Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Saliendo del clóset por Daymin VIP

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Saliendo del clóset.

"El clóset de mis compañeros"

 

Seung Hyun bebió un largo trago de su amargo café, observando a las personas ir y venir, justo frente a él, alistándolo todo para más tarde.

—Todo es un desastre, ¿cierto? —Comentó distraídamente Kang, haciendo sonar los cubiertos sobre su platillo.

—Es una pérdida de tiempo e ingresos. —Se sinceró, bebiendo más café.

—Este mes se pasó más allá de la meta de ventas, yo creo que sí hay razón para hacer una fiesta.

Seung Hyun rodó los ojos.

—Todo ese dinero que se ganó será gastado en algo tan ridículo como una fiesta.

—Sólo admite que te molesta que tener a Lee Seung Hyun como portada es lo mejor que le ha pasado a esta empresa. —Argumentó riendo después. Seung vio sus pequeños ojos estrecharse aún más.

—Ese chico ha traído tantos problemas, ni siquiera debieron permitirle ser la imagen principal, no lo merece. —Terminó, indignado por la verdad pronunciada por su amigo.

Por supuesto que le molestaba que todo aquel alboroto se hiciera por un niño mimado que había dado más dolores de cabeza que wones.

— ¿Y quién es el ser merecedor de aparecer en nuestra revista, oh gran sabio de las ventas? —El asistente Choi resopló exasperado, sin poder ocultar por completo su diversión. —Ni siquiera lo digas.

— ¿Decir qué?

—Su nombre. —Las cejas de Seung se arrugaron levemente sin comprender. —Ji Yong. Es obvio que para ti es el modelo perfecto.

—Él ni siquiera es modelo. —Se defendió, rogando que el calor vergonzoso no llegara a su rostro.

—Y tú ni siquiera lo negaste. —Volvió a reír Kang.

—Cierra la boca.

Y el secretario Kang sólo sonrió nuevamente.

— ¿Vendrás a fiesta? —Seung negó de inmediato.

— ¿Y tener que brindar en nombre de ese sujeto? Ni loco.

Daesung sólo le miró más sonriente que nunca, extrañamente más feliz de lo normal –si era eso posible-, le daba la impresión de que se reía de un chiste que todos conocían, menos él.

Seung Hyun no lo admitiría, pero se sentía ansioso ante la idea de repetir la horrible experiencia de ser llamado “maricón” frente a toda la empresa. Había avanzado bastante desde aquella vez, pero no le gustaba ser la burla de nadie ni el centro de atención, y mucho menos que su sexualidad participara.

Esa noche se vestiría cómodamente y bebería un par de copas de vino, o un poco más, ya lo sabría durante la marcha.

Pero la vida no solía ir conforme los planes de Seung Hyun, a decir verdad, nada iba como él quería, nunca.

Por esa razón se encontraba bajo el dilema más vergonzoso de su vida, abriendo las puertas de su gran armario a los pequeños e inocentes ojos de Kang Daesung.

—Sabes, cuando tu mensaje decía “emergencia” esperaba encontrarte en el baño con el cuello roto o algo parecido.

— ¿Cómo podría escribir un mensaje con el cuello roto?

—Cómo sea, ¿Por qué me hablaste a mí? ¿Has visto mi estilo? No es nada atractivo, arruinaré lo que sea que quieras que haga por ti.

Eran cerca de las seis de la tarde cuando Seung Hyun recibió una llamada por parte de Ji Yong, había estado tan nervioso e inexperto que terminó aceptando ir al festejo de la empresa, lanzando sus planes de pijama y vino por la ventana.

En un arranque de pánico al no saber qué hacer o como vestir había escrito un mensaje a Kang, lo cual había sido una pésima idea, pero tampoco tenía otro amigo tan íntimo.

— ¿De qué han servido todos estos años en una empresa de modelaje?— Murmuró exhausto, después de recorrer todas las prendas de su clóset. Daesung simplemente negó, igual de perdido que él, simplemente no eran hombres de moda. —Tal vez debería inventar algo y no ir.

—Seung…—Había sonado como un regaño. —Estoy de acuerdo en que ninguno de los dos sabe algo sobre moda o estilo, pero vestimos a diario y parece que hacemos un buen trabajo. No necesitas ser extravagante, Ji Yong está flechado por ti, aún si vistes horrible o no.

