudo, pero después de una batalla campal consigo mismo regreso de la cocina con una tácita con té y una pastilla para bajar la fiebre. Cada que era necesario cambiaba las compresas de agua para volver a ponerlas sobre la frente de Naruto.
Si Naruto era gritón y molesto, cuando se enfermaba podía ser peor, pero un rato después se apaciguaba. Parecía un zorro domesticado.
Pero no crean que la maldad no hizo acto de presencia en la mente de Sasuke, había pensado expulsarlo de su casa para siempre y no dejarlo entrar, aunque estuviera lloviendo, aunque se muriera de una pulmonía. Pero no pudo, no pudo hacerlo. Naruto estaba enfermo.
II
Era sábado por la mañana, ¿desde cuando sus hombros estaban tan tensos? ¿Tres meses? ¿Desde la llegada de Naruto? las cortinas de su habitación estaban cerradas, se removió sobre la cama tratando de buscar mayor comodidad, exhalo, se hundió aún más bajo las cobijas, abrió sus ojos negros.
¿Por qué?
Se cubrió el rostro con sus manos.
Naruto era tan desesperante. Siempre que se encontraban en la misma área era imposible que pasara desapercibido, su voz, su horrible color de cabello, su escandalosa risa, sus aires de grandeza, su torpeza tan inherente a él. Sus comentarios tan fuera de lugar. ¡Era imposible ignorarlo!
¿Por qué no podía fingir que no existía como lo hacía con todos los demás? ¿Por qué Naruto no podía ser una persona normal?
Todo debía de ser su culpa. Todo. Aunque... Quizá no, quizá no era su culpa. No, el único culpable debía de ser Sasuke. ¿Desde cuándo era propio de él echarle la culpa a alguien más? ¿Lo ven? Naruto sólo hace que se confunda.
¿Por qué le gustaba usar ese color naranja chillón en su ropa de entrenamiento? Eso hacia que inevitablemente lo volteara a ver.
¿Por qué a veces ignoraba las jugadas en los partidos y hacia tiros arriesgados? Sólo provocaba que su corazón se acelerara mas.
¿Por qué venía a irrumpir con su boba cara la tranquilidad que tanto cuidaba Sasuke? Cada que se aceraba a Sasuke éste descubría emociones y sensaciones que él mismo no sabía que se podían experimentar.
Que recuerde nunca ha sido tan malvado con alguien como para que ahora la vida se lo hiciera pagar con Naruto.
Suspiro, quería volver a su tranquilidad, a su rutina, su carácter se había vuelto un poco más huraño, debía admitir que... que últimamente estaba muy sensible, cualquier cosa lo hacía explotar... ¡Todo era culpa de Naruto! ¡No! ¿Todo era culpa de Sasuke?
Ahogo un pequeño gruñido en la almohada. Odiaba sentirse de esa manera.
No le daba ningún trato especial... ¿O sí? ¡No! Entonces...
¿Por qué no se aleja como todos los demás?
No se iba de su mente, cuando Naruto estaba ahí... Compartiendo el mismo espacio. Compartiendo el mismo espacio, pero sin hablarse, sus sentidos se agudizaban para poder captar algo de Naruto. Y cuando el blondo por algún motivo se acercaba al azabache éste ponía su barrera de dos metros de ego para ahuyentarlo.
Pero Naruto no se iba.
Naruto se quedaba.
Su estúpida sonrisa.
III
A ambos se les iba la vida con tal de derrotar al otro. Eso no era un entrenamiento, era una apuesta, una apuesta que los dos estaban decididos a ganar.
Sasuke podía ver la energía que el blondo desbordaba a través de sus ojos azules.
De su cuerpo sudado.
De sus músculos contraídos por el esfuerzo.
De sus cabellos mojados.
De su respiración agitada.
De su sonrisa zorruna que no se desvanecía de su cara.
Esta aquí.
El jugador al que había admirado años atrás y.… aun ahora, aun ahora lo seguía admirando.
Él.
Esta aquí.
