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No se lo digas a Nadie por reydelosPK2

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Notas del capitulo:

Graicas por leer y bye. 

No se lo digas a Nadie. I

Camino entre los largos pasillos de ese hospital. Aun con todo el dinero que tenían no mostraba el interés de asistir a otro Psicólogo, se sentó en las sillas de espera mirando a que el monitor sujeto sobre la pared marcara su número y así poder acudir a su cita.

Delante de él otras dos personas esperaban su turno, una mujer de anatomía esquelética y un varón que no dejaba de morderse las uñas. Miro su celular y vio siete mensajes en espera. No respondería no hasta concluir su cita, deseaba tener la mente calmada y concentrada en esa reunión.

Miro la puerta de madera pintada de blanco, los números que identificaban el consultorio, las letras doradas que indicaban la especialización. Pese a ser un hombre fuerte y de educación superior, ser líder de las empresas Odison se sentía cual gatito acorralado por un león y como no sentirse así si quien lo recibiría detrás de esa puerta podría convertirse en su verdugo con una facilidad aterradora, con una simple palabra. Finalmente el monitor marco su turno y vio al hombre nervioso sacarse trozos de carne de sus dedo gordo repitiendo una y otra vez frases que no tenían sentido.

La puerta aún abierta le hacía un llamado silenciosos y el joven se levantó sintiendo pesadas sus piernas. Cual si estuviera revestido de concreto arrastro sus piernas avanzando a paso lento a esa oficina. Sintió entrar al mismo averno y delante de él el juez.

-Buenas tarde señor Odison- repuso la joven de elegancia profesional, sus cabellos castaños sujetos con un mono que impedían caer cual régimen dictatorial todas las hebras dirigidas al mismo lugar sin opción a rebelarse o de hacerlo serian arrancadas de raíz. Cual maestra estricta con gafas de marco negro y grueso la joven profesional de ojos color cian le miro y el esquivo la mirada creyéndose cual estudiante travieso descubierto seria castigado o expulsado.

La mujer simplemente acomodo sus lentes, saludar era una cordialidad para el inicio de sesión, pero… ahora mismo quedaba muda al no hallar las palabras adecuadas para el resto de la hora. Ambos se miraron hundidos en la incomodidad. Su profesión el dictaba los protocolos a seguir en estos casos, pero apenas leía a lo mucho diez hojas de ese manuscrito y quedaba perpleja. ¿Qué decir? ¿Qué pensar?

-Y… ¿Ya lo ha leído?-Pregunto el joven con evidente duda en cada palabra y en esa mirada que perdía altura y evitaba confrontar sus ojos.

-Solo las primeras hojas- repuso poniéndose fría, debía ser analítica no dejarse llevar por las rarezas de sus clientes- debo admitir que no estaba preparada para tales revelaciones, sin duda el autor muestra al trama desde el inicio… no deja nada a la imaginación. Sin embargo debo admitir que la trama es atrayente, te atrapa y de tener un estomago fuerte lo leería corrido, pero prefiero hacerlo lentamente y tratar de entender la psiquis del autor. ¿No fue eso lo que me pidió?- Recordó a su paciente- Aun no encuentro la verdadera razón de sus intenciones al tomar estas terapias… Leer un libro no es algo que pueda ayudar. ¿Acaso se identifica con la historia? ¿Con el autor?

-No. Solo quiero que lo lea y trate de entender y me ayude a entender.

-Como usted pida señor Odison- dijo la psiquiatra calmadamente tomando el manuscrito nuevamente en mano, era un libro algo pesado… más de trecientas hojas.

-Explíqueme que ha entendido hasta donde lo leyó-Exigió el paciente con tono desesperado

La psiquiatra trato de verle a los ojos más el joven reusó la mirada esquivándola hacia sus diplomas pegados en la pared. Le pareció extraño su proceder, no se asemejaba al hombre que se mostraba en la televisión, ese hombre seguro de sí mismo, capaz de conquistar al mundo si se lo propusiera. Se veía cual niño perdido.

