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Nada está escrito por Lauradcala

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El resto de la semana no crucé muchas palabras con Dante aparte de un cortés saludo o una mirada de reconocimiento.

Bueno, al menos de mi parte.

Dante intentó acercarse a mí al final de la siguiente clase pero me escapé con la excusa de que tenía un trabajo que terminar y me escabullí rápidamente del salón.

No es que no quisiera estar con él, realmente moría por volver a tocarlo pero, cuando intenté acercarme de buenos modos, Dante intentó sacarme el donde había estado cuando salí con Jeremy y volvimos a discutir, así que pensé que era mejor enfriarnos un poco.

Eso sí, mi plan de ir a la tienda especializada en accesorios eróticos seguía en pie.

En algún momento iba a reconciliarme con Dante y no podía pillarme desprevenido, hombre precavido vale por dos ¿No?

Bueno, ese refrán habla de una mujer pero, con la igualdad de género, yo también podía usarlo.

Para cuando llegó la mañana del sábado, estaba algo ansioso y nervioso, la expectativa de lo que iba a hacer me estaba volviendo la cabeza un lio.

Tenía que descargarme de algún modo o enloquecería, así que me puse mi ropa deportiva y salí a correr, con la esperanza de que eso aliviase mi inquietud.

Y me excedí.

No llegué al parque por temor a encontrarme a cierto sujeto de ojos dorados por casualidad y descubriese mis planes, así que pasé de largo de allí y corrí un par de kilómetros más allá de la ruta usual.

¿Resultado?

Cuando llegue a mi casa, me dolía el respirar y las piernas me temblaban al caminar.

Me había acostumbrado a hidratarme en el parque por lo que no había llevado ni mi billetera ni agua.

-¡Por Dios, Ángel! ¿Pero cuando es qué vas a empezar a usar ese cerebro tuyo? –exclamó mi madre cuando me acerqué a la nevera casi a gatas para sacar una botella de agua.

-Quería ver hasta dónde podía llegar –dije en un jadeo mientras me limpiaba el rostro.

-Pero al menos hubieses llevado, no sé, dinero para comprar algo de agua.

-Se me olvidó, mi billetera está en mi mochila.

-Pues ya va siendo hora de que la saques de ahí y la metas en tu bolsillo, estoy segura que tu muerte va a ser por descuidado.

-¿Pensando en cómo voy a morir? ¿No me corresponde eso a mí? –bromeé cuando empecé a respirar con normalidad.

-No, estoy afirmando como va a ser tu muerte y, si estoy viva para contarlo, puedes jurar que me acercaré a tu ataúd para darte un buen regaño.

Me reí y besé su mejilla antes de subir directo por una buena merecida ducha.

Jeremy me escribió mientras almorzaba para informarme que llevaría a Noah a casa de sus padres dentro de una hora y que me encontraría en la tienda, junto con la dirección del sitio.

La ansiedad volvió, haciendo que me atragantara al tiempo que me sonrojaba y que mis padres me observaran con burla, por lo que disimulé tomando un trago de jugo y desviando la mirada.

Cuando se acercaba la hora del encuentro, le pedí prestada la camioneta a mi padre, prometiéndole que no me demoraría, y llegué al sitio acordado.

Habría pasado desapercibido de no ser por el letrero negro luminoso que rezaba el nombre con letras rojas, “Pain and pleasure”.

¿Dolor y placer? ¿Es una broma? Esta gente definitivamente no conoce el significado de sutileza.

Noté el automóvil en el que Jeremy había ido al parque la noche anterior y aparqué junto a él, el susodicho me esperaba a un lado del local recostado en la pared con las manos en los bolsillos en una postura casual.

Me acerqué a él dudoso.

-Hola –saludé.

-¿Nervioso? –preguntó con burla.

-No lo sé –respondí con sinceridad.

Él se rió y negó con la cabeza.

-Tranquilo, conozco la tienda y a las dependientas, por eso te traje, son bastante amables y te ayudaran si tienes dudas o algo parecido, así me escapo de ser yo quien tenga que responder ese tipo de cosas –explicó él.

-¿Has venido aquí antes? –pregunté con sorpresa.

-¡Por supuesto! A Noah le encanta experimentar.

-¿Noah?

-¡Claro! ¿Quién más si no?

El solo pensamiento del testarudo de Noah viniendo a esta clase de sitios se me hizo absurdo, nunca me hubiese imaginado una situación parecida.

-¿Entramos ya? Debemos parecer raros estar solo aquí conversando –preguntó él.

-Yo…si… -murmuré mientras lo seguía.

