-Todos en tu nido estaban preocupados, ave - Jason no pudo evitar dar un respingo al escuchar la fría voz que emergía desde las penumbras de la habitación.
-Qué-… ¿quién demonios eres? - preguntó mientras observaba con ojos inquietos toda la habitación que ahora se le antojaba demasiado oscura.
De entre las sombras se materializó la figura de un hombre. Al principio Jason no pudo reconocer su rostro, pero a medida que el desconocido avanzaba lentamente hacia él, su aspecto iba revelándose. Nunca lo había visto. Lo reconocería, pensó. Era un joven alto, aunque más bajo que él, de complexión esbelta, su cabello era negro, oscuro como su presencia y caía liso hasta un poco más abajo de sus omóplatos. Llevaba encima un traje completamente negro, con algunos detalles dorados casi imperceptibles. Continuó su camino hasta quedar precisamente al lado de su cama, entonces pudo observar con mayor precisión su rostro. Habían unas marcas, no podría decir qué eran precisamente, parecían un tatuaje hecho con líneas extremadamente delgadas en forma de ramificación, que se asomaban desde el inicio de su cuello extendiéndose hasta parte de su mentón. Su piel era tan pálida que tuvo la sensación de estar frente a un fantasma. Pero aquellos ojos brillaban, el izquierdo con destellos dorados, el otro con azules. Un brillo gélido, sin ninguna clase de calidez. Pero definitivamente vivos, los ojos de la muerte no se ven así, se dijo, él lo sabía. Lo intentó, pero no pudo hacerse una idea de su edad; parecía joven, tal vez incluso más joven que él, sin embargo su semblante no lo reflejaba, era como si el tiempo no lo tocara y no hiciera mella en él como en las demás personas.
El hombre se había quedado en silencio, no parecía importarle que Jason le analizara descaradamente. Entonces Jason se percató. No percibía su respiración, tampoco su presencia… era como…
Eras tú. El sujeto de la otra noche, sentenció Jason, como si intentara acusarlo de algún crimen.
Entonces el extraño abrió la boca para decir algo, pero en menos de un segundo su presencia comenzó a emitir hostilidad, vio como sus ojos se agudizaron, como su cuerpo se tensó, en guardia. Observaba atentamente la puerta que en breve se abrió. Lo primero que vio fue el cabello rojizo de Bárbara y lo segundo, la sombra que rodeó su cama en un destello. El desconocido la iba a atacar, la iba a matar. Jason sabía eso, era lo único que sabía de las personas, lo que sabía bien, su instinto asesino. Pero se detuvo frente a ella, la miró a los ojos, parecía dudar; aunque la tenía inmovilizada, su mano al rededor de su cuello, no la cerraba. Bárbara también lo miraba, ensimismada, por un momento hubo miedo y sorpresa en sus ojos, ahora sólo observaba a su agresor intensamente, confundida. Vio que sus labios articulaban unas palabras que no logró oír, pero que hicieron que el cuerpo del otro se tensara aún más. Jason hizo el ademán de levantarse para ir a detenerlos, pero su cuerpo herido se lo impidió.
Casi agradece que Bruce, Demian y Tim entraran a la habitación; casi, porque su presencia hizo que su nuevo 'amigo' se sumergiera de nuevo entre las sombras y habían muchas muchas cosas que quería preguntar.
¿Estás bien? Preguntó Bruce con su tono serio y calmo. Jason pensó que iba a estar más alterado que eso, la reacción de Bruce le perturbó un poco.
Sí. Respondió Bárbara simplemente, pero se notaba consternada.
¿Era él? Preguntó Tim enseguida, mientras revisaba algo en uno de sus dispositivos. Seguro las cámaras, pero no lo encontrarás, se dijo Jason. Aunque no sabía por qué estaba tan seguro.
