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Yo soy Kaiba por desire nemesis

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Notas del capitulo:

 

Cuando llegó a su mansión la cosa era peor de la esperada pues en los portones el rubio despotricaba abiertamente. Trató de no prestarle atención pero allí se hallaba cuando su limo cruzó la verja. Tratando de entrar, gritando sin cesar. Se lanzó contra la puerta del auto al lado de la que Seto estaba. Lo miró enojado.

2-La jugada de Seto

 

Cuando llegó a su mansión la cosa era peor de la esperada pues en los portones el rubio despotricaba abiertamente. Trató de no prestarle atención pero allí se hallaba cuando su limo cruzó la verja. Tratando de entrar, gritando sin cesar. Se lanzó contra la puerta del auto al lado de la que Seto estaba. Lo miró enojado.

 

En el instituto el idiota no se había presentado, Seto estaba preparándose mentalmente para la llegada del rubio cuando lo vio cruzar la puerta. Todo duro y con su nariz muy respingada. Entonces realmente se preguntó si era como realmente lo veían pero tampoco eso le importaba demasiado. Como intuía el melado se fue derecho hacia él, cruzado de brazos se paró frente suyo y le preguntó--¿Hasta cuando vas a seguir intentando tomar mi lugar?—su tono de voz era algo grave, lo que parecería serio si no fuera Wheeler. Todo el salón lo miró—Solo hay un Seto Kaiba y ese soy yo—afirmó para espanto hasta del profesor que entonces entraba.

 

Me alegra que sigas teniendo sentido del humor, perro. Pero ya basta de idioteces—dijo el ojos azules medio cabreado.

 

¿Perro yo?—preguntó enojado el rubio gritando—¡Voy a hacerte comer el polvo, idiota!—

 

¡Señor Wheeler!—llamó el profesor.

 

Voy a encargarme de que no puedas trabajar ni de barrer el piso, idiota—amenazó el rubio mientras Seto le miraba sombríamente.

 

¡Señor Wheeler!—exclamó ahora el profesor airado siendo de nuevo ignorado.

 

Vas a desear no haber nacido—seguía Joseph cuando el educador le golpeó el hombro para que volteara y este preguntó lleno de soberbia--¿Qué no ve que estoy hablando con ese impostor o está ciego?—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Rato después cuando tocó receso todos hablaban cuando se retiró el profesor de lo ocurrido con Wheeler.

 

Ustedes tienen que saber que tiene ese idiota—dijo el CEO a los demás.

 

El castaño estaba parado con ellos enfrente, tenía pensado terminar de una vez por todas con la insensata persecución del melado.

 

Debe ser eso—dijo de pronto el castaño de ojos marrones.

 

¿Qué?—preguntó el otro castaño con un mal presentimiento.

 

El otro lo miró un momento antes de seguir—Es que Joey quería ser tan exitoso como Kaiba con las chicas—explicó a todos en general, lo que todos hallaron lógico—Y había un tipo… hacía hipnotismo y en la propaganda decía que hipnotizaba para eventos y cosas… no creo pero…--

 

Ya Kaiba tenía una idea por lo que los dejó parados y se fue a arreglar el asunto. Por sus razones laborales Seto tenía permiso para salir del instituto cuando necesitara.

 

 

 

 

 

 

En un lujoso hotel de Tokyo aterrizó un helicóptero con las iniciales KC en su costado.

 

¿Y que es lo que quiere?—preguntó el hombre que sacado de un evento miraba al castaño que lo había hecho sacar perentoriamente. Al parecer era alguien conocido y poderoso en ese país pues todos los del lujoso hotel lo trataban como a un jeque árabe.

 

Quiero que deshaga lo que hizo—simplemente contestó Kaiba.

 

¿Eso es todo?—preguntó el hombre que pensaba “Por el dinero que me ofrece puede pedirme que lo convierta en gallo”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

No más llegar al instituto se topó con el melado haciendo berrinche y se preguntó, no por primera vez, si era así como se veía mirado de afuera. El rubio lo miró y dijo--¡Así que tú sigues suplantándome, criminal! Haré que mis amigos en el estado te manden a chirona—amenazaba mientras Seto lo miraba con cara de fastidio y se ponía al teléfono para ordenar que trajeran algo.

 

Para todos fue una sorpresa ver que el “algo” era un “alguien”.

 

¿Y este vejete quien es? ¿Tu nuevo abogado?—preguntó Wheeler desafiante.

 

¡Haga lo suyo!—indicó Seto al tipo que se puso a mover pendularmente un dije dorado que captó de inmediato la atención del perro.

 

 

 

 

 

 

¿Qué hago aquí?—se preguntó el rubio cuando despertó sin recordar nada de lo que había hecho esos días, lo ultimo que recordaba era su charla con el hipnotista ahora delante suyo.

 

Ya he terminado señor Kaiba—le dijo el hombre ignorando al rubio olímpicamente mientras se iba.

 

¡Oiga! ¡Que yo le pagué! ¿Cómo que señor Kaiba? ¿De donde se conocen?—preguntaba mientras el otro se alejaba y sus amigos atraídos por el alboroto se acercaban y lo rodeaban ya que estaban en un pasillo del anexo de entrada.

 

¡Escucha! ¡Joey! ¡Kaiba no hizo na…!—decía Taylor cuando fue detenido por la mano levantada de Kaiba.

 

No hace falta explicarle al idiota. Él solo se metió en este lío el solo debe zafar, después de todo él es el que está suspendido del instituto—dijo Kaiba muy feliz.

 

¿Suspendido yo?—preguntó el rubio muy sorprendido--¿Por qué?—

 

Por gritarle al profesor—respondió el otro castaño.

 

¿Qué?—preguntó el melado casi blanco.

 

¡Y le dijiste al director que era un idiota y que lo harías despedir!—dijo Seto con una gran sonrisa.

 

¿Eh? ¿Pero cuando yo…?—preguntó el anonadado Wheeler.

 

Cuando decías ser yo—contestó este.

 

Pero yo nunca…--dijo el otro sin poder creerlo.

 

Es mejor que la próxima vez solo te busques una chica a tu altura antes de meterte en problemas por un hipnotista, idiota—dijo el ojos azules sabiendo que lo cabrearía con eso.

 

¡El idiota eres tú! ¿Quién querría ser un tipo como tú? Vas a morirte solo por pendejo y aguafiestas. ¿Por qué no te vas a la luna y te dejas de molestar con tu “Ay, yo soy lo mejor del mundo”?  Eres un…--decía Joseph.

 

Seto estaba ya harto de oírlo hablar y además quería probar cierta cosita.

 

¡Ya basta, perro!—gritó el ojos azules.

 

…idiota que…¡Guau!—dijo de pronto el rubio y se rascó la oreja.

 

¿Qué sucede Joey?—preguntaron extrañados sus amigos.

 

¡No sé yo…!—dijo el melado antes de mirar el sonriente rostro de Kaiba.

 

¡Tú, engendro del mal! ¿Qué se supone que me has…--decía Joseph.

 

¡Perro!—dijo solamente el castaño.

 

¡Guau!—dijo de melado y se rascó la oreja.

 

Definitivamente eso haría más divertida su vida escolar y además era una excelente venganza por un precio módico.

 

¿Dónde está ese desgraciado hipnotista? ¡Voy a matarlo!—gritó el rubio lleno de frustración.

 

Tomando un avión para Bruselas—dijo con total satisfacción el castaño mientras observaba como se cristalizaban los ojos del perro por la desesperación.

 

 

Fin

 

Notas finales:

Espero les gustara esta pequeña comedia de ficción nacida de una loca mente sin fines de lucro.


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