Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Crónicas de un villano por Silence Tsepesh de Lenfet

[Reviews - 95]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola hola...

despues de una tarde estresada, les traigo al fin el capitulo. Espero que lo disfruten.

Muchas gracias a las personas que han comentado, esto es por ustedes mis estimados. 

¿Alguna vez han llegado a un punto en el cual se tienen que detener? Un momento en el cual no puedes seguir porque de pronto el futuro es demasiado grande, hay tantos caminos que simplemente ya no sabes que elegir y simplemente quieres quedarte sentado donde estas, tratando de recordar en primer lugar porque estás ahí.


Claro que lo se sentarse es metafórico, aunque yo esté sentado justo ahora. Kiran sigue a mi lado, pero tenemos un buen rato sin decir nada.


Ah, no puedo creer en serio me dejara llevar de esa manera. No era para nada lo que buscaba, ¿o quizá si? es confuso, y detesto sentirme confundido. Kiran debería odiarme, me desconcierta que me trate de esta manera… con amor. No entiendo, no entiendo a Kiran. Tengo muy clara la diferencia entre solo sexo y querer algo más.


Lo de Kiran no puede ser llamado solo sexo de ninguna manera, yo no puedo llamarlo así. Había creído que mi antigua fascinación infantil por Kiran había desparecido, aun a pesar de que me gusta encontrarme con él, demostrarle que sigo aquí, que soy tan fuerte que nadie puede conmigo. ¿No era así?   La mano de Kiran toca la mía, desvió apenas la mirada del cielo para ver. Sus dedos dan una caricia sobre la mía.


— Hadrien—  algo se rompe, como salir de una burbuja. Me cuesta concentrarme en Hassim, delante de nosotros. Mi mano ahora sobre mis rodillas.


— ¿paso algo?


— bueno…— Hassim se sienta delante de nosotros. Me mira, divertido. Resoplo, no porque nos interrumpa, si no porque de seguro comenzar a fastidiar en cuanto pueda sobre el hecho de que nos encontrara juntos— primero, deberíamos movernos pronto. No es seguro quedarnos en este lugar por mucho, aunque este protegido.


— lo sé, nos iremos hoy.


— Hay un par de lugares que podemos usar— interviene Kiran— son grandes y seguros.


— ¿Los conocen?— pienso en los lugares que tiene el parlamento, en todos los aliados que hay. Enemigos míos, nuestros ahora.


— no estoy seguro.


— entonces no son seguros. Necesitamos que no nos molesten, y un cementerio cerca— me siento mucho mejor sabiendo que puedo invocar algo pronto, sin contar que es una gran ventaja para nosotros.


— Eso ya lo tengo resuelto— miro a Hassim, arqueando una ceja— ¿Qué? Se te olvida que te conozco muy bien, sé que es lo que vas a pedir— no me escapa el doble sentido de lo que dice. Miro de reojo a Kiran, su ceño fruncido, su expresión casi molesta. Sonrió.


—  no es lo que iba a pedir, aun así me complace bastante que sepas lo que se necesita.


— oh, bueno, detalles. He perdido el rastro del zafiro de nuevo, y tengo más malas noticias: tenemos menos tiempo del que calculamos.


— ah, que mal, pero lo estaba pensando desde que vi las marcas de esa chica— Han no luce tan mal, pero tampoco puedo confiarme. Si podemos usar menos del tiempo que dije será fantástico.


— ¿Qué podemos hacer?


— apresurarnos, adelantar todo lo que podamos— respondo. Estoy ansioso por descubrir los secretos del diamante que falta, la sensación de poder y esas cosas es indescriptible, como perderse, convertirse en oscuridad.


— Pues tú no puedes hacer mucho que digamos— Hassim no sonríe esta vez— si lo haces ahora  posiblemente mueras.


— ah, eso sería malo— murmuro.  Ya puedo usar magia, un poco. Si intento hacer demasiado, el dolor regresa, no tan fuerte como para desmayarme— estaba hablando de eso con Kiran. Me ayudara a encontrar la siguiente respuesta.


