Capítulo 4: El demonio también tiene sentimientos.
Me desperté cansado, pegajoso y al levantarme de la cama un líquido viscoso chorreó entre mis piernas.
Adri: Que asco.
Alex seguía en la cama tumbado, me acerqué a él y le dí un beso en la frente, que también estaba pegajosa. Cogí mi móvil para mirar la hora y los mensajes, eran casi las diez de la noche, habíamos salido a las 16:45 más o menos, mensajeé a mi madre para decirla que llegaría tarde, la cual me dejó en visto, esta mujer, pensaba mientras cogía mi ropa, que mágicamente estaba seca, bajé las escaleras derecho a darme una ducha para limpiarme, cerré la puerta del baño y abrí el grifo.
TOC,TOC.
Alex: Adri, ¿Estás ahí?
Adri: Sí, voy a ducharme- dije metiéndome bajo el agua.
Alex: Voy a entrar, ¿vale?
Adri: A-Adelante.
Alex entró y se metió a la bañera conmigo, me abrazó por la espalda y me dió un beso en la mejilla, yo respondí besando sus labios.
Alex: ¿Cómo te sientes fiera?
Adri: B-Bien, gracias.
Alex: Se nos fue de las manos. Río ligeramente.
¿Tanto?- Respondí mientras cogía una esponja y le daba otra a Alex.
Alex: Quizá de más.
Alex: Pero… esa no es la pregunta ahora- dijo mientras me frotaba la espalda con la esponja- Adri te pido que me respondas con sinceridad.
Adri: ¿A qué?
Alex: Pues… ¿Qué será de nosotros?
Adri: Por favor se más claro, me está costando entenderlo.
Alex: Tranquilo no pasa nada, me refiero a que si solo me quieres para tener sexo conmigo o buscas una relación seria.
Adri: Pues… Yo solo… Quiero estar contigo.
Alex sonrió y me besó el cuello- ya tengo mi respuesta- susurró mientras se empezaba a enjabonar él.
Alex: Mira que tienes vicio. Río ligeramente mientras tiraba la esponja al suelo de la bañera.
Adri: ¿Q-Qué?
No me había dado cuenta pero mi pene volvía a estar erecto, listo para hacerlo otra vez, me sonrojé, quizá fuera vergüenza por haberme puesto así por un par de roces o que realmente tenía ganas, el caso es que Alex me abrazó y comenzó a besar mi cuello a la par que masajeaba mi miembro lentamente.
Alex: Solo por esta vez saciaré tu deseo rubito.
Adri: ah… ah… ah…
Alex: Pero tú saciarás el mío.
En un abrir y cerrar de ojos acabé cogido por la espalda empotrado contra la pared, Alex me penetraba a la par que me masturbaba lentamente haciendo círculos con su mano.
Adri: AHH! AHH! AHH!
Alex me besó y yo le correspondía, no tardé mucho en correrme, manchando su mano y parte de mi abdomen, Alex lo hizo después, pero aún así no nos movimos de nuestra posición seguíamos besándonos.
Sin embargo de el calor producido por nuestros cuerpos y por el agua que aún seguía corriendo, comencé a marearme y quedé inconsciente.
Me desperté en el sofá, en el salón, estaba vestido y la mesa estaba puesta, dos vasos, servilletas y una botella de agua.
Adri: ¿Alex?
No me respondía, lo busqué en la cocina y tampoco estaba salí al porche delantero, aún llovía a mares, no lo ví afuera tampoco, pero antes de entrar a la casa de nuevo un trueno llamo mi atención, y sobre el tejado de una casa de enfrente, a la luz de truenos y relámpagos, se podía ver una figura encapuchada totalmente negra, solo pude percatarme de sus ojos, que despedían un brillo realmente potente de color verde esmeralda, froté mis ojos para asegurarme de que no estaba alucinando, un trueno volvió a sonar y allí sobre el tejado no había nadie.
Alex: ¿Adri? ¿Qué haces aquí fuera?
Adri: ¿Eh? Estaba buscándote, desperté y no estabas.
Alex: Estaba en la despensa, cogiendo algo de leche para el café.
Alex: Vamos pasa, hace fresco.
Alex me llevó al salón y me dió un beso en la mejilla, después se fue a la cocina a por la cena, había hecho unas hamburguesas, mi chico además de guapo era buen cocinero.
Se sentó sonriente y me sirvió agua, tras eso solo mordió su hamburguesa, yo hice lo mismo y madre mía, era la mejor que había probado en mi vida.
Adri: Um, está deliciosa ¿ Cómo es que está tan rica?
Alex: Está hecha con amor a fuego lento. Echó una pequeña carcajada.
Le miré con una pequeña sonrisa en la cara, parecía un tonto enamorado, pero eso mismo era lo era, acabamos la cena y Alex recogió la mesa, quería ayudarle pero se negó, él se sentó a mi lado y me pasó la mano por el cuello, me dió un beso en la mejilla.
Alex: ¿Cómo estás príncipe?
Adri: Bien, gracias.
Alex: Pues no lo parece ¿qué te preocupa?
Adri: Solo estoy cansado.
Alex: Normal, después de la que hemos armado, deberías estar con el culo con si fuera un oyo.
Adri: ¿Qué dices? ¿Tantas veces lo hicimos?
Alex: Pues… Contando la de la bañera unas 8 veces.
Adri: ¡8!¡8 veces!
Alex: Sí, te dije que eres un fiera… pero aún así quiero estar a tu lado.
Adri: Y yo.
No dijimos nada, solo nos besábamos y nos hacíamos caricias, Alex me hacía sentir estupendo, pude comprobar que todo lo que se decían de él eran mentiras, era sensible, amable y se preocupaba de mi bienestar, pero aún así su inexpresión facial lo hacía parecer frío y despiadado, pues también lo era, al fin y al cabo era el presidente del P.C.R y tomaba decisiones difíciles.
Aún así creó que enamoré al demonio y lo convertí en un ángel.
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