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Sinestesia por YoloSwag

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La fusión mental siempre le había parecido a Spock un acto invasivo, tedioso e incómodo. El cual aprendió a realizar porque así lo dictaban las normas de su pueblo, más que por interés propio. Sin embargo con Jim era tan cómodo, tan lógico; simplemente pertenecía a ese lugar. Se dejó llevar unos instantes por la mente dinámica de Jim antes de enfocarse en su objetivo. No fue difícil encontrar aquel fuerte y brillante hilo dorado, cuya existencia representaba su vínculo con Jim, pero no encontró la presencia de otro vínculo. No tenía sentido y por primera vez en su vida lo agradecía, sin embargo esto creaba más dudas. Debía notificarlo a Jim y al doctor McCoy lo más pronto posible. Lentamente terminó la fusión mental dejando que sus dedos acaricien el rostro de Jim con un suave roce. Abre los ojos y se ve a si mismo en la mirada de su capitán.

   —Spock. —solo dice su nombre pero lo hace de una manera tan suave que no puede evitar que su cuerpo se convierta en fuego.

   —Capitán no encontré ningún vínculo con Sutteiren en su mente. —dice mientras baja la mirada, tratando de controlar sus emociones. Escucha el suspiro de alivio de Jim, y luego solo silencio pero a través del vínculo sabe que su capitán está tomando una decisión.

   —¿Eso es todo? ¿No viste algo más?

   —No vería nada que tú no quieras T'hy'la. —La palabra se ha deslizado tan fácilmente de su boca, que no tuvo tiempo siquiera de procesarla. Siente como su cara arde mientras calcula el porcentaje de que Jim no se haya dado cuenta de su error.

   —T'hy'la... —susurra Jim con asombro, y en ese momento Spock quiere desaparecer porque prevé lo que pasará; la pregunta que no ve capaz de responder.

   —Dilo otra vez —Jim acomoda sus manos sobre las suyas y se inclina ligeramente hacia él. Un velado brillo de esperanza llegó a sus ojos ante la declaración de su capitán para ser reemplazada por el terror. Su capitán lo sabía. Lo sabía todo.

   —Spock. —Sus miradas se encuentran, y sabe que es inútil ocultarlo. Ha llegado el momento de las revelaciones.

   —¿Sabes lo que significa? —pudo preguntar con bastante calma.

   —No, pero suena bastante bien cuando lo dices.

   —Su origen se remonta a la era antes del despertar —tomó aire antes de continuar— en términos humanos significa amigo, hermano y...

En el rostro de Jim se había formado una hermosa sonrisa y sus ojos brillaban de una manera especial. Spock nunca había sentido nada en su vida como irrevocable pero ahora su deseo de besarlo era de una intensidad abrumadora e inapropiada. 

Sin embargo repentinamente el rostro de Jim se volvió serio y melancólico.

   —Spock no merezco que me llames así. —su voz estaba cargada de tristeza. 

   —¿Por qué lo dices Jim?

   —Hice algo terrible y te lo he ocultado.

   —Eso quiere decir que estamos en las mismas condiciones Jim.

   —Créeme Spock no debe ser tan terrible como lo que yo te he ocultado.

   —Si es así tenemos que hablar en cuanto te den de alta.

En ese momento la puerta se deslizó mostrando al doctor Leonard McCoy, quién rápidamente se acercó a revisar sus signos vitales.

   —Jim, podrías dejar de besar al duende en mi enfermería. —El capitán de la Enterprise lo miró confundido hasta que desvío la mirada a sus manos que seguían sobre las de su primer oficial. Las retiró de inmediato mientras su rostro se tornaba rojo.

    —No puede ser, ¿en serio te lo creíste? —McCoy comenzó a reírse sin control.

   —¡Huesos!

   —Doctor McCoy se está comportando de manera poco profesional.

   —Sí, lo sé pero mira su cara. —exclamó el jefe médico entre risas —Oh, dios no puedo parar de reír.

La risa del jefe médico inundó por completo el ala médica de la Enterprise, y solo se detuvo cuando Spock colocó sus dedos índices contra en los de Jim en un beso vulcano.

   —Wow, eso fue genial. —rió Jim, con voz alegre y musical, al romper el contacto.

Spock fue incapaz de decir nada concentrado profundamente en la sensación que persistía en sus dedos. McCoy simplemente miraba la escena, satisfecho de que todo había salido deacuerdo a su plan.

    —Tomaré eso como señal de que Jim no está "casado" con Sutteiren. —dijo McCoy después de un rato de silencio incomodo. —Lo que deja más preguntas que respuestas. Desearía por una vez que te enfermaras de algo común Jim.

Kirk estaba a punto de replicarle cuando la Enterprise se puso en alerta amarilla, y el comunicador de Spock sonó.

