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Memorias de un doncel por Krizz Sabaku No Uchiha

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Notas del capitulo:

Naruto y Naruto: Shippuden, no son de mi propiedad

Memorias de una Geisha no es de mi propiedad

 

¡Disfruten! :D

Las estaciones fueron cambiando, el pasar del tiempo jamás se detuvo y mi soñar y deseo jamás desapareció. El firme propósito de volver a ver a aquel hombre de ojos negros jamás abandono mi corazón en todo lo que restaba de ese año, y el siguiente y el siguiente y el siguiente, vi las estaciones pasar a través de la ventana de mi habitación en la Okia, pero no así al señor Uchiha, poco a poco, su recuerdo se perdía en mi memoria, para este momento, ya no recordaba su voz o su sonrisa, solo el color profundo de sus ojos. 




El pañuelo, sujetado en ese momento por mí, seguía tan impecable como ese día, tan celosamente cuidado por mí, sus iniciales era lo único que tenían, pero eran suficientes para mantener su recuerdo vivo en mi mente. 




Suspire con pesadez, viendo el vapor salir de mi boca, era invierno, el invierno de mis 16 años. Pensé que era momento de dejar el pasado atrás y simplemente seguir con la vida que tenía, ahora que había madurado, no solo en cuerpo, también en mente, me di cuenta que era un deseo estúpido, las sirvientas de las Okias jamás podrían convertirse en Geishas. 




No importaba la belleza que poseía, Lady Tsunade había decidido que mi destino, forzadamente forjado por mi terquedad, era el de ser una sirvienta más de la casa. 




Sinceramente, comenzaba a creerlo también. 




—¡Naruto!—. Salte en mi sitio, era la voz de Lady Tsunade. —¡Naruto, ven aquí de inmediato! —. Regrese el pañuelo a su escondite y me apresure a salir de la habitación. 




—Ya voy—. Grite para evitar que la rubia se desesperara y comenzara a gritarme nada mas verme, últimamente andaba con un humor bastante pesado.  




La Okia Senju estaba altamente alborotada esa tarde ¿Y cómo no? era el año en que Sakura haría su debut en La Casa del Té, un evento importante en la vida de toda Maiko, Geisha aprendiz, este día Sakura comenzaría a entrar en el mundo de entretenimiento de los hombres, sería la época en la que Tsunade al fin cobraría lo invertido en la educación de Sakura. 




—Naruto—. Entre en la habitación de mi compañera pelirrosa, ella estaba vuelta un lio, yendo de un lado a otro con su kimono a medio anudar. —¿Has visto mi Obijime?—. Pregunto apenas verme. —No lo encuentro por ningún lado—. Dijo de manera histérica. 




Sali de la habitación hacia la lavandería, seguramente Sakura no escucho que Lady Tsunade había mandado lavar su kimono especialmente para esta ocasión, entre tantas cajas que había en el lugar, todas llenas de ropa, pude dar con la prenda al fin, tome el Obijime entre mis manos y salir corriendo escaleras arriba, pero antes de subir, pase por la sala de estar. 




Pare en seco al ver el Kanzashi con flor de loto, suspire con pesadez y lo tome también, seguramente Sakura lo buscaría como desesperada en algún momento, era mejor adelantarse. 




—¡No encuentro mi Obijime!—. Escuche a Sakura gritar, de inmediato vi a Shizune entrar en la habitación. —Shizune-san ¿Sabes dónde está?—. Pregunto, justo yo entraba a la habitación. 




—Cálmate, Sakura—. Dije al acercarme a ella. —Lo encontré—. Dije con una sonrisa mientras la ayudaba a colocárselo, ella suspiro aliviada. 




—Oh, siento tenerte de ese modo buscando mis cosas—. Se disculpo. —He estado toda la noche preocupada por mi estúpido cabello—. Dijo mirándose al espejo repasando con sus dedos su complicado peinado. —Un momento—. Ya lo veía venir. —Mi Kanzashi—. Justo antes de que se diera vuelta, le coloque el adorno en el cabello y la tome por los hombros de manera que ambos nos reflejamos en el espejo.  




