El calor era agobiante, demoledor, abrió los ojos y de inmediato tuvo que cerrarlos; los rayos del sol era demasiado intensos. Debía levantarse y encontrar un refugio pero no tenía fuerza para hacerlo.
—Spock... —su voz se disolvió en aquel aire caliente que lo torturaba. Entonces lo recordó, y reuniendo toda su fuerza de voluntad se incorporó, lentamente abrió los ojos de manera que éstos se acostumbraran a luz. Lo que vio provocó que su cabeza doliera aún más, grandes llanuras deserticas se extendían más allá de su visión; estaba en las afueras de ShiKhar* cuando debía estar en la enterprise, <<¿Qué demonios está pasando aquí?>> —pensó Jim bastante confuso— <<Espera... ¿Cómo sé que estoy en las afueras de ShiKhar? , yo nunca estuve ahí. No importa debo refugiarme de este sol infernal>>.
Trató de avanzar pero un fuerte dolor en el abdomen lo hizo caer de rodillas, instintivamente se llevó la mano a la zona de donde provenía el dolor; sangre, sangre de color esmeralda cubrió sus manos en segundos. Su mente se volvió un caos, la culpa, el dolor, y el miedo fluían sin parar. Jim deseó la muerte. Repentinamente el desierto se transformó en una cueva débilmente iluminada, y se vio a si mismo en el suelo recostado contra la pared.
—Sutteiren...
—¿Qué haces aquí? ¡Fuera de mi mente!
Jim despertó, y de inmediato miró sus manos, suspiró aliviado al ver qué no tenían sangre ni roja ni verde. <<Vaya sueño>>, pensó con cierto humor hasta que una necesidad se adueñó completamente de él.
Spock... Spock... Spock... Spock... Spock... Spock... Spock... Spock... Spock... Spock..
Spock...
Pronto la impaciencia con que lo esperaba se había convertido en desesperación. Algo en su mente, llamaba a su primer oficial con una necesidad completamente desesperada, lo anhelaba de un modo que no podía dominar ni comprender, como algo contra lo que no se puede luchar; como una tormenta. De alguna manera instintiva sabía que Spock podía aliviar el dolor sordo y lento que atenazaba su mente, disolver el caos.
—¿Dónde está Spock? —preguntó, incorporándose un poco para apoyarse en el cabecero de la biocama— lo estoy llamando, ¿por qué no viene?
La enfermera Chapel lo miró entre asombrada y admirada.
—Capitán usted no ha dicho...
—Quiero a Spock... —dijo alzando la voz un poco más que un susurro.
La única respuesta que la jefa de enfermeras fue capaz de darle fue una sonrisa antes de salir en la búsqueda del vulcano, mientras un incendio parecía esparcirse en la mente de Jim, en medio de dolor se preguntó si Sutteiren tenía algo que ver en su estado actual. Ese sueño...
Finalmente —después de lo que parecieron siglos para Jim— apareció su primer oficial con la misma apariencia imperturbable y tranquila de siempre, pero sus ojos se encontraban contaminados por sentimientos apenas contenidos.
—Jim, ya estoy aquí. —dijo al tiempo que caminaba hasta llegar a su lado. Jim sin pensarlo tomó su mano y la llevo a su mejilla. Percibió la agitación de Spock, sin embargo no podía detenerse; depósito un beso en éstas provocando que su primer oficial perdiera la compostura.
—Jim...
Te amo Spock. Aquella revelación lo sacó de ese estado de trance en que se encontraba. ¿Amaba a su primer oficial?, el miedo lo invadió.
—Lo siento Spock, yo no... —dijo y quiso soltar su mano pero Spock no lo permitió.
—No temas t'hy'la. —Su rostro era una mezcla de compasión y tristeza. Jim nunca le había visto poner aquella cara a su primer oficial. Comenzó a preocuparse pensando que su estado debía ser bastante malo.
—¿Qué es lo que tengo? ¿Es grave?
—No te preocupes por eso ahora Jim. —su voz era extrañamente consoladora, y depósito un beso en su frente.
A Jim se le secó la garganta y el pulso se le aceleró; Spock le había besado, claro en la frente pero eso no le restaba importancia; <<¿Acaso?>>
—Es sí Jim.
—¿Estas leyendo mi mente Spock?
—No capitán, con este nivel de contacto solo puedo sentir sus emociones.
—¡Oh dios!, paren de hacer cosas obsenas en mi enfermería. —Exclamó McCoy al entrar.
—No estamos haciendo cosas obsenas huesos.
