Algo nervioso Tom llamo a Bill, que de inmediato acepto ir al club, el pelinegro sonrió victorioso ante su afirmativa mientras que Georg solo observaba sus reacciones. Cuando el joven fotógrafo llego no tardo en localizarlos y se acerco rápidamente.
- Hola. ¿Qué tal la están pasando?- les saludo Bill.
- Bien, hay mucho que ver por aquí- dijo Geo pícaro.
- Ya veo que si- menciono Bill emocionado dándole un repaso a todas las chicas de ahí.
- ¿Tú qué dices Tom?- pregunto el castaño viendo a su amigo pelinegro.
- Si, está bien- respondió apenas Tom- Creí que estarías ocupado- insinuó tímido mirando a Bill.
- No, ya no tanto. Encuentro mis ratos libres- aclaro el chico rubio.
- ¿Mucho trabajo en el taller de edición?- cuestiono Georg.
- Si, aparte desde el proyecto de las revistas con el diario, he estado más solicitado. Por ahora solo estoy atendiendo proyectos cortos- afirmo Bill sonriendo de lado.
- Eso es bueno, el precio de la fama- apuntó el ojiverde.
- Así es, no me puedo quejar. Amo trabajar en lo que me gusta- reveló orgulloso el fotógrafo.
- Me encantaría pronto decir lo mismo- exclamo Tom.
- Vas a ser un gran abogado- dictó Bill.
- Ya lo es, nunca se ha quedado callado cuando algo no le gusta, lo expresa de alguna forma. De pequeño se la pasaba defendiéndonos a mí y a otros niños de los chicos grandes- rememoró Georg medio sonriendo- Es un poco testarudo, pero terminas queriéndolo- menciono viendo a Bill, Tom volteo a ver a su amigo y socio con los ojos muy abiertos.
Iban a proseguir la charla pero el show principal comenzó, muchas chicas en poca ropa empezaron a salir y Georg aplaudió fascinado, Bill las miro disimuladamente como buscando a alguna que de verdad le interesara, entretanto Tom veía curioso pero de vez en cuando volteaba a ver a su singular amigo rubio.
- Bill, te parece si como cortesía te invito un privado. Tú elige a la chica- insinuó Georg ladino.
- ¿Y eso? ¿Solo así?- cuestiono Bill curioso.
- Si, porque no. Creo que no hemos colaborado mucho, pero Tom me ha contado buenas cosas de ti y aparte me encanta tu trabajo como fotógrafo- se explico el castaño- Tómalo como un regalo de mi parte, me gustaría que fuéramos amigos- manifiesto sonriente mirando de reojo a Tom.
- Vale- acepto de inmediato el rubio y ojeó la variedad- Mmm… esa de allá, la pelirroja- le indico pensativo.
- Ok- murmuro Geo- ¡Hey tu!- llamo a la chica y esta se acerco rápidamente.
Georg le señalo a Bill y ella cruzo algunas palabras con el fotógrafo, luego el ojiverde le tendió dinero a la joven bailarina y esta sonrió llevándose al chico rubio fuera de la vista de ellos, todo esto ante el pasmo de Tom.
- ¿Y eso que fue?- chilló Tom reaccionando.
- Solo fui cortes, se ve que él si quería divertirse ya que tú te niegas- declaro Geo enseguida fascinado de la mueca de sorpresa de su amigo- ¿Qué? ¿No creías que aceptaría? Es hombre Tom, es normal que reaccione así, al parecer tú eres el único que se ha ablandado- subrayó obviado.
- No puedo creerlo, él… ah, ya no tiene caso- siseo el pelinegro aun sorprendido.
- ¿Ves? Te dije que te lo probaría. Nada mas lo has visto irse con una chica y estas hecho un lío, casi pareces Hulk de lo verde que te vez del coraje- narró Georg divertido.
- Estás loco. Yo… yo me voy de aquí.
- Si, no querrás ver la cara de Bill después de…
- ¡Cállate de una vez! Ahora si te estás ganando la paliza que te prometí.
- Vale, ya vete entonces. Nos vemos después.
