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La Maldición de la Quimera [HunHan] por ParkWenny

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—Es el número cien de este mes –La madre angustiada cubría su boca tratando de contener el llanto –Lo peor es que él no lo sabe, no lo recuerda.

Esta era una de esas mañanas amargas donde la madre de Luhan recordaba, o era recordada, sobre la maldición que su hijo llevaba en sus hombros. 
El ambiente pesado, el cansancio notorio en ambos padres. Era la batalla de día con día.

—Tal vez deberíamos decírselo, ya no es un bebé después de todo. 
La mujer fruncé el ceño y una línea recta se forma en sus labios.

— ¿Qué acaso quieres que mi hijo piense que estamos locos?

Se sostienen la mirada, mas, no son lo suficientemente fuertes para mantenerla. Lo mismo pensaban de la familia, ¡Qué difícil punto de sus vidas!

El desarrollo de la maldición estaba complicandoles aún más las cosas. Desde hace un año exacto Luhan comenzó a tener cambios de personalidad, ligeros pero notables. Su apetito cambio. Todo empezó a tomar un nuevo rumbo.

—Tal vez no sobre la maldición, quizá sobre eso –Su mirada estaba dirigida hacia el pequeño ave que yacía sobre la mesa. Su pecho abierto, exponiendo a la vista de ambos la falta de corazón.

—No, olvidalo, no lo soportaría.

El hombre se dio por rendido. A ese paso su jardín no tendría espacio para albergar el cadáver de ningún otro animal.

Justo a tiempo el hombre colocó su taza de café en el mostrador y envolvió el ave en papel de cocina. Luhan bajaba las escaleras con una sonrisa radiante, como de costumbre todas las mañanas. 
Sus padres se las ingeniaban para poder devolver el gesto, lo hacían parecer tan real. Como si de felicidad autentica se tratase, y su familia no estuviera rota.

—Buenos días cariño –Su madre se acercó y depositó un suave beso en su frente.

—Buenos días –Tomó asiento y miró como su padre salía por la puerta trasera.

Parecía que se había vuelto costumbre, eran varias mañanas ya las que su padre primero salía al patio  y luego volvía con una sonrisa fingida.

Él lo sabía, o al menos lo presiente, sus padres algo escondían. Sin embargo, les hacía notar que no tenía la menor idea. Suponía que solo era el estrés de su madre y preocupación financiera de su padre, puesto la situación en su hogar era algo complicada.

—Mamá –Llamó su atención.

— ¿Si?

Luhan pensó en preguntar qué era lo que estaba pasando, pero una vez más prefirió no abordar el tema y solo ir directo al grano sobre lo que necesitaba.

—Hoy saldré con los chicos... Y Dilireba.

De repente su madre se quedó estática, en silencio. A estas alturas no sabía si era seguro que Luhan anduviera por ahí, solo.

— ¿A qué hora planeas volver?

—No lo sé, quizá a las tres de la madrugada –Se había reído.
Nunca se pasaba más allá de las doce media noche.

—Si llegarás más tarde solo avisa antes.

Estaba a punto de llevar una cucharada con cereal a su boca, si bien entendía o no, tenía permiso de llegar más tarde. 
Tal vez fue por el hecho de mencionar a Dilireba.

—De acuerdo.

—Solo cuídate y no hagas cosas estúpidas.

Cómo torcer el cuello de una persona en lugar del de un pájaro. 
Recoger el cuerpo de un ave era fácil y no requería de las leyes, pero una persona era bastante complicado. Y no estaba segura de poder contar con su esposo para dicho caso. 




















—No deberíamos hacerlo aquí –Luhan intentaba controlarse pero Dilireba no ayudaba –Los chicos podrían llegar en cualquier momento.

Sin embargo, a la chica le valía un comino. Y Luhan era tan fácil de manejar y poseer, lejos de asustarlo, lo excitaba. 

—No importa, de todas maneras ustedes ven pornografía todo el tiempo. ¿Cuál es la diferencia entre verlo desde una pantalla a mirarlo en vivo? –La sonrisa pícara de Dilireba era contagiosa, pero por más que Luhan lo tentara la imagen de ellos siendo observados por sus amigos, se abstuvo.

—Que tú eres mi novia, y mientras estes conmigo, solo yo puedo verte desnuda.

Fue la jugada perfecta, en dos movimientos Dilireba estaba sentada en el sillón junto a Luhan, notoriamente molesta. Y no era de esperar, su última vez de intimidad fue hace ya un tiempo. Los exámenes y demás cosas les impedían estar juntos.

Habían llegado primero a aquel rincón del edificio abandonado, el cual adecuaron para poder estar en sus momentos libres. 
En aquel entonces su grupo era grande, pero poco a poco todos fueron abriendo sus alas y moviéndose a otros horizontes.

—Damas y caballeros, el KaiSoo ha llegado –Canturreteo Luhan.

