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Para alcanzar el cielo [VIXX] por Starlight_lien

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"Incluso de niño, todo el mundo decía: Él iba ser una estrella, algún día

Finalmente, encontró la manera de llegar al cielo..."

—The Neighbourhood (Sadderdaze) 

 

Todo era oscuro, las calles se encontraban solitarias y lo único que alumbraba eran las estrellas en el cielo. Era medianoche y Hakyeon aún permanecía con los ojos abiertos mordiendo levemente el metal brillante del lápiz en sus manos mientras estaba sentado frente al escritorio de su habitación. Escribía arduamente con una sonrisa, el sonido del lápiz rozando las hojas inundó la habitación; llenó seis páginas de caracteres coreanos y agregó unas cuantas caritas que nunca faltaban en sus escritos. La primera hoja la guardó en un sobre color blanco, escribió sobre el frente y después la guardó en el primer cajón de su escritorio, hizo lo mismo con la segunda y la tercera la dejó entre los montones de papeles que tenía sin meterla en ningún sobre, esa misma hoja, al contrario de las otras, no estaba llena, de hecho, a penas y había unos renglones escritos. En el centro superior de la hoja llevaba un título escrito: "Antes de", sin embargo, no había terminado la frase. Unos espacios más abajo venía una serie de números en ascendencia.

1.Tener una linda cena con Taekwoon

Solo eran cinco renglones, solo eran cinco cosas por hacer y la primera, siempre sería la más fácil. Taekwoon había sido su mejor amigo durante años, los mejores de su vida, si alguien le hubiera preguntado, sólo sería una llamada y aquel punto estaría hecho. En un bostezo, el moreno miró el reloj en lo más alto de la pared: 2:23 a.m. "Tendré que llamarlo más tarde" Se dijo depositando el objeto de madera en un bote gris donde yacían sus plumas y lápices. Miró su cama con anhelo, lo que más había querido durante semanas era recostarse sobre ella y dormir, dormir tan plácidamente como su hermano menor, Hyuk, lo hacía del otro lado del pasillo, no obstante, llevaba semanas sin poder lograrlo, provocando que en su rostro unas ojeras resaltaran. Por las tardes, el sueño le quitaba el apetito dando como consecuencia la apariencia de una figura delgada y algo gastada. Su ropa dejó de entallar en su cuerpo y comenzó a quedarle holgada de los brazos y el abdomen, pero pocos lo notaron.

Hakyeon se quitó las ropas de la calle y se puso un pijama de nubes y un cielo azulado. Se metió bajo las sabanas, cerró los ojos y trató de conciliar el sueño, pero como todas las noches anteriores... no lo consiguió. Se removió entre las ásperas sabanas durante cuatro horas, hasta que la alarma anunció el inicio de un nuevo día laboral.

Abrió las cortinas de su habitación y dejó que los primeros sutiles rayos del sol iluminaran su interior. Hizo todo lo que hacía en sus mañanas, sin excepción, se despidió de Hyuk y después tomó camino a su facultad. Mientras caminaba por la universidad llamó a su amigo el azabache.

—Buenos días Taek — Saludó el moreno por el micrófono del celular

—Buenos días Yeon

Tras una monótona conversación, Hakyeon soltó la proposición que llevaba horas planeando.

—Mis padres no estarán y mi hermano irá a una fiesta con uno de sus amigos. Ven a mi casa...

Muchas veces, los deseos de Hakyeon eran cumplidos por Taekwoon y las escasas veces que no lograba cumplirle algún capricho, hacía lo más que podía para compensarlo, no obstante, cuando habían iniciado la universidad, las escasas veces habían aumentado su número. Se habían alejado.

—No estoy seguro de poder ir, Yeon. Tengo mucho trabajo que hacer...

—Vamos Taek, no quiero estar solo...

El moreno pudo oír tras el teléfono como su mejor amigo resoplaba y como si estuviera a su lado, lo imaginó despeinando su sedoso cabello.

—Llegaré un poco tarde... haré un par de cosas y después iré dicto a tu casa. Estaré ahí para la cena.