—Estas bellísima Sakura—. Le dije a modo de consuelo, ella sonrió de nuevo. 




—Gracias, Naruto—. Dijo con una sonrisa.  




Yo no mentía, Sakura se veía bellísima esa tarde para su debut, su bien cuidado cabello recogido pulcramente, su maquillaje ligero que, hacía resaltar el jade de sus ojos, era perfecto. A comparación de ella, mi cabello estaba largo hasta los hombros, totalmente maltratado y alborotado a mas no poder, brillaba, eso sí, pero carecía de la elegancia que tenía el cabello de Sakura o incluso Karin. 




—¿Aun no está lista?—. La fastidiada voz de Karin se dejó escuchar en la habitación, ella ya se encontraba lista. —Su debut y se da el lujo de llegar tarde—. Bufo, poniendo más nerviosa a Sakura de lo que ya estaba. 




—Lo siento, One-san—. Se disculpo.  




—Dejen de hablar ahí paradas—. Gruño Lady Tsunade. —Llegaran tarde y saben lo que opina La Casa de Té con respecto a la puntualidad de sus eventos—. Ambas Geishas salieron con paso apresurado, tras ellas Lady Tsunade y Shizune-san y por último yo. 




Llegamos a la puerta, en donde dos Jinrikisha esperaban, despedí a las cuatro mujeres en la puerta, haciendo reverencia como el sirviente que era, esa tarde nevaba, así que les pase sus abrigos antes que partieran y feliz mente se fueron al debut de Sakura. 




Cerré la puerta, apenas se hubieron marchado y me di la vuelta para regresar a hacer mis deberes, pero entonces noté algo, era un paquete envuelto en telas térmicas, abrí los ojos sorprendido. —¡Sakura!—. Grite, pero era inutil, ellas ya habían desaparecido por las calles de Hanamachi, tome el Shamisen de Sakura que estaba envuelto y apresuradamente salí de la Okia, ni siquiera me abrigue, pues sabía que Lady Tsunade me culparía del descuido de Sakura. 




La nieve se colaba hasta mis huesos, el respirar me resultaba doloroso y los dedos de mis pies y manos los comenzaba a sentir entumidos, corrí lo más rápido que mis pies daban. 




Las calles de Hanamachi estaba casi totalmente solas por el frio del invierno, así que no me fue difícil llegar a tiempo a La Casa de Té. Llegue por la entrada de la servidumbre, una sirvienta de cabellos castaños salió a entenderme. 




—¿En qué puedo ayudarte?—. Me pregunto.  




—Soy Naruto de la Okia Senju—. Respondí. —Traigo un encargo para la Maiko Sakura Haruno—. La castaña recibió el paquete, hice una reverencia y ella me la respondió. 




—Gracias por tu esfuerzo, veré que la señorita Haruno lo reciba—. Y después de eso, la puerta fue cerrada y yo quede solo en la intemperie. 




Me di la vuelta para retirarme del lugar, pero las risas de una habitación cercana me hicieron detenerme, mire en todas direcciones para asegurarme de que nadie me vería, si espiaba un poco, afortunadamente, por el frio no había nadie a la intemperie, asi que más decidido me acerque a la habitación. 




Las luces atravesaban las puertas corredizas, y las risas comenzaban a mermar a causa de las notas musicales que comenzaban a ganar volumen. La puerta corrediza estaba a medio cerrar, asi que no me fue difícil echar un vistazo dentro de, la que parecía ser, una sala de reunión, había mucho alboroto, muchos hombres vestidos de soldados hablando y riendo entre ellos. 




No tarde mucho en dar con Karin que se encontraba muy animada hablando con un hombre ya bastante mayor, también vi a Sakura recibir su Shamisen y su rostro se suavizo en alivio al recibirlo y poder comenzar con su número junto a las demás Geishas. 




