Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Una ramita más por 1827kratSN

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

 

—Es la quinta vez que suspiras en todo tu turno — cierta pelirroja miraba al azabache que terminaba de asear las mesas de ese restaurante en donde se ganaban un sueldo a medio tiempo — ¿qué te pasa, Otabek?

—No es nada — estoico como siempre, seguía con sus labores, ignorando el puchero indignado de Mila, su compañera de trabajo

—¡Vamos! ¡Cuéntame! Quiero ser tu paño de lágrimas. ¿Te dejaron? ¿Te despreciaron? ¿Alguien te rompió el corazón? — siempre era así, insistente, risueña y traviesa en ocasiones

—Mila… ¿disfrutas de esto? — preguntó mirándola de reojo mientras dejaba la bandeja en su sitio, acomodando lo último del día

—Sabes que disfruto de tu compañía — sonreía de forma coqueta mientras lo abrazaba por la espalda — pero has rechazado todas mis invitaciones para salir a divertirnos. No sé qué decir — fingía estar dolida y apretaba más su abrazo

—Mila… — suspiró — sube las manos — susurró con cansancio al sentir aquellos dedos tocar la hebilla de su pantalón

—Qué aburrido — se reía de forma traviesa mientras lo soltaba y se colocaba a su lado — sólo quiero animarte

—No gracias — Otabek se acostumbró a esos gestos de su compañera, pero seguía sin sentirse cómodo ante ellos. Gracias al cielo sintió el vibrar de su pantalón, el glorioso aviso de su fiel compañero. Sacó su celular con prisa, ansioso, desesperado, pero al ver que sólo era un mensaje de servicio se decepcionó mucho

—Por lo que veo, esto es grave — leer a Otabek era complicado, pero Mila aprendió a ver el disimulado brillo de esos ojos o incluso el leve movimiento de esos labios —Necesitas relajarte

—Me iré a casa — quería salir del sitio, estar en soledad para seguir en esa espera tediosa — ¿quieres cerrar por mí?

—No seas malo y quédate con esta dama indefensa — hacía un mohín y picaba la espalda del azabache — sé mi caballero por esta noche

—Rompiste la nariz del último omega que tenías por novio porque te engañó con otro alfa — la miró con seriedad — no eres inofensiva y puedes defenderte sola… hasta te creo más peligrosa que un asaltante

—Abriste heridas en mi alma — susurró antes de sentarse en la mesa más cercana y recostarse sobre la mesa forma dramática — soy un alfa sensible, ¿sabías?

—Gracias. Nos vemos mañana, Mila

—¡Oye! ¡Espera!

 

 

Sin embargo, Otabek ya estaba en la puerta y un par de pasos después ya caminaba fuera del local. Revisaba por décima vez su celular en menos de dos horas, estaba esperando por una respuesta que no llegaba por más que se lo pidiera al cielo. Era frustrante

En esos tres años que pasaron desde que visitó a Yura, se habían estado comunicando constantemente. Hablaban seguido ya fuera por mensajes, por video llamadas o conversaciones nocturnas, pero en las dos últimas semanas Yura no habían siquiera contestado un mensaje y eso era extraño. Estaba preocupado. La última vez en que sucedió algo parecido fue porque Yura se iba de viaje a las montañas, pero le avisó previamente, así que ahora se le hacía extraño que en esos momentos el rubio ruso no le contestara la llamada que insistentemente hacía.

Frustrado, Otabek dejó de llamar y guardó su celular, lo intentaría más tarde dependiendo de la diferencia horaria o tal vez al día siguiente. Bufó mientras buscaba su motocicleta en el aparcamiento cercano, suspiró una vez más mientras se acomodaba el cabello, y balanceó el casco en su mano derecha para tal vez así quitarse un poco de la ansiedad que lo aquejaba. Estaba melancólico y quería solamente irse a dormir hasta el siguiente día, y si fuera posible por dos días más, después de todo era viernes

 

 

—Maldito día — claramente se dio cuenta de que alguien lo estaba siguiendo y su malhumor se exteriorizó en esas dos palabras. No podía creer que intentaran robarle. No necesitaba más contratiempos en su vida

 

 

Adelantó su paso un poco, mas, el desconocido lo perseguía de igual forma, apresurado en la misma medida. Otabek chaqueó su lengua, insatisfecho por esa situación, por ese día, por esa semana y por todos los sucesos que le generaban malestar. Estaba demasiado frustrado como para soportar un robo, así que se giró y enfrentó al idiota que intentaba atracarlo. Apretó los puños cuando el sujeto se acercó con rapidez para acortar la distancia, llevaba puesta la capucha y no podía ver su rostro, típico de esos idiotas.

