—Ah —gimió levemente Jonghyun ante el suave toque de su novio—. Kibum, ahí…
—¿Aquí?
—Dioss, sí, ahí, más fuerte.
Kibum sonrió con sorna e hizo lo que su novio le pedía obteniendo nuevos gemidos por parte del más bajo.
—Bummie~
—¡Yah, macho azotador! —y le dio un pequeño pellizco en su brazo derecho, fingiendo una molestia inexistente que se notaba gracias a una sonrisa entre sus labios—. Si sigues así me harás dudar de tu rol de activo en nuestra relación.
Jonghyun rió. Sí, estaba disfrutando de aquello pero había exagerado un poquito aquellos gemidos solo para hacer reír a su novio.
—Tú fuiste el que se ofreció a darme un masaje, Bummie. Solo estoy disfrutando de la experiencia.
—Pero sí tú eres el que anda lloriqueando porque le dolía la espalda y los hombros —reclamó, pero a pesar de todo se le sentía amor al expresarse. Sí, era medio tosco a veces, pero la mirada llena de cariño al apretar la musculatura de su jefe era innegable.
Jonghyun se encontraba con su torso desnudo y boca abajo en la cama matrimonial del departamento del azabache, mientras que éste estaba a horcajadas a la altura de la cintura de su novio. Estaba concentrado masajeando y acariciando los hombros y parte de la espalda de su pareja con una de las tantas cremas corporales que tenía en su baño.
Era sábado por la mañana y aún no tenían pensado ni qué iban a almorzar.
—¿Te gustó lo de anoche? —preguntó el moreno refiriéndose a la cena del día anterior, esa cena en ese restaurante lujoso ya que estaban de aniversario.
Estaban cumpliendo un mes más de ser novios oficialmente.
—Me encantó —sonrió mientras continuaba trabajando concentrado—. Gracias, Jjong. Hacía días que tenía antojos de comer mariscos.
—Lo sé, te encargaste de decirlo unas tres o cuatro veces al día durante la última semana —rió y esperó algunos segundos antes de continuar—. El calamar estaba delicioso.
—El calamar frito estaba estupendo.
Kibum continuó masajeando los trabajados músculos de su novio. Se concentró en cada curva, en cada sombra, analizó el color de la piel y se percató de las leves diferencias de tonalidad que había desde el antebrazo hasta su columna.
Sí, se tentó.
Acercó sus labios a la piel morena de la espalda de Jonghyun y le dio un pequeño beso. Beso al que se le sumó una leve lamida, chupetones, e incluso se dedicó a morder algunas partes.
—Hey, hey —llamó Jonghyun mientras giraba sobre sí mismo, recostándose sobre su espalda, mientras que Kibum quedaba sentado sobre su vientre—. ¿Aún quieres más?
—¿Tú no? —le preguntó ya besando y lamiendo el cuello de su novio, aspirando la fragancia masculina que desprendía su cabello.
Jonghyun dirigió sus manos a la pequeña cintura del menor y, suavemente, hizo que su cuerpo bajara lentamente hacia el sur para que su trasero sintiese la erección que se estaba empezando a formar dentro del pantalón de su pijama.
Kibum dejó escapar un leve jadeo.
—¿Acaso lo dudas?