—¿Si? —preguntó Kibum mientras abría la puerta de su departamento. Por la hora, y considerando que el timbre de la entrada del edificio no había sonado, asumía que era el conserje o alguna vecina que necesitaba ayuda.
Se equivocó.
—¡Hola! Traje comida.
Mierda.
—¿¡Taemin!? ¿Q-qué haces acá? —preguntó.
—Dáh, vine a desayunar, genio —el menor se encargó de mostrar las bolsas que traía consigo y, sin invitación alguna, entró al domicilio del rubio.
Doble mierda.
¡Jonghyun se estaba dando una ducha en el baño de su habitación!
—Oh, ¿rosas? —preguntó Taemin, observando un ramo de flores dentro de un jarrón lleno de agua en la mesa del comedor.
—Ehm, sí —tartamudeó, nervioso. El castaño sólo elevó una ceja inquisitivamente como preguntando por una respuesta más concreta—. Ayer cumplimos meses con mi novio —ajá, el sonrojo y la incomodidad estaba reflejada en el rostro de Kibum.
¡Por a mierda, que Jonghyun estaba desnudo en su baño! ¿Cómo podría justificarlo? ¿"No es lo que parece"? Taemin sí que era despistado, pero no era idiota. No tenía cómo salvarse de esta.
—¿Tu novio que folla exquisito y que asumo que está como Adonis que no me lo quieres presentar? —rió, una pequeña risa que no se comparaba a sus risas asmáticas como le gustaba molestar el rubio.
—¡Yah! ¡Lee Taemin! ¿Cuándo piensas olvidar eso? ¡Estaba borracho! —suspiró—. Yo no ando ventilando por ahí tus andadas con el bondage y el sadomasoquismo.
Taemin elevó los hombros con desdén.
—Yo no me avergüenzo de ello —y volvió a reír.
Ambos fueron conscientes del sonido de una llave de agua al cerrarse.
...
—¿No estás sólo? —preguntó Taemin.
El sonrojo volvió a cubrir las mejillas del rubio, quién solo negó ante la pregunta del menor.
—¿Tu novio se quedó aquí anoche? —Kibum asintió, siendo inspeccionado de pies a cabeza por la atenta mirada de Tae—. Oh, me ofende que no te tiriten las piernas al caminar. ¿Mal sexo?
—¡Lee Taemin! ¿Cómo puedes preguntar eso? No entiendo cómo el mundo te cree esa faceta de inocente.
El nombrado volvió a sonreír.
—Vamos, dile a tu novio que se apure —comentó, sentándose en el sillón de la sala del rubio—. La comida alcanza para los tres, y así puedo conocerlo.
Mierda x3.
—¿Taemin?
—¿Ajá?
—Creo que mejor lo dejamos para la próxima, ¿te parece? Ya teníamos planes —mintió. Bueno, no realmente. Habían quedado de ir a desayunar al café de la siguiente calle, pero no era algo que no se pudiese modificar por una comida en casa.
El castaño elevó una ceja.
—¿Me estás echando?
—No, no, claro que no —Kibum dudó ante la fija mirada del menor—. Bueno, ¿quizás?
Mierda, ¿esa había sido la puerta de su habitación?
—¡Amor! —gritó rápidamente Kibum—. Estoy algo ocupado aquí, ¿podrías esperarme en el cuarto?
—Kibum, ¿por qué no quieres que conozca a tu novio? —preguntó, serio—. Hace un tiempo se me hacía extraño, pero ahora me queda claro que realmente no quieres que lo conozca.
—No, no es lo que crees.
Y se volvió a escuchar la puerta de su habitación. Ambos asumieron que el novio del rubio había vuelto sobre sus pasos.
—¿No? Kibum, te cuento todo lo que sucede con Minho, ¿y yo ni siquiera sé cómo se llama tu novio?
El rubio se quedó en silencio.
—Bien, me voy. Pero que quede claro que nunca te volveré a comprar comida —y volvió a tomar las bolsas que había dejado por ahí.
Mierda.
¿Cuántas veces iban ya que pensaba en lo mismo?
¡Era la primera vez que discutía con Taemin!