Otabek lanzó su casco hacia el desconocido, éste lo esquivó, pero eso le dio al kazajo la oportunidad para acercarse y tirar el primer golpe que rozó la cara del ladrón. No se detuvo ahí, claro que no, por algo Otabek pasó sus días de primaria y secundaria en la sala del director; con su codo intentó golpear de nuevo al tipo, pero éste paró su ataque y lo agarró por el hombro para darle la vuelta y frenarlo. Sin embargo, el azabache estaba demasiado molesto como para detenerse, siguió con los golpes, un par de estos parecieron llegar al estómago del chico que… sí, era más alto que él, y eso sólo hizo que el humor del Otabek se fuera a la mierda

 

 

—Estúpido, ladrón — vociferó ya harto  

—Oye, tranquilo — los dientes blancos que demostraban una sonrisa aparecieron por la capucha cuando el foco de un poste lo iluminó — espera

—… — Otabek no se molestó siquiera en poner atención, sólo se lanzó para taclear al desconocido y al fin ponerlo donde se merecía: en el suelo, mordiendo el polvo — Mala suerte, chico

—Ey, ¡Tiempo! ¡Tiempo! — se quejaba mientras rodaba por el suelo tratando de parar el ataque — Beka, espera

—Claro que no — intentó golpearlo, pero al divisar un mechón de cabello de color oro, se detuvo, bajó la guardia. Con un movimiento lo posicionaron en el suelo, el desconocido se sentó en su abdomen y le agarró las muñecas sobre el pecho. Genial, estaba atrapado

—Soy Yuri — jadeó porque le costó mucho trabajo llegar a ese punto — ya quieto — susurró por el esfuerzo pues no pensó que su pequeña broma le costara un dolor en las costillas.

—¿Yura? — al fin se dio tiempo de escuchar esa voz… ¡Momento! ¡Era él! Esa voz

—Sí, soy yo. ¡Dios, Beka! ... cálmate, maldición — se quitó la capucha mostrado claramente sus largos cabellos rubios que le llegaban hasta los hombros, soltó las muñecas de Otabek cuando creyó que este dejaría de moverse y peinó sus cabellos hacia atrás para dejar a la vista su rostro completo — ¿No me reconoces?

—No — mencionó antes de asestar un golpe directo a la mejilla contraria, uno fuerte como para alejar un poco al rubio y así liberarse, pero no tanto como para lastimarlo seriamente — claro que no — reiteró con la voz un poco más fría, molesta.  

—¡Joder! ¡¿Por qué haces eso?! — Beka tenía la mano pesada, le dolió ese golpe y suponía que, si peleaban de verdad, él perdería sin remedio

—Por idiota — bufó mientras se levantaba y sacudía el polvo de su ropa — te lo mereces — ni siquiera lo miró mientras trataba de guardar compostura

—Quería sorprenderte, y tú me dislocas la mandíbula — se quejaba Yuri sentado en el suelo, sosteniendo su mejilla y soltando un gemido adolorido — ¡Diablos!

—¿Qué haces aquí? — dijo cuando ya lo vio sufrir dramáticamente el tiempo necesario, incluso le tendió la mano para ayudarlo a levantarse. Por ahora un golpe bastaba

—Vine a verte tal y como lo prometí — el rubio abría y cerraba su boca para verificar que todo estaba en su lugar, perfecto… pero dolía. Al estar ya de pie, peinó sus cabellos usando sus dedos y sacudió el polvo de su rostro — ¿qué tienes en esa mano?… me duele — se quejaba inclinándose y sosteniendo su mejilla

—No exageres — la tensión se le fue del cuerpo al ver a Yuri adolorido en verdad… ahora hasta se sentía un poquito culpable — déjame ver — intentó tomar ese rostro en sus manos, pero el otro se alejó un poquito

—Está bien — Yuri se acercó al azabache y se irguió con una sonrisa prepotente — pero… ¿alcanzas, Beka? — oh sí, llegó su hora de disfrutar el poderío, aunque en un sentido diferente

—… — No dijo nada cuando tuvo que levantar la cabeza para poder ver algo más interesante que el pecho contrario, pero frunció su ceño en respuesta y con sus dedos golpeó la nariz del rubio — presumido

