CAPITULO 6
UNA CHARLA DE ADVERTENCIA
En otro lado un pelirrojo dormía tranquilamente, Jonathan estaba en algún lugar comprando comida, cuando estaba a punto de entrar al edificio, se encontró con el castaño que estaba precisamente parado enfrente del edificio donde ellos se alojaban
-¿Qué haces aquí?- pregunto a la defensiva
-charlar un rato después de todo el otro chico no está conmigo- sonrió alegremente mientras se acercaba al otro fortachón
-no tardaste tanto en venir- cuestiono -¿Por qué tu información está más protegida que la del presidente?- pregunto invitándolo a pasar
-eso es algo que si te dijera tendría que matarte- comento casualmente, eso hizo que el peli naranja le recorriera un escalofrió por la espalda, más simplemente lo oculto de alguna manera, tenía miedo del castaño, sobre todo cuando se ponía serio o hacia comentarios casuales que tuviera que ver con la muerte
-¿de qué quieres hablar?- pregunto Jonathan
-¿Por qué siguen a Ashi? Simplemente podría pasar desapercibido entre todo el mundo- comento mientras se sentaba
-el problema no es ese, sino que los científicos se interesaron por que manifestaba habilidades- el peli naranja se sentó enfrente del Cataño invitándole una lata de refresco después de todo era menor de edad –algo así como poderes-
-ya veo- bebió del refresco mientras meditaba – supongo que el pelirrojo también es un extraterrestre- afirmo lo evidente
-eres muy listo- soltó una carcajada discreta –tienes razón ¿Cómo lo sabes?-
-escuche decirle a Ashi, que no había podido sacarlo- dejo la bebida en la mesa –después conecte puntos y revise el rastreador que le quite, era modificado-
-genial eres perfecto, ahora entiendo por qué el gobierno te protege tanto- sonrió alzando los brazos –eres impresionante cualquier país daría una enorme suma de dinero por ti-
-¿planeas algo contra mí?- pregunto mirándolo a la cara
-realmente creo que no podría ganarte para nada- agitando la mano, le restó importancia – no te preocupes soy muy fiel a mi país, no haría algo que lo dañara-
-ya veo, eres interesante- le sonrió mientras se abrigaba mejor
-ambos somos iguales luchamos por mantener la paz en donde vivimos, por esa razón debo traer de vuelta al otro chico, si sucede algo que pueda afectarnos seria completamente culpa tuya-
-¿Qué dices? Lo único que hago es evitar que lastimen a alguien, no importa de dónde sea- respondió algo fastidiado
-je, ¿no es así como fallaste tu primera misión?- ladeo la cabeza preguntándole
-¿Cómo sabes eso?- grito agitado de pronto
-lo sabía, leí tu primer archivo ¿duele? Porque a mi jamás me ha pasado- el peli naranja había dado en un punto débil, Ryan simplemente lo oculto poniendo su cara de siempre
-claro que duele, al principio, pero se pasa- sonrió mientras se dirigía a la salida –como sea esta es una advertencia dejen de seguirnos, porque si no haré que todos ustedes se arrepientan-
-¿crees poder lograrlo?- pregunto riéndose del castaño
-¿llegaste a mi archivo numero 2?- pregunto dándole la espalda al hombre listo para salir por la puerta
-no, no logre verlo completo, mencionaba que entraste en un edificio en ese país, ya que ellos habían causado lo que ocurrió en la primera misión-
-destruí el edificio, y las personas que hicieron aquello, murieron en una agonía dolorosa, les mostré el infierno en vivo, de echo ese archivo, no se menciona nada de eso, solo que fue un accidente por parte de las mismas personas, me asegure de que no hubiera inocentes- contesto rápidamente, luego lo miro con esos ojo claros como la miel
El peli naranja tembló, esa mirada se podía observar, cómo el chico miraba al edificio quemarse y a las personas calcinándose delante de él, gritando de agonía, pidiendo ayuda, el castaño salió por la puerta sin hacer ruido
-maldita sea- golpeo la mesa con su puño un par de veces luego llamo al laboratorio –estamos en problemas aún más grande necesito ayuda-
-varios hombres irán y tienen permisos para dispar si es necesario- contestaron en la otra línea
-pues más vale que funcione, nos metimos con el mismísimo diablo-
-¿de qué hablas?- cuestionaron los científicos
-¿conocen a Zero?- pregunto
Se escuchó algún murmullo, notaron a dos científicos que habían pertenecido alguna vez a la CIA como secretarios
