Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Jaula de Cristal por ipen shidemiru

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Pues estuve ocupada...

Estos son 3 capítulos .o.

La boda de Matsumoto y Takashima fue la primera a la que realmente asistí.
El traje de Matsumoto consistió en una pieza enorme de seda bordada en oro y su velo fue hecho a mano de metales precioso a modo de corona y cadenas de flores que le cubrían el rostro.
Takashima usó un traje similar a juego con el de Matsumoto y un velo más sencillo con flores diminutas cubriendo sus ojos.
Akira, Ren y yo tuvimos la suerte de sentarnos cerca a ambas familias. No supe hasta entonces que la familia de mis padres pudo estar presente durante mi ceremonia.
Como miembros de una misma casa nosotros vestimos de los mismos colores, azul nocturno y plata, los colores predominantes en los lienzos de Matsumoto y sus colores preferidos. Sorpresa de Akira. El collar que me había dado combina perfecto.
En esta ocasión, quiénes recién contrajeron matrimonio, se tocaron lo trostros y se deshicieron de los velos antes de dar una reverencia de agradecimiento a los invitados.
Como acto inesperado, antes de entregar los velos a sus familias, Takashima y Matsumoto nos regalaron una flor de cada una a Ren, a Akira y a mí.
Akira había sido una pieza muy importante en aquella boda. Yo no lo sabía, pero la razón por la que Matsumoto dio a parar a nuestra casa resultó ser, aparte de sus talentos y pasión por enseñar artes, un atentado y conflictos de intereses del resto de sus familiares.
Las costumbres no permiten entregar a un hijo antes de cierta edad, lo que varía según el pueblo. Y, debido a los favores hechos con anterioridad, Akira tuvo que hacerse cargo y tomar las medidas necesarias para que Matsumoto llegara a salvo. Por eso le cambió sus ropas, la cortó el cabello e intentó quitarle el acento.
La ceremonia terminó.
Aun nos restaban varios días en la isla.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Nos fueron re asignadas habitaciones en las que pernoctar.
La mía, justo entre la de Ren y Akira.
A la mañana siguiente, después del desayuno, salimos con la nueva pareja a conocer lo que había dentro de los territorios de la casa.
Matsumoto no se veía muy cómodo. Takashima si. Supuse lo que sucedió pero no dije nada. Durante su preparación le hablé sobre lo que pasaría después de la boda. Le dije que la primera vez dolería bastante, quizá jamás llegaría a disfrutarlo pero con el tiempo aprendería a como evitar el dolor.
Akira había entablado amistad con toda la familia de Takashima, resultado de los días en los que Ren y yo hicimos como apoyo para Matsumoto.
Incluso en Ren noté un leve desfase. Era tímido con otros niños, no jugaba con ellos. Si, ver a niños de su edad no era usual, sin embargo, él no parecía muy interesado en ellos.
Lo dos días siguientes recorrimos un pueblo cercano y visitamos una playa que escondía hermosos arrecifes.
— El terrateniente me dijo que le diera esto.
Ren. Su vocecilla tranquila. Me entregó una piedra ovalada del color del cielo y del tamaño de la uña del dedo gordo de mi mano. Era hermosa y de mi color favorito.
Ese mismo día, por la noche, le agradecí.
— Qué bueno que te haya gustado algo tan simple. ¿Si insistiera con algo más ostentoso, aceptarías?
Me quedé perplejo sobre el pasillo en el que ambos caminamos para llegar a nuestras habitaciones.
— ¿Perdón?
— Dale las buenas noches a Ren de mí parte, descansa.
Durante su última palabra me acarició un brazo sobre la ropa y se dio la vuelta.
Yo me quedé allí un par de segundos más viendo cómo se alejaba hasta su habitación.