La sonrisa del mayor se hizo más grande, salto sobre sus zapatos y colgó después de responder una fugaz frase de agradecimiento. Desde un principio, el moreno sabía que su amigo aceptaría, sin embargo, eso no le había reducido ni un mínimo la felicidad que poseía. Se olvidó de la universidad y en cuanto guardo su celular en el bolsillo dirigió sus pasos hacia el supermercado más cercano, él mismo prepararía aquella famosa cena. Compró todo lo necesario o más bien, todo lo que sugería la receta que había leído en internet esa misma madrugada. "¿Esto le gustará a Taek?" Se preguntó durante la fila de pago; cuando todos los artículos habían sido registrados por la máquina y la señorita le había dicho el total de su compra en un susurró tímido, un nuevo pensamiento se fijó en su cabeza, recordó cuando más jóvenes, Hakyeon le había preparado un pastel de chocolate a su mejor amigo. Lo había mandado al hospital, pero ¿cómo demonios un niño de ochos años iba saber que los pasteles de chocolate hechos con tierra de su jardín no eran comestibles? No recordaba que Taekwoon se hubiera quejado en algún momento, al menos no mientras que lo comía con una feliz sonrisa. Le habían tenido que hacer un lavado estomacal y en vez de que el azabache lo mirará molesto —Como sus padres lo habían hecho— cuando éste había llegado llorado a la sala de urgencias, lo miró tranquilamente e incluso una sonrisa se había fijado en sus pequeños labios.

—No te preocupes, Yeon. Estoy bien — Dijo el menor aun en la blanca habitación de hospital.

—¡No, no estás bien! — Gritó en respuesta el moreno— ¡Jamás volveré a prepararte algo! ¡No quiero lastimarte, de verdad lo siento!

Las lágrimas en sus mejillas y la culpa en su voz hiso sentir algo mal al menor.

—Yeon, no me importa lo que sucedió. Yo estaba muy feliz con ese delicioso pastel. No tienes que sentirse de ese modo, ni mucho llorar ¿Sabes? No importa lo que hagas, no importa si te sale bien o mal, o si es una comida que odio, yo la comeré si es que la has preparado tú.

Las lágrimas de los ojos de Hakyeon finalmente cesaron.

—Te quiero Taekwoon — Vociferó subiéndose torpemente sobre la cama y abrazándolo bruscamente.

—Yo también te quiero — Respondió en un quejido por el peso del otro sobre su cuerpo.

"Definitivamente le gustará" después de todo con el paso de los años Hakyeon había aprendido el arte de la cocina e incluso ahora mismo eso era en lo que se especializaba. Hakyeon cursaba el segundo semestre de Gastronomía en Seoul National University, donde, tiempo después, Taekwoon había iniciado la carrera de Administración, era un lugar bastante grande y pocas veces llegaban a encontrarse, ya que sus facultades se situaban a extremos y no era sencillo el ponerse de acuerdo en sus horas libres para tomar el almuerzo o la comida. Eso, más las tareas, proyectos y el reciente trabajo que ambos habían comenzado les impedía el frecuentarse cada vez que lo intentaban. Aquella vez, Hakyeon había tenido suerte de que su amigo estuviera relativamente libre o más bien, tenía suerte de tener un amigo que dejaba sus deberes con tal de no dejarle solo por una noche.

Una vez hecha la compra, el moreno fue a su hogar, cortó las verduras y la carne en pequeños cuadrados trozos, las echó en la olla y la puso a hervir durante un rato. Dejó una botella de vino en hielo y después fue a preparar la mesa. La cubrió con un largo mantel color blanco, puso un recipiente con rebanadas de pan en el centro, acomodó los cubiertos como era debido y a su lado posicionó dos copas de cristal.

Había trabajado duro para tener todo listo en el momento que Taekwoon llegara, sólo falta él; Subió a su habitación, se duchó, se peinó con un look desordenado, maquilló sus pronunciadas ojeras y después bajo con la carta en sus manos, la miró con una sonrisa melancólica y después la dejó nuevamente en un cajón del mueble de la sala. Para ese momento el sol ya había comenzado a esconderse y el alumbrado de la calle brillaba tenuemente. El timbre sonó treinta minutos después, Hakyeon se dirigió a atender el llamado mientras que en la puerta un apuesto joven esperaba.

—Lamento llegar tan tarde — Saludó el azabache mientras cruzaba la puerta principal.

—En realidad llegas justo a tiempo — Sonrió el otro y Taekwoon lo miró con un signo de extrañes en el rostro — Es hora de cenar, toma asiento — Pidió y él azabache asintió siguiendo sus órdenes.

—¿Qué es todo esto? — Preguntó el chico acomodando una servilleta de tela sobre sus piernas —¿Tenía que venir formal? ¿Invitaste a más personas?