Estaba tan embobado mirando el animado habiente de la sala que el hecho de que abrieran la puerta corrediza me hizo dar un salto atrás, la persona que la había abierto quedo petrificada al verme, yo de igual manera, le mire y mis ojos se abrieron con sorpresa, antes de que aquel hombre reaccionara y comenzara a hacerme preguntas, yo gire sobre mis talones y salí corriendo del lugar, sin mirar atrás, si detenerme a pensar. 




Corrí y seguí corriendo, esta vez no me importaba el dolor que el frio aire causaba en mi pecho, no me importo no sentir los dedos de mis pies siendo entumidos por el frio, la sonrisa en mi rostro era infinitamente visible y no me importaba estarme muriendo en ese momento de hipotermia, pues podía morir feliz. 




Apenas pude llegar a la Okia Senju, mi respiración era agitada, frote insistentemente mis manos para hacer a mi piel entrar en calor, me costaba soplar aire caliente sobre ellas por la enorme sonrisa que tenía. 




El hombre que abrió la puerta, era de piel pálida y.… ojos negros. 




Era él, lo sabía, estaba seguro, su recuerdo volviendo a mi memoria, ese día en el puente, como si hubiese sido ayer el haberlo visto junto a esas dos Geishas, comprándome un caramelo de fresa. 




—Uchiha-sama—. suspire atontado, al fin lo había vuelto a ver y mi deseo de convertirme en Geisha, revivió en mi corazón. 




Posiblemente eso sería más difícil que nunca, pues Lady Tsunade tenía todas sus esperanzas puestas en Sakura, así que en ese momento solo me pude permitir soñar y pedir a Kami-sama que me escuchara, que escuchara mi plegaria y que me dejara convertirme en una Geisha, pedir un deseo, es todo lo que podía hacer. 




Jamás pensé que mi deseo seria escuchado, pero no por Kami-sama, si no por alguien más real y temible, pero debo agradecer de que fuera él quien me escuchase, pues ahora estoy muy agradecido. 




Él llego como ventisca blanca, bajo el día nevado del año en que cumpliría mis 17 años. su presencia imponía respeto y su figura admiración, recuerdo que la mañana en la Okia estuvo inusualmente tranquila, hasta que las campanillas de la casa Senju sonaron insistentes. 




Lady Tsunade fue la primera en asomarse a la ventana para ver a quien visitaba a la casa Senju teniendo un clima tan temperamental, su gesto mostraba confusión al ver quien se encontraba en la puerta de su casa. 




—¿Que hace él aquí?—. Dijo en un susurro ido, tratando de pensar en el motivo que traería a semejante presencia en su Okia, las campanillas sonaron de nuevo con más insistencia, fue ahí que Lady reacciono y mirándome me dijo. —Naruto, abre la puerta—. Yo asentí para obedecer. —No digas palabra alguna y mantén la cara gacha—. La miré extrañado, pero aun así asentí. 




Cuando las campanillas hubieron sonado por tercera vez, yo abrí la puerta de la Okia, dejando entrar a esa persona, hice reverencia y así permanecí, se me fue pasada una sombrilla y un abrigo, pero en ningún momento levanté la vista. 




—¿Lady Tsunade se encuentra en casa?—. La voz suave pero firme de esa persona se dejó escuchar, yo asentí y antes de poder hablar Shizune-san había llegado a recibir a la inesperada visita. 




—Un gusto recibirlo Joven Deidara—. Escuche decir a la castaña. —Por favor, pase, Lady Tsunade lo espera para tomar el té—. Del misterioso invitado solo pude ver el cabello rubio, tan largo y peinado en un medio atado, cayendo con gracia por su espalda. 




Corrí escaleras arriba, justo a la habitación de Sakura, la cual se encontraba arreglándose el cabello, paro todo movimiento al verme entrar de manera apurada. —¿Naruto?—. Parpadeo. —¿Que pasa?—.  




—Alguien vino a la Okia—. Respondí. —¿Y Karin?—. Pregunte, Sakura solo se encogió de hombros ignorando el paradero de su One-san. 




