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Retos del Destino por YuYe

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Notas del capitulo:

Flores - Lluvia - Jueves - Frío.

Minho acercó su cuerpo desnudo al de Taemin afirmándose de las caderas ajenas. Se sorprendió al escuchar un bufido y sentir cómo el menor se alejaba, orillándose en un rincón de la cama y dándole la espalda.

 

—¿Tae? ¿Sigues enojado?

 

—Sí.

 

Mierda.

 

¿Cómo podía ser que el menor siguiese enojado después de haber hecho el amor? ¿Era posible?

 

—Pero bebé...

 

—No soy tu bebé —le cortó al alto antes de que pudiese continuar su frase.

 

Sí, era un idiota orgulloso porque adoraba con todo su ser que su Minho le llamase así. Pero debía aceptar que sí seguía enfadado con él.

 

El mayor se sentó en la cama, dejando su torso desnudo ante el frío departamento. Taemin, en su querer vivir solo e independiente, evitaba prender la calefacción para ahorrar así un poco de dinero.

 

—Taemin, por lo menos mírame.

 

El chico, testarudo, ni se inmutó en moverse.

 

—¿Por favor...?

 

Bufó, nuevamente, y se giró para verlo. Su pequeño cuerpo cubierto sólo por la delgada sábana.

 

—¿Qué?

 

El alto se frotó el rostro con ambas manos ante su frustración de no saber qué hacer.

 

—Mierda, no sé. Sé que estás molesto y sé que actué como un idiota —dijo, porque sí, le había omitido información a Kibum esa vez en la cafetería. No sólo le había dicho que le molestaba Kai, sino que realmente se había enfadado con el menor, habían discutido, gritado, y Taemin se había ido solo a su departamento a las dos de la mañana. Caminando. Sabía que su mayor error había sido permitir que el castaño anduviese a esas horas de la noche por las calles—, pero no sé qué hacer para que me perdones.

 

—¿Te parece bien partir por pedir disculpas?

 

Oh.

 

Oh, oh.

 

Cierto.

 

Era jueves, la lluvia caía a cántaros y Minho había estado deambulando por las calles preguntándose si debía llevar algo al departamento de Taemin. Pensó en comprar algo para beber, vino o champagne. ¿Comida, quizás? Tal vez podían salir a comer algo por ahí. También consideró la opción de ordenar comida rápida a gusto del menor

 

¡Mierda! Incluso pensó en pedir disculpas con flores y un oso de peluche, a cualquier estilo cliché, pero consideró que lo más factible era que Taemin le tiraría esas cosas por la cabeza.

 

Sí, muy él.

 

Finalmente se presentó en el departamento sin nada en las manos, empapado de pies a cabeza y con un resfrío en la punta de la nariz.

 

Y bueno, las cosas no habían salido como lo había imaginado. El menor apenas le abrió la puerta corrió en busca de unas toallas para que se secase, le ofreció una ducha con agua caliente y una taza de café. Pero cuando empezó a desabrocharse la camisa que llevaba puesta, la temperatura subió un par de grados, se sintió la tensión sexual en el ambiente y ambos habían terminado desnudos en la cama del menor.

 

Fue un imbécil al pensar que las cosas ya se habían solucionado si con suerte habían cruzado un saludo.

 

Suspiró.

 

—Lo siento.

 

—¿Qué es lo que sientes?

 

—Todo —Taemin levantó una ceja, incitando a que Minho continuara—. Lo siento por enojarme por una idiotez, lo siento por gritarte, y lo siento por dejar que te fueras solo esa noche. Aunque creo que ni yo seré capaz de perdonarme alguna vez eso. No sabes cuánto me arrepiento ni cuán preocupado estaba. No pude ni dormir preguntándome cómo estabas y estaba preparado para morir si al otro día no llegabas a la oficina.

 

Taemin se acurrucó sobre sí mismo, sujetando bien las sábanas.

 

—Minho, te prometo que si vuelve a suceder algo así yo mismo te cortaré las pelotas, ¿bien?

 

El alto tragó su propia saliva. Sabía que se Taemin no lo hacía, o Jonghyun o Kibum serían capaces de colgarlo. Y de sus pelotas, precisamente.

 

—Bien...

 

—¿Minho?

 

—¿Sí?

 

—Tengo frío.

 

Y tan sólo eso bastó para que el mayor acercase a Taemin a su cuerpo, abrazándolo y dándole leves caricias en su espalda.

 

—Te extrañé... —se sinceró, sintiendo el aroma que desprendían los cabellos del castaño.

 

—Puede que también te haya extrañado un poquito —respondió el menor—. Pero un poquito no más. Y sólo quizás.

 

Minho sonrió.

 

—Me basta con eso por ahora —y le besó dulcemente la frente a su no-novio—. ¿Taemin?

 

—¿Si?

 

—No pienso pedir disculpas porque no me agrade Kai.

 

—Mierda, Minho —hizo el intento de separarse del mayor mientras fruncía el ceño—, ¿vamos a empezar de nuevo?

 

—Podemos empezar otra cosa de nuevo, sí quieres.

 

Y le besó, subiendo la intensidad y la demanda ante un Taemin que estaba dispuesto a seguirle la corriente. O eso asumió al sentir una sonrisa entre el beso y cómo unos brazos le rodeaban el cuello y unas pequeñas manos intentaban jugar con su cabello.

 

Notas finales:

2/5


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