—  pero hasta que diga que estas mejor.


— ¿mejor? Nunca he estado mal. Pero no quiero morirme, así que fingiré que te obedezco.


— ¿Cómo funciona?  He creado hechizos, pero realmente… una contra maldición parece más complicada


— es complicado, crear maldiciones es fácil, muy fácil. Encontrar el motivo que género la maldición es lo difícil. El diamante de la corona inglesa, por ejemplo, tiene como base infelicidad. Basta con crear lo contrario— y he ahí lo difícil, al menos para mí ¿Cómo hacer algo con felicidad si todo lo hago con dolor y sufrimiento?


—  ¿sencillo?


— no tanto. No lo entenderías por completo sin haber entendido antes la belleza de las maldiciones. Encontrar de que esta hecho una maldición es lo difícil, ¿Cómo saber cuál fue su creación? ¿Deseaba crear miseria, muerte, mala suerte?


— oh, ya.


—Es difícil en especial porque apenas te adueñas de las cosas, quedas maldito— me rio, una risa vacía, mientras levanto la mano y le muestro las vendas— de seguro que nos quedáramos sin nuestras cosas es parte de las maldiciones— también por eso debemos apresurarnos.


—  umm.   


— Espero acabar esto pronto— digo, suspirando. No puede ser bueno estar tanto tiempo con Kiran, no cuando puede causar tanto en mí. Kiran no dice nada.


— y Hadrien, he visto al tal Keegan. Nos encontraremos con él de nuevo— ah, estupendo.


— ¿Cómo puedes saberlo?


— vemos el futuro, Kiran. He estado ignorando a los muertos últimamente, ¿Dónde?— Hassim niega.


— no lo sé, no puedo verlo,  pero su imagen es definida. No cabe duda de que se enterara de lo que hacemos


— ah, bien, nos preocuparemos por eso cuando estemos en otro lugar— me levanto, evitando hacer cualquier gesto de dolor. Quiero solo dormir, descansar sin tener que estar rodeado de todo esto— movámonos de aquí— me muero por conseguir ropa limpia, un lugar más grande y unas dos horas en un baño limpio, con agua caliente.


Movernos fue rápido, nadie trae mucho, apenas y unas cuantas cosas muy personales, pero en si todos venimos solo con lo que llevábamos encima ese día ¿hace dos o tres días? no estoy muy seguro. ¿Hay algo más raro que aparecer en la ciudad? Claro, ir caminando hasta allá. ¿Cómo paso? Maldición, que todos dijeron que era mejor ir que usar magia ¿Cuándo es mejor no usar magia? No quiero caminar, me niego a caminar hasta quien sabe dónde.


— ¿Sigues molesto?— le dirijo una mirada muy molesta a Kiran. Todos van delante de nosotros, incluso Kiran tuvo que detenerse para esperarme. Yo no camino despacio en circunstancia normal. Pero estas no son normales, no tengo absolutamente nada de mis pociones, no puedo usar magia más allá de llamar espíritus o manipular elementos levemente. Es asqueroso sentirse tan normal.


 — un día de estos voy a matarte—  le siseo. Su amigo voltea, de seguro me escucho y esta alerta por si se me ocurre algo.


— oye, no tenía idea de…


— No quiero escucharte— pedirle a alguien más que me ayude es demasiado humillante. Prefiero sufrir a pedírselo— ¿Por qué rayos tenemos que caminar? ¿Tan difícil es aparecer y desparecer hasta llegar? ni que fuera la primera vez que estoy escondiéndome de alguien.  


— Hadrien ¿no sería mejor que solo caminaras?


— cállate. Todo esto es tú culpa— Kiran pone los ojos en blanco. Llevo quejándome todo el camino, aunque nadie me escuche me hace sentir mejor despotricar contra el mundo en estos momento. Si pudiera desaparecer, lo haría. Cuando lo intente casi caigo de cara al suelo por el esfuerzo y el dolor que me causo intentarlo.


— ah, bien, esto es un poco molesto. ¿Qué sugieres?


— Hassim puede llevarnos.