Tom salió furioso de aquel lugar, se monto en su auto volviendo a su casa a toda velocidad, le importaba un carajo haber bebido, con el enojo seguro se le había bajado la embriaguez. Mientras conducía pensaba aun impactado sobre el comportamiento de Bill, no lo había visto así antes, tan liberal, con esa mirada pícara y excitada en cuanto Georg le invito el privado; estaba muy confundido, como si su amigo rubio se hubiera convertido en otra persona, eso en cierta forma le inquietaba y no sabía porque, tal vez por la cercanía que tenían ahora sentía algo de afecto por él.
Llego a su hogar apurado, no le importo hacer ruido en cuanto llego y subió arrastrando los pies por la escalera hasta su habitación dejándose caer pesadamente en la cama cuando llego, quería apartar de su mente sus pensamientos, pero nada mas de imaginarse a Bill besándose y tocando a aquella mujer lo hacía enfurecer. Trato de quitar esa imagen de su mente, y lo logro siendo compensado con el recuerdo del beso que se dieron él y el chico rubio en casa de los padres del fotógrafo.
- Ojala algún día crea en el amor- susurro inconscientemente Tom.
Sonrió grandemente ante ese pensamiento y suspiro, pero luego sacudió la cabeza asustado, al parecer dejarse influenciar por las ideas de Georg lo estaba perjudicando.
Al siguiente día, Tom se mantuvo ocupado en su trabajo en el periódico lo más que pudo, ignorando un par de llamadas de Bill, era justo de quien menos quería saber en ese momento, pero en una de esas ocasiones que salió de la oficina de su padre se topo con su amigo castaño que le sonrió perverso indicándole que lo siguiera, Tom bufó y no le quedo más que ir tras él.
- ¿Ya te sientes mejor?- le pregunto Geo en cuanto entraron a la oficina de su camarada.
- Ee-eh, si. Creo que el alcohol me hizo daño ayer. Amanecí con algo de dolor de estomago pero ya estoy bien- expreso serio Tom.
- Ok, pues alégrate hombre. Nada mas Bill salió ayer de su “show” me pregunto por ti, y como le dije que te habías ido el también se fue. Creí que había ido a buscarte- menciono Georg astuto.
- No, me llamo un par de veces en la mañana pero estaba ocupado- dijo despreocupado el pelinegro.
- Haha- rio el ojiverde- No me la acabo de creer que ayer te pusiste como energúmeno nada mas por el baile privado que le regale a Bill, no es como si se hubiera ido a follar Tom, relájate. Si mi intuición no me falla, creo que él también siente algo por ti, pero vaya que lo sabe disimular muy bien- medito curioso.
- ¿Intuición? Eso es cosa de mujeres. Geo, deja de llenarme la cabeza de tus idioteces.- resoplo Tom
- Lo que sea, no puedes negar que algo está pasando entre ustedes- le aclaro Georg poniéndose serio.
- Da igual, yo… a mi no me importa, es solo un compañero de trabajo, y es mi amigo solamente- se excuso Tom rápidamente.
- Si, claaaro. Por él rompes tu compromiso, te vuelves responsable y respetuoso… ah, y le has dicho a tus padres que eres gay.
- ¿Cómo sabes eso?
- Me tope con Cindy en la fiesta de presentación y me lo conto muy enfadada, te busque después de eso pero al parecer ya te habías ido, con Bill.
Tom ya no le respondió y dando un largo bufido se incorporo saliendo de ahí, en esos momentos odiaba a Georg, y le peor era que todo lo que la había dicho era cierto, tenía que admitir que Bill le hizo darse cuenta de muchas cosas y lo hizo cambiar un poco su actitud.
El joven abogado termino su trabajo y volvió a su casa, de verdad que seguía molestándole que su padre le encargara el diario, solo esperaba titularse para irse a Leipzig , esa idea de mudarse cada vez se hacía más fuerte en su mente.
Estando recostado en su cama meditaba calmadamente todo lo que le había sucedido últimamente, más exactamente desde que conoció a Bill, aunque eso a la vez le extrañó. ¿Desde cuándo pensaba en lo que hacía? Ese era uno de esos tantos cambios, él antes era impulsivo, nunca desaprovechaba una oportunidad ni se ponía a pensar en las consecuencias.
El sonido de su teléfono móvil lo hizo reaccionar y suspiro largamente tomándolo, vio quien lo llamaba, y como ya se sentía de mejor humor contesto.
