Tony caminaba por los pasillos para llegar a su habitación y poder ponerse algo más práctico para trabajar, cuando de repente se topó con cierto hechicero que venía en dirección contraria.
-Bonito atuendo Stark. –sonrió con malicia. –No creí que te rebajarías hasta el nivel de usar cortinas de pésimo gusto.
-Muy gracioso cuernitos. –dijo de la misma manera. -¿Qué haces vestido así? Todavía falta para Halloween.
-Veo que deseas que adelante el día de muertos. –expresó Loki con algo de soberbia.
-Según el calendario Halloween es primero. –se burló. –así que ve a esperar la fiesta o puedes ir a pedir dulces con los niños.
-Cálmense los dos.
-No estamos haciendo nada ricitos. –habló Tony.
-Solo estamos jugando, troglodita. –insultó Loki.
-No parece… como sea, hermano vayamos a…
-Oh ni lo pienses. –se enojó el pelinegro. –No quiero ver otra estúpida novela midgardiana, todas tienen la misma maldita trama.
-Con que de ahí Thor sacas todas esas cursilerías. –Se burló el millonario. –Y por eso Cuernitos actúa como villana de telenovela.
-No ayudas mortal.
-Ese es el punto.
-Vamos hermano, ya va a empezar la novela de las 12. –sujetó al pelinegro del brazo y lo jaló para dirigirse a la sala y poder apreciar su novela en una gigantesca pantalla plana.
-Ja ja ja ja también les recomiendo la de la una, dicen que es buena. –dijo el ingeniero mientras veía como iban a la sala.
-¡Lo tomaré en cuenta! –gritó el Dios del Trueno.
Después de ese encuentro, Tony se dirigió a su cuarto, al entrar y cerrar la puerta, se sentó sobre su cama y se quedó pensativo, cada vez que el Capitán le decía algo cursi o de ese ámbito, se avergonzaba, pero rápidamente Rogers cambiaba lo que decía o se excusaba con cualquier otra cosa, y eso claramente confundía al millonario, y si ¿sólo estaba jugando con él?, ¿Si sólo es una broma?, eso lo destrozaría. “Joder, no entiendo nada de esto” pensó. –Este tipo de cosas nunca se me han dado. –suspiró, se quitó las cortinas y las aventó por ahí, camino hacia su closet vio con determinación la ropa. –Bien, creo que me pondré esto.
-My Lord, no creo que sea conveniente trabajar en el taller con un traje. –Habló J.A.R.V.I.S.
-¿Q-qué? –Se puso nervioso. –Solo me lo estaba probando.
-Acaba de mentir señor.
-Claro que no, es la verdad. –contraatacó.
-Usted me diseñó para percibir todo señor, y sus reacciones corporales dicen que está tratando de mentir.
-… -Tony no supo que responder.
-Además, creo que está comportándose de esa manera por el Capitán Rogers.
-Pero que… ¿De dónde sacaste eso J.A.R.V.I.S? –Preguntó confundido.
-Por sus comportamientos y porque el Coronel Rhodes me informó sobre ello.
-Hijo de… bueno ya no importa. –se sentía avergonzado, su propia creación hizo que se avergonzara y si la I.A. tuviera rostro sería uno con una sonrisa burlona pero insinuante.
El castaño terminó de vestirse, su vestimenta era sencilla, consistía en un pantalón de mezclilla color negro y una playera de manga corta color roja con un estampado de un lindo perrito, estaba por salir de su habitación cuando la I.A. habló.
-Le deseo suerte con el Capitán my amo.
-No puedo creer que me estés diciendo eso. –se detuvo justo antes de abrir la puerta. –J.A.R.V.I.S. –Le llamó.
-Dígame.
-Cállate ¿Quieres?
-¿Es una orden? –preguntó la inteligencia artificial.
-¿Qué? ¿Quieres que le haga como en ese anime? –sonrió con sarcasmo.
-No es necesario señor.
-De acuerdo. –dijo para finalmente salir de su habitación y cerrarla.
-Una última cosa señor, usted me programó para cuidar y velar por usted. –habló la I.A.
-¿Y eso que tiene que ver ahora? –se confundió.
-Deseo su felicidad señor.
-Okay…
-Y el Capitán puede hacerlo feliz.
-Ay no me chinges, esto ya se puso raro. –se enojó.
-Por ahora es todo my Lord.
-Más te vale. –y con eso último se encaminó a su taller. “No soy bueno con los sentimientos”. Iba tan sumido en sus pensamientos que no se dio cuenta que Natasha lo estaba observando muy detalladamente.
-Hola Tony.
-¿Eh? Oh si hola Nat. –La volteó a ver y le sonrió.
La pelirroja comenzó a caminar en la dirección contraria a la del castaño. –Nos vemos luego, tengo trabajo. –y cuando estuvo lo suficientemente cerca de Tony le susurró en su oído. –Suerte con Steve.
