Minho había decidido ir en busca de algunos libros de fotografía —y de paso algunos para que Minji pudiese colorear—, por lo que había ido después del trabajo a la librería del gran centro comercial a ver si encontraba algo nuevo e interesante para su pequeña biblioteca.
El pero es que nunca esperó encontrarse a Kibum en el lugar.
Al parecer el rubio estaba interesado en aprender sobre la comida occidental debido a que hace unos días se le había metido en la cabeza la idea de cocinarle una paella a Jonghyun —dato que omitió—, y, por lo que comentaba, prefería estar revisando recetas desde un libro antes que de internet.
Lo entendía, el tenía la misma maña en relación a sus fotos.
Mientras que Kibum compró tres libros distintos sobre gastronomía, Minho sólo llevó uno de fotografía—y tres para que Minji se entretuviese—.
—¿Tienes tiempo para un café? —le preguntó Key cuando salían de la tienda. Ante la respuesta afirmativa del alto, ambos se dirigieron con sus ñoñas compras a la cafetería favorita del rubio.
Cuando les llevaron el pedido a la mesa, Kim le tomó una foto a su capuccino italiano con doble crema y al café negro de Minho, subiendo a instagram la foto. Cuando los gustos reflejan las personalidades, escribió.
—¿Cómo te encuentro?
—¿Cómo?
—En instragram, ¿cómo te encuentro? Para etiquetarte.
Minho dudó.
—No tengo instagram.
—¿Qué? ¿De verdad? —se sorprendió—. ¿Aún hay personas que no tienen instagram?
—No somos tan pocos, Key —rió. Sabía por los chicos la obsesión de Kibum por instagram y su necesidad de subir por lo menos una foto al día—. Oye...
—¿Dime?
—¿Qué te gusta de Jonghyun?
El rubio casi se atraganta con el sorbo que bebía de su capuccino. Sus mejillas se sonrojaron con un tenue rosa.
—¿Jong ya te lo dijo? ¿Hace cuánto?
Su novio no se lo había comentado, y eso que consideraba importante saber ese pequeño detalle.
—No sé, un par de semanas quizás.
—¿Y qué te dijo?
—Que nunca le había costado tanto que alguien le aceptase una cita —Key rió con un deje de vergüenza y timidez, mientras recordaba aquellos tiempos donde se negaba en salir con su jefe—, pero que no se arrepiente de haberlo hecho.
Kibum continuaba con la sonrisa en sus labios, aún con los recuerdos en su mente.
—No quería que lo que pasara entre Jonghyun y yo interfiriera en mi trabajo.
—¿Por eso mantienen oculta su relación? —Kibum sólo asintió—. No creo que los chicos se hagan problema...
—Nunca pensé en que tú, Taemin o Jinki fuesen a decirnos algo o a tratarnos diferente. Podría no ser de su agrado nuestra relación, pero no iban a ver grandes problemas más allá de eso —suspiró—. Lo que me preocupa son las personas de otras secciones... o las de más arriba.
Sus jefes. Esos sesentones que estaba seguro que pondrían el grito en el cielo al saber que habían homosexuales en su empresa, y más si sabían que estaban juntos en una relación.
—Creo entender...
—Es una situación complicada. Y más porque Jonghyun es mi superior dentro de la empresa. Distinto es lo tuyo con Taemin.
—¿Cómo sabes eso? —se sorprendió—. ¿Tae te contó?
—Y Jonghyun.
Perro traidor.
Minho había fruncido el ceño, pero terminó suspirando.
—¿Y cómo van con su no relación?
—Está enojado conmigo, ¿no te contó?
Los ojos de Kibum se abrieron un poco más de lo normal.
—¿Qué? ¿En serio? ¿Por qué? ¿Qué hiciste?
—Le dije que no me gustaba que se dejase coquetear por Kai.
Kibum rodó los ojos y estuvo a punto de auto-golpearse el rostro con la palma de su mano. Sabía que Taemin hacía años que no estaba en una relación y que estaba constantemente recibiendo halagos y todo tipo de propuestas para salir por ahí. Y además, sabía que odiaba que lo celaran y que le anduviesen restringiendo cosas, que le quitasen la libertad como había dicho una vez.
Irónico, porque el rubio había notado que Taemin era extremadamente celoso con Minho aunque intentase ocultarlo. Se le notaban las muecas de desagrado cuando alguien que no fuese de la sección de música hablaba con el alto. Sí, sólo hablar, porque cuando una chica le sonreía coqueta, uf, no había nadie que pudiese hacer que dejase de fruncir el ceño, excepto Minho.
Irónico.
—¿Y qué pasó?
—Nada, se molestó, tomó sus cosas y me dejó hablando sólo.
Kibum se rió por la típica rabieta de niño pequeño de su amigo.
—No sé cómo hablar con él ahora, no contesta ni mis mensajes ni mis llamadas
—Sólo ve a hablar con él a su departamento—nunca podría decirte que no a algo, omitió.
—¿Crees que me reciba?
—No pierdas nada con intentar.
Continuaron hablando un par de horas. Hablaron de Taemin y de Jonghyun. Key habló de sus padres y de su abuela, mientras que Minho habló principalmente de su sobrina —y fue ahí que Kibum entendió el porqué de los libros infantiles que había comprado el alto—. Hablaron sobre la escuela y la universidad, mientras que apenas y tocaron el tema del trabajo.
—¿Y tú solo andas... así? —le preguntó el rubio cuando iban caminando hacia el estacionamiento del centro comercial.
Minho asintió, a lo que Kibum buscó en su bolso una bufanda para colocársela al alto alrededor del cuello. No podía creer que sólo anduviese con una delgada chaqueta de cuero y sus tenis.
—Te recuerdo que estamos en invierno, idiota.
—No tienes que recordármelo, mamá. —recibió un pequeño golpe en el hombro.
—Devuélvemela mañana en la oficina.
—Bien. ¿Andas en auto? ¿O te voy a dejar a alguna parte? —Kibum se sonrojó—. Oh, ¿vas a lo de Jong? —y rió de forma insinuante.
—Ajá.
—Asumo que te está esperando con la comida caliente en la mesa, ¿no? —rió.
—Idiota —pero de todas formas no negó la afirmación del alto—. Oye, Minho...
—¿Qué?
—Sólo por asegurarme y para que no se generen malos entendidos... Taemin aún no sabe sobre lo mío y lo de Jong.
Choi se sorprendió.
—Oh, ¿por qué no? ¿Piensas decírselo?
—Hay veces en que sí quiero contárselo, pero otras no sé.
—¿Eso significa que no le puedo comentar nada?
—Nada de nada, por favor.
—Bien. Pero, Kibum, no tengo problema en no tocar el tema con él, pero si me pregunta no quiero mentirle...
—No lo hará —rió, cortándole antes de que pudiese seguir con su idea.
El menor era demasiado ingenuo y despistado como para notar la relación de Key y Jonghyun, y el rubio sabía que ni se le pasaría por la mente como para preguntarle a Minho algo.