Los rayos del sol comenzaban a entrar por la ventana e iluminar el cuarto con la luz natural, ambos vengadores se encontraban en la cama acurrucados, sin embargo Steve ya llevaba rato despierto, en todo el tiempo que estuvo en sus 5 sentidos se dedicó a observar el bello rostro del menor. El rubio no quiso levantarse por temor a que su castaño se despertara.
Todavía era temprano, como alrededor de las 8 de la mañana, el Capitán ya no necesitaba una alarma para despertar, pues su reloj biológico le demandaba que se levantara a las 6 A.M. y hoy no fue la excepción, solo que esta vez decidió tomarse el día de sus ejercicios y esperar a que el millonario abriera los ojos por sí mismo, después de todo no quería un Tony malhumorado porque lo despertaron.
Rogers no le quitaba la vista de encima a su canelita, escuchaba cada suspiro que entre sueños el ingeniero soltaba, cada movimiento buscando cada vez más y más el cuerpo ajeno, el rubio juraba que no cambiaría esto por nada en el mundo.
Pasado media hora el castaño comenzó a mostrar signos de despertar, lentamente abrió sus ojos encontrándose con los ojos azules del rubio; ambos se sonrieron tiernamente.
-Buenos días Tony…
-Buenas… ¿Qué hora es? –bostezó.
-Como 15 para las 9. –le contestó mientras le acariciaba la cabeza como a un gatito.
-Steve… -le llamó serio.
-¿Qué sucede?
-¡Eres un idiota! –se enojó.
-¿De qué estás hablando? –se preocupó.
-¿Cómo que de qué? Maldito imbécil. –hizo mueca de dolor. – ¡me duele el maldito trasero!
-Por un momento creí que te habías arrepentido… -suspiró de alivio el rubio. –Además creo que es porque fue tu primera vez.
-La primera vez de allá abajo dirás. –habló el castaño con sarcasmo. –y aun sabiéndolo, no tuviste mucha delicadeza… ni siquiera sé si me podré sentar.
-¿Lo… siento…? –dudó el Capitán. –pero Tony tu incluso me pediste más, y debo decir que ambos lo disfrutamos ¿No es así?
-Eso si… fue el mejor sexo que he tenido… -de sus ojos salieron unas cuantas lágrimas causadas por el dolor. –Pero me duele… y mucho… tanto que a la próxima vez tal vez le piense…
Rogers estaba completamente hipnotizado por el rostro que el menor acababa de poner, tanto que sin dudarlo, tomó el rostro del castaño interrumpiéndolo de lo que estaba diciendo y lo besó profundamente, al momento de separarse pudo observar el rostro avergonzado de su canelita.
-Steve… -le llamó.
-¿Si?
-Para la próxima hazme un hijo. –sonrió pícaramente.
-¿Q-que? –el rubio se avergonzó por lo que su castaño le dijo. –Eso no es posible, pero si lo fuera, ya estarías esperando un hijo mío… -terminó de decir y ambos se volvieron a unir en un profundo beso hasta que necesitaron oxígeno.
-Tengo hambre. –habló el castaño.
-Te haré de desayunar. –el millonario se hizo a un lado para que el fortachón se pudiera levantar de la cama, cuando se levantó, tomó su ropa y se vistió. –cuando terminemos de desayunar nos bañaremos.
-Quién te viera tan pervertido Paletita. –se burló, haciendo que en el rostro ajeno se mostrara un pequeño color rojo.
-¿Necesitas ayuda? –cambió de tema lo más rápido posible.
-Nop, adelántate, enseguida te alcanzo. –finalizó para ver como el rubio asentía y salía de la habitación cerrando la puerta. –ahora lo difícil.
El genio se levantó y en el momento en que lo hizo, sintió una punzada de dolor en su cadera haciendo que de inmediato se cayera al suelo de rodillas.
-¡Auch!… me duele, carajo. –Se sobó con una de sus manos. -¿Por qué la primera vez es la más dolorosa y con efectos secundarios? –intentó levantarse de nuevo y esta vez lo logró, se vistió a duras penas, salió del cuarto cojeando y quejándose del dolor. –Mendigo mini capitán, no mentira, ¡maldita capianaconda!
Mientras tanto en la cocina, un radiante Capitán América se encontraba haciendo el almuerzo para todos como era costumbre, el primer vengador en llegar fue la espía que rápidamente notó al rubio exageradamente feliz por lo que sacó sus propias conclusiones.
-¿Steve?
-Dime Nat. –dijo alegre.
-¿Lo tienes en video?
-¡NO! ¡Claro que no! Eso sería irrespetuoso. –se avergonzó.
El segundo en llegar fue Clint que de igual manera que la rusa, se percató del estado de ánimo de su amigo. –Parece que alguien si cenó anoche. –sonrió burlonamente.
-Barton… -llamó el Capitán.
-¿Qué? –se rio.
-Cállate ¿quieres?
-Oh, está bien, solo espero que Tony pueda caminar. –las carcajadas no se hicieron esperar, haciendo que el rubio mayor se avergonzara.