- ¿Qué pasa Alex?- dijo Tom algo animado- No, no tengo ganas de salir… No, estoy cansado… No vengas… ya me voy a dormir… Entiende que no, ya estoy acostado… No, olvídalo… Alex no…- decía el pelinegro y luego resoplo cuando su otro mejor amigo le colgó.
Media hora más tarde, Alexander y Gustav hacían presencia en su casa, y más a fuerza que nada se lo llevaron a un bar para distraerse. A pesar de las negativas del pelinegro se lo llevaron a un lugar tranquilo para beber un poco y platicar.
- Georg dice que andas de un humor pésimo- comenzó a decir Alex.
- Y que es por alguien- reveló Gus.
- Chicos, no quiero hablar de eso- expreso Tom tajante.
- También somos tus amigos, así que habla. Desahógate- le incitó su amigo pelirrojo.
- Sabemos que terminaste con Cindy. Bien hecho- indico Gustav.
- Si, definitivamente no me iba a casar con alguien a quien ni siquiera soportaba. Ella aparte solo me usaba, y yo se lo permití. Ahora soy libre al fin- declaro Tom y luego suspiro.
- ¿Libre en qué sentido?- cuestiono Alexander.
- Libre de todo. En poco tiempo me iré a Leipzig y seguiré mi vida como siempre he querido- respondió Tom deseoso.
- Ok, pero sabemos hay algo que te afecta, se te nota a leguas- insistió su amigo rubio de gafas.
- No, no es nada ni nadie en especial- susurro el pelinegro.
- Está bien, no nos digas nombres. Solo dinos como te sientes- concedió Alex tranquilo.
- Cuando no está conmigo, siento que algo me hace falta. Me hizo confirmar eso de que “del odio al amor solo hay un paso”, se volvió muy especial para mí, no lo puedo apartar de mi mente. Una vez nos besamos, fue algo accidental, sin embargo creo que él no tiene el mismo interés en mi, sé que me aprecia, pero temo que no siente lo mismo que yo- explico Tom sincero sacando todo su pesar.
- ¿Y eso es lo que te duele? Lucha Tom, lucha por eso que estas sintiendo- pronuncio Gustav.
- Es cierto lo que nos dijo Geo. Estas enamorado, y mucho- afirmo Alex.
- Si, veo que así es- admitió Tom pensativo- Es estúpido seguírmelo negando a mí mismo. Nunca me había pasado, no sé como sucedió, me siento tan confundido- menciono frustrado tapándose el rostro con ambas manos.
- Estar enamorado de Bill Trümper no es tan malo, yo pienso que harían una buena pareja. Él es muy guapo, que suerte tienes- apunto Gus sonriendo de lado.
- ¿Cómo sabes que es él?- pregunto Tom ofuscado descubriéndose.
- Es tan obvio, aparte Georg nos lo confirmo- aclaro Alex rascándose la cabeza nervioso- A Gus le ha gustado Bill desde hace mucho, es su fan y conoce todo su trabajo, por eso Georg y yo sabíamos muy bien quien era desde antes de que entrara al diario- finalizo sonriente y Gustav asintió algo sonrojado.
- No tenía idea que fueras gay, Gus- apenas formulo Tom sorprendido- Igual te estimo mucho, pero da igual. Bill no me quiere a su lado, no sé porque sigo haciéndome ilusiones- objetó triste.
- Haz dado un gran paso al admitir tus sentimientos. Ahora ve por él, tal vez parezca rudo, pero ya lo conociste, sabes sus gustos y eso. Tarde o temprano encontraras la forma de llegar a su corazón- apeló el rubio.
- Lo… lo intentare- dijo con una media sonrisa el pelinegro.
- Hazlo, él ha sido una de las mejores cosas que te ha pasado, no lo dejes ir, no te rindas sin tan siquiera haberlo intentado- lo animo Alex.
- Si, voy a enamorar a Bill, cuésteme lo que me cueste. Nunca pensé decir esto pero… mi vida ya no tiene sentido sin él. El amor es algo que yo no esperaba, y solo anhelo el poder merecerlo- medito Tom sonriendo ampliamente.
Todos levantaron sus bebidas brindando, ahora más que nunca Tom estaba decidido a conquistar a su amigo fotógrafo, y así como lo habían hecho sus amigos con él en ese momento, haría lo necesario por hacer que Bill admitiera sus verdaderos sentimientos por él.