—Pero ¿Quien vino?—. Insistió.  




—No sé—. Dije. —Pero tenía a Lady Tsunade muy preocupada—. Sakura arqueo una ceja y sin pensarlo salió de la habitación y siguió escaleras abajo, yo la seguí sin intención de detenerla, después de todo, a mí también me llamaba la atención saber quién era ese... ese doncel. 




Llegamos a la oficina de Lady Tsunade, Sakura paro en seco frente a la puerta y se hinco ante ella sin abrirla, simplemente escuchando, yo me pare tras ella y de igual manera me quede a escuchar de que hablaban. 




—Sabes ha pasado tiempo desde que enseñaste a alguien—. La voz de Lady Tsunade podía escucharse a través de la puerta corrediza. —¿Has venido buscando aprendiz?—. El rubio sonrió. —Sabes, de haber sabido podrá haberte dado a Sakura, pero ella ahora está bajo la tutela de Karin—. 




—Pero que dice, mi Lady—. Se apuro a responder. —Yo jamás le quitaría a Sakura—. Dijo el rubio. 




—Pero no negaste lo de estar buscando aprendiz—. Deidara sonrió. —¿Quien?—. 




—¿Importa realmente?—. Tsunade frunció el ceño. —No lo negare, busco un aprendiz que tomar bajo mi tutela—. 




—¿Y pensaste que en la Okia Senju se encontraría alguno?—. Tsunade tomo su pipa para comenzar a fumar. Deidara paro de reír. 




—Quiero a Naruto—. Dijo de manera seria, Tsunade rio burlista. 




—¿Un sirviente?—. Rio 




—Tengo entendido que no lo era al llegar aquí—. El rubio dio un sorbo al té. Tsunade bufo de nuevo 




—Los sirvientes no se convierten en Geishas—. Dijo de manera firme, deshaciéndose de la ceniza de su cigarro. —Además ¿Porque Naruto? Teniendo a tantas aspirantes en Hanamachi—. 




—Los motivos no la conciernen, siempre y cuando el chico asegure cumplir su deuda—. Ante aquellas palabras Tsunade quedo atónita. 




—¿Cubrirla? Imposible—. Aseguro, el rubio dejo la taza sobre la mesita y su gesto cambio por uno más serio. 




—Quisera jugar un juego, mi Lady—. Dijo con una sonrisa. —Una puesta. Se que le encantan—. La rubia aspiro el humo de cigarro y después lo expulso. 




—Bien, ¿De qué trata?—. 




—Yo me hare cargo de la educación de Naruto, lo entrenare para convertirse en una Maiko hasta su debut en La Casa de Té dentro de seis meses—. Tsunade alego inmediatamente. 




—¡Eso es demasiado pronto!—. Refuto. 




—Confió en lo que digo, mi Lady—. Tsunade frunció el ceño e hizo ademan para que Deidara continuara. —Yo correré con todos sus gastos hasta entonces y después...—. 




—¿Porque haces esto?—. Pregunto seria la mujer. 




—Mis motivos son solamente míos—. Respondió. —Si Naruto logra cubrir su deuda en el tiempo acordado, usted no podrá tener ninguna propiedad sobre él en el futuro—.  




—Y si Naruto no cubriera su deuda a tiempo—. Deidara no menciono nada por un momento, pero después, dándole una mirada decidida a Tsunade contesto. 




—Yo le pagare el doble de su deuda—.Ante esto, tanto Lady Tsunade como Shizune-san, Sakura y yo quedamos sin palabras.  




El aire me faltaba, Sakura volteo a verme con una sonrisa, pero yo no podía creerlo, ese hombre, ese doncel me estaba dando una oportunidad única de volverme a reunir con el hombre de ojos negros. 




—Bien—. Escuchamos la voz de Tsunade. —Se hará como digas—. 




Yo no podía estar más feliz. 




