Jugando con sus cabellos negros, los delgados dedos de Bum sostenían un mechón en ellos; sus ojos seguían el recorrido de una hoja fugitiva de un árbol que jugaba con el viento.
Sentado en el pórtico frente a la casa, estiró sus piernas sobre la escalinata y se recargo en la puerta detrás de él. Bum gustaba de pasar algunas horas al día viendo la calle, así podía salir un poco sin enfurecer a Sangwoo.
La situación era ya algo extraño, incierta para Bum; recordar era la vía más probable para encontrar una explicación a que, le temiera a una casa que tendría que considerar como su hogar; que tendría que sentir como un lugar seguro.
Llevaba días intentando encontrar un hilo en su mente que lo guiase a algo perdido; sin éxito, sus recuerdos aún estaban lejos de su alcance, en especial el cómo fue su relación con Sangwoo.
Ningún detalle previó a su lazo está en sus memorias, nada que le muestre esa etapa que tuvieron supuestamente antes de formar una relación.
Sangwoo mantenía ese espacio en blanco, sin que Bum lo notase.
— Tu solías seguirme— le contó Sangwoo cuando le pregunto-. Tú eras el que insistía, finalmente decidí probar.
— ¿Eso paso? —pregunto, sin mucho éxito en rememorar algo—; Y... ¿y cuándo comenzamos a ...? —Se detuvo Bum, inseguro de como plantearlo.
— Sí, así paso- aseguró con expresión y tono cansino-. ¿Cuándo decidimos estar juntos? —formuló la pregunta Sangwoo—. Púes no hay mucho que decir...con lo nervioso que eres, esperar era lo lógico Bum— gruñó, ya sin ganas de seguir esa conversación—. Ya deberías dejar eso, no tienes que preocuparte por detalles— Se inclinó sobre la mesa esa noche, mostrando todos sus dientes en una sonrisa hueca, que hacía mantenerse en alerta a Bum, como si percibiera una amenaza—. No debes preocuparte por eso, Bum.
Una advertencia se deslizó en la sedosa voz del Alfa; sutil, ínfima, pero innegablemente presente.
Una constante duda para Bum, era porque el Alfa le abrazaba como si la vida se le fuese en ello por las noches; Sangwoo no era alguien romántico, y mucho menos expresivo de la manera convencional, así que su relación era una serie de cosas sin forma, a veces sin sentido; pero si con reglas.
Y así, algunos meses después de que se mudaran a esa casa, llego la temporada de su celo. Los días previos eran algo tenso, en su mente se removía una constante inquietud, el terror y la tristeza de una traición se depositan en su estómago.
Con su cuerpo caliente donde el otro tocase; un aroma dulzón más notorio que en días normales, Bum inicio su celo. El Omega no tomaba supresores, ni ninguna medida anticonceptiva, Sangwoo se lo pidió, y el solo acepto lo que su Alfa le decía.
—¿Nervioso Bum?— Sus manos sostenían las curvas caderas para mantener la posición y el ritmor—; No es la primera vez que hacemos esto, en serio—Bufo sintiendo aun tenso la frágil figura del pelinegro. Los quejidos graves del más alto llegaban lejanos a los oídos del otro.
La voz delgada del cuerpo debajo del Alfa, respondió a la sensibilidad de su piel, y al timbre de la voz de Sangwoo, atinando solo a jadear; era el inicio de su celo, y su mente ya estaba perdida en la niebla de lo que pedía su cuerpo. Sangwoo aún mantenía cierto control, pero ambos sabían que no duraría mucho, especialmente cuando las demandas naturales del instinto llegasen a la cúspide.
Sus ojos se cerraron para dejarse hundir en el placer que tener a un Alfa representaba; algunas lágrimas rodaron por sus mejillas, unas por lo sobrecogedor de las sensaciones que le recorrían en oleadas intempestivas, otras de algo muy incierto.
Terminando esos días donde el tiempo y el espacio dejaban de importar, Bum sintió su cuerpo diferente a otras veces; su piel le auguraba cambios venideros, cambios que eran de esperarse; Sangwoo también percibió algo distinto en el Omega; una sensación de algo que todavía no podía confirmar.
—Parece que lo has logrado Bum—Le susurro una tarde, cuando los dedos de Bum rozaron con los de Sangwoo al servirler—. Solo hay que esperar.
El otro no pregunto, tenía también esa certeza; la pregunta era, ¿Seria lo que Sangwoo esperaba? ¿Cómo cambiarían las cosas?
Su cuerpo aun no daba señales de nada, pero ambos lo percibían, pronto llegaría aquello que modificaría todo de irreversible manera.
—Mi familia siempre ha tenido Alfas—comento sonriente, en cuanto Bum se sentó frente a él, recibiendo como respuesta un asentimiento del otro.
—¿De verdad? —pregunto el pelinegro, sintiendo un nudo en la garganta.
—Sí, es lo que tiene que ser—afirmo jugando con la cuchara en su mano derechar13;. Es lo que suele esperarse, ¿No crees?
Y Bum entendía lo que el otro decía; lo que el Alfa esperaba,
Lo que Sangwoo quería.
El rogaba que fuera así, no quería ir contra lo que el otro quería de él; sin embargo, la biología es algo que nadie controla, solo deseaba que pudiera ser así.
La extraña gentileza del Alfa se hizo más notoria, provocándole querer agazaparse, como si de un rayo de luz agonizante huyera a una ominosa oscuridad. Sangwoo era carismático, querido por sus amistades, admirados por otros, era como si quisiera alejarse de lo que en apariencia era la claridad misma.
¿Por qué querría huir de lo que parecía luz?
Talvez esa era la respuesta,
Solo era una imitación de la luz,
Solo parecía serlo.
Sea lo que fuese, Bum sonrió un poco pensando en el futuro; pasando su mano por su vientre, pensó en porvenir, y una alegre nostalgia de recuperar algo perdido lo calmo, de tener nuevamente una oportunidad de algo que se le arrebato, por más que no recuerde que fue. No importaba lo que pasara, eso no cambiaría quien sería el nuevo propósito en su vida, le querría, aun si nadie más que él lo quisiera o esperase su existencia en el mundo; pero,
Realmente esperaba que fuera como Sangwoo quería...