Demian respondió afirmativamente para luego explicarle lo que había sucedido en la última misión. Mientras relataba Tim interrumpía constantemente a Demian en busca de detalles, Bárbara en cambio se quedó callada y de vez en cuando enviaba miradas a Bruce, que también permanecía callado y a veces se limitaba a responder las miradas de ella con otra.
Finalmente se pusieron de acuerdo en examinar la mansión en busca del individuo o al menos su rastro. Jason, como era de suponerse tenía la misión de quedarse en cama y aburrirse, odiaba sentirse como una mierda inútil y rota. Cuando ya todos habían salido de la habitación pudo escuchar murmullos fuera de la puerta.
¿Bruce, podemos hablar?
Bien, acompáñame a verificar cómo escapó de la Baticueva. ¿De qué quieres hablar?
Sabes bien de qué quiero hablar. Él… Entonces las voces se hicieron indescifrables para Jason, pues mientras iban conversando iban alejándose.
Jason quedó solo y confundido en su habitación. Se recostó y emitió un gran suspiro. Era imposible negarlo, la presencia de ese extraño le había dejado una gran impresión. Pero estaba seguro que no lo conocía de nada. Echó un vistazo a la ventana y supo que él había escapado por ahí, observó un poco más y desistió, era estúpido esperar que siguiera rondando por ahí. Los efectos de las medicinas y calmantes comenzaron a hacer efecto y volvió a dormirse; un sueño incómodo y agitado.
…
Pasaron semanas y no volvieron a saber más del extraño, se había desvanecido, lo que era realmente increíble, pues era casi imposible escapar del radar de Batman. Esto no hacía más que confirmar que se trataba de un individuo en extremo cauteloso y hábil.
Jason estaba de nuevo en las calles, metido en los suburbios más oscuros de Gotham. Francamente le gustaban esa clase de lugares, eran su lugar de movilización donde podía encargarse de sus propios negocios y arruinar los de otros. Esa noche era particularmente tranquila, decidió quedarse en lo alto de un edificio de menor altura a observar mientras fumaba un cigarrillo. Vio como unos jóvenes compraban drogas en un callejón de mala muerte, donde los traficantes probablemente se sentían fuera de la vista de los policías y los vigilantes, ingenuos. Más allá unos cuantos gamberros se enfrascaban en una pelea callejera. Tuvo la idea de ir a meter sus narices, sólo para hacer un poco de ejercicio. Sus criterios no eran tan estrictos como los de Batman, le importaba una mierda que se drogaran o se pelearan hasta morir. A él le importaban los peces grandes, tal vez siguiera a los traficantes sólo por el placer de ver su pequeño imperio caer.
Un poco más abajo vio algo que le pareció más interesante. Al principio pensó que eran otros mocosos jugando a pelear, pero enseguida se percató de que no se trataba de ninguna clase de novatos: habían sido entrenados, era innegable, sus movimientos eran premeditados y precisos, destinados al asesinato. Pudo contar 7 sujetos, todos vestidos de la misma forma, 6 de ellos llevaban una extraña máscara blanca ¿una lechuza? El séptimo tenía el rostro descubierto, y era…. Jason saltó al siguiente edificio para tener una mejor visión. Sí, definitivamente era él, el extraño que había intentado matar a Babs, que lo había ¿salvado?
Estaban peleando entre ellos… no. Estaban peleando contra él, los seis enmascarados se abalanzaban contra él con sus mortíferos cuchillos, con toda la intención de asesinar. El otro repelía y desviaba sus ataques con destreza, de a poco iba deshaciéndose de sus agresores o eso creía Jason, porque había algo extraño, cada vez que el sujeto dañaba a un adversario con un golpe que debía ser fatal o por lo menos que los dejaría imposibilitados, se levantaban al rato, como si nada. Regeneración…así nunca acabará, pensó Jason .
Jason notó que al mismo tiempo que el sin máscara se quedaba sin cuchillos, totalmente desarmado, se vio obligado a adoptar un estilo de pelea defensiva, de supervivencia. Decidió que era hora de devolver el favor, comprobó el estado de sus armas, saltó al siguiente edificio y se echó a correr en busca de la acción.