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A la mañana siguiente, Lady Tsunade me ayudaba con la vestimenta que se me había comprado, Shizune-san se encontraba bastante ocupada con las tareas mañaneras, Sakura revoloteaba de una habitación a otra, buscando un sin fin de accesorios que gustosa pensaba prestarme.  




—Sigo sin entender que artimaña podría estar pensando ese hombre—. Lady Tsunade parecía bastante malhumorada, pero no me importaba, feliz de la vida había comenzado a vestirme con ayuda de Sakura. 




—Él es la Geisha más famosa de Hanamachi—. Hablo Shizune. —Motivos oculto tendrá, eso es seguro, mi Lady—. Justo en ese momento Karin hacia aparición. 




—Venganza, es lo más seguro—. Dijo altanera. —Recuerdas como destruiste su kimono—. Dijo con burla la pelirroja, yo solo la mire desafiante, esperando que callara esa gran boca altanera que tiene. 




—Bueno, eso ya es problema de Naruto—. Dijo la rubia saliendo de la habitación. —Que se las arregle él—. Después de eso no la vi en lo que quedaba del día. 




Tenía algunos problemas con mi yukata de exterior, hace años que no usaba una y de que la noche a la mañana estuviera vistiendo una, me sentía idiota al olvidar como se colocaba, por suerte Sakura estaba ahí para ayudarme. 




—Estoy tan gordo—. Dije al verme al espejo, Sakura me tomo del hombro y me dio una sonrisa. 




—No es verdad, te ves bien—. Dijo, yo la mire con una sonrisa ilusionada. 




—Tardare mucho en alcanzarte, yo tendré que empezar de nuevo—. Dije algo triste, pero la sonrisa de Sakura me alivio. 




—Eso es lo de menos, te ayudare, no te preocupes—. Habíamos olvidado la presencia de Karin hasta que su voz molesta se dejó escuchar. 




—¡Sakura!—. Grito, acercándose a la pelirrosa, está la tomo por la barbilla y la empujo contra una pared. —Esta será la última vez que te veo hablarle—. Dijo enojada. —Ahora, son rivales—. Y al decir eso, me miro con ceño fruncido, alzo su rostro orgullosa y salió de la habitación. 




Una vez ella salió, intente acercarme a Sakura para consolarla, pero esta simplemente rechazo mi contacto y salió hecha un mar de lágrimas, en ese momento vi lo manipulada que estaba por Karin, y entendí este pequeño mundo de donceles y mujeres, todos contra todos, amigos de infancia que se vuelven rivales, amistades rotas de la noche a la mañana. 




Ahora me enfrentaría a toda Geisha de mi edad para poder destacar, Karin y Sakura me tenían ventaja, toda Geisha de mi edad tenía ventaja sobre mí en realidad, ellas dos a mi espalda y Él al frente de mí, ofreciéndome la oportunidad de convertirme en una de esas damas elegantes que caminaban a lado de Uchiha-sama en aquel puente en el centro de Hanamachi. 




Llegue apenas con un poco de retraso a la casa del que sería mi Oni-san, pude verlo apenas atravesar el puente que unía a Hanamachi con Kioto, me acerque e hice mi correspondiente saludo, él y un hombre bastante alto y de larga cabellera negra, me recibieron. 




—Buenos días—. Dije, el rubio me contesto y el otro hombre solo se me quedo viendo. 




—General Uchiha, permítame presentarle a mi nuevo aprendiz—. Escuche decir del rubio, yo me incline para saludarlo. 




—Vaya, asi que decidiste aceptar un aprendiz—. Dijo el hombre. —Y además uno con ojos de mar, bastante hermoso—. dijo con una sonrisa, yo me sonroje por el cumplido. —Deidara, me retiro—. El hombre se inclinó para despedirse y mi Oni-san correspondió la reverencia, seguidamente, volteo hacia mí. 




—El Barón Uchiha, ha sido mi Dana desde hace mucho, si tienes suerte, también podrás conseguir un buen Dana—. Me dijo. Yo quedé sorprendido por el apellido, pero definitivamente no era mi Uchiha-sama. 