-Está claro que hablamos de incesto… Del posible inicio del síndrome de Estocolmo, la intención de rebelarse de la víctima cuando aún siente tener el control de su vida. Pero supongo que terminara cediendo… la mayoría de la gente abusada se muestra resistente en un inicio y es entonces cuando aún son llamadas victimas luego pasan a ser cómplices. El ciclo de la violencia son cadenas que no se crean en un día y tampoco se rompen de la noche a la mañana. Doy por sentado que se ha fracturado de sobre manera los límites de lo permisible y no permisible en el vínculo familiar. Me preocupa donde se dirige el agresor… también presenta un síndrome de posesión obsesiva. Claro que solo es el inicio y mi percepción… déjeme decir que esta primera parte me deja con más intrigas que aclaraciones. Veo enigmas marcados: el padre guarda muchos misterios, el otro padre no tenemos datos gratos suyos. La muerte de la madre, el nivel de sobre protección… muchas sospechas, es como si el destino confabulara para que nacieran estas anomalías familiares. Las cámaras… ¿Qué clase de padre pone cámaras dentro de la vivienda de sus hijos? ¿Contaba con seguridad privada, chofer…? No tiene sentido.

-Así que solo ha leído hasta el viaje- repuso Thor suspirando aliviado, sintiendo que el peso sobre sus hombros se le retiraban y podía elevar nuevamente al cabeza, ese día no sería mandado a la  horca.

La mujer de cabellera castaña y ojos Celestes tipo cian le miro detenidamente con cierto recelo. Cerró su libreta de apuntes

-¿Puedo preguntar?-Dijo la profesional a Thor, el cual tembló ante sus palabras y nuevamente bajaba la cabeza sintiendo.

-Este manuscrito… Tiene relación con usted…

La cara pálida de Thor delataba el miedo y la incomodidad, rápidamente la mujer se percataba de lo que ocurría y aminoro el golpe de su pregunta

-No digo que usted sea uno de los protagonistas, Usted me dijo que el autor uso su nombre y su imagen por ello planeaba demandarlo pero no tenía el valor pues al leer el libro por completo pues quedo perplejo y así dio inicio estas sesiones, sin embargo le recuerdo que esto es confidencial, lo que usted rebele aquí nadie más tiene porque saberlo.

-Solo lea el libro y dígame su interpretación- repuso Thor levantándose serio y dándole la espalda para marcharse- Regresare mañana- concluyo antes de salir de ese consultorio

La mujer miro su espalda ancha y arqueo las cejas. Otra vez la negativa. Ese hombre de gran fama era hijo único… supuso que no podía ser el Thor del cual hablaba el libro. En su familia no existían los medios hermanos, no tenía primos… era lo único que quedaba de los Odison.

Tenía media hora libre pues aun no acababa la sesión con el señor Odison. Tomo el manuscrito y comenzó a leer. Este caso le intrigaba por el grado de enfermedades mentales que presentaba… Aunque… solo era un libro, no significaba que fuera de la vida real, pero porque tanto miedo en el proceder del señor Odison. Abrió el manuscrito y leyó…

Como todo niño añoraba tener una mascota pero  papá ni Thor me dejaban tenerla, decían que destrozaría la casa. Pase varias tardes aburrido en el patio del la casa mientras Thor comenzaba sus prácticas de futbol y natación. Camine mirando las planta memorizando sus nombres científicos y allí en medio de un cumulo de hojas secas y trozos de papel encontré a tres ratitas bebes, apenas tenían pelo y abrían los ojos, chillaban llamando a la madre sin que esta respondiera, quizás algún gato la lazo, quizás solo salió, negué sabía que las ratas tenían grandes camadas, algo debió pasar supuse al ver las crías algo esqueléticas.

Vigile en todas las direcciones y rápidamente fue a mi habitación con las ratas escondidas en mis bolsillos. Realmente deseaba una mascota y a diferencia de muchos las ratas no me parecieron feas. Sus naricitas olfateaban mis manos y sus manitas apretaban las yemas de mis dedos tratando de sentir con cada uno de sus sentidos al extraño que las arrebataba de su nido y llevaba a un lugar más cálido.

Con un poco de ingenio y un guante de goma fabrique un biberón y comencé a alimentarlas con leche de vaca. Durante la mañana las guardaba abajo en el deban en cajas grandes, dentro pocillos con trozos de comida y un pomo de leche. Era fascínate ver como crecían rápidamente aun sin su mamá, por las tardes las metía a la habitación que compartía con Thor aprovechando su ausencia. Allí juagaba con ellas por horas, trataba de enseñarles nuevos trucos. Las miraba como se apegaban a mí y olfateaban nuevamente mis manos para luego comenzar a lamerlas reconociéndome como parte de su manda.

