—¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —preguntó Jonghyun, viendo como su novio vertía un par de cosas desconocidas para su persona y hacía algo así como una pasta oscura.
Kibum sonrió.
—Que sí, amor, no será la primera vez que me tinture el cabello.
—¿Pero no deberías ir a la peluquería o algo por el estilo?
—¿Y que me cobren un ojo de la cara por algo que perfectamente puedo hacer yo en la comodidad de tu departamento? No, gracias.
Jonghyun se quedó apoyado en el marco de la puerta del baño mientras observaba cómo el rubio terminaba de mezclar las cosas y comenzaba a aplicar el tinte negro sobre su corto cabello.
—Extrañaré tu rubio —semi-lloriqueó.
—Me gusta cómo me queda el negro igual.
—No creo que haya algún color que te quede mal, precioso.
Kibum continuó trabajando concentrado frente al espejo del baño.
—¿Y si decoloro tu cabello? —le preguntó, sin despegar la vista de su reflejo y sin desconcentrarse de su tarea. No por nada le decían que tenía el don de mujer de hacer más de una cosa al mismo tiempo.
Don que definitivamente Jonghyun no tenía.
—¿El mío?
—Sí, debería quedarte bien el rubio.
—Aquí te falta un poquito —comentó señalando un montón de cabello rubio que se encontraba en la base del cuello de Kibum, ignorando la propuesta de su novio.
—¿Dónde?
—Aquí —y volvió a señalar, pero se percató de Key no lograba ver donde indicaba si el mechón estaba por la parte de atrás—. ¿Te ayudo?
Y fue así cómo Kibum terminó sentado en el wc mientras Jonghyun le aplicaba la tintura negra en su cabello.
—Me siento todo un peluquero gay —bromeó, masajeando el cuero cabelludo de Kibum con sus manos envueltas en unos guantes desechables, una vez que había acabado de aplicar toda la mezcla.
—Mientas seas solo mi peluquero gay y me des el pack completo, no hay problema.
Jonghyun se acercó a darle un pequeño beso en la mejilla a su novio y rió.
—Apestas.
Key giró su rostro y estiró sus labios pidiendo un beso que no se demoró en llegar.
—¿Recoges tú las cosas y yo pongo a calentar el pescado en el horno? —porque sí, durante su jornada laboral se había antojado de comer salmón, a tal nivel que luego del trabajo había ido a su restaurante favorito para pedir dos porciones para llevar y compartir la cena junto al moreno.
—¿Solo debo botar las cosas a la basura?
—Ajá, y tener cuidado porque las manchas no salen de la ropa.
Jonghyun colocó el costado de su dedo índice en su frente y los demás dedos extendidos, como saludo militar.
—Sí, mi capitán.
El menor le dio nuevamente un beso a su novio y, mientras salía del baño, recibió un travieso agarrón en su trasero. Refunfuñando, salió (in)digno con una bolsa de plástico en su cabeza y una (ridícula) manta para proteger su ropa, rumbo a la cocina a organizar las cosas para la cena.