En cuanto entré, mi cerebro empezó a debatirse entre la timidez y la curiosidad, había un mostrador al fondo donde se encontraba un cajero que le daba el toque de normalidad al lugar porque antes de eso, había estanterías llenas de objetos de todas las formas y tamaños cuyos nombres desconocía.

Claro, algunos tenían una forma que conocía bastante bien, pero otros daban la impresión de ser más una herramienta de tortura que otra cosa.

En otra parte, había disfraces, por un momento me reí con la idea de alguien viniendo aquí para buscar un traje para noche de brujas, pero luego me pregunté para que ponerse algo que va a terminar en el suelo de todas formas, no le encontraba sentido.

-Bienvenidos, chichos, ¿Puedo ayudarles? –la voz cantarina de una muchacha frenó mi tren de pensamientos.

-Mi amigo necesita ayuda, es primerizo y quiere, ya sabes, adelantar el proceso –dijo Jeremy guiñándole un ojo a la chica.

Ella asintió con entendimiento y me arrastró a una esquina de la tienda mientras que Jeremy se iba al otro extremo a examinar algo que había llamado su atención.

-Bien, ahora que te he separado de Jeremy… -empezó la chica pero la interrumpí.

-¿Conoces a Jeremy?

-Él estuvo aquí cuando conoció a su destinado, ambos vinieron tanto o más perdidos que tú y fui yo quien los guió un poco acerca de cómo debían empezar, desde entonces vienen de vez en cuando y hemos hecho una buena relación –explicó ella.

Ahora que la veía de cerca, pude fijarme mejor en sus rasgos y me sentí mas cómodo, la chica era castaña con ojos chocolate y su rostro tenia forma de corazón, lo que le daba un aspecto dulce.

-¿Quieres contarme que es exactamente lo que buscas? –preguntó ella con amabilidad.

-Bueno…es que no sé por dónde empezar… -mascullé mientras me sonrojaba.

Ella soltó una risita cantarina y asintió amablemente.

-Vale, te entiendo, entonces mejor respóndeme, ¿Es tu primera vez? –preguntó.

-Bueno, algo así…

-¿Has tenido experiencias pasivas antes?

-Una vez, pero no resultó y nunca lo volví a intentar.

-¿Quieres experimentar por ti mismo o cuentas con la ayuda de tu pareja?

-Él no sabe de esto, es una especie de…sorpresa, por decirlo así.

-Vale, entonces lo harás por ti mismo entonces, ¿has explorado por tu cuenta?

-No.

-Creo que por ahora tengo suficiente información, lo que necesitas son dilatadores y litros y litros de lubricante –comentó ella pensativamente a la vez que comenzaba a bajar cajas y botellitas de los estantes.

Yo me quedé ahí de pie mirando como ponía todo en una mesita y caminaba alrededor de la tienda con un gesto de concentración mientras tomaba cosas de aquí y allá.

Cuando terminó, se paró en frente de mí y empezó a explicarme que era cada cosa.

-Mira… -empezó ella pero se vió perdida al momento.

-Ángel –le ayudé.

Ella sonrió.

-Mira, Ángel, los dilatadores anales son accesorios que ayudan a que los músculos se relajen y se acostumbren a la intromisión, están diseñados a que tus esfínteres se relajen progresivamente sin hacerte daño y puedes usarlos por periodos prolongados, todo depende de cómo te sientas a gusto.

Asentí sin saber que más hacer, no sonaba tan terrorífico como había visto en la red, creo que debí buscar en otras fuentes.

Ella empezó a mostrarme a continuación los diferentes objetos que había traído para mí, me sorprendí de la variedad que había.

Me mostró uno que parecía un cono pequeño con una base al final, me explicó que era ideal para empezar y que podía usarlo durante horas, era ideal para hacerme la idea y relajarme.

Luego me mostró algo que pensé que parecía un collar de perlas pero, al mirarlas bien, tenían diversos tamaños, y que eran para cuando estuviese más avanzado en la práctica.

Duró un rato mostrándome todo lo que había traído, que iban desde los más pequeños hasta otros que alcanzaban unos nueve centímetros, desde los estáticos hasta otros que vibraban en diferentes frecuencias, desde delgados hasta otros que parecían pelotas, pero me aseguró que ninguno me haría daño.

-¿Alguno que te guste? –preguntó cuándo terminó.

-No lo sé, ¿Qué me recomiendas tú? –pregunté algo perdido.