Fue muy emocionante y grato tenerlas pero una cruda realidad se manifestó con el tiempo: son proliferas.

No tarde mucho en darme cuenta que el secreto se quedaba demasiado grande para mi capacidad. Fue una tarde de abril… era cerca de las tres de la tarde, Thor no acudió a sus prácticas de futbol por los exámenes y su necesidad de subir promedios. Sentado en la habitación leía sus libros y de vez en ves me decía algunas cosas. Una duda lo embargo y se levantó a buscar un libro del estante, uno de esos que son casi olvidados. Vi su cara con expresión analítica mirando detenidamente su libro, saco otro y otro.

-¿Ocurre algo?-Pregunte desde el suelo donde terminaba mi deberes de matemáticas.

-Nada- respondió poniendo los libros en su lugar sentándose sobre su escritorio. Ese año Thor entro a un nuevo colegio de  nivel secundario y yo aun seguía en primario. Fue la época donde nos distanciamos. Donde veía a Thor evitarme sin darme explicación. De hecho pedía a gritos su propia habitación. Estuve triste por verme rechazado en un inicio, pero con mis mascotas estaba bien.

Thor alzo una pequeña bolita algo cilíndrica de su escritorio y nuevamente abrió los cajones de este y hallaba más extrañas bolitas, armaba las piezas en su mente, el rompecabezas mostraba una figura: ratas. Recordó que el jardinero se quejó un par de meses atrás de nidos de ratas en el jardín, su padre trajo a un exterminador, quizás alguna se coló en la casa.

 Giro si silla en dirección mía mirándome con esa cara seria y dudoso de preguntar, pero de todos yo era quien pasaba más tiempo en casa, algo debí ver.

-Tu…- repuso sin saber que preguntar-¿no has visto alguna rata o ratón por aquí?-Dijo esperando mi respuesta listo para llamar a Papa y que este llamara al exterminador. Las ratas tenían mala fama, pero las mías no eran como las describían los demás. Eran educadas, limpias alimentadas con comida de primera calidad y variedad.

-No. Porque preguntas hermano-Fingí inocencia

-Loki…- suspiro pesadamente mostrándome las evidencias. Seee, el detector de mentiras de Thor, ese que aun sin darme cuenta pillas mis pequeños gestos cuando miento y ahora mismo por más que me esforzaba en mentir se daba cuenta –¡RATAS!- exclamo parándole y mirándome fijamente. Su mente llegaba  a la típica conclusión de que si escondía al enemigo era porque estaba a favor del enemigo -¿Dónde está?-Pregunto comenzando a caminar en mi dirección y yo inconsciente retrocediendo. Thor estaba molesto. Thor odiaba las ratas y los bichos. Llegue a chocar contra la pared y entonces me di cuenta que no había donde escapar. Sin querer alce la mirada y descubrí la de Thor mirándome fijamente, su semblante serio había desaparecido y solo me miraba con duda y un extraño brillo que jamas había visto antes en su mirada.  De la nada bajo la cabeza hasta llegar a hundirse en mi cuello comenzando a oler mi pelo sonoramente, mientras sus manos se clavaban contra la pared apresándome para que no escapara.

Incomodidad… si se podía sentir la incomodidad. Esa posición era extraña… Solo la vi en algunas películas con los protagonistas. Extraño… un calor que comenzaba a invadirme y subía tiñendo mis mejillas de rojo.

-Thor…- Le llame y este se separó de mi asustado como despertando de un sueño o quizás una pesadilla, digo esa expresión de terror que me mostraba era preocupante. Alejándose de mí dándome la espalda tras breves minutos de silencio incomodo finalmente pregunto:

-¿Dónde están?- cual adivino me acuso de esconderlo y no se equivocaba y como buena delator lo guie al escondite de mis mascotas pues dentro mío sabía que las cosas se habían salido de control.