-nosotros lo conocemos, al menos oímos alguna vez hablar de él- contestaron en el teléfono
-sí, fue porque una vez colaboro con ellos acerca de un terrorista-
-pues al parecer se convirtió en el guardaespaldas del extraterrestre-
-¿que? Es imposible, maldición esto se complicó-
-¿por qué? Solo debemos sacarlo del camino- sugirió el peli naranja, los científicos que lo conocían sabían por qué y eso molesto a todos
-fácil, no podemos tocarlo, no tenemos autorización para con él, por que recibes órdenes directas del presidente-
-Entonces todo se fue al carajo, no podemos hacer nada- declaro frustrado
-eso no es del todo cierto mientras no lo dañemos, estaremos bien-
-hare lo posible mientras más rápido lleguen los hombres mejor- colgó el teléfono impresionado, tan joven y nadie podía tocarlo, era increíble, simplemente un digno rival, haría por todos los medios intentar no hacerle daño por el bien de su país, pero si se interponía en su misión no se tentaría
En las calles oscuras de la ciudad caminaba lentamente un castaño con las manos metidas en los bolsillos de su abrigo, su semblante serio daba miedo a simple vista
-estúpidos, idiotas- maldecía una y otra vez, recordando aquel edificio incendiándose, y su primera misión, solo tenía 12 años, no pudo hacer nada para evitarlo,
Camino sin rumbo un rato, se detuvo en una iglesia, mirando los vitrales preciosamente adornados (solo describo alguna iglesia de imaginación) le daban una tranquilidad que en esos momentos necesitaba, respiro profundamente, siguió andando, vio la cafetería del otro día, donde él y Ashi cenaron, se sonrojo de inmediato recordando como escuchaba las historias que le contaba y le decía que estaba loco
-maldición, no, no, no, no mezclare emociones, no lo haré- se acudía la cabeza con las manos una y otra vez –AHHHH NOOO- grito con energía sonrojándose – mejor me voy a casa-
Paso a una tienda que seguía abierta, compro lo necesario para el desayuno, no sentía cansancio, cuando llego a su departamento, observo que no habían despertado aun esos dos, lo que le daba alivio, no estaba de humor para recibir los regaños de Oscar, mejor si mantenía en secreto la conversación que había tenido con el peli naranja
En el cuarto del Cataño, Ashi no había podido pegar el ojo, noto como Ryan los venía a ver, él se había hecho el dormido, escucho como la puerta se abría y cerraba en medio de la noche, decidió simplemente no hacer nada, pensó que sería mejor que respirara un rato, no supo a qué horas se durmió
En la mañana, Ryan estaba preparando el desayuno, tocino, jamón y demás cosas con una deliciosa salsa, que aprendió cuando estuvo de misión en México y le había encantado
-hey, ustedes dos despierten- les regaño para que se levantaran –es hora de desayunar tenemos que ir por los papeles de Ashi a tu departamento, Óscar-
-¿Qué hora es?- pregunto Óscar mirando su reloj –maldición tenía que hacer trabajo temprano- se levantó corriendo, tomo un pan, se lo metió a la boca y salió del departamento –nos vemos en la noche para los papeles- le grito ya lejos del departamento
-ok- respondió el castaño gritando -¿quieres algo especial Ashi?-
-no conozco mucho la comida de aquí- recalco sentándose en la mesa de la cocina bostezando
-cierto, lo siento- se disculpó, mientras le servía su omelette especial y le ponía salsa -espero te guste- le sonrió mientras se servía el suyo
Durante el día ambos se pusieron a limpiar, Ryan cambiaba la puerta de su habitación por otra, detestaba cuando eso pasaba, frecuentemente era con las puertas de la agencia, lo cual no le daba la privacidad que necesitaba
-¿Óscar odiara las puertas?- se preguntó quitando la puerta
-¿por qué?-
-me asustaste, no aparezca así- sonrió –es que, no es la única, a la que le hace un agujero, pasa también con las de la agencia- medito un momento cuantas llevaba
-tal vez, o simplemente se preocupa cuando te encierras- le comento casual Ashi
-no se – se alzó de hombros –no hay que preocuparse por mí, así que… no es eso- lo miro sonriendo alegremente
-no lo creo- susurro bajito Ashi dirigiéndose a la sala tomo la laptop y al encenderla mostro una dirección marcada, como no sabía de qué era, la ignoro de inmediato, se puso a investigar que había en ese mundo