Se cambio el balón de mano, boto por entre sus piernas blancas, lo paso por detrás de su espalda. Estaba provocando a Naruto, éste parecía un toro que en cualquier momento correría a embestir a Sasuke. Pero Sasuke no le tenía miedo, todo lo contrario, ¿hasta dónde podía ser capaz de llegar Naruto?
¿Quería que jugara su juego? Lo haría, Sasuke le devolvió la sonrisa, una sonrisa altanera. Él era el capitán de ese rubio con ideas más revueltas que un remolino. Él era el capitán y le demostraría porque lo habían elegido a él.
Rápidamente burlo a Naruto con un par de fintas, el blondo se quedó atrás, observo que el balón se estaba despegando de los dedos de Sasuke para dirigirse al aro, no lo permitiría, Naruto salto y desvió el curso del balón. Sasuke fue por el y no perdió tiempo, algo que lo caracterizaba era su sorprendente velocidad para burlar al enemigo y hacer coladas.
Naruto era una fiera, después de agarrar el balón el blondo se posiciono detrás de él.
Se podía considerar como fault (falta).
Su cuerpo estaba, quizá, un poco más cerca del que las reglas del baloncesto le permitirían. Su aliento caliente chocaba contra la oreja pálida de Sasuke, un estremecimiento, la piel se le erizo. Se quejo, el desgaste físico comenzaba a causarle estragos a su cuerpo, su temperatura corporal estaba subiendo. Estaba parado detrás de él, podía sentir su cuerpo levemente recargado contra el suyo, sus piernas flexionadas para poder desplacerse por la cancha con mayor facilidad. Sus fuertes brazos estaban al asecho del balón, estaban al asecho de Sasuke.
Sasuke lo miro por arriba del hombro, le devolvió la sonrisa al blondo, éste afilo aún más los ojos y mostro sus relucientes dientes. Leyó sus labios, Sasuke no quito ese esbozo de sonrisa de su rostro, boto, burlo de nuevo a Naruto pero éste logro penetrar la barrera que Sasuke ponía entre su cuerpo y el balón, sus mejillas estaban pintadas de carmín, el sudor perlaba su cuerpo.
El cuerpo de Naruto no le brindaba escapatoria, Sasuke flexiono las caderas, ya estaba cerca de aro, si pivoteaba podría hallar un ángulo en el que pudiera tirar sin ser bloqueado por el cuerpo del blondo, levanto las nalgas, sintió el sudor resbalar por su espalda. El blondo flexiono las rodillas y Sasuke sintió la erección de Naruto restregarse contra su trasero.
"No iras a ningún lado, gatito miedoso." Dijo el blondo sobre la oreja del azabache, un respingo por parte de este último hizo que Naruto se percatara de que Sasuke estaba temblando.
No podía salir huyendo de allí. ¿Es que acaso Naruto no era consciente del bulto que tenía entre las piernas?
Su cuerpo reacciono primero que su mente y por instinto se restregó contra el pene erecto de Naruto, sintió como se enterraba en su trasero, no pudo evitar emitir un corto pero audible gemido.
Sasuke también estaba comenzando a ponerse duro.
"Sasuke" Su voz estaba cargada de deseo, sus manos rodearon su cintura olvidándose de todo, de la apuesta, del mundo.
"Sasukeeeeeeeeee, despierta" ¿Quién osaba a molestarlo? "No pensé que fueras tan dormilón, teme" ¿Teme? Sólo había en el mundo una persona tan tonta que se atrevería a decirle así.
Sintió unos dedos colarse por entre su ropa de dormir, ¿le estaba haciendo cosquillas?
"¿Na... Naruto? Abrió sus ojos con parsimonia. "¡Naruto!" ¡Dios! ¿Había gritado? "Quítame las manos de encima" Sasuke ya tenía los ojos bien abiertos, miro a todos lados, estaba en su habitación. Los dedos de Naruto ya se habían retirado de la piel de Sasuke. El blondo se mostraba divertido.
"Teme, ¿te puedo hacer una pregunta?" Lo volteo a ver con sus ojitos negros, esos ojitos que se mostraban confundidos.
"¿Qué haces aquí?" Dijo, mirándolo de arriba hacia abajo, ¡por que llevaba una de sus pijamas puesta?