Jamas creí poder los ojos de Thor tan abiertos… tan aterrados como ese preciso momento ya que mis ratitas ya no eran unos bebes… eran adultos y como adultos habían hecho cosas de adultos y de tres: un amacho y dos hembras pasaron a ser 38 crías y tres padres un total de 41 ratas todas ellas encerradas en cajones según su edad.

-¡PAPA VA A MATARNOS!- Grito Thor con expresión de asco frotándose los ojos y es que aún no creía que fueran tantas ratas.

-Y…- susurre con esas vocecita fina que siempre ponía cuando trataba de minimizar las cosas o salirme con la mía- ¿Que podemos hacer?-Pregunto. Thor serio mira las ratas y sin decirme nada más acaricia mi cabellera.

-Calma, yo solucionaré esto… No hay nada que yo no haga por ti- responde cual héroe de película. De haber sabido que ese sería el inicio de una serie de eventos trágicos jamas hubiera criado esas ratas.

-Papá va a odiarme

-Papá no tiene por qué saberlo…- susurro Thor tomando mi mano y con más exactitud mi menique- esto quedara entre nosotros dos… No se lo digas a nadie ok.- Asentí con la cabeza.

Escuche el sonido del grifo abrirse y como Thor ponía a llenar unos baldes de buena profundidad con agua y de la nada coger el cajón de las ratas grandes.

Soltó la caja que al dejar caer el contenido sobre el agua mostró una nueva camada de ratitas pinki, que caían cuál bolitas rosa con la madre y comenzaban la luchar por mantenerse a flote y respirar. Podíamos ver a la madre sumergirse una y otra vez tratando de coger  a sus crías y mantenerlas en la superficie, los leves chillidos de las crías… Como muchos me puse a llorar y tratar de salvarlas más Thor me sujetaba de las manos y la cintura y me impedía meter la mano al agua.

-¡NO! ¡NO. No las mates así!-Suplicaba –¡NO SEAS CRUEL!

Sentí los brazos de Thor cubriendo mis ojos y abrazándome fuertemente contra su cuerpo

-No hay muerte piadosa… todas las muertes duelen…- susurro- Todo acabara pronto…- concluyo sin soltarme mientras las ratas de los demás cajones comenzaban  a mostrarse inquietas correteando de un lado a otro arañando las cajas cuando la rata madre finalmente callaba y dejaba de moverse.

Thor me confesó que lo más traumante no era matarlas, era ver sus caras muertas, esos ojos mirándole fijamente como si lo acusaran de ser un asesino, como si lo maldijeran al sufrimiento eterno. Más después de la primera, la segunda, la cuarta vez…uno pierde el encanto del miedo y el remordimiento y se vuelve algo automático.

-Lo hice porque tenía que hacerlo- esa fue su justificación y sentí que le robe parte de su alma y en castigo el robaría parte de la mía. Más un juramente eterno nos mantenía en silencio encadenados por la culpa, el remordimiento y el deseo de evitar enfrentar las consecuencias de nuestros actos.

No se lo digas a nadie…

Thor siempre susurraba las primeras veces con un tono vestido de culpa… luego ya no fue necesario… ambos lo sabíamos.

La psicóloga cerró el manuscrito y miro el techo de su oficina.

Claro… la lógica de la primera vez y el facto de la repetición… Era así la vida, cada cosa que aprendemos es compleja la inicio, según repetimos se vuelve fácil y después algo automático. Recordó el manual del psicópata… si, muchos aseguraban que la primera vez era la complicada, donde los nervios te engañan y la culpa se resiste a marcharse, perdura en tu alma casi para siempre, pero se adormece y gana la sensación de perfección… de repetición.

La mujer suspiro… analizaba el tiempo, lo vio como algo de mal gusto saltar de forma tan descarada del presente al pasado. Dejándote en intriga de lo que ocurría ahora mismo. ¿Estaba embarazado o no?. Porque ahora justificaba la personalidad de su agresor echándose la culpa… Matar ratas no es lo mismo que matar personas, que violar personas… en qué momento se igualan.

-Ya veo…- susurra- 12 y 14… Él era demasiado sobre protegido… la victima perfecta…- rio y negó con la cabeza.

Supuso que la maldad era parte de la naturaleza humana… nos gusta lo prohibido y lo dramático, lo que pocos se animaban a hacer… realmente estamos enfermos. Los estudios así lo demostraban.


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