—No, Taek — Respondió el mayor sentándose frente a él — Sólo seremos tú y yo. Y por supuesto que no importa de que manera hayas venido, de cualquier forma, solo me importa que estés aquí, conmigo... como siempre lo has estado

Taekwoon no escondió su sonrisa y Hakyeon tampoco la rechazó. La cena transcurrió tranquila, las expresiones de Taekwoon fueron atesoradas y guardadas en la memoria del moreno, estaba feliz de escuchar los cumplidos que el menor le dedicaba, pero lo hacía más feliz, el poder estar a su lado, al menos un poco más. A pesar de la enorme sonrisa que ambos tenían colgada en sus rostros, el azabache sintió un leve sentimiento de tristeza en aire.

—¿Sucede algo, Yeon?

El cuestionado negó, sin embargo, se paró de su asiento y fue a la sala por el sobre que momentos antes había guardado ahí. La extendió frente el rostro del menor y en sutil hilo de voz le pidió que la guardara y que no la abriera hasta que fuera el momento adecuado. Taekwoon preguntó el como sabría cual era ese momento, a lo que el mayor lo miró con una tranquilidad que pocas veces le había visto.

—Lo sabrás Taek, confió en que lo sabrás

La noche siguió trascurriendo junto a las risas de los jóvenes que a media noche seguían despiertos, charlando de anécdotas y recuerdos viejos. Con la noche unas cuantas lágrimas se habían secado con sonrisas y otras tantas con delicadas caricias. No importaba que tal doloroso fuera el recuerdo o que tan divertido, en todos y en cada uno de ellos estaban juntos. Nunca se separaron, habían crecido juntos, habían conocido el amor y el desamor, juntos, acompañándose en los días lluviosos y en los caminos de arcoíris.

—Te quiero, Taek

—Yo también te quiero, Yeon

Naturalmente sus ojos se encontraron y por un momento, divagaron por el mundo, porque cada uno, tenía el mundo frente a él y entonces, abrazaron al mundo en un cálido beso, bastando así para curar un poco de su alma herida.

2. Probar sus dulces labios

Ninguno de los dos fue preciso en la hora en que todo se había quedado en silencio, ni cuando sus labios se separaron y sus ojos se habían cerrado. Al día siguiente, Hakyeon fue el primero en levantarse, dejando sobre el azabache una manta de lana. Limpió la cocina y dejó todo su lugar antes de que sus padres llegaran.

—Taek... — Susurró el mayor al odio de su amigo — Taek...— Repitió dejando escapar una risa silenciosa provocada por los gestos de desagrado que mantenía su menor en el rostro.

—¿Qué sucede? — Preguntó aun con sus pequeños ojos cerrados.

—Levántate, ya es de mañana y debes ayudarme en algo

—¿En qué?

—Levántate — Repitió.

Hakyeon extendió su mano al azabache y éste la tomó ayudándose a levantar su adolorido cuerpo del sofá. Una descarga les hiso soltarse con rapidez, llevándosela hacia el pecho frotándose con dolor.

—Hoy, tu día me lo dedicaras a mí. — Ordenó Hakyeon ignorando el dolor de sus dedos.

Y de nuevo, ahí estaba Taekwoon complaciendo los deseos de su mayor. Llamó a donde tenía compromisos y canceló todo, dejando así su día completamente libre.

—Bien ¿Qué es lo que debo hacer? — Suspiró derrotado.

—Llama a tu hermano— Pidió — Pídele que venga con nosotros al cine

—Se va negar — Rodó los ojos — A Hongbin no le agrada el cine, dice que gasta demasiado dinero por algo que puede hacer en casa y mas cómodo

—Dile que Hyuk también vendrá

Hakyeon sabía que su pequeño hermano estaba enamorado del hermano de su amigo, no le había resultado difícil saberlo cuando sus oscuras pupilas siempre se dirigían a los hoyuelos del otro cuando éste estaba cerca, pero Hongbin a penas y lo notaba, o al menos eso pretendía, porque con aguda atención, Hakyeon podía oír los desenfrenados latidos del corazón ajeno cada que sus miradas se atravesaban, pero eso, tampoco lo notaba Hyuk.

Después de unos minutos, Taekwoon aviso que su hermano acudiría.

—¿Qué película vamos a ver? — Preguntó observando las acciones del moreno.

—Tú y yo, ninguna, pero Hyuk y Hongbin verán la que sea que me parezca buena idea — Buscó los boletos por internet, miró la cartelera y con ayuda de su amigo eligió una película de comedia. Introdujo el código de su tarjeta en el celular y en clic, los boletos habían sido comprados.

Cuando el reloj marcó los 9:45 a.m. llamó al rubio teñido por teléfono y le dijo que estaría esperándolo en el cine, que verían esa película que tanto había estado esperando y sin permitirle una respuesta, colgó.

—¿Por qué haces esto? — Taekwoon le cuestionó curioso.