—¿Uchiha?—. Pregunte, Deidara solo me asintió, sin ninguna explicación más. 




 —Pasa Naruto—. Ambos entramos a la casa de mi Oni-san. —Tenemos mucho que aprender y tan poco tiempo para desperdiciar—. Yo por costumbre me incline para cerrar la puerta de la casa, como acostumbraba hacer en la Okia Senju, Deidara levanto su voz para hacerla firme. —No te arrodilles, Naruto—. Dijo. —Recuerda que ya no eres un sirviente—. Yo asentí sorprendido, me puse en pie. 




—¿Puedo recibir su abrigo?—. Una joven de cabellos blancos me hablo tomando los hombros de mi abrigo para ayudarme a quitármelo, pude escuchar a mi Oni-san reír 




—Imagino que es difícil acostumbrarse—. Dijo, yo me acerqué y apenado asentí. —Bien, párate a la luz, quisiera verte de cerca—. Obedecí. —Levanta el rostro—. Lo hizo. —Tienes ojos llenos de agua—. 




—¿Eso es malo? —. Pregunte temiendo por la respuesta. 




—El agua es un elemento poderoso, tanto para destruir como para constuir—. El rubio camino a mi alrededor. —Camina, Naruto, quisiera ver que tanto tengo que pulirte—. Inmediatamente obedeci. —Tienes una buena postura y un buen caminar—. Me gire para estar frente a él. —Parece que aprender rápido, no tendremos problemas entonces—. Me dijo para comenzar a alejarse, yo trague en seco, él sería quien me enseñaría todo lo que necesitaría para poder estar con el señor Uchiha, era correcto disculparse por algo que había pasado hace tanto tiempo, suspire, no perdia nada con intentarlo. 




—Sobre su kimono—. El otro rubio paro en seco y giro a verme. 




—Discúlpate si eso deseas—. Sin perder tiempo me arrodille e incline mi cabeza a modo de súplica, escuche su risa. 




—Fue bueno para ser tu primer intento—. Lo sentí acercarse e inclinarse a mi lado. —Para una postura correcta necesitas meter los codos, no bajes en exceso la cabeza y junta las puntas de tus dedos—. Hice las correcciones que me indico y lentamente me enderece para verlo a los ojos, eran como los míos, pero más obscuros. —No estoy molesto por eso, Naruto, entiendo que eso solo fue una tetra en mi contra y tu solo fuiste un chivo expiatorio—. 




—Aun así, perdone—. Deidara asintió. 




—A Karin no le gusta la competencia y cree que saboteando podrá destacarse más—. Mi Oni-san bufo. —Aunque esto es muy infantil hace que Tsunade no la tome en serio—. Yo reaccione escuchando sus palabras. 




—¿Ella esta celosa de ti?—.  




—No de mi—. Aseguro. —Pero si de un doncel con ojos de mar—. Mi gesto sorpresivo pareció hacerle gracia. —Dime Naruto ¿Te han hablado del futuro?—.  




—No a mi—. Conteste. —Lady Tsunade decidió convertirme en un sirviente cuando mi deuda se elevó después de mi único intento de escape—. el rubio mayor asintió. 




—Pues ahora se te hablara del futuro—. Dijo Deidara. —Karin lleva viviendo mucho tiempo bajo el techo de la Okia Senju, pero Tsunade jamás le dio su nombre ¿Sabes por qué Lady Tsunade no la ha adoptado bajo su apellido? —. Yo solté una risa burlona. 




—Eso sería como sacar al tigre de su jaula—. Mi Oni-san sonrió de medio lado. 




—Veo que tienes un don al expresarte con palabras—. Tome un sorbo del té que los sirvientes de la casa había servido. —Eso es bueno—. Deidara suspiro al verme hacer gestos a la taza, el té estaba muy caliente. —El agua siempre corre apurada, bien, no tenemos tiempo que perder—. 




