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Maravillosas Heridas [Omegaverse] Un Cuento de Maravillas #4 por soreto

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Sentado impecablemente, con la espalda recta y vista fija en la pizarra; Byung Mae escuchaba la clase de historia de esa mañana, con varios de sus compañeros vagando en sus pensamientos por su aburrimiento.


El chiquillo juntaba sus cejas y torcía sus labios en concentración, ahora más que antes, en especial al descubrir que era un Omega.


Él sabía bastante del tema, o lo suficiente para entender un poco su situación, y porque aquellos niños que eran Alfas parecieran alzar el pecho orgullosos.


Sus padres reaccionaron de diferentes maneras; su madre pareció tensarse, para después sonreírle tranquilo, una expresión que le brindaba cuando se lastimaba o tenía alguna pesadilla; su padre parecía pálido, muy preocupado.


Omega o no, el sería como su madre.


No dejaría que su segundo género fuera un problema, solo estudiaría tan duro como pudiera...


Y así nadie tenía que preocuparse por él.


Hasta su abuela parecía animarle cuando le dijo, aun si se viera un poco pensativa con la revelación. Además, él era bastante maduro, sus padres se lo decían; hasta cuidaba de meterse en problemas a ese niño llamado Min Ahn, que resultó ser un Alfa.


¡El cuidaba a un Alfa!


O más bien evitaba que se metiera en problemas...


Aunque aún no entendía Mae el tipo de relaciones que un Omega y un Alfa podían desarrollar, se sentía fuerte por cuando Ahn acudía a preguntarle cosas.


Y es que el joven Alfa, solía intentar todo lo que le parecía interesante aun si era peligroso, o si ya tenía un brazo fracturado en su haber.


— No entiendo eso de ser un Alfa— le confeso despreocupado, mientras comía su almuerzo en su salón junto a su compañero de mesa que era Mae— Pero no importa, ya lo descubriré— sonrió con todos los dientes a Mae.


— Eso no cambia nada, aun podemos estar juntos— afirma Mae— Seguirás metiéndote en problemas, pero...no creo poder cuidarte como un Alfa lo hace, bueno no sé... ¡Puede que sea más alto que tú!


—Eso es imposible, no lo serás— niega burlándose Ahn.


—No es correcto suponer cosas sin pruebas— refunfuño el Omega.


Suponer... siempre usas palabras difíciles de recordar— gruñe molesto— Y luego las repites todo el día.


A pesar de no tener tiempo sus padres; Mo y Suni seguían en contacto, enterándose de que sus hijos eran compañeros.


A Min Ahn, le gustaba mucho la compañía de Mae, quien podía verle pintar en silencio, y hasta sorprenderse cuando las manos daban paso a las formas. La pintura era algo que desde pequeño disfrutaba, y que parecía que a los adultos hacía felices; las escenas que se convirtieron en sus favoritas eran las de los cuentos de su madre.


Para él era fácil dar color a sus ideas, y también podía pasar horas en ello.


Eso no lo alejaba de los problemas.


Un claro ejemplo, era que, en ese momento, estaba mirando a otro niño Alfa preparar los puños para golpearlo, y todo por empujarlo al ver que este estaba molestando a un Beta; sin pensar, empujó al otro niño, quien término en el suelo.


—Déjalo— exigió Ahn— No sé porque lo molestas si no te ha hecho nada.


—¡Ahn! — grito Mae, viendo a algunos de los amigos del otro chico acercarse; el Omega corrió a buscar un profesor.


Los niños detrás de Ahn lo agarran de sus brazos para que no se mueva, y el que estaba en el suelo se para con sonrisa altanera.


—No pareces un Alfa— rieron detrás de Ahn que se retorcía para soltarse— Mi papá dice que uno no escucharía lo que dice un Omega, y tú siempre sigues a Mae.


— Por lo menos a él no le da miedo decir nada solo— responde Ahn, sin pensar y provocando al otro niño Alfa.


Con el puño en alto, y un férreo agarre, Ahn espera el golpe cerrando los ojos.