—¡Auch!… no vine aquí para que me golpees, Beka — se quejó sosteniendo la zona atacada y suspirando

—Entonces para qué viniste

—Ya soy alto — sonrió ampliamente por ese simple detalle — estoy empezando a estudiar en una universidad, tengo futuro… soy maduro

—Fallaste en esa parte

—Oye, deja que termine — sonrió mientras se erguía y movía sus hombros para destensar su cuerpo — acabo de aterrizar y vine a verte

—Dejaste de responderme desde hace dos semanas, Yura — claro, por ese motivo lo golpeó, por inconsciente, imbécil e infantil

—Estaba armando la sorpresa, quería mantener la tensión — se inclinó un poco hasta que su nariz alcanzó la de Otabek — pero no creí que te pusieras así de histérico

—Me alegra verte… pero sigues siendo idiota e inmaduro — se alejó de inmediato

—Escuché sólo las tres primeras palabras — Yura no dijo más antes de abrazar al –por fin- más bajito y elevarlo un poco en el aire, pero… — Beka… estás pesado — ¡joder! ¡¿Qué tenía ese hombre en el cuerpo?! Era pequeño, debería pesar menos

—Si dices algo más, me enojaré en serio — ya sentía un tic en su ceja debido al enfado

—Eres tan chiquito~

—¡Suficiente! — golpeó la costilla derecha de Yuri con su puño, logrando que el rubio soltara el aire y por ende aflojara su agarre

—Que… romántico — rió mientras se inclinaba agarrando la zona herida, tratando de recuperar el aire — ¡Diablos!

—Elegiste una pésima forma de saludar y una peor para el plan antes de venir hasta mí — frunció su ceño y sobó su sien — me largo

—Beka, espera — se quejó siguiéndolo y tratando de ignorar el dolor de su costado — ya enserio, espera — endulzó su voz, no quería que su reencuentro terminara en una pelea… aunque en parte ya falló

—No quiero

—Ahora tú eres el infantil

—Me lo dice quien fingió querer asaltarme

—Beka — corrió para ponerse en frente del azabache — te quiero — y antes de ganarse otro golpe, se acercó lo suficiente para besar la frente del kazajo malhumorado — te extrañé — lo abrazó ligeramente y al final… posó sus labios sobre los ajenos durante los segundos más preciosos de su vida — ya no soy ilegal — bromeó al terminar

—Te golpearé de nuevo — amenazó, pero en vez de eso agarró la nuca contraria y unió sus labios nuevamente. Debía disfrutar ese aroma que tanto había extrañado y repetir aquello que tanto anhelaron hacer

—Definitivamente publicaré el video en internet — reía alguien posicionado a pocos metros, escondiéndose en una esquina

—¡Viktor! Acabas de arruinar el momento — regañaba cierto azabache tratando de hacer retroceder a su novio mientras hacía un ademán con su mano para disculparse con la parejita que volteó a verlos

—Nuestro Yura creció tan rápido — el de cabellos platas parecía querer llorar mientras susurraba con emoción al terminaba de grabar con su celular — son tan lindos … les haré una copia, no se preocupen por eso

—Viktor, por favor — Yuuri ya sentía el aura negra que despedía el rubio, quería evitar que su novio muriera ese día — vámonos

—¡Viejo idiota! ¡Dame ese celular! ¡Borra el video!

—¡Es mi tesoro! ¡Jamás te lo entregaré! — sin pensarlo empezó a retroceder al mismo ritmo en que Yuri se le acercaba, obviamente pelearía por esa evidencia

—Viktor, no corras o te caerás — suspiró derrotado al escuchar la riña inicial entre ese par

—Hola, Yuuri — Otabek no podía estar más frustrado en ese día, todo había sido demasiado raro y esperaba que ya no hubiera más sorpresas — dime que tienen hotel — casi suplicó porque en serio no quería más problemas por ese día

—La verdad no — sonrió inocentemente — es que… ganamos un premio. Era un viaje para tres y bueno, como Yura estaba todo triste debido a la lejanía contigo, le ofrecimos elegir el destino. Y ya ves… aquí estamos — rió nerviosamente

—Por dios — frotó su entrecejo con dos de sus dedos, en serio no pensó pasar por algo así a esas alturas de su vida — y así se atrevió a venir

—No lo culpes. Yuri estaba desesperado por verte, eso es todo — Yuuri palmeó la espalda del kazajo y sonrió — Pero tranquilo, el premio incluye estadía. Sólo nos falta averiguar dónde es

—¿Cuánto tiempo? — hasta tenía miedo de preguntar eso

—Quince días… ¿por qué?