—Él no está flechado por mí. —No quería recordar su imposibilidad de relación, al menos hasta que arreglara su vida.

—Él cree que eres guapo.

— ¿Lo cree? ¿Te lo ha dicho? —Toda su atención dejó a un lado las prendas, para centrarse en su amigo sentado en su cama de manera despreocupada.

Debía admitir que desde la revelación de su secreto a Dae, su amistad había dejado de estar estancada entre formalidades idiotas que él sólo formaba, y le gustaba, estaba feliz de poder ser él mismo con un amigo.

—No, no me lo dijo, pero no necesito escucharlo, toda la empresa cree que lo eres, menos yo, por supuesto, yo puedo ver el hombre horrible que eres. —Comentó con desdén fingido, agitando su mano despreocupadamente. —Con esos ojos grandes, esos labios rojizos y ese cuerpo ancho y duro. Eres horrendo.

—Para ser un chica.

—Exacto.

Ambos rieron. De algún modo las palabras sin sentido de Daesung habían calmado sus nervios.

—Tienes razón, Ji Yong odiaría que fuera falso con él. Supongo que sólo debo usar cualquier cosa.

—Tampoco puedes usar pijama, Choi.

El susodicho rodó los ojos, sacando un conjunto elegante que vestía fácilmente en eventos especiales, sin querer aceptar que Ji Yong sí estaba flechado por él.

Cuando aparcó el automóvil en el estacionamiento de la empresa, el sol se había marchado, dando paso a las primeras estrellas en el cielo. Por fuera, el edificio no parecía más que un gran bloque gris, pero sabía que por dentro debió ser adornado de manera exuberante.

Daesung fue el primero en bajar del automóvil, quien había dicho que llevar su propio automóvil era innecesario, golpeando la ventanilla para que el más alto bajara pronto.

Juntos se encaminaron al elevador, topándose con varios compañeros, con quienes intercambiaron saludos amables y la charla reglamentaria y, aunque intentó no hacer caso, Seung Hyun pudo darse cuenta de la mirada insistente de los demás sobre él.

— ¿Crees qué Jung He esté por aquí? —Preguntó Dae, mientras caminaban por el largo pasillo que daba directo al salón de ceremonias, ese mismo que había cruzado meses atrás hecho una furia y con el ego herido debido a la mujer que mencionó su amigo.

—Supongo, ella trabaja aquí.

—Eso ya lo sé. —Obvió. —Sólo que desde la fiesta pasada…ya sabes, ella y tú…

—Fue grosera y maleducada, si está por aquí no la quiero ver.

Sabía que en parte le debía su avanece a ese mujer desconsiderada, pero no lo admitiría, no tras convertirse en la comidilla de toda la empresa.

El gran salón derrochaba elegancia, había sido adornado por los mejores, con las mejores cosas, al igual que todos los asistentes, vistiendo ropas caras de temporada. El mundo de la moda era siempre brillante.

Algunos metros lejos de ellos, Young Bae elevó una mano a forma de saludo, así que pronto se acercaron a él.

—Temía que no vinieran, estaba dispuesto a quedarme sólo diez minutos más. —Anunció, estrechando sus manos con amabilidad.

— ¿Tan aburrido está? —Preguntó Daesung.

—No lo sé, aún no comienza realmente, la estrella del momento no ha llegado. —Dijo con énfasis molesto, señalando su alrededor.

Entonces Seung Hyun se dio cuenta, por todo el salón colgaban grandes espectaculares con el molesto rostro de Lee Seung Hyun, la cara de la empresa que les había hecho ganas tanto dinero.

Ese mocoso malcriado para quien era la fiesta.

— ¿Entonces cuál es el problema, secretario Dong? —Siguió Dae, viendo la tranquilidad del ambiente.

La música era clásica, tocada por un par de músicos en una esquina del salón, y en el centro las personas se separaban en grupos a charlar, comiendo algunos bocadillos y bebiendo algunas copas. Nada fuera del protocolo de una celebración formal.

—Ese es el problema. —Señaló con horror.

Seung Hyun, demasiado perdido de la conversación, siguió su expresión hasta caer al pequeño escenario del lugar, dándose cuenta por primera vez de que estaba ahí.

Una ronda de aplausos llenó el lugar y los altos parlantes sonaron con aquella característica burlesca voz.