Tantas cosas pasaron por mi cabeza, él jamás me había hecho un regalo por más insignificante que este fuera, ¿y de un momento para otro me mandaba una piedra que resultaba ser de mi color preferido para luego preguntarme si aceptaría otro tipo de regalos? ¿Cuál era su propósito? ¿había algo de fondo? Yo no tenía nada, ni siquiera a Ren. Yo no podría inclinar una balanza ni esforzándome. Sin el poder de su casa yo no sería nada, de hecho, yo solo soy un peón.
Entré a mi habitación a llorar. Por más patético que sonase. Lloré nuevamente después de casi seis años en los que la vida no había sido tan mala conmigo. Lloré por recordar mi lastimosa situación, mi poca valía. Lo poco importante que era yo dentro de las paredes en las que viviera.
Ren entró a mi habitación por la mañana, ya estaba vestido para salir. Visitaríamos la playa una vez más antes de irnos.
— ¿Por qué sus ojos están hinchados? ¿Lloró? Creí que las personas grandes no lloraban.
Lo abracé y lo tiré a la cama junto a mí.
Me gustaba verlo. Sus ojos negros y cabello negro. Sus labios fruncidos y sus cejas inquietas. Su inocencia y pureza.
Me pregunté si en algún momento quien me dio la vida pensó en que no quería esto para mí.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Por un tiempo fui yo quien siguió con las lecciones de Ren. Le ayudaba principalmente a escribir respuestas a las cartas que Matsumoto le escribía.
Casi enseguida, Akira consiguió a otro profesor, un hombre de su misma edad, preparado y sin apariencia de saber educar niños.
Shiroyama Yuu, un hombre de clase media. Hablaba a la perfección tres idiomas y dos dialectos, con especialidad en historia y economía, una personalidad en la comunidad. Akira había logrado que tal eminencia tuviera a Ren como primer estudiante, aunque no fuera un profesor de tiempo completo como lo fue Matsumoto.
Shiroyama llegó en tiempo y forma a la primera lección. Me saludó con propiedad y pidió hablar conmigo al final de la clase.
— Perdone mi atrevimiento, pero lo que cuenta de usted son solo chismes y habladurías, es la persona más bella e inteligente que haya conocido.
— Muchas gracias por haber venido hoy, le agradecemos que haya tomado a Ren como estudiante.
Shiroyama se fue mientras sostenían una carcajada.
Esa no fue ni la única ni la última vez que cruzamos palabras con esos temas de por medio.
El paso de las conversaciones hizo desarrollar cierta confianza y con ello una clase de amistad.
Una amistad extraña, con muchas risas y miradas.
Me sentía extraño. Feliz y al mismo tiempo triste y confuso. Melancólico y culpable. No sabría muy bien como definirlo. Era un torrente de emociones que se desbordaban. Creo que comencé a sonreír más de lo usual, de felicidad y no por compromiso.
Akira lo notó.
— ¿Podrías compartir conmigo la razón de esa radiante sonrisa en tus labios?
— No podría hacerla física con palabras.
Respondí un tanto avergonzado.
— Yutaka, ¿alguna vez te planteaste volverte a casar?
— No lo haría. De hecerlo me obligarían a dejar a Ren y no podría.
— No si fuera conmigo.
— Sin ánimos de ofenderlo, ¿pero por qué se casaría conmigo?
— ¿Por qué no hacerlo? Eres el adecuado, eres perfecto.
— ¿Perfecto para qué?
Akira se tomó un momento antes de contestar. Debía de plantearse muy bien su respuesta. Sonreía de forma sería, la cicatriz sobre su mejilla se hizo más pequeña.
— Nos hemos conocido desde hace más de ocho años, en ese tiempo, ha aprendido cómo funciona está casa, sus secretos y deberes. Alguien perfecto para mí sería quién ya supiera todo eso y quien pudiera hacerme sentir la necesidad de romper reglas para estar a su lado.
— ¿Eso significa que ha quebrantado reglas anteriormente?
— Lo hice solamente en una ocasión.
 
Notas finales:

Alguien me pateó ego hace un par de días.... Pero ya había superado a!go asi, por lo que realmente le conocí la patada .o.

 

 

Chau~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).