—Rayos — murmuró Otabek mientras apretaba su chaqueta y cerraba sus ojos

—¿Qué pasó? — preocupado intentó sacarle información — ¿Hay algún problema?

—Hum — suspiró profundamente — mi celo llegará en nueve días — Más problemas que enfrentar, sin embargo, sintió palmaditas en su espalda, las mismas que eran una muestra muda de apoyo y comprensión. Otabek miró al muchacho un momento y susurró — no se lo digas, por favor

—No lo haré… pero sinceramente creo que… — Yuuri enrojeció levemente — que ya esperaron mucho por esto y… bueno…

—Por favor, no lo digas

—Está bien… — lo comprendía, todos los omegas en alguna ocasión tenían vergüenza de revelar las fechas en las que llegaría su celo —. Por cierto, gracias por haber cuidado de Yurio hasta ahora, por aconsejarlo y no olvidarte de él. Gracias a ti, él ha sonreído cada día y ha superado problemas sin dificultades. El abuelo Nikolai me dijo que te diera un abrazo al verte — sonrió girándose hacia el mayor y extendiendo sus extremidades — ¿puedo?

—Claro — aceptó el abrazo de Yuuri con una sonrisa sutil. Debería llamar al abuelo para agradecerle por todo y saber si estaba bien

—Oye cerdo. Quita tus manos de MI Beka

—Es tu Beka quien está poniendo sus manos en MI lindo Yuuri — se quejaba el de cabellos platas que corría para abrazarse a su novio y besarlo en las mejillas incansablemente

—¡Lo ves! — el rubio en seguida hacía una mueca de disgusto mientras señalaba a ese par — al irte me dejaste con estos dos. No sabes cómo fue, ¡casi me vuelvo loco!

—Les ayudaré a buscar su hotel — no dijo más antes de darse vuelta y caminar en dirección a su motocicleta. Ya no quería más gritos, ni discusiones, ni nada. Sólo quería estar en paz y tal vez disfrutar la emoción de ver de nuevo a Yuri

 

 

El cambio fue simplemente abrumador, así se lo definía Otabek pues si bien había visto al ruso por las video llamadas y el propio Yuri le contaba de su crecimiento y cosas así, tenerlo de frente fue… otra cosa. Aunque el carácter del chico era el mismo, la dulzura en la mirada se había fortalecido y ese vigor se acrecentó. Lo que Otabek más podía notar era… esa figura, levemente fina, delgada, pero de espalda lo suficientemente amplia como para denotar su fortaleza como alfa. La belleza que desprendía Yuri era única, evolutiva y atrayente.

El omega de Otabek saltaba con sólo tenerlo cerca, su corazón palpitaba de forma irregular como cuando era un niño y Yura lo tomaba de la mano para guiarlo a hacer travesuras. Se sentía idiota por ocultar ese sentimiento por tantos años y no aprovechar las oportunidades que se le presentaron, pero no podía cambiar nada del pasado. Se sentía un pervertido por tener la necesidad de ser tomado por ese alfa, mejor dicho, de tomarlo para sí, atarlo a él para por el resto de vida que le quedase… sin embargo, después de esos años en donde la lejanía los limitaba, entendió que cada oportunidad la debía aprovechar

 

 

—¡Queremos hacer turismo! — Viktor hablaba emocionado mientras revisaba la guía que les dieron al llegar al país

—Beka vamos — el rubio lo miraba con entusiasmo

—No puedo — hacía una ligera reverencia con su cabeza como disculpa — Hoy tengo turno en la mañana, terminaré a las dos de la tarde y…

—No importa — Viktor desbordaba la misma energía de siempre mientras se adelantaba para dirigir al grupo

—Nosotros cuidaremos de Yuri en la mañana y tú lo harás en la tarde— Yuuri conservaba esa misma dulzura y encanto — así que hay que aprovechar — seguía al de cabellos platas como siempre, seguramente para evitar que hiciera tonterías

—¿En serio tienes que trabajar, Beka? — protestaba con fastidio

—Sólo esta semana… después tomaré vacaciones durante una semana más — le parecía gracioso que a pesar de los años esas muecas no hubiesen cambiado

—Está bien. Si no hay opción… pero tú debes dormir aquí conmigo o llevarme a tu casa estas noches

