CAPITULO 30
FINAL
Paso algunos días y ya se habían instalado, la Reyna era feliz mirando cada paisaje en sus salidas, Spencer volvió al trabajo, Óscar le acompañaba, quien movió todo lo necesario para el cambio en la agencia, por otro lado, Ashi ya había terminado de mudarse y disfrutaban la compañía del otro, Ryan por su parte se sentía feliz, un día el peliblanco lo miro pensativo, sentado en el sillón
- ¿en qué piensas? - le pregunto sentándose a un lado
-en todo lo que hemos pasado, en mis misiones las cosas se parecen, pero hay algo que fue diferente esta vez-
- ¿me está diciendo que me considerabas una misión? - pregunto algo molesto
-algo así, ya que siempre las cumplí, pero me fui enamorando, de ti, la forma en como me contabas de tu vida- se pusieron sus mejillas bastante rojas
-mira quien lo dice, aquel que hizo que me importara un carajo mi hogar, que me preocupo y enamora tan profundamente- el peliblanco reía ligeramente
-nunca imagine enamorarme de alguien como tú- el castaño se abrazó al peliblanco
-eso sonó un poco cruel- el peliblanco devolvió el abrazo
-no me refiero a eso- para que no se enojara el castaño beso la boca del peliblanco disfrutando de ese sabor tan adictivo que le provocaba, mordiendo uno de sus labios
-no me provoques que no me detendré después- le miro a los ojos con lujuria y amor
- ¿Quién dijo que te detuvieras? - le respondió haciendo que el peliblanco lo cagara estilo princesa y lo llevara a su cuarto
Lo aventó a su cama, mientras se quitaba la camisa, oh si, Ryan se arrepentiría de provocarlo, se posiciono encima del castaño, quien lo recibió, Ashi no tardo en bajar sus besos por el cuello del más bajo, succionado esa delicada piel, tan blanca como su cabello, dejando marcas y saliva, pronto le quito su camiseta que tenía, dejando ver ese cuerpo tan delgado, pero a la vez fuerte
-siempre, tiene que haber un vendaje- se quejó el peliblanco mordiendo uno de sus pezones saboreándolo, pasado por el pecho
-no es…agh…culpa mía- trataba e no gemir a los estímulos
Ashi metió una mano dentro del bóxer del espía, estimulándolo, quería ver siempre esas reacciones, esta vez el castaño no sería tan sumiso, lo tomo de las muñecas cambiándolo de posición, mirándolo desde arriba
-esta vez seré yo- le dijo, Ashi trago duro, no sabía a qué se refería, de inmediato el castaño le quito la ropa, dejándolo en bóxer, admiraba cada parte de su escultural cuerpo, delineando su estómago y pecho –solo mío- reclamo esta vez inconscientemente en voz muy alta
Beso con amor su estómago bajando hasta la ropa interior, donde la quito con sus dientes, Ashi no podía creerlo, pero eso le excitaba demasiado, Ryan observo la erección, una sonrisita, se posó en sus labios, mismos que puso sobre la punta, bajando lentamente, pasando la lengua,
-no juegues…aa…asi-le reclamo Ashi mirándolo con ojos de lujuria
Metió todo el miembro a su boca, chupándolo como si de un dulce se tratara, desde la base hasta la punta, rozándola con sus dientes, comenzó un vaivén en su boca, subiéndola y bajándola, Ashi dirigió sus manos a la cabeza del castaño donde tomo sus cabellos, marcando un ritmo, que lo hacía sentir increíble, sintió como se venía en la boca del espía, trato de disculparse, el castaño por toda acción se lo trago disfrutándolo
-delicioso, esas fueron las palabras que una vez me dijiste- le sonrió animadamente, Ashi ya no pudo, de un movimiento lo tiro a la cama, lo beso fuertemente en los labios, probando su propia esencia
-claro que si- le contesto, se terminó de quitar, el bóxer y tomo una de las piernas del castaño, besándola y mordiendo, disfrutando a detalle esa deliciosa piel, puso la punta de su miembro en su entrada, volvió a devorar esos labios, mirando sus mejillas color carmín, por el placer, bajo de nuevo hasta su pecho mordiéndolo sin fuerza, fue metiendo su miembro poco a poco, la calidez que lo envolvía lo volvía loco, dejo que se acostumbrara un poco
-A-Ashi ya puedes… aa…mmm-el castaño gemía en cada estocada, lenta, placentera
-Ryan, tan hermoso, mi pequeño conejito- le susurraba en el oído, aumentando la velocidad a una más desenfrenada, dando en ese punto delicioso, gruñía y disfrutaba de cada momento, notando como el sudor comenzaba a rodear sus cuerpos
-AAA…Ashi, ahí, sigue…más…rápido…ahhh- deliraba con las fuertes estocadas, abrazo la espalda del peliblanco, rasguñándola, sentía que en cualquier momento se vendría –A.…Ashi me vengo-
-terminemos juntos- aumento aún más la velocidad, haciendo que las paredes internas del castaño lo apretaran deliciosamente, provocando que él también se viniera
Ryan se vino entre los dos manchándolos, y Ashi termino dentro del castaño, traban de regular sus respiraciones, Ashi salio con cuidado y lo cambio de posición dejando su cara en la almohada
-A…ASHI, creo que es hora de dormir- le señalo la ventana que se notaba oscura
-te dije que no me provocaras-le susurro en el oído, Ryan realmente no sabía las consecuencias, de una estocada lo volvió a penetrar, iniciando de nuevo con las estocadas solo que estas eran más rápidas
-aa.… aa…- Ryan apenas y podía hablar la vista se le nublaba de placer, amaba esa parte del peliblanco, podían seguir toda la noche de ser posible, apretó las sabanas, mordiéndose un labio, tratando de no gemir demasiado, pero el placer lo inundaba, dejando salir todo
-mi pequeño conejo, sabes que no nadas lo hacemos una vez- el peliblanco lo tomo de la cintura para entrar más profundo, beso cada parte de su espalda hasta llegar a la nuca, sentía el aroma que desprendía su cabello, lo excitaba demasiado eso, siguieron así toda la noche, era muy entrada la mañana cuando los dos, se desplomaron en la cama
-realmente no creí enamorarme así- el castaño se envolvía entre los brazos del más alto
-ni yo- acurruco más al chico en su pecho, cobijándolo, como si de un animalito esponjoso se tratara
-Realmente fue un amor…fuera de este mundo- dijeron ambos antes de caer dormidos por el cansancio, felices y juntos, nadie ni nada los separaría
En otro lado una chica miraba, esa escena con una mirada de ternura, al menos la gente creería eso, si no fuera por que poco a poco se desangraba, de la nariz poniéndose cada vez más pálida de lo normal, había podido cumplir su trabajo con éxito