El hombre de hierro se encontraba en su taller, haciendo lo de siempre, cuando el rugido de su estómago se escuchó por todo el lugar.
-Tengo hambre….
-Señor, son las 11:30 de la mañana, usted se levantó a las 4:30 A.M y lo único que ha ingerido son tres tazas de café, le recomiendo que almuerce. –Le regañó la I.A., sin embargo Tony no recuerda haber puesto un protocolo para regañar. –El Capitán Rogers preparó el almuerzo.
-… -El castaño se quedó en silencio.
-También, al no verlo en el comedor, preguntó por usted y se ofreció a traerle el desayuno. –Explicó la I.A.
-¿Traerme el desayuno? ¿Después de lo que el baboso me hizo?
-Señor ¿Puedo saber qué le hizo el Capitán? -¿acaso… sonó curioso?
-¿Qué? ¿No lo viste? –preguntó extrañado.
-No detecté ningún motivo para que usted se haya enojado con él.
-No me digas… -entrecerró los ojos. -¿De qué lado estas?
-Obviamente de su lado mi Lord.
-Entonces creo que te revisaré después, tal vez te averiaste o necesitas una actualización de software. –Continuó con su trabajo, pero de inmediato se volvió a escuchar el sonido de su estómago que estaba pidiendo comida. –J.A.R.V.I.S. ¿El Capipaleta se encuentra en la torre?
-Él se encuentra en la sala señor.
-Genial, no quiero verlo, y para llegar a la cocina tengo que pasar por ahí. –se quejó.
-Lo que usted necesita es tener buena comunicación con el Capitán Rogers.
-No J.A.R.V.I.S. lo que necesito es comida.
-Entonces ¿Qué está esperando señor?
-¿Desde cuándo me hablas así? –preguntó algo enojado. –En fin, no importa, después te revisaré, pero si no como me voy a morir. –se quejó.
El millonario salió de su taller y se encaminó hacia la cocina, deseaba que Steve no estuviera ahí o que no se lo topara, no estaba listo para verlo y hablar, no aun. Además ¿Si le contó a los demás? ¿Y si se burlan de él? “Puta madre… Puto Rogers… Puto… amor…” pensó mientras iba a la cocina. “Pinche Rhodey tenía razón con su estúpida teoría”. Antes de darse cuenta ya estaba un pasillo antes de llegar a la sala, tomó aire y continuo, no tenía por qué sentir miedo, claro que no, él es un héroe después de todo.
El castaño entró al comedor y rápidamente localizó a Steve y a Natasha que estaban muy sumergidos en su plática sentados en el sillón que le da la espalda a la cocina, así que aprovechó eso para entrar a la cocina sin ser descubierto.
Entró a la cocina y se dirigió hacia el refrigerador, lo abrió y observó su contenido por unos momentos hasta que sacó la jarra de jugo, se sirvió un vaso y antes de que pudiera darle el primer sorbo algo llamó su atención, pues sobre la mesa se encontraba un plato de comida, seguro del desayuno, tenía una cubierta de plástico para que se encontrara en mejor estado, pero lo que más atrajo su atención fue la nota que estaba junto al plato.
El millonario tomó la nota para leerla. –Para Tony, Atentamente Steve. –se quedó reflexivo un rato, ¿Por qué lo trataba de esa manera después de lo que pasó? No cuadraba para nada y el ingeniero tampoco hallaba una respuesta lógica.
Otro rugido dio su estómago, cuando uno tiene hambre no piensa bien las cosas, agarró el plato con el desayuno, le quitó el plástico y lo metió al microondas. Mientras su comida estaba calentándose, el castaño se asomó por la puerta de la cocina para verificar que Steve no venía hacia acá.
Sin embargo Tony se le quedó viendo al rubio, deseaba hablar con él y que le diera una jodida explicación, pero más que nada quería volver a besarlo, que él lo besara, “Sueñas” pensó, el sonido del microondas se escuchó dando a entender que el tiempo se había terminado, trajo de vuelta a la realidad al millonario.
Stark sacó su plato de comida del microondas y se sentó sobre la mesa para comer, cada bocado que daba era una exquisitez, hasta que probó la ensalada. –Qué asco, no debí meterla también al microondas. –continuó comiendo, cuando finalizó se tomó su jugo como niño chiquito. –Me falta mi café. –el castaño sin su amado café no vive y no funciona del todo, y aunque ya iba para la cuarta taza no le importaba, no obstante después de la quinceava taza de café es cuando comenzaba a ponerse nervioso.
Se sirvió su cuarta taza de café extracargado y le daba sorbos pequeños ya que estaba muy caliente. –Ahora iré por mis donas. –caminó hacia el gabinete donde están guardadas y sacó la caja, la abrió y comenzó a devorarlas como si no hubiera un fin junto con su café, de verdad, si las rosquillas tuvieran vida llamarían al millonario “Tonydzilla”.
Cuando finalizó de comer, salió de la cocina, grave error pues no se acordaba que el Icono de América se encontraba en la sala, dio unos cuantos pasos cuando se percató de presencia de Rogers, ambos hombres hicieron contacto visual y Natasha observaba la situación.
-Mierda… -susurró bajito el hombre de hierro.
-Lenguaje… -pero el rubio lo escuchó y dijo una de sus más grandes frases célebres, después de todo si cuenta con un súper cuerpo también cuenta con un súper oído. –Oye Tony…
-No digas nada Steve… -habló el millonario.
-Pero…
-Tony ¿por qué estás enojado con Steve? ¿Qué te hizo? –la espía había interrumpido a su amigo rubio y fue directa al grano, ella es muy directa y no le gusta los rodeos.
Stark observó a su amiga y no pudo evitar avergonzarse, ¿Cómo carajos iba a decirle que besó a Rogers y éste le rechazó?
Tanto la espía como el Capitán notaron el sonrojo que se estaba formando en el rostro del ingeniero, la pelirroja no pudo evitar sonreír de una manera divertida y maliciosa, al parecer con las reacciones de Tony pudo darse cuenta de la realidad, no tal cual, pero sabía por dónde iba la cosa. En cambio el rubio no entendía lo que pasaba con su amor, ¿por qué se estaba avergonzando? O ¿Es qué estaba tan enojado que hasta su color de piel estaba cambiando?, maldición Rogers date cuenta.
-¿Y bien Stark? –insistió Nat.
-Pues… yo… -Tony cada vez estaba más nervioso “¿Cómo terminé aquí?” pensó.
-Te escuchamos. –esta vez fue Steve quien habló.
-Señor, la señorita Potts acaba de llegar y desea verle. –Interrumpió J.A.R.V.I.S.
“Gracias al cielo” –hazla pasar. –dijo Tony.
-Rayos… -susurró la espía “También que íbamos” pensó. Y el Capitán solo pudo suspirar esperando que todo tomara un buen camino.
-Está subiendo por el elevador. –finalizó la I.A.
El sonido de las puertas del ascensor se escucharon abrirse, después el sonido de los tacones dirigiéndose hacia ellos, Pepper había llegado.
-Tony necesitamos hablar. –Habló Potts.