—Buenas noches, amigos míos.

Lee Seung Hyun había aparecido del brazo de ambos dueños de la empresa, vistiendo un largo abrigo esponjoso y vistoso de colores brillantes, luciendo anteojos oscuros y balanceando una copa de licor.

—Me alegra tanto que estén aquí, en esta fiesta que es para mí. —Levantó su copa al aire con arrogancia, llenando el ambiente de júbilo. —Sé que algunos no me consideraban adecuado para ser la imagen de la empresa, los entiendo, y los perdono. —Seung Hyun sintió algo amargo en su garganta. —Me doy las gracias por todas las ganancias, soy simplemente magnifico. Así que denme las gracias también.

Y tras su discurso de auto-halagos, arrojó su copa al suelo haciéndola añicos, para después deshacerse de su gran abrigo, dejando a la vista no más que un apretado pantalón de piel negro aferrado a sus piernas, con su torso completamente desnudo, siendo adornado por joyería brillante en su cuello.

La mayoría de los presentes explotaron en aplausos.

Lee Seung Hyun era bello, por supuesto que sí, pero era egocéntrico y molesto.

— ¿Sigue tras de ti? —Escuchó Seung decir a Daesung, estuvo a punto de decir que no, hasta que vio que la pregunta era para el secretario Dong, quien asintió con terror.

—Es tan…insistente, me asusta.

Seung Hyun no pudo evitar reír, pensando que Young Bae parecía un pequeño ratón siendo cazado por un gran felino.

— ¿Sabe si Ji Yong vendrá? —Se atrevió a preguntar.

—Hace una hora me dijo que venía para acá, seguro sigue en casa arreglándose, es tan aprensivo con su imagen.

—Eso es porque soy demasiado bello y no puedo lucir cualquier cosa. —Dijo una conocida voz a espaldas de Seung.

Pronto se giró para encontrarse con Ji Yong, luciendo un extravagante traje de color naranja. Brillaba tanto y era tan inusual que Seung Hyun sintió sus piernas temblar.

Ji Yong era precioso, sin importar que vistiera.

—Ji Yong…

—Hola, asistente Choi. —Una pequeña sonrisa surcó sus esponjosos labios cuando le hizo sonrojar. —Lamento la demora, el estacionamiento está a reventar, hay demasiadas personas.

—La prensa está aquí. —Afirmó Bae. —Quieren hacerlo en grande.

—Ha sido un gran mes para la revista. —Todos asintieron ante el comentario de Ji Yong, no podían negar lo innegable.

—Espero que compren café de mejor calidad con tanto dinero que ganaron. —Murmuró Daesung, alcanzando un par de copas para todos.

La charla se hizo amena y trivial, no había mucho sobre que conversar en un lugar como ese. La música seguía sonando y había un par de parejas bailando, risas por ahí y por allá, meseros ofreciendo bocadillos y más copas. Lo común.

—Me alegra que vinieras. —Le dijo Ji Yong, aprovechando que Daesung y Young Bae se encontraban en una amena charla sobre lo horrible que era trabajar para el fotógrafo de la revista.

—No podía perderme el gran ascenso de esa bestia. —Señaló al delgado muchacho, notablemente ebrio a mitad de la pista, balanceando sus joyas de un lado a otro.

Ji Yong rio, mirando con atención al modelo estrella.

—Es joven, su carrera es corta, debe aprovechar.

—Es un maleducado.

—Lo es. —Sonrió, chocando sus copas. —Pero de cierta forma me agrada, ¿sabes? Es tan joven y con tanta energía, creo que estoy celoso, desearía tener ese rostro.

Seung Hyun negó tan deprisa que derramó un par de gotas de vino sobre la alfombra.

—Lee Seung Hyun vendería su alma al diablo para tener tu rostro, asistente Kwon.

Ji Yong se estremeció en un adorable sonrojo, sin poder decir algo más que un pequeño “gracias”.

Desde su confesión, Seung Hyun se aseguraba de dejarle en claro al otro que seguía tras él. Era probable que no fuera el momento adecuado para comenzar una relación, pero no permitiría que el menor olvidara que estaba mejorando para estar con él. El siguiente paso en el que había pensado había sido una cita, algo como amigos por su puesto, por el momento.

La cercanía del momento le hizo pensar que era el momento adecuado para preguntar, pero Ji Yong habló antes.

