Tony se encontraba en su taller trabajando, ya saben lo de siempre, nuevas armaduras, mejoras, entre otros nuevos proyectos, después de todo el trabajar en su taller le hacía olvidarse del mundo exterior y solo se concentraba en sí mismo, sus problemas desaparecían por segundos, minutos, horas o hasta donde dejaba su trabajo de lado. Por eso considera su taller su propio santuario.
“Tal vez debería agregar algo más” pensó mientras veía unos planos sobre la mesa, algo que solo el mismo puede llegar a entender.
La puerta se abrió y fue Bruce quien entró, él es una de las pocas personas que pueden entrar sin autorización, al menos que Stark lo niegue o desee estar solo. El científico se percató de lo concentrado que estaba el ingeniero que ni siquiera notó su presencia.
-Hola Tony. –Saludó sospechosamente a lado del castaño.
El millonario al escuchar el saludo se asustó, ya que lo había tomado por sorpresa. –Hijo de… Casi me sacas el corazón.
-Je je je perdón no lo pude evitar, te veías muy concentrado y pues… quise ver qué pasaba.
-Muy gracioso.
-Por cierto Tony….
-¿Mh?
-Quería preguntarte si…
-No estoy enamorado de Steve –lo interrumpió y en cuanto reaccionó a lo que dijo se ruborizó.
-¿Qué dijiste? –se confundió.
-N-no… nada, no dije nada. –el castaño estaba completamente nervioso, se atrevió a decir algo como eso y ni siquiera sabía lo que le iba a preguntar, ¿se había delatado?
-Iba a preguntarte si sabías donde estaba Clint. –sonrió burlonamente, las acciones de su amigo decían lo contrario a lo dicho. –Pero eso ya no importa, ¿Y bien?
-¿Qué?
-¿Qué significa eso de “no estoy enamorado de Steve”?
-Lo que quiere decir literalmente.
-Si claro –habló con sarcasmo.
-Por favor Bruce… -dijo en tono fastidiado, pues primero fue Rhodey quien le insinuó eso y ahora era su hermano de la ciencia quien se lo insinuaba, aunque claro, es su culpa por hablar antes de escuchar.
-¿Acaso pasó algo?
-No quiero hablar de eso… –suspiró y se dispuso a continuar con su trabajo.
-Vamos Tony, sabes que puedes confiar en mí. –colocó una mano sobre el hombro del castaño en señal de apoyo.
-No lo sé… además, ¿Por qué quieres saber? –Alzó una ceja.
El pelinegro dejó salir un largo suspiro, se acercó al castaño, y le dio un tremendo zape. –Porque me preocupo por ti.
-No deberías de zapear a la gente, y a este paso me va a salir un chichón en la cabeza. –se sobó donde su amigo le había golpeado. -¿Sabes que me puedes matar las neuronas?
Bruce solo rio un poco ante ese comentario, y se sentó en el sofá que estaba en el taller, un sillón muy cómodo, perfecto para pasar la noche. –Te escucho.
Tony imitó el acto de Banner, se acomodó perfectamente en el sofá, no sin antes agarrar un pastelito de chocolate y comenzar a comerlo. -¿Por dónde empezar?
-Por el principio.
-Ya estas –se burló. –Pues el Capitán Iceberg me pidió que lo acompañara a comer rosquillas.
-¿Te pidió que lo acompañaras o te invitó a una cita? –Se notaba que quería indagar más, aunque con un tono pícaro en su voz.
El castaño se ruborizó por lo dicho. –No sabría decirte, pero no me interrumpas.
-De acuerdo.
-Primero me llamó obeso. –comenzó a contar con los dedos. –Después dijo que Pepper es muy sangrona y yo no tolero que hablen mal de ella, no después de todo lo que ha hecho por mí, también me dijo que le doy lastima, hazme el favor. –dijo con sarcasmo. –y por ultimo me comentó que soy un estorbo y que me odia. –Lo que dijo al final, de solo de recordarlo le dolía el pecho, y no entendía el porqué, quería llorar de solo pensar sobre ello, su cara se tornó un poquito roja y sus ojos comenzaron a humedecerse.