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Mi educación intensiva había comenzado, comenzó yendo a las clases con las aprendices más jóvenes, comenzando con danza y coordinación.  




Los cursos intensivos de música y baile con abanicos me eran dados en casa de Deidara-nii, de esa manera pasaba más tiempo en casa del doncel rubio que en la Okia Senju, escuchando consejos y practicando. 




—Debo decirte que en el distrito eres considerado una belleza exótica—. Me explicaba. —Te abras dado cuenta que no hay muchas Geishas de cabello rubio y ojos azules, esto debemos aprovecharlo, eso nos hace cotizados—. 




Mis clases de política y literatura eran difíciles, mi léxico demasiado pobre, tenía que aprender rápido a dominar estos temas, pues la conversación era una actividad importante en las Okias cuando había eventos. 




—Las Geishas no son prostitutas, Naruto—. Me dijo seriamente Deidara. —Tampoco somos esposas, nosotras somos una medida de escape, un mundo diferente para los hombres. Nosotras no vendemos nuestros cuerpos, vendemos nuestras habilidades—. Esa era la lección, el porque nos enseñaban a bailar y a tocar música, el arte de la conversación resulta muy atrayente para los hombres. —Debes entender que nuestros encantos son para tener a los clientes a nuestros pies, no para sucumbir ante los de ellos—. 




Este día tenía que aprender sobre maquillaje y peinado. Una Geisha siempre impone encanto y misterio. 




—No puedes llamarte a ti mismo Geisha, hasta que no golpees a alguien con la mirada—. Deidara-nii y yo nos encontrábamos paseando por los alrededores de Hanamachi, me había costado bastante dominar mi caminar con las Geta y aun así tenía que sostenerme de mi Oni-san para no caerme. 




—Eso es imposible—. Dije, pude ver a mi hermano arquear una ceja. 




—Encanto, Naruto—. Me reprendió. —Elige a un hombre—. Me pidió, yo miré a los alrededores y pude ver a un hombre de largo cabello negro y ojos serpenteantes.  




—Que tal el hombre de cabello negro—. El rubio alzo la barbilla y camino hasta el hombre, yo me quedé atrás observando, pude ver a mi Nii-san caminar a un lado del hombre y después pasarlo de largo, pero el hombre simplemente lo siguió con la mirada y con una sonrisa boba en el rostro. 




—Nuestro trabajo consiste en tomar al mayor número de clientes, así se sustentan los gastos de nuestras Okias—. 




—¿Tu no perteneces a una Okia?—. Mi Oni-san negó con la cabeza y sonrió. 




—Las ventajas de tener un Dana como el Barón me permiten costearme mi propio apartamento—. Yo asentí. 




—¿Cuándo se me permite escoger a mi Dana?—. La sonrisa de Deidara se desvaneció. 




—Me temo que es al revés—. Yo agache la mirada. —Una vez se haga tu debut la Okia a la que perteneces recibirá ofertas de hombres que quieran convertirse en tu Dana—. Eso no me tenía del todo contento. 




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Ahora estoy en la clase de danza de Sakura, me tomo seis semanas de duro trabajo llegar hasta aquí, pero esto solo me dice que estoy dando pasos grandes para alcanzar mi objetivo, ver nuevamente al señor Uchiha. 




La danza consistía en una representación para La Casa de Té, estábamos ensayando para la presentación que tomaría lugar dentro de un mes, Sakura ha fallado mucho en los pasos con su abanico, he podido ver a Karin bufar molesta ante aquellos errores inaceptables y a Deidara-nii sonreír con suficiencia. 




Lo estoy logrando, poco a poco. 




Esta noche, me presento a Hanamachi y a la Okia Aburame. Mi Oni-san me ha dado un nuevo nombre: Kitsune 




Esta noche es mi presentación como Maiko, es mi primera noche más cerca de encontrarme con el señor Uchiha. 

Notas finales:

¿Que les parecio? :D

 

¿Continuo?

 

¡Gracias por leer! :D


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