El tercero en hacer aparición fue el científico que no hizo comentario alguno, pero de la misma forma miró divertido la escena y no podía evitar una que otra risa.
-Bien, ya está listo el desayuno y ya está puesta la mesa. –comenzó el Capitán. –por cierto, ¿Dónde está Thor y Loki?
-Ups… -dijo la espía. –Creo que lo olvidé.
-¿En serio? –preguntó divertido el Capitán.
-¿De qué me perdí? –se confundió el arquero.
-No quiero saber lo que hiciste Nat. –comentó Bruce.
-Enseguida regreso. –se levantó de la silla y se encaminó hacia el cuarto de los asgardianos.
Cuando llegó a la habitación de los hermanos, tocó la puerta y en cuanto escuchó un “adelante” abrió la puerta y al entrar casi se muere de risa por lo que estaba viendo ya que Loki seguía exactamente como lo había dejado y Thor todavía se encontraba haciendo vigilancia.
-Ya Thor, ya puedes soltarlo… -la pelirroja caminó hacia donde estaba Loki y con una navaja que sacó de su bolsillo cortó la soga de donde estaba colgado el pelinegro, haciendo que el hechicero cayera al piso bruscamente y soltando un gemido por el golpe.
-Maldito mortales….
-Vamos hermano, es hora de almorzar.
-Primero desátame baboso.
-Oh cierto… -el Dios del trueno se agachó donde estaba su hermano y comenzó a desamarrarlo.
-Los espero allá. –dijo saliendo del cuarto la pelirroja. Una vez afuera se dirigió de nuevo al comedor.
Después de rato, unos 5 minutos aproximadamente desde que llegó la rusa, los asgardianos hicieron aparición, Thor saludando como siempre con gran alegría y Loki haciendo gestos de mala cara.
-Tony ya se tardó. –se preocupó Steve, pero se distrajo cuando escuchó el ruido de la tetera que se encontraba en la estufa, así que fue hacia la cocina.
-Claro, después de semejante animalote que le metieron, no creo que pueda caminar. –habló burlón el arquero.
-Me agradas Mortal –comentó Loki refiriéndose a Barton.
-Yo iré por él. –Banner se levantó de la silla y se dirigió hacia los pasillos.
-A Steve no le va a gustar… -se rio la pelirroja.
-¿Y qué tiene? Somos Brothers así que es natural que me preocupe. –finalizó y fue ahí cuando lo perdieron de vista.
El científico estaba caminando por los pasillos cuando escuchó maldecir a Tony a lo lejos, cuando llegó con el filántropo, ambos se observaron detenidamente y después Bruce comenzó a carcajearse por el estado de su amigo.
-No es gracioso Brucie… -habló enojado. –me duele el trasero, camino como un maldito pingüino y…
-¿Quieres que te cargue? -el científico se ofreció a ayudar a su amigo, después de todo le pareció divertido verlo de esa manera pero no era lo suficientemente cruel como Clint o Natasha para dejarlo desamparado de esa manera.
El millonario parecía reflexionar la propuesta de su amigo y después de unos cuantos segundos aceptó. El científico cargó de caballito al castaño, porque estaba seguro que si lo cargaba como princesa el Capitán armaría un alboroto.
Ambos genios llegaron al comedor, siendo observados por todos, pero en cuanto cierto guapo rubio vio a Bruce cargando a su canelita, no pudo evitar sacar sus celos a flote, así que se acercó a Banner y en un gesto para nada cortes le arrebató a su Tony, atrayendo la mirada de los demás, ¿Qué se creía Banner para cargar a su canelita?
-Wow Steve… cálmate, Brucie solo me estaba ayudando. –le comentó para que se calmara.
-Perdón, es solo que… bueno tú sabes…
-Te entiendo amigo. –comenzó Thor. –a mí tampoco me gusta que carguen lo que es mío.
El hechicero solo pudo maldecir y avergonzarse, mientras Tony solo sonreía pícaramente, y Bruce solo suspiro y se sentó en su respectivo asiento.
-Bien chicos es hora de comer…. –finalizó Tony que seguía siendo cargado por su rubio, a lo que el fortachón lo sentó en la silla y pudo escuchar como su castaño maldecía.
-¿Quieres que?... –preguntó dudoso el rubio.
-Vaya Steve te pasaste. –se burló Clint. –Casi lo dejas inválido.
-No, así estoy bien… -habló Stark.
-De acuerdo, pero si necesitas un cojín no dudes en decírmelo.
-¿Te duele hojalata? –sonrió triunfante Loki. –que patético.
-¡Hermano! –le regañó Thor.
-Cállate cuernitos…
-Oh, lo que me recuerda. –mencionó Thor. –Loki ¿No tienes algo que decir?
-¿Yo? Que yo sepa no…
-Si no lo dices tú, lo haré yo… -amenazó el Dios del trueno.
-De acuerdo… -suspiró el pelinegro.
-¿A qué se refieren? –preguntó confundido el Capitán y los demás vengadores también tenían esa mirada curiosa por lo que iba a decir el Dios de las mentiras.
-Pues… -comenzó Loki.