— ¿Ese es Dong? —Pronto comenzó a reír.

Seung Hyun giró en aquella dirección, tan sólo para asentir anonadado. En medio de la pista Lee Seung Hyun balanceaba su cuerpo de manera sensual con la nueva música, siendo animado por algunos otros, sólo que ya no lo hacía solo. Pegado a él se encontraba el secretario Dong Young Bae, luciendo de lo más feliz.

—Creo que está ebrio.

—Daesung parece estarlo también. —Dijo, señalando al susodicho cerca de la pista, aplaudiendo y animando a su amigo como los demás.

—Son pésimos con el alcohol.

— ¿Eres bueno? —La preguntó hizo que Seung Hyun alzara su pecho con orgullo.

—Beber es un arte y yo soy el artista.

Ji Yong pronto comenzó a reír con fuerza, apoyando su rostro en su hombro, agitando el corazón de Seung.

—De ser así, señor artista, ¿le importaría acompañarme en esta pieza?

Ji Yong extendió su mano hacia él, claramente invitándole a bailar, consiguiendo ponerle tan nervioso que balbuceó un par de veces.

—N-No sé bailar, soy terriblemente malo.

— ¿Y? No se trata de saber, asistente Choi, se trata de con quien se baila.

Cuando Seung Hyun siguió al joven hombre vestido de naranja, supo que el alcohol también había hecho estragos en él, pero se sentía tan abrumado por la mano de Ji Yong sujetando la suya, guiándolo entre la pista llena de personas, que no se atrevió a retractarse.

Seung Hyun no había mentido cuando dijo ser un mal bailarían, su cuerpo rígido y sus movimientos torpes eran la prueba de ello, pero Ji Yong ni siquiera parecía interesado en esos detalles. Él parecía feliz, sonriendo sin parar, acoplándose al nervioso cuerpo de Seung, pasando un buen rato.

Había visto tantas películas de Hollywood como para saber que estaba siendo protagonista de una clásica escena cliché, una que terminaba en un beso. Estaba ansioso.

No le importaba que todos vieran, realmente necesitaba besar ese par de labios esponjosos y rojizos.

Pero no pudo pensar más, pues fue jalado fuertemente lejos de Ji Yong, dándose cuenta de que realmente estaba algo mareado por el alcohol y el movimiento del baile.

Ahora se encontraba siendo sujetado por Lee Seung Hyun, y cuando este pegó su cuerpo sudado y semidesnudo a él se sintió alarmado. Quiso retroceder, pero el modelo no se lo permitió.

Estaba en el centro del huracán, una vez más.

Buscó alarmado a Ji Yong, quien se encontraba a no más de dos metros de él, aplaudiendo como el resto. Seung se sintió aliviado al verle aún sonriente.

Todo estaba bien, estaba pasando un buen rato con sus compañeros de trabajo, no había de que preocuparse. El hombre que le gusta estaba cerca, disfrutando el espectáculo, y eso era lo que realmente le importaba. Esperaría a que Lee terminara su estúpido show y regresaría junto a Ji Yong, lo tomaría entre sus brazos y le besaría sí o sí.

Seung Hyun tuvo un beso esa noche, pero no del hombre indicado.

Todos los asistentes cercanos dieron un fuerte jadeo al ver la escena. Lee Seung Hyun, el hombre caliente del momento, había juntado sus labios con los de Choi Seung Hyun, el asistente estrella quien, se sospechaba, era gay.

Seung Hyun sintió el alcohol bajar a sus pies cuando pudo arrojar lejos al otro, completamente furioso al verle sólo reír, darle un guiñó y marcharse lejos sobre Young Bae.

Se quedó de pie, inmóvil, siendo el centro de todos los presentes, la música ya no llegaba a sus oídos, y apenas fue consciente cuando Ji Yong le tocó el hombro con cuidado.

—Seung, está bien, tranquilo.

Tras las dulces palabras preocupadas del otro se dio cuenta de que temblaba. Estaba furioso.

—Les dije que era un maricón.

Sí, Park Jung He estaba ahí, igual de ebria que la vez anterior.

Hubo una gran conmoción, acompañada de risas y de miradas alarmadas por los que eran cercanos a Seung Hyun y comprendían la situación.