-¿¡Qué tú también!? –se ruborizó pero a la vez se enojó.
-Pues ya ves. –comentó la espía para seguir caminando un una sonrisa en su rostro.
-Genial… -habló con sarcasmo Tony. –Bien, mejor me voy a trabajar.
Al entrar a su taller, notó que Steve todavía no llegaba y eso lo tranquilizó, se dirigió hacia su armadura y la observó detenidamente. –Tengo planes para ti hermosura. –después de todo el castaño había estado trabajando en mejoras e innovaciones para sus armaduras.
Pasado algunos minutos, unos 15 minutos aproximadamente, Rogers había llegado y había pedido permiso para entrar, lo cual la entrada se le accedió, cuando entró vio a Tony trabajando y no pudo evitar sonreír, una sonrisa con unos dientes extremadamente blancos.
-Hola Tony, ¿En qué trabajas?
-En mi armadura, quiero hacerla un poco más compacta. –ni siquiera lo volteó a ver, estaba muy sumergido en su trabajo.
-Ya veo…
El millonario se detuvo de hacer su trabajo y lo volteo a ver. -¿Hay algo en especial que quieras saber?
-Nada realmente. –respondió, para ser sinceros no se le ocurría nada, es por eso que utilizaba un tabique como celular.
Así se llevaron el tiempo, Steve preguntaba cualquier babosada que se le venía a la mente y Tony le contestaba tan, pero tan específicamente que dejaba aturdido al pobre Capitán, realmente Stark es un genio y a veces se emocionaba tanto con su trabajo que olvidaba que estaba tratando con un inexperto en el tema.
El ingeniero decidió tomarse un descanso y sentarse en el sofá de su taller, se sentó al otro borde de donde se encontraba Steve.
-Oye Steve.
-¿Qué pasa?
-¿Cómo saber cuándo estás enamorado? –se avergonzó por su pregunta.
-Vaya vaya vaya, el gran Anthony Edward Stark está enamorado. –Habló con burla, pero dentro de él se estaba muriendo por saber de quien se trataba, ¿Y si Tony se enamoró de otra persona? No lo soportaría, su corazón se estaba estrujando. -¿Se puede saber de quién? –trató de disimular sus emociones.
-Primero responde mi pregunta. –contraatacó el castaño, realmente quería estar seguro antes de hablar, porque si su amigo no sentía lo mismo, sería rechazado y eso sería horrible, ¿además quien rechazaría al gran Tony Stark?
-Tal vez me escuche muy romántico o cursi, pero… -miró a su amado tiernamente. –Cuando estás enamorado, no quieres que otra persona que no sea uno se robe su atención, solo quieres ser la razón de su felicidad y de sus sonrisas, te pones celoso cuando alguien se le acerca sin importar quien sea, quieres que esa persona esté bien en todo sentido, te preocupas, y cuando estas con esa persona te sientes bien, cómodo y seguro, como si solo existieran ustedes dos.
-Wow… creo que me empalagué –habló el castaño. –pero creo que en cierto modo fue algo profundo.
-¿Y bien? –las ansias por saber de quien se trataba le estaba matando al pobre Capitán.
-¿Bien qué?
-¿Quién es la persona afortunada? –preguntó el rubio.
-Ah eso… -lo miró algo nervioso. –Pues…
-¿Sí?
-Te diré cuando esté seguro Capi.
-¿Qué? –se confundió. –Pero… -necesitaba saberlo.
-Te daré una pista, para que veas que no soy malo. –sonrió, “Ni en un millón de años te digo que se trata de ti” pensó, pues Tony creía que eso es un golpe a su orgullo si Steve le rechazaba o peor aún, si lo discriminaba por su preferencia, aunque el millonario tira para ambos lados, que Steve le mirara feo sería espantoso. –Es alto, más alto que yo, tiene ojos de color y es amable y considerado.
Ok, Steve no se esperaba eso, muchas personas entran en esa categoría. –No pues que buena pista… -dijo Steve desilusionado.
Tony observó la reacción de Steve así que se apresuró a hablar, trató de decirlo muy disimuladamente para que no sospechara nada. –Tú también entras en esa categoría. –sonrió y notó como el rostro del Icono de América se ilusionaba, incluso con esa sonrisa que el rubio esbozó, podríamos iluminar una habitación en plena noche. “Puta madre” pensó el castaño. –No quiero arruinar el momento Capipaleta, pero tengo hambre, vayamos a comer.
-Oh cierto ya es tarde, vamos, te haré de comer. –le dijo Steve a su amado y miró su reloj para darse cuenta que pasaban de las 5 de la tarde. -¿Qué quieres comer?
-Cualquier cosa que me prepares está bien, pero me gustaría un plato de pozole. –Comentó el castaño con ilusión.
-Eso es algo tardado Tony… -palmeó su hombro. –Pero vamos te cocinaré otra cosa. Y así ambos hombres salieron del taller dispuestos a comer.