—Yura — protestó

—Te lo dije antes de que te fueras, así que atente a las consecuencias — no dio opción a negativas, sólo emitió una sonrisa ladeada

—Uy, esto se puso bueno — Viktor sonreía al ver el espectáculo, pues se había ocultado cerca a sabiendas de que algo iba a suceder entre Yuri y Otabek — Yuuri mira — tiraba del brazo del azabache para acercarlo

—Viktor, déjalos solos — suspiraba antes de jalar el brazo de su novio y alejarlo — disculpen

—Ahora sí, Beka — sonrió al no tener chismosos mirones — debes llevarme contigo

—Yura… espera. Ni siquiera asimilo lo que ha pasado y…

—Yo te amo, Beka. Te lo he dicho y ahora estoy aquí — se acercó al mencionado y le besó la mejilla — lo que quiero es estar a tu lado

—Aún recuerdo las dos semanas en las que trataste de decirlo en voz alta — rió bajito al ver a vergüenza ajena y ese sonrojo intenso reflejado en esa piel blanquecina — tartamudeabas al ver la pantalla, te sonrojabas hasta las orejas, hacías una mueca extraña. Decías un “te” y te despedías abruptamente

—¿Tienes que recordarme todo eso? — se cubría parcialmente el rostro con una de sus manos debido a la vergüenza

—Sí

—¡Amas burlarte de mí, Beka!

—También te amo, Yura — sonrió divertido porque las orejas del rubio también adquirieron color — recuerdo que cuando me cansé de esperar, fui yo quien te lo dijo y tú respondiste…

También te amo, Beka… — sonrió — y… mi abuelo entró a la habitación aplaudiendo — Beka se cubrió el rostro para intentar disimular su risa, pero era imposible — ¡Ya sé que fue raro!

—Creo que estaba desesperado porque no decías nada — el azabache se limpió las lagrimillas de sus ojos y miró al muy avergonzado rubio — fue tierno

—Fue vergonzoso

—Vivo solo ahora, Yura — sonrió al terminar de divertirse a costillas del rubio — ven conmigo… también puedo dejar que Yuuri y Viktor…

—¡NO! NO LO DIGAS — Yura miró a la puerta a sabiendas de que ese par estaba espiando — sólo yo iré

—Pero…

—Son como conejos — añadió de inmediato en un susurro

—¿Por qué como cone…? oh… entendí — dijo al ver la expresión asqueada del rubio — está bien entonces

—La estadía es gratis, ellos estarán bien aquí

—Alista tus cosas, Yura… te vienes conmigo

 

 

Todo parecía normal, todo simple, todo fácil. Yuri no esperó siquiera informarles a los espías que cayeron cuando abrió la puerta, era obvio que ellos ya sabían todo. Se despidió temporalmente de Otabek y sonrió satisfecho al quedarse parado en la puerta. Por única vez decidió seguirle el juego a ese par de cursis novios, fingiendo interesarse en hacer turismo y a la vez comprando un par de cosas que le llamaron la atención. Otabek, por su parte, trabajó como en cualquier único día con la diferencia de las sonrisas sutiles que se le escapaban al ver el reloj, incluso Mila notó su felicidad y falta de estrés.

Tal vez no fue muy convencional, pero qué más daba

Esa tarde Yuri tomó su maleta que no tocó demasiado desde que llegó a ese país, y sosteniendo la mano del azabache se dirigió a la salida. Esa tarde sería la primera vez en que pasarían a solas, con libertad y sin ningún tipo de problemas. Mientras los demás descansaban, ellos dos se trasladarían a su nuevo hogar compartido y cumplirían otra de las promesas que se hicieron. Otabek sonreía al ver la emoción ajena quien dirigía la caminata hacia la motocicleta y trepaba de inmediato para después invitar al moreno a der el copiloto, pero no. En la moto de Otabek, Otabek era el único conductor, así que Yurio se vio limitado a abrazarse a la cintura ajena, hundir su nariz en ese cuello, y disfrutar del viaje

 

 

—Yura, dame un respiro — criticaba cuando al pasar su puerta y cerrarla, se vio aprisionado contra una de las paredes — espera

—Claro que no — pegándose a aquel muchacho suspiró al rozar sus labios una y otra vez, en besos fugaces en donde sólo unían sus pieles unos segundos — no tienes idea de cuántas ganas tenía de besarte — y así lo hizo, uniendo sus labios en un roce tímido, pero más extendido pues ya se quitó la ansiedad a través de los piquitos iniciales de esa noche. Repitió el beso dos, tres, diez veces, escuchando la risita ajena y aquellos brazos que lo empujaban sin mucho empeño

—Al menos te mostraré tu cuarto — se logró deshacer de esa prisión y se alejó de aquel rubio mientras ingresaba a la sala, pero poco le duró la libertad. En menos de lo que pensó se vio aprisionado por un par de brazos que lo empujaron hasta el sofá más largo que adornaba su estancia — Yura… ¿qué diablos intentas en el primer día?