— conocen la magia de él, nos rastrearan hasta aquí.


— Entonces que nos lleve primero a otro lugar y después a donde sea que vayamos— el muy maldito de Hassim de seguro está haciendo esto a propósito— arg,  ¿sabes qué? Me canse de esto. No voy a seguir con este estúpido juego— ni siquiera hemos llegado a ese lugar que se ve desde donde estábamos.


— ¿Qué…?


— Hassim.


— Esto fue más corto de lo que pensé— me dice, tan bajo que se que solo yo pude oírle— Bueno, entonces, tomemos un atajo a casa— el piso pareció volverse de goma y todo se desdibujo de forma horrible.  Cuando el mundo volvió a tener forma, mi cabeza da vueltas. Estiro mis manos y me sostengo de lo único que tengo cerca: Kiran. 


— Cuidado— me suelto, resoplando fastidiado. Como detesto sentirme tan débil.  Estamos en una sala muy grande, con paredes de piedra y lámparas antiguas encendidas en las paredes, lámparas de aceite, ardiendo. Una pesada mesa con mantel rojo y cubiertos blancos.


— ¿Qué rayos…? ¿Esto es un chiste, Hassim?


— no…


— ¿Dónde estamos?— pregunta esa chica, la que puede ser la traidora.


— es un viejo palacete francés, no creo que a nadie le importe. No es el  palacio de Versalles, pero al menos nos ocultara.


— sí, claro, bastante ocultos vamos a estar en este lugar— murmuro. No es sarcasmo, si algo es útil de este lugar es que como una versión en miniatura de un palacio,  es defendible.  Una pequeña fortaleza. Y por si fuera poco, hay un cementerio muy cerca, puedo sentirlo.


— Wow, es genial—  el primero en salir corriendo por ahí es la gata de Han— ¡Yo elijo primero!— dice, y sale corriendo por donde se fue la gata, una abertura sin puerta de gran tamaño. Creo que lo que menos importa aquí es donde va a dormir cada quien, o al menos a mi no me importa, pero claro estamos hablando de un montón de inútiles que están más pendiente de cómo respiro que otra cosa. No me gusta que Han este demasiado alejado de mí, no temo por lo que me hagan a mí, temo mas por lo que le puedan hacer a él, Han aunque no lo parezca, también es un nigromante; así que le sigo por los pasillos.


— Hanley— le llamo, cuando le veo salir apresuradamente de una habitación— ¿Qué haces?


— elegir la que tenga mejor vista.


— Han, escucha: No confíes en ellos.


— ¿eh? ¿Por qué?— suspiro. No necesito mirar alrededor, sé que nadie viene. Camino por las habitaciones mientras le explico todo lo que sospecho. No puedo mentirle en una situación como está. Han me escucha sin decir nada, hasta que llegamos a una donde la gata esta sobre la cama.


— a Morrigan le gusta esta, me quedare aquí.


— Y Han, este lugar está lleno de espíritus,  escúchalos, podrían decir algo interesante—  sigo caminando por el pasillo y entro a la primera habitación que encuentro, lo suficiente alejada y a la vez no.  No me quedo mucho aquí, en cualquier caso. Me siento cansado, y con ganas de perderme, no puedo hacer ninguna de las dos. Después de dar un par de vueltas encuentro la puerta de salida, no veo a nadie más por aquí. Camino por un gran jardín, derecho a una arboleda,  la oscuridad de los arboles me hace sentir bien. Tras los árboles, una vieja pared de piedra: el cementerio.  


Es viejo, lleno de tumbas, vacío. Realmente estupendo. Inhalo el olor a muerte, podría decir que me hace sentir mejor. Camino entre los espacios que dejan las tumbas, y finalmente me dejo caer en la sombra de una, suspiro.  El cielo está nublado, no tarda en llover. Me importa poco mojarme. Estando aquí puedo dejar de pensar en Kiran. ¿Cuándo podré hacer magia decente de nuevo? Dejo que los espíritus se acerquen, pero los silencio. El sol no vuelve a salir, y cuando deja de llover, me quedo dormido.