—¡Oigan! ¡chicos! — la voz de un profesor irrumpe, haciéndoles detenerse y mirar asustados a uno de los maestros— ¡Otra vez ustedes! — el hombre suspira cansado, pasando la mano por sus cabellos—¿Y esta vez como terminaste así Ahn? — sonrió el mayor con una ceja alzada.


— ¡El no hizo nada! — con posición firme, la voz dulce de Mae hace mirar a los presentes—. Solo quiso detenerlos, estaban molestando a alguien.


— Entiendo— acepto la declaración el maestro, conociendo la honestidad del niño— Pero por favor, se más cuidadoso Ahn— se giró el hombre hacia el rubio, y después vio duramente a los otros—. Llamare a sus padres, espero no sigan así.


Ahn agitó su mano tan alto como pudo para saludar a Mae que se acercaba; Mae le sonrió negando con la cabeza por meterse en una situación complicada otra vez.


Como Omega, sabía lo que esperaban de él: un niño calladito y quieto; Mae quería ser como su madre, alguien que escuchará a las personas para ayudarlas; crecería para ser lo que quisiera.


Los enfrentamientos del Omega con los otros niños Alfa de su escuela, hicieron que estos fueran hostiles con él.


—Eres demasiado presumido para ser solo un Omega— Lo acorralo el niño Alfa que quería golpear a Ahn—. Solo intentas ser el consentido de los maestros para que hagas lo que quieres— se burló, aunque frustrado por no percibir miedo en el pequeño cuerpo de Mae— Haciéndoles creer que sabes todo.


El Omega recuerda todos los consejos de su madre para lidiar con alguien agresivo; discutir solo le traería más problemas, y él no podría hacer frente al más alto de su clase.


Se amable.


— Si no entiendes una materia, puedo ayudarte— dijo sereno.


Mae conocía un poco las circunstancias de ese chico; sus padres le exigían perfección constantemente.


El Alfa golpea su puño en la pared detrás de Mae; las palabras del Omega le enfurecieron más, como si ni si quiera pudiera hacer frente a quien no debería suponerle un problema.


Un Omega estaba ordenándole...


Con la furia creciendo, levanta su brazo para golpear al más pequeño.


Los ojos de Mae miran al suelo asustado.


El golpe es detenido por un enfadado Ahn, con una expresión fiera, casi furia; el Alfa rubio era alguien que siempre se encogía de hombros con expresión despreocupada cuando se metía en problemas.


Mae le tenía gran cariño a su amigo, de alguna manera siempre estaban juntos y Mae creía que evitar que Ahn se metiera en líos, le respetaba y se divertía con él, incluso viéndolo pintar después de clase y antes de que sus padres los recogieran; aprovechando cuando su Madre y la de Ahn conversaban, aunque su abuelo venía a recoger a Mae con frecuencia, al igual que el padre del pequeño Alfa.


En ese momento, los ojos grandes e inquisitivos del Omega, se llenaron de admiración.


En cuanto el otro niño Alfa se fue corriendo, al ver que Ahn no aflojaba su agarre, Mae respiro hondo; sus piernas le temblaban, y sentía su corazón martillar en su pecho,


EL no tenía miedo...


No tenía miedo,


No lloraría, ¡No les daría la razón a esos tontos niños Alfa!


El pequeño cuerpo del Omega temblaba, agito su cabeza para alejar sus ganas de llorar, con su nariz arrugada al perder la paciencia. El joven Alfa, vio la pequeña figura de Mae temblar, hasta para alguien tan inquieto como el, era claro que Mae estaba asustado.


r13;Mamá dice que no hay que intentar ignorar cuando estas trister13; la voz del rubio hizo al niño castaño alzar la vistar13; o decir que no sentimos algo cuando si lo hacemosr13; Ahn abrazo al Omega, sin darle tiempo a protestar como esperaba que el orgulloso niño podría hacerlo.


Las manitas de Mae se aferraron a la playera azul de Ahn, y lloro tan quedito como pudo, hasta que sonó la campana para que volvieran a clase.

Notas finales:

Ahn se mete en problemas, pero quería ayudar :)


Viene acercándose el final. A 7 capítulos.


Muchas gracias ;)


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