—Seung…

Seung Hyun escuchó la voz de Ji Yong, sintió su agarre firme, pero no pudo guardar lo que ardía en su interior.

—Sí, así es, soy un maldito marica. —Tajó con fuerza, logrando ser escuchado por los que presenciaban la escena. — ¿Alguien tiene algún problema, además de ésta perra ebria?

—Ya basta. —Le detuvo Ji Yong, siendo apartado rápidamente.

— ¿Ya basta? ¿Ya basta de qué? Todos ustedes sólo se burlan a mis espaldas, apostando sobre a quién llevo a mi cama, ¿alguien quiere apostar esta vez?

Todos los presentes escuchaban en absoluto silencio, no había más burlas o palabras despectivas.

—Eso creí. —Rio, siendo no más que una mueca ácida.

Pronto se abrió paso entre los demás, sintiendo la mirada fija en su nuca, arrepintiéndose con cada paso que daba, pero no había mucho que hacer ya.

Tuvo la extraña sensación de haber vivido eso antes, caminando por el largo pasillo en dirección contraria al resto, sintiendo algo pesado en su pecho que le impedía respirar, sintiéndose miserable, siendo insuficiente.

Al llegar al estacionamiento pensó en Ji Yong y no pudo suprimir mucho el temblor de sus manos y las lágrimas que se acumulaban en sus ojos.

Lo había jodido, había lanzado por la borda toda posibilidad de estar con Kwon. Estaría solo el resto de su vida.

—Joder…—Murmuró, sin poder sujetar adecuadamente las llaves de su auto, hasta que estás resbalaron de su mano.

Se desplomó a un lado de ellas, impotente y furioso. Era un desastre. Sólo quería llegar a casa y no salir nunca más, no quería pensar en nada, no quería pensar en Ji Yong.

— ¿Seung, estás bien? —No quería pensar en él, pero ahí estaba, arrodillado a su lado, ensuciando su pulcro traje.

—Ji…yo…sí, lo siento, sólo…—No era capaz de formular algo coherente, aun así se puso de pie, logrando abrir su automóvil, no quería ser visto de esa forma.

No por Ji Yong.

—No puedes conducir así.

—Sí, sí puedo. Lo siento, sólo…sólo vete. —Comentó, juntando sus pocos ánimos, sin atreverse a ver al otro.

—Ey, ey, ey…. —Dijo, quitándole las llaves antes de que pudiera encender el auto, aún con la puerta abierta. —Seung, mírame. —Éste miró al frente, renuente. —Seung…está bien, está bien lo que sea que pasó, ¿sí?

— ¿Bien? ¡Joder, Ji Yong! Lo arruiné, arruiné todo.

—No arruinaste nada, nada está arruinado, les dijiste justo lo que se merecían todas esas arpías, se lo buscaron.

—No hablo de eso.

— ¿Entonces sobre qué?

Seung Hyun finalmente salió del auto al no tener las llaves, quedándose frente a Ji Yong, pensando que no había forma de arruinarlo más, que más daba si decía algo más.

—Arruiné esto, lo que…teníamos, tú y yo. —Ji Yong guardó silencio más tiempo del que podía soportar. —Pero entiendo, sólo necesito estar solo, ¿puedes darme las llaves?

Ji Yong miró sus ojos, tan seriamente y con tanta devoción que sintió estar desnudo.

Y Ji Yong se acercó y le dio algo, pero no fueron las llaves, sino un beso.

Un beso muy diferente a los que se habían dado en el bar, lejos de ser caliente y rápido, éste era lento y dulce, con cuidado, como si de hacer algo incorrecto el momento se fuera a romper y se desaparecería entre sus manos.

—Ji…—Suspiró, cuando éste se alejó, luciendo sonrojado y tímido.

—No está arruinado, no hay nada arruinado, así que…—El nerviosismo era evidente. —Por favor…no te des por vencido.

Algo en el centro de su pecho vibró, algo caliente y agradable.

—No lo haré.

Ji Yong volvió a sonreír.

—Quieres… ¿quieres ir a cenar? —Murmuró, intentando lucir tranquilo.

Seung Hyun rio, contagiado de la pureza de Kwon.

—Me encantaría. —Asintió.

Nunca entendería como hacía Ji Yong para adelantarse a él, consiguiendo el beso y la cita por su cuenta.

Notas finales:

Gracias por leer. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).