Ella rió otra vez y metió unos cuatro en una canastita a la vez que me explicaba más detalladamente lo que era y como debía usarlos, además del tiempo que podía durar con cada uno de ellos.

-Bien, ahora que hemos terminados con estos, vamos a pasar al tema de la lubricación –dijo ella con tono serio.

Yo asentí y esperé a que continuara.

-La naturaleza se olvidó de ustedes los chicos, mira que eso de que puedan tener hijos pero que no les ayude para hacerlos es cruel, ustedes no lubrican como lo hacemos nosotras, por eso deben ayudarse de lubricantes artificiales para evitar hacerse daño, en este caso te recomiendo de dos tipos, a base de agua y a base de silicona –explicó ella con un deje divertido.

-Y… ¿Cuál es la diferencia? –pregunté confundido.

-El de silicona dura más, no tendrás que preocuparte mucho por recordar usarlo luego de un rato, el de agua se seca rápido y tienes que tener cuidado en cuanto pase su efecto porque podrían ocasionar un desgarro y nadie quiere eso.

-Ciertamente no.

-Te recomendaré uno que tiene efecto dilatador y anestésico, pero es para que lo uses cuando estés jugando tú solo, Ángel, si estas con alguien más te recomiendo uno sin anestesia.

-¿Quieres que me duela? –pregunté horrorizado.

Ella rió con ganas y negó con la cabeza.

-¡Por supuesto que no! –exclamó.

-¿Entonces?

-Como mencionaste antes, eres primerizo, así que debes estar atento de las señales, si estas anestesiado entonces no notarás si algo te duele o te disgusta y podrías dañarte sin quererlo, por eso debes prescindir de este tipo cuando estas con alguien más, pero servirá bastante bien en lo que acostumbras a tus músculos a la presencia de algo más.

-Vale, entiendo.

La chica agregó tres botellitas medianas de lubricantes con diferentes efectos y me acompañó a la caja, donde Jeremy me esperaba con algunas cosas que nunca creí posibles pudiese usar, sobretodo conociendo al chico que era su pareja.

Ambos pagamos y Jeremy me siguió a mi auto con una sonrisa burlona.

-¿Te divertiste? –preguntó divertido.

-No más que tú, por lo que veo, en el momento en que Noah termine el embarazo no va a poder dormir… -contraataqué.

-¿Quién dijo que iba a esperar? –dijo con malicia.

-¡Oh, por favor! No quería esa imagen en mi cabeza.

-Tú te lo buscaste, pero poniéndonos serios, ¿Conseguiste lo que buscabas?

-Sí, la chica me ayudó bastante.

-Riley es bastante amable.

-Me contó de que los ayudó a ustedes.

-Si… no quiero hablar mucho de eso –dijo mientras se sonrojaba.

-¿Avergonzado, Jeremy? –me burlé.

-Al igual que tú, White, solo que yo si lo admito.

-Ya…

-De cualquier forma, todos hemos pasado por eso, así que te deseo suerte.

-Gracias, supongo.

-No hay problema, ahora debo irme, los padres de Noah me esperan para cenar.

-Vale, gracias por acompañarme.

-No hay problema, ya me regresarás el favor.

Asentí y me subí a la camioneta, poniendo la bolsa en el asiento del copiloto y saliendo de allí a la par que Jeremy.

Tenía curiosidad por probar lo que acababa de comprar.

Notas finales:

N/A: ¡Hola! ¿Se acuerdan de mi? Seguro que ya me olvidaron :(
Si no mori de verguenza haciendo la investigación para este capítulo, juro que el escribirlo casi me mata.
Tengo que dejar de escribir perversidades, ese es Dios hablandome y reclamando por que mi alma está demasiado oscura, okno.
La verdad es que me pasó como Angel, utilicé el internet para iluminar mi inocente cerebro y casi lo tiro por la ventana ante tantas cosas raras, luego me reí, y luego me horrorice.
Vivimos en un mundo pervertido señores.
Pero hermoso igualmente <3
Otro aspecto gracioso es el nombre de la tienda xD lo saqué de una frase de una canción que me parece lo más sexy del mundo, la frase dice "Take the pain, take the pleasure, i'm the master of both" (Toma el dolor, toma el placer, soy un experto en ambos) y la canción es For your entertainment -Adam Lambert (Escuchenla, altamente recomendada, yo la amo)
Mmmm, creo que eso es todo lo que tengo que decir por ahora...
Como siempre, ya saben que amo leer sus opiniones, teorías locas, preguntas, quejas o reclamos, así que no se cohiban, estoy abierta a sugerencias por si quieren que algo pase.
Nos leemos despues.


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