«Hadrien»


¿Sigo dormido? medio abro los ojos. Los espíritus siguen andando por aquí.  Uno en particular me llama la atención, porque no luce tan perdido como  todos.


— ¿Hadrien?— desvió la mirada, no veo a nadie, y cuando busco al espíritu que me hablaba. Ya no está— ¿estás bien?


— ¿Qué haces aquí?— Kiran aparece entre la  oscuridad, las llamas azules danzan en su mano, dándole un aspecto espectral.


— eso me gustaría preguntarte. No regresaste cuando comenzó a llover—  le veo sentarse a mi lado.


— Me gustan los cementerios— ¿Cómo se supone que tengo que dejar de pensar en Kiran si viene a mí?  


— Estaba preocupado— ¿se puede amar y odiar a una persona al mismo tiempo? ¿Cómo pueden solo dos palabras hacer que me sienta tan… cálido? Podría decir que mi corazón se estremece. Y a la vez, odio que me haga sentir así. Ahora mismo, me siento molesto.


— ¿preocupado? Kiran, no soy un inútil—  Kiran no me toma en serio. ¿Nada de lo que hecho ha funcionado? No, no ha funcionado. Kiran no me ve cómo debería. ¿De qué sirve ser uno de los enemigos del parlamento si Kiran no me ve como tal?


— Lo sé, eso no impide que me preocupe—  desde que terminamos en la cama, no he dejado de darle vueltas a esto. ¿Qué pasa conmigo? ¿Todo lo que he hecho será en vano? No puedo dejar que eso sea en vano— ¿estás bien?


—… si—  casi gruño la respuesta.  Algo medio pesado cae sobre mi cabeza, una gran toalla verde— ¿Qué…?


— Pensé que estarías mojado— sentir el calor de la tela seca me hace darme cuenta de que estoy temblando un poco. Espero que sea de frio y no porque Kiran está aquí— ¿Por qué no volvemos?— Kiran luce un poco incómodo. La toalla cae a mis hombros cuando me giro a mirarle.  Las llamas se mantienen flotando cerca de él— ¿Hadrien?


— Después— bah, estoy confundido ¿y qué? le beso, atrayéndole con mis manos. Le siento dudar unos momentos antes de sentir su lengua en mi boca.  He escuchado que la confusión es el estado mental antes de la claridad. Podría estar confundido por un tiempo.


— Hadrien, esto no es… nada romántico— murmura, incomodo. Los espíritus deambulan por todos lados, vaporosas figuras que no nos prestan atención. El olor a muerte, el silencio.


— Para mí es muy romántico, en cualquier caso, no busco romanticismo— le beso otra vez.


«Hadrien»


De nuevo. Me separo, mirando al alrededor.


— ¿Pasa algo?— hago una seña para que se calle.  Los espíritus están agitados, algo les inquieta. Las voces inundan el cementerio, no las logro entender. Cuando estoy por hacer que callen, entiendo.  Me levanto, jalando a Kiran— ¿Qué pasa?


— Calla y sígueme— no corro, pero me muevo rápido y lo más silencioso que puedo, hasta un mausoleo viejo, tanto que con solo patear la puerta se abre. Hago que Kiran entre y vuelvo a cerrar, justo a tiempo para sentir una suave corriente de magia. Kiran lo nota, me mira y puedo ver la preocupación en sus ojos.


— arg, esto es ridículo— no puedo ver quien habla,  ni reconozco la voz. Es Kiran quien susurra en mi oído.


— Es Keegan, ¿Cómo llego aquí?— pues el tal Keegan no es nada silencioso, escucho sus pisadas desde donde estoy.


— ¿Quizá me rastrearon?— me tengo que estirar para lograr hablar en su oreja— pase mucho tiempo fuera— el brazo de Kiran me rodea la espalda.  No tengo miedo, ni me siento mal. Si pudiera, este sería el lugar de descanso de Keegan.  Otra suave corriente de magia.


— ¿Keegan?— esa voz es nueva, Kiran también se encoje de hombros.


