La oscuridad es la fuente, el origen mismo e infinitas pesadillas, lugar de imaginaciones variadas, a veces grotescas en sus formas. Cuando se es adulto, esas cosas dejan de tener seriedad, confiriéndoles un carácter infantil, reduciéndolos a terrores nocturnos de niños.
Los monstruos bajo la cama se quedan como divertidos cuentos para después.
Entonces las creaturas que merodean en las sombras se olvidan; los monstruos en la oscuridad dejan de existir, pero no todos los delirios causantes de zozobra viven en la inquietud de la infancia, porque ni todos los monstruos viven en las sombras, ni todos los terrores son ficticios, o tienen formas dantescas, de largos colmillos.
No.
Los entes en la penumbra pueden ser dulces, atractivos, y sobretodos engañosos; algunos con pasados que los consumieron, impulsándoles a iniciar un descenso a la oscuridad.
Sangwoo bajaba las escaleras, tarareando una balada que siempre le rondaba en la mente. El Alfa decidió no prender la luz, ese día se sentía más cómodo en bajar a la negrura. Esa tarde, era su día libre, dejando a Bum tomando una siesta por su continuo cansancio del embarazo, se sintió con ganas de bajar un rato al sótano.
Saco su celular del bolsillo, prendió la pantalla y puso un rato el reproductor. Se sentó recargándose en la pared junto a la gaveta que estaba en la esquina menos visible del lugar; saco de uno de los cajones unas hojas, una placa de la comisaria del lugar y unos lentes de montura negra.
En ese entonces el sí que fue un problema. Se permitió reír un poco con los problemas del pasado; lanzo las gafas estrelladas a un lado; entre sus dedos tomo un fajo de hojas algo amarillentas por la humedad; con letras negras y centradas:
Informe de hospital.
Paciente: Yoonbum.
Recorrió las primeras hojas sin mucho interés, hasta llegar a una de las partes finales con letras rojas.
Aborto.
Sus dedos pasan por las letras, sus ojos las examinan como si pudiese encontrar algo más; no es que fuese a encontrar algo, simplemente le gustaba rememorar la conclusión de toda la situación, lo favorable que resulto todo; el Alfa sonríe con sus dientes mostrándose, con gozo descarado se siente satisfecho.
En sus primeros años, su propia madre le rechazo, solo por parecerse a su padre, y él no era igual a él.
Volvió a centrar su atención a las hojas en sus manos; si a él le rechazaron, siendo personas de su propia sangre, ¿Por qué tendría que entristecerse de algo que no era suyo?
¿De un hijo que fue engendrado por otro con quien era suyo?
Bum en ese tiempo olvido a quien debía su afecto, distrayéndose con la absurdez de un comportamiento dócil con otro Alfa.
Oh, pero no tenía caso molestarse con alguien que ya no existe.
Sangwoo moldeo sus reglas, creo el camino para Bum; ¿Quién dice que los afectos o la devoción no podían moldearse?
Más aún si se olvidó, convirtiéndose en un lienzo en blanco.
Si Bum olvido todo de él.
Las cosas estaban a su disposición, a su conveniencia, porque él lo estableció así; el formula los límites del amor mismo, las reglas de la vida del Omega;
Del amor de Bum.
Su Omega no tenía nada en sus manos, porque todo estaba en manos de Sangwoo, aun si Bum era necio, o su inconsciente, mejor dicho, en aferrarse a los fantasmas de aquellos sentimientos, de un error
¿Cómo pudiste equivocarte Bum?;
Si en un principio ya tenías el camino correcto.
Lo que paso fue tu culpa, por no darte cuenta.
Suspiro profundamente, viendo las imágenes del fin de la escena de aquel hombre; recordando las lágrimas y suplicas de ambos, en especial el terror de Bum. En ese tiempo también tuvo que fingir muchas cosas.
Entretener a otros con agradables caretas.
El bufón, que baila con una preciosa máscara sonriente, para todos, para el objeto de su fijación, y a veces para sí mismo;
Buscando satisfacer sus deseos ocultos, formar su propio mundo en ilusiones, mentiras que terminan por hacer verdad otros, sin necesidad de que el sacrifique más de lo necesario, a veces nada.
La careta de infinitos colores se posa plácidamente sobre una sonrisa.