La recienmente confirmada relación hacia presencia en el edificio. Ambos con un ligero sonrojo en sus mejillas, claro que, KyungSoo se las ingenió para ocultarlo y parecer indiferente.

—Te dije que no era buena idea contarle sobre nosotros –KyungSoo se sentó sobre las piernas de JongIn, su novio.

—Lo hicieran o no, cualquiera se daria cuenta que entre ustedes había algo más que una "relación de hermanos".

Luhan hacia referencia a que, ambos crecieron y fueron criados juntos. Sus familia se conocen desde antes que nacieran. Algo que a Luhan le gustaba llamar "destino".

—Ademas, KyungSoo, gimes demasiado fuerte –Dilireba habló.

Aquello causó un ataque de risas en los dos hombres. Con la pequeña excepción de que, KyungSoo tan solo elevó una de sus cejas y cabó una foza para luego tirar el cuerpo de la novia de Luhan en él, claro, en sus pensamientos ya la había matado alrededor de unas cinco veces.

Lo que estaba a punto de decir en respuesta, podría ser el fin de la amistad entre todos, y el final de su relación.

—Bueno –KyungSoo sonrío y se levantó de las piernas de JongIn —Al menos, si yo quiero sexo JongIn me lo da. Donde quiera, cuando quiera y como yo lo quiera –Todos había guardado silencio repentinamente.

—KyungSoo –JongIn intentó tomar su mano pero KyungSoo fue más rápido y se deshizo de su agarre.

— ¿Qué? ¿Qué acaso no estabamos diciendo verdades el uno del otro?

Dilireba estaba tensa y notablemente irritada. Algo malo se avecinaba.

—KyungSoo, por favor –JongIn volvió a suplicar.

— ¿Por qué? La niña quiere jugar, incluso ya estaba divietiendose. Dejama un poco a mí.

—Ni te atrevas –Dilireba señaló a KyungSoo, era una amenaza.

— ¿O si no qué, le diras a tu otro novio que venga a callar?

Silencio, puro y cepulcral silencio. El rostro de Luhan era un poema imposible de comprender. Solo estaba ahí, mirando a sus amigos discutir sobre un "novio" más que su novia tenía.

— No es mi novio, Luhan es mi novio –Su rostro se había tornado rojo por la ira.

—Bueno, el polvo de una noche sin Luhan a tu alrededor –KyungSoo bufó.

JongIn por otro lado frotaba su cien, sus manos se pasaban por su cabello y rostro de manera constante.

— ¿Qué?

Luhan finalmente había reaccionado. Su mirada ahora estaba sobre su supuesta novia.

—Puedo explicarlo Lu-

Las palabras no había terminado de salir, Luhan caminaba a pasos amplios y sonoros hacia la puerta.

—Y por si te interesa saber, digo, para que sepas quienes son tus verdaderos amigos –KyungSoo gritaba y Luhan se detenía —Deberias intrevistar a YiFan.

—Luhan detente, al menos déjame hablar, escúchame –Desesperada se había puesto de pie para seguir a Luhan.

—Hablaremos luego, Dilireba. No quiero verte –Fue como un Fierro ardiente lo que sintió en su pecho por las frías palabras de Luhan.

Sin nada más que decir o escuchar, cerró la puerta con la fuerza que su brazo podía ejercer. 





















Las luces de tonos verdes, azules y rojos ambientaban el lugar. El fuerte sonar de la música electrónica, característica del club más famoso de Seoul, mantenían a Luhan absorto de su alrededor. El alcohol hacía un efecto ligero en su sistema, lo soportaba muy bien. Tan solo llevaba cinco tragos y se mantenía tan sobrio como cuando recién había llegado.

Había llegado al club no buscando divertirse, estaba aquí para enfrentar al causante de toda su ira. Wu YiFan, mejor conocido como Kris. El bartender del local. Para su mala suerte estaba de vacaciones, así que no tuvo más opción que sentarse y beber, observar a su alrededor y sentir como su ira parecía convertirse en llamas que brotaban y recorrían sus venas.

Pero poco después, olvidó el motivo por el cuál estaba molesto. Lo único que recordaba es sentirse molesto por alguna razón, y de repente muchas ganas de desquitar su ira contra algo o alguien.

Quizá el hombre alto y apuesto que estaba del otro lado de la barra sería un excelente sacó de boxeo. Pero desistió de su idea, tan pronto lo analizó detenidamente.

Un apetito sexual, hasta el momento desconocido para él, le tomó por sorpresa. Aquel hombre le parecía condenamente atractivo, a tal punto de su mente comenzar a fantasear. Su entre pierna había comenzado a doler.

Un último trago, para tomar confianza, respiro profundo y comenzó su caminar hacia el rubio.

—Supongo que eres nuevo por aquí.

El hombre estaba distraído, al escuchar a Luhan hablar volteo. 
Luhan casi se queda sin aliento, de cerca era mucho más atractivo.