Bruce observó a su amigo, no era muy bueno consolando, así que hizo lo primero que se le vino a la mente, que fue tomar un pastelito de la caja que estaba en la mesa junto a los planos. –Ten, comete otro pastelito, mira es de fresa y te gustan mucho.
-Gracias Bruce, si me gustan mucho los de fresa. –Lo agarró de la mano de su compañero y comenzó a comérselo. –Técnicamente parecía otra persona, ¿una colegiala quizá?
“Tal vez compre helado después, espero que ayude” pensó, pero cuando sus ojos vieron a Tony se le paró el corazón, nunca creyó o se imaginó que llegaría a pensar eso sobre su hermano de la ciencia, pero en ese momento solo pudo pensar que Tony se veía increíblemente tierno y lindo, su cara sonrojada, una cuantas lágrimas y algunas partes de rostro lleno del chantillí del pastelito. En ese mismo instante un montón de barbaridades cruzaron por su mente y no pudo evitar avergonzarse. –Ay Dios…
-¿Qué pasa Bruce? –preguntó, su amigo se encontraba en silencio y eso confundió al millonario.
-N-na-na-da –tartamudeó. “Rayos”.
El ingeniero se talló los ojos para quitarse esas lágrimas que se habían acumulado, y seguía preguntándose el porqué, después de todo Anthony Edward Stark es un completo idiota en cuestiones de amor y sentimientos, dicen que así son todos los hombres de ciencia.
-¿Entonces qué opinas? –miró a Banner ya más calmado.
-¿Sobre qué?
-Sobre lo que dije. –eso había molestado a Tony, creyó que no lo había escuchado. -¿No escuchaste?
-Sí, si escuché –trató de disipar todos esos pensamientos indecorosos. –Pues, no sé, la verdad.
-… -El castaño solo se quedó en silencio.
-A lo que me refiero es que no parecía Steve. –llevó una de sus manos a su barbilla. –Tal vez si llegue a decir comentarios como esos, pero al menos más de su época o ¿educados? –dudó. Pero aun así no podía sacarse por completo esos pensamientos.
-Tienes un punto, pero, es solo que… no sé.
-Me tengo que ir. –se levantó del sofá y se encaminó hacia la salida del taller tan rápido como sus piernas lo permitieron, claro, caminando pero nervioso.
-Bruce –le llamó haciendo que el nombrado se detuviera. –Gracias por escucharme… aunque me hubiera gustado que me dieras un consejo, pero aun así es bueno hablar con alguien. –sonrió sinceramente.
-Ah sí Tony, cuando gustes, y-y cuando piense en algún consejo te digo. –Ya le urgía salir y sacarse todo eso de su cabeza. –Nos vemos.
-Nos vemos…
“Por dios Bruce, ¿Qué mierda estás pensando? Cálmate joder” pensó. Cuando se dirigió a la cocina por un vaso de agua, no se imaginó que Steve estaba también ahí.
-Hola Doctor Banner –saludó el Capitán.
-¿Eh? Así, Hola Capitán –le regresó el saludo aunque sin mirarle a los ojos, después de todo todavía se sentía avergonzado por lo que pensó de Tony aun sabiendo que Rogers siente algo por el millonario.
-Ya déjense de formalidades. –Habló Natasha que estaba viendo la Tv. –Es estresante.
-Tienes razón Nat –habló Steve. -¿Cómo estas Bruce? –le sonrió.
-Yo… lo siento Steve. –salió el doctor por donde vino. En cierto modo se sentía frustrado, avergonzado, confundido y extraño, un montón de emociones mezcladas. “Debe de ser pasajero” pensó.
-¿Qué fue eso? –preguntó confundido el Capitán.
-Quien sabe, ya lo descubriremos después.
Mientras tanto en otra habitación se encontraba Loki, claro con su hermano al lado hablándole de quien sabe que, pues el pelinegro no le estaba prestando atención, al contrario estaba pensando en cual podría ser su próximo movimiento, esta vez debería ser más cuidadoso, ya que se convirtió oficialmente en un sospechoso, usaría cualquier punto o lo que sea a su favor y eso no quita de su lista a terceras personas. “Pobre Stark”, pensó maliciosamente.