    —Aquí el comandante Spock, ¿qué ocurre?

    —Apareció frente a nosotros un ave de presa Klingon, y no responden a nuestros intentos de comunicación.

    —Voy para el puente, señor Scott.

    —Entendido, aguardamos sus órdenes.

Spock se puso de pie de inmediato y miró a Jim. Le costaba trabajo separarse de él incluso en esta situacion.

   —Esta bien Spock, mantenme informado. —exclamó Jim sonriendo levemente.

Spock asintió, y salió de la habitación en dirección al puente. La sensación electrizante resultante de besar a Jim aún recorría sus dedos, esperaba que el recuerdo de esa sensación la ayudará a soportar el desprecio de  su T'hy'la cuando le dijera lo que le correspondía por derecho, pero en esos momentos se aferraba a lo ilógica probabilidad del 3.45% de que Jim lo perdonaría. Aunque no dejaba de pensar en las palabras de su capitán, <<créeme Spock no debe ser tan terrible como lo que yo te he ocultado>>.

Pensó en qué podría ser aquello pero sus hipótesis se desvanecieron cuando entró al puente. En la pantalla de visión exterior se mostraba la ave de presa Klingon en todo su esplendor.

   —Informe comandante Scott.

Al escuchar la orden el jefe de ingeniería se levantó del asiento, mismo que Spock ocupó al instante, y se colocó a su lado.

   —Apareció de la nada y como le mencioné he tratado de ponerme en contacto pero no responden. ¿Qué es lo que buscan entrando en el espacio de la federación?

    —No lo sé señor Scott, no tengo los suficientes datos para aventurarme a fórmular una hipótesis. —respondió mientras sopesaba sus opciones— Pasen a alerta roja.

Las luces rojas dominaron el puente incrustando en la tripulación la adrenalina del peligro inminente. Peligro que no tardó en hacerse realidad cuando los escudos de Enterprise recibieron la fuerza de los proyectiles del enemigo.

    —Comandante Sulu inicie medidas de evasión. —ordenó Spock con una calma que pondría los pelos de punta a cualquiera.

    —Sí capitán.—respondió Sulu de inmediato, y añadió—Desería que esta vez los Klingon nos dejaran en paz.

Spock estaba a punto de dar la orden de contraatacar cuando fue interrumpido por Uhura.

    —Capitan nos saludan.

    —En la pantalla teniente.

    —Enseguida capitán.

Spock se irguió con las manos en la espalda, y con los ojos fijos en la pantalla.

   —Habla Spock, capitán al mando de la Enterprise. Demando saber por qué han entrado al espacio de la federación y por qué nos atacaron.

   —Soy el capitán Kahless, nuestro sistema de navegación se averió por lo que desconocíamos estar en el espacio de la federación. Respecto al ataque a su nave fue un accidente.

    —¿Un accidente? —inquirió Spock mientras alzaba una ceja.

    —Sí, ahora nos retiramos.

Había una extrañeza en la mirada de Spock, pero lo único que dijo fue:

   —Notificaremos de este incidente a la flota estelar. Spock fuera. El capitán Kahless asintió, y así como llegaron de la nada también desaparecieron.

    —Pasen a alerta amarilla.

La tripulación se relajó, pero aún seguían confusos por lo sucedido.

   —Sus acciones no tiene sentido señor Spock. — comentó Montgomery Scott, de pie junto al puesto de timón.

   —En efecto comandante, como dije notificaré a la flota estelar.

   —Todo es de esperar viniendo de los Klingon —intervino Chekov.

    —Comandate, quiero decir capitán.

    —Lo escuchó teniente Pitchard.

    —Los sensores indican que hemos llegado DD Tauris V.

    —¡Pero qué dices muchacho eso es imposible! —exclamó el jefe de ingeniería. Pero pronto se dio cuenta que el teniente no se equivocaba.

Spock alzó los ojos hacia la pantalla y examinó el planeta con una mirada de completa calma. Escapaba de su comprensión cómo pero no había duda de que estaba ahí frente a ellos.

   —Teniente Pritchard realice un revisión exhaustiva del sistema de navegación de la Enterprise.

   —Enseguida Capitán.

   —Teniente Rowena—dijo mientras presionaba el comunicador del asiento de mando—preparese hemos llegado a nuestro destino.

    —Enseguida comandante.

    —Doctor McCoy, prepare su equipo bajaremos al planeta Tauris V.

    —¿No faltaba un día solar para llegar?

    —Al parecer los sistemas de navegación obtuvieron datos erróneos.

    —Datos erroneos...—Renfuño algo inaudible y no dijo nada más.

    —Comandate Scott queda al mando. —dijo y se dirigió a reunirse con la jefa de seguridad, la teniente Rowena y el doctor McCoy en la sala de transporte.

 

 


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