Cuando llegó comprobó con satisfacción que el otro no se había limitado únicamente a defenderse. Estaba al borde del edificio, parecía acorralado, pero de inmediato supo que de esa manera no tendría que cuidarse las espaldas, al primero que se le acercó lo desarmó con facilidad al mismo tiempo que rompía su cuello y empujaba su cuerpo contra el siguiente que emprendía su ataque, haciendo caer a ambos del edificio. Jason sonrío, y aunque no era honorable, a la mierda el honor, comenzó a explotar cabezas a fuerza de balazos. El otro lo miró, pero no parecía sorprendido, casi pudo entrever una sonrisa en su rostro, aunque no podría confirmarlo; después de lo que probablemente fueron horas de lucha, las largas hebras de cabello húmedas de sudor, se pegaban a su rostro y ocultaban gran parte de su expresión.
Cuando terminaron, Jason observó curioso cómo el más bajo arrojaba los cadáveres del edificio.
¿Es tu hobby o algo? Preguntó y se dio cuenta que eran las primeras palabras que pronunciaba uno de los dos. Los ojos azul-dorado lo observaron con algo que podría llamarse confución mientras ladeaba levemente la cabeza. Jason quiso echarse a reír por el gesto, pero tuvo la prudencia de contenerse.
Hay que salir de aquí, pequeña ave. Dijo el extraño echándose a andar. Sintió pánico porque sabía que si lo dejaba marcharse no podría encontrar su rastro, y tal vez esta vez no serían semanas. De modo que se echó a correr tras él.
¿Por qué? ¿Vienen más tras de ti?. En realidad quería preguntarle quién era, de dónde había salido, por qué lo había salvado. Pero supuso que no eran las preguntas adecuadas del momento.
Se levantarán y si no, ellos enviarán más, explicó. Jason no entendía, estaba perfectamente seguro que los de hace un rato estaban bien muertos ¿cómo se iban a levantar? Pero de inmediato recordó que probablemente eran del tipo de bicho raro que se regenera aunque lo revientes. Por otro lado seguía dudando que alguien pudiera regenerarse después de una caída de muchos pisos y una cabeza totalmente destrozada.
¿Por qué te buscan?
Porque he despertado, dijo sin más . Jason enarcó una ceja. Comprendió que no sacaría mucho preguntando, al menos en esos momentosr03;, así que guardó silencio y se limitó a seguirlo, lo que por cierto se le hacía un poco difícil, el sujeto se movía muy rápidamente y con mucha agilidad, se metía entre recovecosr03; y lugares casi imposibles. Aún así no se permitiría perderlo de vista, no hasta que respondiera todas sus preguntas.
Luego de un rato de silencio Jason notó que el más bajo comenzaba a moverse raro, a volverse más torpe, lo había atribuido al cansancio, intuía que había estado toda la noche luchando y escapando, pero cuando vio como sus piernas fallaban en un salto obligándolo a caer pesadamente sobre la azotea, supo que era algo más. Se acercó al hombre y notó que se cubría un costado. Al verlo intentó alejarse, parecía un animal herido, pero Jason sabía que no le tenía miedo, era sólo su instinto hablando.
Déjame ver, no tengo intención de hacerte daño. Lo sabes. El otro se limitó a retirar su mano. Jason esperaba una herida, se encontró con una zona de piel cubierta por lo que parecía ¿hielo? Era casi imperceptible, pero iba avanzando, de a poco amenazaba con extenderse por todo el costado. Jason no contaba con nada para contrarrestar el congelamiento en ninguno de sus refugios.
Vamos a la Baticueva. El otro simplemente lo miró con sus gélidos ojos inexpresivos, pero Jason supo que iba a rehusarse. No seas imbécil, si te quedas así morirás congelado, le dijo y el otro sólo desvió la mirada.
Bruce no estará feliz con esto, Jay.