—Pretendo matar mis deseos por besar tus labios, aspirar tu aroma y morder tu cuello — pero recibió un golpe en su frente como respuesta — ¡Auch!

—Cálmate, pareces un adolescente hormonal

—Beka entiende. Fueron años, ¡muchos años, por dios santo! — explicó mientras sobaba su frente — Me conoces, te conozco, hemos esperado tanto tiempo y… — susurraba mientras se posicionaba encima del azabache y le acariciaba la mejilla

—Te estás apresurando — alejó un poco ese rostro del suyo para poder hablar al menos — ni siquiera sabes si yo quiero lo mismo que tú — claramente podía percibir las feromonas de Yura, cálidas, tranquilizadoras, pero que poco a poco tomaban un tinte más intenso

—Tu aroma es tan dulce que me está mareando, obviamente quieres lo mismo que yo a pesar de que tu estoica expresión diga que eres el señor seriedad — sonrió cuando las mejillas de Otabek adquirieron un tono rojizo y desvió la mirada — te atrapé — reía divertido — Quieres estar conmigo, lo sé

—Mi celo será en poco menos de una semana — confesó sin recato mientras cerraba sus ojos y suspiraba

—¿Por qué no empezar desde ahora?

—Porque hay muchas cosas en las que debemos pensar y… — un beso acalló sus pensamientos y palabras. Aquellos dulces labios que se movían tímidamente sobre los suyos, esos que mostraban inexperiencia, pero dulzura desbordante — Yura — susurró cuando el rubio se alejó y por primera vez sintió aquel nudo en su estómago que incluso le quitó el aire y lo obligó a suspirar  

—Si sigues liberando todas esas feromonas no me alejaré de este sitio jamás, Beka — su voz ronca soltó cada palabra con pausa, a la vez que se acomodaba para que esas piernas se abrieran lentamente y simultáneamente liberaba su deseo a través de su perfume característico

—¿Tienes protección? — susurró cerrando los ojos, avergonzado hasta los huesos, porque incluso él percibía el temblor en sus dedos. Su omega saltaba de felicidad y lo empujaba a despojarse de todo su pudor

—Gané — susurró mientras se colocaba un paquetito de color plateado entre los dientes, el que había estado guardado en uno de sus bolsillos desde que salieron del departamento anterior. Al menos Viktor sí tuvo una gran idea por primera vez  

—No puedo creer que yo…

—Créelo — dictó con orgullo mientras dejaba de lado el condón y se concentraba en algo más importante

—Espera…

 

 

Eso labios apresaron los suyos, esas manos acariciaron sus costados, ese aroma envolvió sus sentidos, Otabek estaba perdido. El calor de su cuerpo subía, su mente se desconectaba del raciocinio y sin darse cuenta él mismo abría las piernas para que Yura se posicionara entre ellas. Su alfa, el que él aceptó de esa forma, estaba encima de sí y su omega no podía estar más contento. Jadeó cuando el paquetito resbaló junto a su cabeza y su aliento fue robado por el ajeno, terminó por ceder y aferrarse a quien le cedió el derecho de someterlo

Eran dos personas enamoradas por años, reencontradas después de mucho tiempo. Dos inexpertos que, en esa noche, unirían sus cuerpos, sus almas y sus vidas, porque ambos sabían que no podían esperar más.

 

 

Continuará…

 

 

 

 

Notas finales:

 

Un capítulo más y se termina XD

No sé ustedes, pero yo me divertí mucho escribiendo toda esta maraña de cosas dulces. Ahhh como adoro el Yurabek, a veces me da pena saber que casi no hay fics de ellos, motivo por el cual me tienen aquí. Dejo mi pequeño granito de arena al fandom, y espero que al menos alguien lo disfrute

Muchas gracias a las personas que se dan el tiempo de leer esta pequeña historia.

Besos y abrazos~

L@s ama: Krat


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).