—Quiero hacer a mi hermano feliz. Se lo merece ¿No crees?— Sonrió mientras caminaba a la salida y el azabache le seguía.

Llegaron al cine veinte minutos después, la función empezaría a las 10:30 a.m. y ambos hermanos yacían esperando en la larga fila por los mayores. Ninguno se percató de que éstos miraban desde lo lejos, sentados en una mesa donde varios establecimientos de comida los rodeaban. No se acercaron, ni mucho menos hablaron, solo vieron como los más jóvenes se saludaban tímidamente y mantenían una torpe conversación.

Hakyeon sacó su celar y envió un pequeño mensaje que ya tenía escrito:

"Hyukkie... lamento que no podamos ir con ustedes, pero si gustan, pueden entrar ustedes dos solos, el código de la compra se lo ha mandado Taek a Hongbin. Espero que ambos aun quieran entrar D':

Lo siento."

Desde donde estaban, pudo notar como las mejillas de ambos se teñían de rosa. Hyuk y Hongbin se miraron con nerviosismo, cruzaron algunas palabras y después entraron a la sala.

Hyuk miró su teléfono por última vez, abrió sus mensajes y contestó al moreno.

"Gracias..." Fue lo único que escribió y fue lo único que envió.

Hyuk era listo y sabia que no era una coincidencia que en celular de Hongbin, sólo dos boletos eran marcados como pedidos cuando ellos eran cuatro.

3. Hacer a alguien tan feliz, como él me hace feliz a mi...

Su atención volvió a su menor, aquél que se encontraba en la fila de una tienda de comida, miraba su sonrisa y sus gestos amables al pedir sus alimentos. Taekwoon sintió la mirada sobre si y desde lo lejos saludó sonriente a su amigo.

Una punzada de dolor se acomodó en su pecho, por primera vez, su sonrisa le provocaba dolor, por primera vez, estaba triste junto a él.

Pasaron un tiempo en el mismo lugar, olvidándose de la razón por la que ambos estaban ahí.

—¿Quieres ir al parque? — Propuso el moreno

—¿Hoy?


—Si, no tienes nada más que hacer ¿O sí? Dijiste que habías cancelado todo para estar conmigo hoy...

Los párpados del mas bajo se entrecerraron amenazando con él inicio de una rabieta.

—Está bien — Vaciló con los ojos en blanco — Dime ¿Por qué no me puedo negar a nada que me pidas?

—Porque me quieres... — Contestó Hakyeon con gracia.

Cerca de donde estaban, un pequeño parque se situaba, los comentarios de la gente, decían que era pequeño, que no tenía nada espectacular más que sus hermosas flores y el acogedor sentimiento que trasmitía y para muchos, eso era suficiente y eso era lo que lo hacia especial.

El lugar ciertamente era pequeño, sin embargo, no lo suficiente para impedir que ambos se perdieran ocasionalmente.

Una vez más la tarde llegó y siguiéndola, la noche también. Hakyeon y Taekwoon caminaban sin preocupación, rodeando los árboles y saltando charcos.

—Taek — Llamó el mayor haciendo al otro voltear desde donde estaba, unos pocos pasos más adelante suyo. — Enséñame a subir un árbol

Un gesto de sorpresa se hizo presente en el rostro de Taekwoon, recordaba a la perfección que su amigo no era del tipo de estar subiendo árboles, le temía a las alturas y cada vez que él subía a uno, podía notar el miedo en sus ojos mientras lo miraba desde el suelo. Recordaba las muchas veces que había tenido que bajar en menor tiempo por la misma causa, él, pero no era el hecho del que el pequeño moreno pidiera suplicante que no tardara mucho, que tuviera cuidado o que se sostuviera bien, simplemente era la sensación vibrante en su interior de no querer estar lejos de Hakyeon por mucho tiempo, pese que amaba verlo desde lo más alto, de vez en cuando sentado en las raíces terrosas y otras, cuando el árbol era muy grande, parado a unos metros del tronco cerciorándose de que su menor no fuese a caer en ningún momento, pese a eso, siempre prefirió estar a su lado que mirarlo desde la lejanía.

—¿Estás seguro? ¿Por qué quieres eso? — Hakyeon mantuvo el silencio por unos segundos, en sus labios temblorosos, Taekwoon pudo notar las ganas de pronunciar una palabra, pero tal como el silencio lo demostraba, no podía — Elije uno

Ambos miraron a su alrededor, el azabache pensó que elegiría el árbol a su costado, después de todo, era el más pequeño y más cercano, no obstante, Hakyeon volvió a sorprenderlo, pues aquel chico había elegido el árbol más grande que había podido lograr notar.

