Las manos del moreno se habían colocado en los hombros del pelirrojo.
Grell se sentía incluso confundido por su propia acción, ni siquiera sabía el por qué había hecho eso, simplemente paso, sin embargo no duraría mucho tiempo pues el más alto de los dos, le alejó. Un silencio incómodo se prolongó por cinco segundos más, que parecían horas.
Finalmente el mayor dejó los hombros de su subordinado, se acomodo las gafas, y se dio la vuelta, alejándose de la escena.
-Wiru… ¿Qué acaba de pasar?- susurró más para sí mismo que para llamar al gerente. Había cometido un error lo sabía muy bien, y ya que lo pensaba mejor, ni siquiera había valido realmente la pena. Estaba arrepentido, sin duda ahora lo sabía, William solo quería probar… ¿Qué carajo quería probar?.
Por su parte el gerente se había decidido a no mirar atrás, caminaba directamente hasta su hogar. Un departamento pequeño lejos de la ciudad era donde el shinigami vivía, sin mascotas, adornos ostentosos o algún otro tipo de distractor que no fueran sus libros, a excepción de un objeto. Un guante largo de seda rojo y sólo una mancuernilla con sus iniciales “WS”. Aquellos objetos eran sumamente significativos para el mayor por lo que al acercarse a colocar uno de los libros de vuelta al librero, acarició la tela suave y tersa del guante solo con la punta de sus dedos, para después soltarla y dirigirse a dormir.
Cinco y treinta de la mañana. El gerente había salido a tiempo de su casa con su maletín en mano y su reloj de bolsillo, le preocupaba llegar tarde, por lo que caminaba más a prisa, no solo le preocupaba no ser puntual, también se sentía algo ansioso pues no quería tener que llegar a tratar con el pelirrojo, por lo menos no en ese momento.
Había llegado a su oficina, pero algo no estaba bien, la puerta estaba abierta, por lo que suspiro profundamente, intentando armarse de valor para enfrentar a su subordinado pues está vez no podía huir.
En cuanto abrió la puerta, se preparó para un grito, una pelea. Sin embargo lo que recibió fue un quejido de susto por la manera en la que había entrado y una reverencia, definitivamente ese no era Grell. -Jefe Spears..- mencionó el castaño aún intimidado mientras seguía haciendo la reverencia. -Por favor disculpe mi intromisión, creí que había llegado ya.-
-Esta bien.- realmente aquello le causaba un poco de alivio, el no tener que hablar con el pelirrojo por el momento le quitaba un peso de encima.
-Mi nombre es Alan Humphries, es un placer hablar por fin con usted directamente.
-Bien, Humphries, dígame ¿En qué le puedo ayudar?.- Con lentitud pasó detrás de su escritorio, sentándose en su silla mientras revisaba los pendientes de ese día.
-Bueno a decir verdad, hay algo que me intriga un poco. Y quería discutirlo con usted.
Esas palabras le habían dado a entender que el menor quería que volteara a verle por lo que dejó sus cosas y volteo a verle. -Le escucho.
Un día atrás, a las Seis cincuenta y siete.
-Detesto hacer papeleo, la acción siempre está afuera, no aquí en las hojas.
-El papeleo es una parte fundamental de nuestro trabajo, Eric, además de que pudimos haber salido temprano de no ser por ponerte a alardear de tu cita con la chica de la recepción.
- Es que es hermosa y quería compartirlo con todos, con algo de suerte no hubiera pasado la noche solo.
- Eres asqueroso…
-Y tú un amargado.- Ambos shinigamis guardaban y acomodaban sin finidad de documentos, hasta que vieron al mayor pasar con algo de prisa mientras miraba la hora. -Que raro… Spears siempre sale después de la hora de trabajo, jamás a tiempo.
-Supongo que tiene algo importante.
-¡Ah casi lo olvido! Hay unos papeles que debe firmar antes de irse.
-Sí, ya sé cuales, yo se los llevó antes de que se vaya, aún lo alcanzó- dijo animado mientras tomaba los papeles.
-¡Alan espera!.
-No,aún lo alcanzó.- El castaño caminó de prisa con los papeles en la mano, bajando las escaleras hasta ver a lo lejos a su jefe, con otro de sus superiores, el pelirrojo que todos tachaban como inmoral, parecía que al igual que siempre discutían, por lo que se acercó con cautela hasta que notó algo que le hizo quedarse en shock. Ambos, se estaban besando, al momento no supo qué hacer, qué decir, sin embargo sí notó la cara del moreno, había cerrado los ojos, disfrutando por escasos segundos el beso hasta que se separó y se fue.
- Ya veo… -. mencionó el mayor después de haber escuchado la anécdota del castaño. -¿Hay alguien más que sepa de este acontecimiento? .
-No, le dije a Eric que no había logrado alcanzarle.
-¿Y qué sugiere?
-No tengo ninguna sugerencia… Yo sólo quiero saber. ¿Qué relación tiene con Sutcliff?.
-¿Cuál es su necesidad de saber esa información?.
-¡Es anti natural! Y creí que solo los humanos padecían de esos comportamientos… Pero quiero saber cómo surgió ¿Qué es lo que se siente?
-... Me habían promovido y se había hecho un evento social para celebrar, todos mis compañeros que no conocía del trabajo, me felicitaban por mi mérito, a excepción del único al que conocía y con quien trabajaba, él estaba molesto porque no trabajaríamos juntos.
-Sutcliff…-
-Grell Sutcliff, excéntrico, molesto, inmoral, irreverente y con un sentido del humor muy particular con respecto a temas perversos.
-Vaya.
-Sin embargo, era el único con el que podía trabajar en paz, a pesar de sus constantes acosos, era agradable convivir con él, era el único que no era hipócrita.
-¿Se gustaban desde antes?
-No sé si lo llamaría de ese modo, hemos estado juntos desde hace tiempo.
-Sigo sin comprender.
-... La noche de la convivencia social. Él me hizo una propuesta.