—Ciertamente no doctor McCoy, al menos en estándares humanos.
—Fingiré que no escuché eso. —Tomó un respiro y continuó—Bien, ahora Jim no hay algo que quieras decirnos sobre tu situación civil; como por ejemplo si diste"el gran paso" con un vulcano.
Spock le dedicó al oficial médico una mirada particularmente ácida; sus ojos relumbraban como acero negro y los músculos de su mandíbula se tensaron.
—En términos no metafóricos lo que quiere decir el doctor McCoy es que usted capitán se vinculó con uno de mis congéneres, específicamente con el director de ciencias de nuevo vulcano.
—¿Con Sutteiren? Eso es una locura huesos. —Spock inclinó la cabeza como si le diera la razón.
—Tus síntomas encajan a los de una pérdida de un vínculo mental.
En ese momento la incredulidad, la diversión y el terror pasaron sucesivamente por el rostro de Kirk.
—En el caso hipotético de que tú diagnóstico fuera correcto, ¿no debería yo estar muerto entonces?
—De hecho moriste por 3 segundos. Ciertamente es algo que escapa de mi compresión Jim.
—Doctor McCoy por qué me ocultó esa información, yo como el primer oficial de...
—Por eso mismo para evitar que te pusieras histérico como ahora.
—Los vulcanos no...
—No se ponen histéricos huesos. —interrumpió Jim, y éste se volvió a mirarle mientras el asombro nacía en su mirada— Lo que importa ahora es que ellos están en problemas. Spock, ¿cuánto tiempo para arribar al planeta?
—Un día solar capitán.
—Entendido, Spock activa la alerta amarilla debemos estar preparados para un enfrentamiento.
—Espera Jim, no te he dado de alta, no puedes dar órdenes todavía.
—Ya estoy bien huesos.
—No, estás en medio de una especie de trance de curación.
—No soy un vulcano.
—Es por tu vínculo con ese duende
—No me vinculé con el director de ciencias de vulcano... al menos que yo recuerde.
—La única manera de saberlo es que permitas que Spock realiza una fusión mental.
—El doctor McCoy está en lo correcto—aseguró Spock— Si me permite capitán...
Los dedos de su primer oficial le aferraron las sienes y Jim sintió una asfixiante ola de pánico. Spock recordaría finalmente lo ocurrido aquella noche, no podría ocultarlo en una fusión mental.
—¡No!—Apartó la mano de Spock con un gesto brusco.
Spock miró su mano por un momento antes de devolverle la mirada, sus ojos tenían una expresión de enorme tristeza. Jim supo que lo había herido a extremos que no podía comprender.
—Jim... —Pero cerró los ojos y dejó de hablarle. —Estaré en el puente.
El vulcano salió dejando a Jim sintiéndose más culpable de lo que ya se sentía.
—Genial ahora lastimaste los sentimientos del duende.
—Huesos no puedo arriesgarme a una fusión mental con Spock.
—¿Aun no se lo has dicho Jim? —éste negó con la cabeza— Bueno, lo que importa ahora es que descanses, volveré en una hora para revisar cómo va todo y no te levantes ¿Entendido?
—Sí mamá. —dijo Jim con tono fatigado.
McCoy le dio unas palmaditas en el hombro y salió de la habitación, debía hablar con Spock para evitar que se creará un malentendido, por su parte Jim cerró los ojos y tomó aire profundamente; los sentimientos recién descubiertos hacia su primer oficial aún le aterraban pero al menos le agradaba pensar que podían ser correspondidos, al menos hasta antes de que hiriera los sentimientos de Spock negándose a la fusión mental,<<debo hablar con él>> y con este pensamiento se quedó dormido.
Lo despertó el leve sonido de los pasos y respiración ajena. La habitación estaba apenas iluminada, la Enterprise debía estar en su ciclo de noche.
—¿Spock? —dijo pero fue correspondido por un prolongado silencio. — ¿estás bien? quiero decir...
—Jim, yo... —se sentó y le tomó la mano. —K'diwa** confía en mí.
Kirk no pudo evitar esbozar una sonrisa, y, los ojos de ambos se encontraron en la penumbra, llenos de comprensión al momento que pronunció; <<Claro que confío en ti Spock>>.
Mientras deslizaba sus dedos en el rostro de Jim se dijo para sus adentros: <<si el diagnóstico del doctor McCoy fuese correcto, solo había una solución; Kal-if-fee>>.
***
* Capital de vulcano.
**Mitad de mi vida o alma.