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Efímero por Scheidl

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5. Correr.

—¡Vamos Hiro! ¡Puedo escuchar tus lamentos de dolor desde aquí!

—Esto es por cobrarte la tarea, ¿verdad? —bufado, detuvo sus pasos y apoyó ambas manos sobre sus rodillas. Trató de respirar para enfriar su interior, su respiración agitada hablaba más por él, y luego miró a su mal novio que estaba a unos metros lejos de él.

Miguel estaba tan rebozante como la energía del sol.

Y él, estaba que sufría un paro cardíaco ahora mismo.

—¡Vamos a Hiro!

—¿Es por cobrarte la tarea?

—Puede ser —encogió los hombros sin darle mucha importancia, luego se volteó, todavía trotando un poco hacia su novio, Hiro bebía del agua que habían comprado con anterioridad —de veras que tiene muy pésima condición física —habló, inclinando la cabeza para verlo mejor.

Éste le miró molesto, Miguel sonrió presumiendo inocencia, no, definitivamente esta no era una venganza por destrozarle sus últimos ahorros en una tarea para salvar el semestre.

Miguel volvió a trotar de nuevo, luego giró en sus propios talones de nuevo a la pista. Hiro se lamentó en silencio, intentando recuperar el aliento.

—¡Vamos gordito!

—¿Cómo me dijiste?

—¡Gordito! —volvió a tentar al mayor.

Hiro miró la botella de agua que estaba en su mano, y de pronto, ésta ya no estaba e iba a una dirección con precisión; la nuca de Miguel.

—¿Disculpa? —preguntó desde arriba, puesto que ahora Miguel ya estaba en el suelo y todavía con las expresiones adoloridas por la caída, quizá lamentándose de haber retado al diablo.

—Miguel.

—...Dolió.

Ahora Hiro se preocupó, esperaba no haber vuelto una simple botella de agua en un arma totalmente letal.

6. Gafas.

—¡Tú tienes la culpa de ésto! —apuntó con cierta molestia a la computadora sobre su escritorio.

Y luego pasó a los lentes que estaban posados inocentemente en el medio de la cama. Hiro sintió que éstos lo estaban observando, juzgándole por su descuido, por su manera tan tranquila de tomarse su salud.

Los agarró con total desconfianza, todavía recordando el discurso de la tía Cass golpeándole sobre cuidarse mejor la vista. Los volteó, girando entre sus manos con una expresión neutra.

Bueno, quizá no se vería mal, quizá se vería hasta más inteligente e incluso atractivo.

Sus ojos se vieron vestidos con el vidrio de aumento y encapsulados por el marco de color negro, se miró al espejo de frente con cierta duda, mordiendo sus propios labios.

Quizá debía hablar con Honey Lemon de ésto para pedirle algunos consejos, llevó sus manos a la orilla de plástico, dispuesto a retirárselos por el momento.

—¿Hiro? —preguntó el moreno una vez entro a la habitación, viéndole arrostrando el espejo y con algo sobre sus ojos.

El morocho volteó todavía sosteniendo a los dedos por el marco con una expresión algo asustada. No esperaba que su novio apareciera tan pronto.

Miguel lo miró, parpadeando una o dos veces.

—¿Qué tal me veo? —preguntó a su novio, nervioso, puso ambas manos detrás de la espalda y lo observó, esperando su aprobación.

Miguel no pudo responder hasta que su cerebro le gritó que dijera algo, y de preferencia fuera positivo.

—Te ves...—tardó en procesar, en dar una respuesta inteligente —como un nerd.

Recibió un portazo en la cara. Miguel sólo estaba sonrojado, y pintado hasta las orejas.

Mames, que se veía lindo.

7. Sal.

—¿Me pasas la sal? —preguntó de forma suave, mientras estiraba la mano hacia la persona de un costado.

Le hacía falta un poco de condimento para incrementar el sabor. Y Hiro, sin decir más, se la depositó en su mano, Miguel lo aceptó alegre hasta notar de su propio error, pero había sido demasiado tarde para retractarse, quedó congelado, mirándole con una expresión toda adolorida.

—¡Te pasas! —exclamó, poniendo un puñado de sal en su mano izquierda después.

—¿Me pasó? —a Hiro todavía le costaba entender el lenguaje coloquial de Miguel hacia él, sorbió un poco de la sopa y le miró todavía esperando a que éste le explicará mejor.

—¡Sí, lo haces!

—¡Ahora lanzame la sal sobre el hombro!

Está bien, Hiro estaba muy confundido, nada más miro a su novio como si fuese una especie de fenómeno.

Porqué en ese momento eso era mientras le tendía el puñado de sal, Hiro vio los granitos de su blanco y luego al mexicano frente a él.

—¡Lánzalos!

Y sin más, obedeció, pero esta vez la perfecta puntería de Hiro decidió fallar, ya que éstos pequeños granos fueron a parar directo a su cara. Miguel se cubrió el rostro de inmediato al sentir la quemazó meterse tanto en su nariz, como en sus ojos , jadeando de dolor al tener la sensación de ardor de la sal.

—¡Hiro te dije a mi hombro, no a mi cara!

—¡Tú dijiste que te la lanzará!

—¡Pasar la sal es de mala suerte! —exclamó, apuntando el salero con cierto resentimiento, mientras todavía se tallaba el ojo.

Ahora no quería ver cuánto desorden vendría en su vida.

8. Cocina.

—¿Dónde sería tu lugar favorito para tener sexo?

La pluma rasgó de nuevo su tarea, ensuciándole y Hiro se lamentó por aquello, ahí iba su muy inmaculado progreso en álgebra avanzada. El rechinar de la cama de atrás le avisaba que Miguel se había sentado mejor sobre la cama. El japonés giró con lentitud, poniendo sus manos juntas para pensarlo mejor.

—¿Mi lugar favorito para tener sexo? —se aseguró de haber escuchado mejor.

—Sí, quiero saber.

—Nunca me lo había pensado...—encogió los hombros —, Creo que dónde sea está bien, mientras se sienta genial —oh, Hiro se quería cachetear de lo cursi que se escuchó aquello.

Luego pensó en la ironía, hace unos instantes pensaba en problemas avanzados y ahora estaba pensando en dónde sería un lugar cómodo para tener sexo, Miguel estaba en silencio, ansioso por saber la respuesta.

Lo pensó, lo pensó, y lo pensó un poco más.

—La cocina.

—¿La cocina?

—Sí —habló, e hizo unos pocos ademanes de la mano para darle un poco de seriedad —, no lo sé, imagina la adrenalina de hacerlo mientras la señora Elena prepara tamales. Creo que sería interesante.

Miguel tuvo un escalofrío, y sólo pensó en los gustos extraños que tenía su novio.

Hiro regresó a tratar de reparar su tarea.

Notas finales:

¡Gracias por leer hasta aquí!

¡Y con esto finaliza esta mini serie de drabbles!

Como podrán notar fueron un regalo chiquito, situaciones randoms de la OTP, sin tener mucha coherencia tiene el estilo de Hiro & Miguel porqué me enamoré de verlos actuar tan torpes e inmaduros.

Espero que lo hayan disfrutado


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