El perfume del más alto invadió sus fosas nasales, le provocó un escalofrío que disfrutó hasta el último espasmo. 
Sus ojos eran oscuros, pero el reflejo de las luces en ellos era extraordinario. Eran como los de un gato, igual de brillosos.

—Tal vez –Respondió. 
No queriendo prestar mucha atención a Luhan, pero tampoco queriendo ser muy descortés.

Su voz era gruesa, demasiado masculina. Algo que a Luhan fascinó.

—Soy Luhan.

—Sehun.

Quizá no era mala idea aceptar la compañía del extraño. Después de todo, iba a estar solo el resto de la noche, puesto que su novia y prometida tenía algún motivo importante para plantarlo. Algo que, de cierto modo, le alegraba.

Su relación no era algo auténtico. Era algo forzado a raíz de la conveniencia de ambos. Pero tampoco podía negar que su novia le atraía, pero se estaba cansando. Las mujeres no eran del todo su fuerte.

—Dos tragos más –Luhan pidió.

—No te preocupes por mí.

—Anda, acepta, no soy de regalar nada muy a menudo.

Entre risas Sehun asintió, aceptando el líquido contenido en el pequeño vaso de cristal.

El tiempo parecía volar, Luhan no había consumido más después de aquel trago compartido. Por otro lado, Sehun parecía sufrir los efectos del alcohol.

Recostado a la barra, con su rostro siendo sostenido por su mano, Sehun miraba a Luhan detenidamente. Por un carajo, el más bajo estaba ardiente, no lo podía negar.

Por su parte, Luhan estaba esparramado en su silla, de frente, mirando a Sehun con una sonrisa coqueta. Lucía más interesante al jugar con el frasco en sus manos, el inaudible tintinear del hielo. 
Era una tensión exquisita.

Fue Luhan, una vez más, el que tomó la iniciativa. Colocó su vaso en la barra, tiro unos cuantos billetes y luego se dirigió a Sehun. El cual se incorporó sorprendido.

Luhan lo tomó del brazo, obligándolo a bajar de la silla. Entre pasos torpes Sehun seguía al más bajo.

— ¿Qué haces? ¿Dónde vamos? –Sehun se sentía somnoliento pero con demasiada adrenalina corriendo en su cuerpo.

—A terminar bien la noches. 














Entre empujones y besos desenfrenados, lograron entrar a la habitación. Sehun estaba sorprendido de sí mismo, y de Luhan. El pequeño prácticamente lo estaba devorando vivo. No sentía aquella adrenalina y fervientemente deseo desde hace mucho tiempo.

Ahorcadas Sehun llevo a Luhan a la cama, una vez en ella se deshicieron de toda prenda que se interponía entre sus pieles. 
Luhan demasiado desesperado mordia el cuello de Sehun y rasguñaba su espalda.

Cómo si no hubiese tiempo, ni hubo preparación alguna, Luhan invirtió posiciones. Logrando tener el control, tomó el miembro de Sehun y lo llevó a su entrada.

Ambos maldiciendo en voz alta, uno por el dolor y el otro por la sensación. Por más doloroso que Luhan sintiera todo, lo disfrutaba. Incluso le excitaba más.

El vaivén era placentero. Luhan incrustaba sus uñas en el pecho de Sehun constantemente, al punto de sacar diminutas gotas de sangre.

El dolor era soportable para Sehun, pero devolvía el favor al morder el blanco pecho de Luhan.

Bastaron unos cuantos movimientos para que ambos acabaran. 
Sin embargo, Sehun se dedicó a besar y tocar a Luhan. El más bajo por su parte se dejaba hacer, hasta disfrutaba de los mismos que el alto le estaba brindando. Sin darse cuenta ambos habían caído completamente dormidos. 
















El dolor en su espalda baja era horrible, su cabeza dolía y la luz que entraba por la ventana no ayudaba. Se sentía desorientado. Analizando con más detención, se dio cuenta que no estaba en su habitación.

Su reacción fue justa, se incorporó asustado. Casi callendo de la cama al voltear y mirar a su lado la cabellera rubia de un hombre.

Si aquello era un sueño, quería despertar ya, rápido.

El bulto a su lado comenzaba a moverse, Luhan se las arregló para salir de la cama, rejuntar su ropa y colocársela.

— ¿Te vas? 
El hombre en la cama había despertado, Luhan estaba nervioso. Se mantenía de espaldas y así evitar contacto visual.

Pero tan pronto estuvo listo, el hombre estaba detrás de él.

—Mira –Luhan estaba más rojo que un tomate –No tengo idea de cómo llegué aquí. No sé quién eres, por favor no te acerques.

Sehun estaba confundido. Pero al ver que Luhan comenzaba a alterarse retrocedió. 
En cuestión de segundos Luhan había salido de la habitación, Sehun continuaba confundido. Pero no pudo evitar reírse, seguro estaba muy apenado como para sostener una conversación. Seguro no estaba listo para salir del clóset. 




























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