— te has equivocado, aquí no hay nadie— espeta, del mal humor— solo esa horrible aura de muerte en todo este lugar— sonrió. Pero que idiota, ¿no sabe que esa aura de muerte también es la mía?  


— Si… bien, no era muy claro…— pongo los ojos en blanco y casi me dan ganas de soltar un resoplido. Creo que Kiran pensó lo mismo, porque su mano da un apretón a mi  brazo. En serio no soy de esconderme en una vieja tumba (por más que me gusten las tumbas viejas). Si tan solo tuviera mi magia completa…


— ya, no importa. ¿Qué hay de Kiran?— le miro, como si me preguntaran a mí. Kiran se queda inmóvil, juro que tampoco respira, como si con eso pudiera ocultarse. 


—  nada.


— No esperaba que Kiran fuera a ser descuidado— ¿a qué hora se van a largar?  Los demás podrían ser tan estúpidos y venir a ver si no he matado a Kiran. Tampoco estoy en una posición muy cómoda— en cualquier caso, pronto tendremos noticias— ¿pronto? No me suena bien.


— ¿aun espera noticias?


—si, esto es fácil cuando tienes aliados en todos lados, en especial en el grupo de Kiran— uh… solo falta que se ponga a reír como desquiciado. No lo hace.  Siento de nuevo la corriente de magia, dos veces casi seguidas. Se han ido, y aun así, ni yo ni Kiran nos movemos. Un relámpago indica que posiblemente llueva de nuevo.


— umm… Kiran…


— no digas ninguna broma.


— No iba hacerlo— me enderezo, alejándome de Kiran, abriendo la puerta. No hay nadie más en el cementerio— tenemos que hablar sobre eso.


— lo siento,  me lo dijiste y no quise creerlo.


— Shh— le pongo un dedo en los labios— Puedes confiar en mí, las malas personas nunca cambian— le beso.


— Hadrien…


— no puedes hacer nada Kiran. Finge que no lo sabes, pero no confíes en ninguno.


— Temo que Ivette haya cambiado su lealtad— sonrió. Se lo que es quedarte sin nada, desamparado sin tener idea de que hacer. Le tomo del brazo, halándolo para que me siga de regreso con los demás.    


— no diremos nada de lo que planeamos.  No se tu, pero me encanta poner las cosas difíciles.


— pero…


— ah, Kiran, esto es lo bueno de ser malo: puedes hacer lo que quieras. De todos modos, no sabemos qué hacer.


— Nunca confiaste en nosotros— me acusa, mirándome como si me hubiera convertido en otra persona.


— conozco otra faceta de las personas que dudo que conozcas— caminamos en silencio. El palacete se alza ante nosotros. No parece que haya nadie dentro, luce tan descuidado de fuera. La noche le da un toque hermoso. La mano de Kiran se suelta de la mía.


— Quiero estar solo— no me mira. Le dejo ir, me da lo mismo lo que esté pensando ahora. Le han traicionado, si, ¿y qué?  Ni que fuera la primera vez que pasa en la historia. Solo porque quiero ser un poco bueno, le dejo en paz. Pero si mañana sigue igual, entonces si tendré que ser diferente.


— Hadrien.


— Las cosas se están complicando— no veo a Hassim, siento su presencia tras de mí.


— lo sé.


— ¿estamos seguros aquí?


— si alguien revela la  ubicación, no.


— entonces no dejes que envíen ningún mensaje. En especial esa chica. Sobre el zafiro…


— nada. Hubo una presencia…


— Keegan apareció en el cementerio—  me giro, mirándole.  Él se encoje de hombros.  Ya no me siento cansando, ni siquiera me importa la ropa mojada.


— quizá fuera eso.  


— Acabemos con esto pronto— no voy a soportar tanto tiempo  la tensión que hay con Kiran. ¿Qué será de mí si acepto lo nuestro?


Prefiero seguir siendo el villano. 

Notas finales:

 

Seguir siendo el villano o tener una relacion amorosa, he ahi el dilema...  y Hadrien tiene claro lo que quiere ¿O no tan claro?

 

Hasta la proxima semana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).