—Quiero subir a este — Dijo corriendo tras la sombra que la luna plasmaba bajo sus pies.

Lo miró inquieto, estaba dudoso ¿Por qué Hakyeon habría de querer subir a ese?

—¿Estás seguro? — Asintió el moreno en afirmación — ¿Por qué?

El silencio volvió, no duró mucho, esta vez, Hakyeon habló.

—Porque a ti te gusta — Balbuceó — ¿Lo recuerdas? Era lo que más te gustaba hacer cuando niños, jamás pude subir contigo porque en ese tiempo yo era muy miedoso, pero, ¿Qué más da eso ahora? Quiero hacerlo, quiero subir contigo

Sin pronunciar algo, aun estupefacto por las palabras de su mejor amigo, Taekwoon inició a subir el árbol, paso a paso, indicándole donde debía pisar, donde no y el porqué. El moreno tembló, sudó y dudó varias veces durante el trayecto, llegó a pensar que nunca lo lograría, pero no se detuvo y siguió la silueta del azabache hasta llegar a una de las ramas más gruesas.

Desde lo más alto, podía ver el horizonte nocturno.

—¿Te gusta? — Preguntó el azabache a su lado. Hakyeon lo miró sonriente, esta vez admiraba algo más, esta vez admiraba a Taekwoon.

—Lo amo...

4. Perder el miedo...

Tan pronto como la luz de la última estrella centelló, bajaron de la frondosa copa y regresaron a sus respectivas casas.

Aquella noche, el corazón del moreno palpitaba tan fuerte que por primera vez se sintió vivo, se sintió completo y lleno de gozo. Pensó que por fin había logrado su cometido, había logrado lo que más había deseado durante toda su vida...

Hakyeon entró a su habitación, viajo por todo el lugar con la mirada, sin darse cuenta del momento en que los recuerdos chocaron contra su cuerpo. Pudo ver a la perfección todas las fotos que se encontraban en la pared, parecía que comenzaban a moverse, que saltaban del papel y se proyectaban frente a sus ojos, reviviendo cada memoria, reviviendo a su antiguo ser. Durante toda aquella alucinada proyección, su corazón bajo la intensidad de sus latidos, sus músculos se tensaron y lentamente recorrió la puerta con su espalda. Escuchó la voz de Taekwoon llamándolo, escuchó a su recuerdo presentarse con aquella carita de inocencia que tanto amaba, escuchó los gritos y el llanto que tantas veces su mejor amigo había consolado.

—Duerme, mañana todo estará bien, no llores más. Cierra los ojos y deja tu mente en blanco, yo estoy aquí, contigo...

—Te quiero, Taek

Y yo a ti, Yeon

Sus párpados se hicieron pesados, en sus oídos, sus lentas pulsaciones resonaban. Una a una fueron deteniéndose, hasta que lo único que se oyó fue el rebotar sus manos contra la madera del suelo. Aquella noche, Hakyeon pudo dormir con tranquilidad, después de todos los años de dolor, en su rostro se formó una sonrisa sincera.

5. Ser feliz...

 

"Taekwoon, mi querido Taekwoon. Ha llegado el momento ¿No es verdad?

Por favor, no te sientas triste, por fin soy feliz.

Te extrañaré demasiado, como no tienes idea. Te amo

Perdóname por no continuar más, por no darme cuenta de lo que tenía enfrente, siempre fuiste tú lo que me hacía feliz, lamento no haberme dado cuenta de ello antes de que la vida acabara conmigo, porque eso fue lo que hizo y yo lo permití. Perdóname, por no decirte que te amaba cuando tenía que hacerlo, siempre lo supe, nunca lo oculté, pero jamás lo pronuncié.

Por favor recuérdame con una sonrisa y un "Te quiero" porque esa sonrisa es causa tuya, porque ese "Te quiero" siempre permanecerá en mi pecho.

Mi vida se ha terminado, pero la tuya continúa, sé que esto será un poco duro, pero deberás ser fuerte, como siempre lo has sido, como siempre me has enseñado. 

Tú también me amabas ¿No es verdad? Supongo que, eso era lo que tenía que suceder...

Quizá en otra vida, quizá en otro mundo, nos volvamos a encontrar, pero por ahora soy una pequeña estrella, como las que miramos juntos esta noche. Te esperaré aquí hasta que sea el momento de bajar y volvernos a encontrar y así poder cumplir todas esas palabras que jamás tuve el valor de decirte, para amarte, para besarte, pero hasta entonces, cuídate.

Te ama, Hakyeon"

 


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