CAPITULO 9
EXPLICACIONES AL PRESIDENTE
En la estación de trenes todos estaban muy aturdidos, nadie imagino que un mocoso pudiera hacer semejante trabajo, aunque no estuvo solo
-esto es demasiado- grito el peli naranja molesto
-al menos le di a uno- dijo eufórico Camen
-¿qué?-pregunto uno de los agentes
-jajaja, con el mocoso fuera de combate el trabajo será más fácil- se reía con fuerza el pelirrojo
-maldita sea, ¿Qué hiciste?- le pregunto enojado, tomándolo de la playera con fuerza
-esto será más fácil así, no te enojes- le aparto de si, de un manotazo
Después de llegar al lugar donde se quedaban, el teléfono de Jonathan sonó, el número indicaba que era parte del consejo de defensa
-señor- saludo cortésmente
-me he enterado de todo, el presidente solicito una junta de emergencia para saber que ha pasado, necesito que vengas tú de inmediato-
-si señor iré de inmediato- respondió cuando colgó el teléfono se dirigió a los hombres que estaban un tanto adoloridos –les encargo, iré a una junta del consejo y veremos qué pasa-
-aja, no me interesa- respondió el pelirrojo comiendo algo- no tardes quiero destruirlos-
-si señor nos encargaremos de todo- respondieron los otros hombres, el hombre buscaba un vuelo más rápido a Washington, tomo sus cosas y salió del lugar
Varias horas después, en Washington, varios hombres con puestos importantes en el gobierno, se disponían a sentarse en sus respectivos lugares para tomar una decisión acerca de lo que estaba pasando con el área 51, todos estaba esperando al más importante
-muy bien ¿para qué me llamaron?- pregunto entrando el presidente con aire importante sonriendo
-señor tenemos una situación en el área 51- dijo el secretario de defensa, un hombre de unos treinta tantos años, piel morenita clara ojos azules y cabello rubio, bastante atractivo
-entonces díganme que es lo que sucede- contesto tomando asiento en la mesa todos lo miraron
-estoy esperando a que llegue uno de los hombres que podrá explicar todo…- contesto el secretario de defensa –ahí esta- señalo a Jonathan
Llegaba en ese momento corriendo respirando agitadamente
-lamento la tardanza no había vuelos directos- contesto tratando de tranquilizar su respiración –lo siento…. Explicare en breve-
Así explico la situación y quienes estaban involucrados, varios se sorprendieron que Ryan fuera quien estuviera protegiendo al extraterrestre, daban opinión de que hacer pues conocía bien al castaño
-por eso presidente solicitamos que de una orden suya para que Ryan entregue a ese extraño- señalo el secretario de defensa
-no hare eso- respondió bastante serio –le debemos mucho a ese chico, si está haciendo esto es por algo-
-pero señor presidente, si alguien más se entera habrá problemas- contesto otro señor de puesto gubernamental
-ya dije, más les vale que nadie le haga daño a mi agente- miro a todos como diciendo que no lo contradigan –es todo se termina la junta-
Salió de ahí, seguido de algunos hombres y sus guardaespaldas, varios aún tenía dudas de la decisión del presidente
-no me quedare de brazos cruzados, quiero a esos dos en el laboratorio ya- grito el secretario de defensa a su asistente
-pero señor ya escucho al presidente dijo que no- le respondió el peli naranja
-yo te estoy dando una orden, ve por ellos, haz lo que necesites, tráelos al laboratorio- termino saliendo del lugar de juntas –te veré pronto-
-lo hare- contesto yendo de vuelta con el grupo de chicos que lo esperaban
En la oficina del presidente, el hombre trataba de marcar un número que se sabía de memoria, pues le tenía cariño al chico, trato de marcarle a su departamento, nadie contesto, intento varias veces a su celular tampoco
-espero estés bien- estaba preocupado, llamo a su asistente – quiero el número de su compañero de Ryan-
-sí señor, en unos momentos- dijo la secretaria y asistente del presidente
En los Ángeles un castaño despertaba, miro hacia afuera, noto que ya era de noche, intento sentarse pero le dolía demasiado uno de sus costados
-¿Qué rayos…?- se miró moviendo un poco las sabanas que lo cubrían, noto los vendajes, recordó todo –esta vez Óscar va a matarme- se quejó cuando intentaba salir de la cama, también sintió un peso extra en la misma, miro quien era –lo siento Ashi – observo, dormía, movió un poco su cabello y beso una de sus mejillas –eres tan lindo-
Se levantó, en sala vio a Óscar dormir incómodamente en una silla, sonrió mientras lo arropaba, de pronto escucho el teléfono, fue a contestar
-bueno- contesto algo cansado
-qué alegría que contestes veo que no estás en tu casa- la voz del otro lado reía
-señor, lo siento ocurrieron cosas, perdí mi celular y estoy con Óscar- contesto rápidamente
-ya me lo han dicho, acerca de que cuidas a alguien- explico
-puedo explicarlo, él no es malo….- trato de hablar
-tranquilo sé que tu no actúas mal, te conozco sé que siempre haces lo que crees correcto y nunca fallas- le aclaro dándole cierto alivio al castaño –solo te aviso el secretario de defensa probablemente se salte mis órdenes, trata de llegar lo más rápido posible a Washington, no tomes vuelo, alguien lo notaria, trae contigo al extraño-
-de acuerdo lo hare, señor gracias, por todo, tratare de ir lo más rápido que pueda- contesto
-jajá ¿Cuál es su nombre?- pregunto con ganas de saber –ha también cuando llegues ven directo a la casa blanca varios hombres te estarán esperando-
-gracia y se llama Ashi Wemborg, es un chico increíble-
-por lo visto lo es, ten mucho cuidado- finalizo cortando la llamada
-are lo que pueda- colgó el teléfono
-así que… ¿saldremos de viaje?- pregunto cierto peliblanco recargado en la puerta
-¿escuchaste todo?-
-parte de… déjame decirte que eres un completo idiota- le dijo dándose la vuelta, a dormir de nuevo, el castaño pensó que se trataba del viaje
-se refiere a que no le dijiste de la herida que tenías- escucho la voz de cierto pelinegro en una silla con una sonrisa –se preocupó, al grado de que no se despegó de ti- eso hizo sonrojar a castaño
-per… pero que dices- movió la mano intentado quitarle importancia –como crees-
-bien si no me crees pregúntales- le aclaro Óscar volviendo a uno de los sillones y durmiéndose de nuevo
El castaño se dirigió hacia la habitación, se podía notar que caminaba lento, vio a cierto peliblanco acostado de lado aun despierto, se sentó en la cama tomando una de sus piernas de Ashi, el silencio era incomodo
-yo…lo siento, debí habértelo dicho, pero si no lo hacía, te iban a alcanzar- rompió el silencio el castaño
-no lo vuelvas a hacer- contesto neutral, aunque por dentro se moría de ganas por gritarle al castaño de todo –además no necesitas cuidarme-
-sí, lo necesito- respondió acostándose en la cama, cerrando poco a poco los ojos –por qué… tú me gus…- sé que dormido por el calor que desprendía la piel del peliblanco y la suavidad de las sabanas
-¿que? Oye- lo intento mover un poco, noto como estaba durmiendo, se veía lindo de esa forma, abrazándolo, bueno, no a él, completamente, pero se veía lindo, lo acobijo y él también se tapó un poco