Su piel pálida lucia diferente, con tonos más suaves; sus caderas se ensancharon un poco, algo casi imperceptible que sería más notorio en adelante; su cuerpo se encontraba sensible, el cansancio mermaba con mucha más fuerza su estado de ánimo; su aroma cambio finalmente, después de dos meses de su celo.
Sangwoo le recordaba sus obligaciones, aunque se convirtió en alguien más indulgente en su obsesivo control, enfocándose en sus cuidados, insistiéndole en que anotase todas las cosas que tenía que considerar durante su embarazo, en especial la llamada diaria; Bum a veces olvidaba esa pequeña tarea, pero Sangwoo lo dejaba pasar antes, aunque, ahora era diferente.
— Algo tan pequeño como eso, no tendría que ser tan difícil de recordar Bum— le reprendió un día cuando llego el Alfa en la noche.
— No quise olvidarlo...de verdad Sangwoo— explico preocupado.
— Entonces no lo hagas— respondió sin delicadeza, unos segundos después suavizo su expresión—. No tienes tantas cosas que recordar, solo no lo olvides.
Pero para Bum, su mundo se encontraba al revés; sus emociones se sentían magnificadas, su cuerpo cambiaba más rápido de lo que él podía asimilar, preparándose para alimentar y cuidar al pequeño en su vientre. Su mente no le daba tregua con su estado emocional, depositando siempre un horrible sentimiento de pesar; de una traición; y ese caos no tenía que ver con su hijo, él lo amaba, él lo esperaba con impaciencia.
Y también le torturaba el desconocimiento de lo que el niño podía ser. Se aferraba a que las posibilidades de que fuera un Omega eran en extremo pequeñas. Ser un Omega no era una noticia que se recibiera con los brazos abiertos en una familia, por eso entendía lo que Sangwoo esperaba.
Los porcentajes de que fuera un Omega eran pequeños; eran un sector raro, bastante reducido por las probabilidades.
Bum era consciente de que su remolino emocional no solo era causado por su embarazo; entendía, con su vientre en sus manos se paró frente a la puerta del sótano, que bajar ahí era la respuesta a todo su terror, aclarando aquella parte que él creía irracional.
Como si el telón de la verdadera naturaleza de las sombras que se arremolinaban en su mente estuviera ahí.
—Tengo que hacerlo— se dijo a sí mismo, una tarde frente a la puerta—. Sangwoo tiene razón, solo es mi miedo a la oscuridad...
Toco el metal dorado de la perilla, que se tornó gélido en su tacto; respirando repetidas veces intento calmarse, especialmente porque su salud podía afectarle gravemente en su susceptible estado.
Tenía que hacerlo,
Tenía que ser valiente, no solo por él, sino por su hijo.
Bum negó con su cabeza alejando su ansiedad, y riendo de las absurdas ideas que su miedo anidaba en él. Giro la perilla, escuchando un leve rechinido metálico, con sus manos en su pecho y ojos cerrados bajo los primeros dos escalones.
Al abrir sus ojos y sentir la humedad del lugar, imágenes sin orden se apilaron violentas, sin detenerse, sin dar tiempo a Bum a recordar, o entender lo que pasaba. Con su cabeza en sus manos se arrodillo gimiendo en un agudo dolor de cabeza.
Imágenes de una profunda oscuridad; el tintinar de una cadena, la sensación de algo aprisionarle el tobillo, pero lo que le hizo encogerse pegando su frente al suelo, era la voz dulce de alguien, y después del olor invasivo, un hedor metálico de sangre inundar el lugar.
Y esa voz suplicándole algo que no lograba recordar, pero que desesperado intentaba rescatar de su abismal miedo.
Manos grandes le tocaron los hombros alejándolo del suelo, y escucho detrás de él, la voz gruesa, casi alegre de Sangwoo; aunque con un deje de ira bien disimulado en ella.
— Por eso no tenías que acercarte al sótano Bum— le susurro suave, girándole el rostro para que encarara al Alfa que estaba en cuclillas detrás de el—. Te causa demasiada ansiedad; ¿Sabes en qué estado estas?
—Yo...Sangwoo...imágenes...demasiada sangre— balbuceaba, ahogando otro gemido en un claro ataque de pánico.
El Alfa le retuvo de los hombros con más fuerza—. Bum, son solo imágenes falsas que tu mente crea...esta es la segunda vez que pasa— negó exasperado—. Tu mente inventa imágenes, a veces voces o personas cuando te pones ansioso, ¿Entiendes lo que es una fobia? — le pregunto como si dudara de la inteligencia del otro.
—No recuerdo que haya pasado antes...— Suspiro, mirando a los ojos a Sangwoo.
—Es obvio, estabas en un ataque de pánico peor que este— Las grandes manos en los hombros del Omega le ayudaron a levantarse—. Nada de lo que viste es real Bum, está bien todo— le consoló aflojando su agarre en sus hombros—. Afortunadamente llegue temprano hoy; por tu irresponsabilidad pudiste afectar tu cuerpo.
El pelinegro asintió, sosteniéndose de los brazos de Sangwoo al sentir sus piernas débiles, observo su vientre apenas notable; y con una mirada dulce esbozo una sonrisa disculpándose.
Lo siento;
No te volveré a poner en peligro; hijo mío.