"¿Qué estabas soñando?" Y para llamar su atención los dedos de Naruto se colaron por debajo de la ropa de Sasuke, éste se dobló a causa de las cosquillas que Naruto le estaba haciendo. Sasuke sintió como las manos juguetonas de Naruto iban descendiendo poco a poco.
"De... Deja... Dejame, Usu.... Usurat" Y Sasuke pataleaba y pataleaba.
Un pobre Itachi estaba sorprendido, del otro lado de la puerta, al escuchar a su hermano reír.
¿Acaso debía de esperar a que llovieran cerdos?
IV
Sasuke suspiro, y en ese suspiro dejo escapar un poquito del calorcito que se anidaba en su pecho. Se sentó en la orilla de la cama. Nunca le diría al blondo que lo consideraba uno de los mejores jugadores de la liga escolar americana. Su ego se elevaría más allá del cielo, estaba seguro de ello. Prefería disimular que nunca había oído hablar de él.
Poco a poco sentía que Naruto iba ganando terrero, en las cosquillas, en su espacio personal, en su vida... Su presencia perturbaba a Sasuke, pero era algo que el moreno no reconocería.
Dobe.
En cada riña, en cada competencia, en cada intercambio de opiniones en las clases de regularización. Pero cada vez que jugaban uno contra uno...
Un calorcito se apodero de las mejillas de Sasuke y se paró rápidamente de su cama. Abrió las puertas de su closet de par en par y miro los recortes de revistas que él había pegado un par de años atrás.
Naruto.
V
"Narutoooooooooo" Su voz era terriblemente chillona, asquerosa, le causaba repulsión a Sasuke. Le quería meter una pelota en la boca para que se callara. Debía de hablar con Yamato e Iruka, ¡No se permitía el acceso a visitas durante los entrenamientos!
Sasuke botaba el balón, sus entre cejo estaba notoriamente fruncido. Miro al blondo, éste anoto un tiro de tres y volteo a ver a Sakura y le sonrió como vil estúpido.
"Naruto, eres el mejor." Su paciencia estaba llegando a su límite. ¿Naruto la había invitado o ella se había colado al entrenamiento solo para verlo?
¡Eso era un distractor! El fin de semana tenían partido y no debía de haber chicas en el gimnasio intentando comerse con los ojos a los jugadores.
El entrenado Yamato llamo a Sasuke a su oficina, el blondo miro como se retiraba junto con el profesor. ¿Qué le diría?
"Sasuke, un grupo de reporteros va a venir al partido del fin de semana" El azabache no se inmuto, ¿reporteros? Vaya, sabia por quién deberían de estar interesados. "Nos piden formalidades y, el equipo tendrá una mascota y un grupo de porristas." No sabía si reír o llorar, ¿estaba hablando en serio?
"Pero nunca hemos estado interesado en ese tipo de cosas. No son necesarias para el equipo." Exclamo el moreno aun con su semblante inmutable.
"Son formalismos, Sasuke. Quieren darle cobertura a la liga y quieren todo el paquete completo" Dijo Yamato, pensaba que la noticia no afectaría a Sasuke de alguna forma, pero, estaba pensativo, no había razón para que se opusiera. Sin embargo, algo lo detenía, algo no lo convencía. "De todas formas, Sasuke, no estoy pidiendo tu aprobación. Eres el capitán del equipo, debes de saber que si la liga tiene cobertura incluso pueden aspiras, en especial tú, a pertenecer a la FIBA" El azabache no dijo nada, sólo asintió en silencio y se retiró.
"Entendido." Dijo antes de cruzar por el umbral de la puerta.
Naruto vio con Sasuke se acercaba a paso lento a las gradas y tomaba su mochila.
"¿A dónde vas, teme?" Pero no recibió respuesta. "¿Ya no quieres jugar uno contra uno conmigo?" Dijo con una amplia sonrisa, era broma, una de esas bromas que Sasuke sabía que no lo hacía para molestar. Pero hoy no estaba de buenas.
"Piensa lo que quieras." Y dicho eso salió de gimnasio sin cambiarse de ropa.
"Te vas a enfermar, ttebayo" Grito Naruto. ¿Qué había pasado en esa oficina?